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¿Veremos alguna vez carros sin conductor en las calles de las ciudades de Colombia? Experto cree que sí, pero...

Aunque su nombre es latino, Eric Aguilar nació y fue criado en los Estados Unidos. De hecho, como tantos otros hispanos, se siente más a gusto hablando en inglés que en español. Sin embargo, sus raíces lo han llevado a tener más cercanía con Latinoamérica, una región que crece día a día en el sector tecnológico.

Su experiencia en el terreno de los sensores lo ha llevado a trabajar en compañías como Tesla, Google y Argo AI. Hace 2 años, la empresa que fundó tras su paso por esos gigantes de la industria, Omnitron Sensors fue elegida como la start-up latina del año de Match-Up.

Hace poco, Eric visitó Colombia en el marco del evento ‘Oportunidades de negocio con las regiones del mundo’, organizado por la Cámara de Comercio de Bogotá y la Federación Mundial de Cámaras de Comercio. A su paso por la ciudad, habló con Xataka Colombia.

Los sensores parecen ser una de esas tecnologías que están en casi todo lado, pero que nunca nos damos cuenta que existen.

"Sí, tienes toda la razón, los sensores están por todas partes. Están en nuestro teléfono, hay probablemente una docena en este teléfono, y siguen aumentando.

Si nos fijamos en nuestro cuerpo, tenemos un cerebro, pero también tenemos ojos. Tenemos una nariz, tenemos una lengua. Tenemos piel. Los sensores son la forma en que experimentamos el mundo, y también la forma en que los robots experimentan el mundo.

Es una herramienta muy poderosa para que seamos conscientes de nuestro entorno y he pasado los últimos 20 años de mi carrera diseñando sensores o integrando sensores para robots, principalmente los ojos de robots, desarrollando cómo ven y entienden el mundo".

Su experiencia en estos sensores justamente lo ha llevado a trabajar en empresas tecnológicas de alto reconocimiento.

"Ahora tengo mi compañía, Omnitron, pero estos últimos años he trabajado en Google y Tesla haciendo integración de sensores en sus taxis autónomos o para drones en diferentes aplicaciones.

He visto lo prometedor que es el LIDAR –un tipo de radar– y lo potente que es ese sensor para los robots. Lo que hace a un alto nivel es que crea datos en 3D en tiempo real para un robot, por lo que le permite al robot ‘entender’ el mundo. Así es como los robots comprenden el mundo, por medio de datos en 3D.

Así que el LIDAR es muy potente para hacer eso. Y mientras trabajaba en estas empresas, no solamente vi lo potente que es el sensor, sino también lo caro. Estas cosas pueden costar decenas de miles de dólares y el mayor problema era la fiabilidad.

A veces hay vacíos o agujeros en los datos, por lo que se crean algunas lagunas en el mapa 3D. Pero lo más importante, lo que era alarmante realmente, es que el robot, el carro automático, no lo sabía.

Estaba ciego y no podía ver estos datos. Así que te puedes imaginar que conduces por la carretera y no puedes ver por el lado izquierdo, pero además tampoco sabes que no puedes ver por el lado izquierdo. Ese es un problema crítico.

Mapa 3D creado por LIDAR

Irónicamente, pese a su conocimiento en radares LIDAR, Elon Musk y Tesla ha sido uno de las personas que más en contra están de esa tecnología.

"Permíteme abordar el comentario de Elon. Yo estaba de hecho en Tesla cuando salió con este comentario y estábamos analizando LIDAR como una solución. Ellos siempre están haciendo experimentos con este sensor, pero el sensor como él mismo dijo, es caro y poco fiable. Pero también añadió que es una tontería.

No estoy de acuerdo con esa perspectiva, principalmente porque creo que aún no hemos descubierto cómo nuestro cerebro y nuestros ojos unen los datos para que podamos conducir y navegar.

No lo tenemos, no hemos descifrado los algoritmos, no hemos descifrado los enlaces de la red neuronal, sea lo que sea lo que nos permite conducir, ¿verdad?

Por ejemplo, yo no estoy disparando rayos láser por los ojos, ni energía de radar por el cuerpo para conducir, pero sin embargo puedo hacerlo perfectamente. Todavía hay algunas lagunas sobre el cerebro y los sentidos humanos que no acabamos de entender.

Hay algunas teorías al respecto, pero aún no las hemos descifrado del todo, y tampoco las hemos descifrado desde la perspectiva de hacer que sean lo bastante seguras y sólidas como para que podamos decir: 'OK, voy a quitar mis manos del volante' ".

Un problema actual es que los precios de los carros han venido subiendo bastante en los últimos años, y a veces es justamente por la integración de sensores para llegar a esa meta del carro autónomo. ¿Será que algún día llegaremos a ver un carro autónomo que sea también asequible en un país como Colombia?

