Si a nosotros se nos nota una mañana en la playa en nuestra piel, imaginaos cómo podrían afectar las arduas condiciones de nuestro planeta vecino a cualquier superficie. Y si no que se lo cuenten a Curiosity tras siete años en Marte, cuyos selfies son prueba de las tormentas de polvo, las altas temperaturas y demás eventos en el Planeta Rojo.
El rover es capaz de autofotografiarse como su prima la sonda Rosseta, si bien fue Opportunity la que logró el "primer selfie espacial tras 5.000 días marcianos en Marte". Estas fotos nos sirven para poner en perspectiva sus logros y el paso del tiempo, en una cubierta cada vez más afectada y rojiza como el suelo y el cielo del planeta en el que vive.
De un vestido blanco a otro rojo
El rover Curiosity pesa unos 900 kilogramos y es la pieza clave de la misión Mars Science Laboratory (MSL). El complejo se lanzó el 26 de noviembre de 2011, llegando a Marte el 5 de agosto de 2012 a las 10:32 p.m. PDT (7:32 en España peninsular del 6, 6:32 en Canarias, 0:30 en México, 1:30 en Colombia). Han pasado casi ocho años desde entonces y han sido muchos los eventos y descubrimientos de la misión.
Tras 38 meses de misión nos confirmaba que Marte pudo ser habitable, aproximando el momento a 3.500 millones de años en 2018. Eso sí, el rover no ha estado exento de averías y una de ellas sirvió de punto de partida para marcar 20 kilómetros de recorrido por el suelo marciano.
Así, este año se cumplirán ocho años de exploración y en los siete que lleva ha ido acumulando bastante polvo en su superficie. Tenemos constancia de ello por esos selfies que nos regala de vez en cuando, pudiendo comparar más o menos el mismo encuadre desde 2012 hasta 2019, cada vez en una región.
Sobre todo se nota en las partes donde parece que se tienda a acumular más arena y polvo, como son la parte superior, el brazo robótico y uno de los módulos delanteros.
Casi ocho años sobreviviendo a no pocas averías
Curiosity entraba en modo de protección contra fallos el 27 de febrero de 2015, deteniéndose el proceso de transferencia de muestras de material entre los instrumentos en el brazo robótico. Lo que se recogió por la telemetría es que se produjo un cortocircuito mientras trasladaba polvo de una roca a los instrumentos del laboratorio interno del rover.
También ha habido cortes en comunicaciones, por ejemplo en [junio de 2018 (sol 2.080](https://mars.nasa.gov/msl/mission-updates/13220/sol-2080-communication-back-to-normal/, agosto de 2018 (sol 2.129 y junio de 2019 (sol 2.440, de solución relativamente fácil. En octubre 2017 (sol 1.853) detectaron un problema en el taladro y un año (terrestre) después hubo una anomalía en la memoria que lograron recuperar, además de la actividad de una de las cámaras que no se usaba desde 2013.
Precisamente en 2013 explicaba la NASA que Curiosity entraba en modo seguro tras otro fallo de memoria. Lo que hicieron fue cambiar la actividad entre los dos ordenadores que lleva a bordo, días durante los cuales el rover sólo enviaba información sobre su estatus y no sobre los datos que iba recopilando de su exploración marciana, volviendo a su actividad normal una vez se comprobaban sus sistemas. En parte por ello es habitual que se le hagan "resets" a sus ordenadores como hicieron en mayo de 2019 durante el sol 2.347 y 2.348.
Pese a todo esto, el rover sigue vivo y lo cuentan tanto en su blog diario como en sus redes sociales. Por ahora ha tenido más suerte que Opportunity, que no logró sobrevivir a una fuerte tormenta y la NASA asumió el fin de la misión en febrero de 2019, aunque eso sí, tras 15 años.