En 2016, los datos más recientes del Banco Mundial, el mundo generó 2.010 millones de toneladas de basura. Pero ahí solo empiezan los problemas: según sus mismas estimaciones, en 2050 la cifra rondará los 3.400 millones de toneladas al año. Un kilo y trescientos gramos diarios por cabeza. Es decir, en tres décadas estaremos generando un 70% más de basura de la que producimos hoy.
Y con ello, la insalubridad, las emisiones de gases invernadero y los pequeños desastres ecológicos estarán a la orden del día. Como la "crisis global del reciclaje" nos lleva enseñando más de un año, el futuro de la basura es (y de qué manera) un tema de importancia capital.
Por eso, Breakthrough Energy Ventures, el fondo energético liderado por Bill Gates, acaba de meter 33 millones de dólares en Sierra Energy, una pequeña startup que quiere vaporizar nuestra basura para convertirla en energía limpia y combustible.
Donde todo se hace gas
Una alternativa al vertedero. No nos confundamos, Sierra Energy no quiere ser una alternativa a otros tipos de procesamiento de basura (ej. reciclaje, compost, etc...). Su intención es trabajar con "todo lo que sobra". Casi literalmente, porque (según explican) su tecnología les permite procesar casi cualquier cosa que acabe normalmente en un vertedero.
¿Cómo funciona? Metiendo todos esos desechos en un horno a 2.200 grados, lo suficiente para que la mayoría de materiales se descompongan a nivel molecular. FastOx, que así se llama la tecnología, no deja de ser algo muy parecido a un horno de acero. La idea básica es inyectar oxígeno puro para producir monóxido de carbono e hidrógeno. El resto de materiales, como los metales, se derriten en el horno y luego pueden ser reutilizados.
Con los materiales resultantes se pueden producir muchas cosas (desde combustible a fertilizantes). Suena fantástico, aunque el proceso no es nada trivial. Sin ir más lejos, Sierra Energy llevaba más de una década probando su concepto a pequeña escala sin acabar de dar con la tecla idónea. Ahora, con su nueva planta californiana, parece que el sistema funciona a un tamaño (y con una eficiencia) industrial: la clave para que el proyecto sea viable.
Viable a precios futuros. Porque no es la tecnología lo que vuelve al proyecto interesante. Lo que está atrayendo a los inversores son las cifras con las que comenzaba el artículo. En los próximos años, Vespasiano (el mítico emperador romano que empezó a cobrar por usar las letrinas públicas) estará de más actualidad que nunca: los precios de deshacerse de la basura se van a poner por las nubes y tecnologías como estas pueden convertirse en una mina de oro.
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