"Creo profundamente que la tecnología que estamos desarrollando en mi empresa ayuda a desbloquear ese punto de precio.

También es muy importante saber de dónde procede el alto costo, que en realidad no está necesariamente en los materiales del sensor LIDAR.

En realidad, el costo es bastante razonable con solo mirar la lista de materiales. No es tan caro. Lo que es caro realmente es la fabricación o el montaje del sistema LIDAR, y eso es lo que hay que abordar fundamentalmente para abrir este mercado y convertirlo en algo rentable para el gran mercado de consumo automotriz.

Sabemos que tenemos elementos que permiten que eso suceda y se están empezando a ver algunas reducciones de precios en estos sensores. Luminar e Innovis, entre otras empresas, tienen contratos multimillonarios con fabricantes de equipos originales de primer nivel y prometen radares LIDAR de entre 1.000 y 2.000 dólares. No es el precio de 100 dólares de otros sensores, pero sin duda es un paso adelante respecto a los 10.000 dólares que costaban".

Incluso si estos radares mejoran, una duda que queda es cómo adaptar esto a las calles colombianas y hasta cierto punto la cultura colombiana de la conducción. ¿Esto será posible?

"Sí, creo que sí, y esa es la respuesta corta.

El camino para llegar hasta allí va a ser largo, e igual que como tardamos una eternidad en tener servicio de telefonía móvil en todo el mundo y como tardamos una eternidad en tener carreteras y electricidad.

Este es uno de esos grandes esfuerzos de construcción e integración de infraestructuras que lleva bastante tiempo, naturalmente por la complejidad de estos sistemas. No es algo que simplemente va a suceder y no es algo que vaya a ser fácil.

Incluso en San Francisco y otras zonas que se adaptan mejor al cambio y a las ideas locas y radicales, a veces se tarda un tiempo en integrarlas porque es como, oye, ¿me siento realmente seguro con los carros que se conducen solos? ¿De verdad me siento seguro?

Creo que lo conseguiremos, pero el tiempo será nuestro mayor benefactor".

Incluso si la tecnología llega, muchos cambios tecnológicos también necesitan de cambios profundamente culturales…

"De hecho, creo que ese es un reto clave a la hora de introducir tecnologías exponenciales. No sólo tienes que tener algo que sea fundamentalmente disruptivo, sino que el cambio es difícil.

La perspectiva y la percepción es realmente difícil de superar y he experimentado esto de primera mano cuando estaba trabajando en Google.

Yo era responsable de un proyecto que jugaba con la idea de una plataforma de entrega de drones y la idea, la visión de esto era: ¿por qué no usamos el cielo para hacer entregas?

¿Por qué no ponemos este paquete en un dron, dejamos que el dron recoja el paquete y vaya y lo entregue en mi patio trasero y lo deje? Pensé que era una idea fenomenal y que podríamos hacerlo totalmente autónomo.

Pero empezamos a encontrar resistencia externa por parte de la gente que decía: "Bueno, no quiero que un dron vuele encima de mi casa, y esa cosa tiene cámaras. ¿Qué está grabando? ¿Qué está haciendo? ¿Y por qué?

Así que cada vez que sacas algo nuevo al mercado vas a tener muchos puntos de vista. Podemos retroceder más de cien años a cuando los carros empezaron a salir y los llamaron carruajes sin caballos y fueron considerados demoníacos porque es como que, hey, no hay caballo allí. ¿Cómo se mueve esta cosa?

Pasamos por todos estos cambios culturales a medida que aparecen nuevas tecnologías. Es normal, pero creo que la fricción y resistencia es una de las cosas que va a ser parte de la introducción de tecnologías exponenciales y autónomas".

Para finalizar, ¿qué podría decirle al sector tecnológico en Colombia y América Latina?

"Hablando de América Latina, de hecho me gustaría plantear esto como un desafío. Somos un ecosistema global y aquí estoy en la Cámara de Comercio de Bogotá, y una cosa que todavía no he visto es, ¿por qué no existen fábricas de chips y semiconductores en la región?

Creo que aquí tienen totalmente la competencia técnica para hacerlo, tienen obviamente el espacio, tienen el ecosistema; ustedes han hecho casi todo lo demás, excepto bajar al nivel del chip.

Me encantaría trabajar en ese tipo de cosas aquí y ver cómo se implanta esta infraestructura en la región. Estados Unidos gastó 52.000 millones de dólares para competir con China en la fabricación de chips. Así que la pregunta es: ¿qué está pasando aquí en América Latina?

Lo planteo como un reto, para ver qué podemos hacer y obviamente me encantaría ayudar a que eso ocurra.

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