Un megaparque offshore de aerogeneradores con capacidad para generar unos 10 gigavatios de energía, lo suficiente para cubrir la demanda de 10 millones de hogares. Ese es el plan que acaba de poner encima de la mesa el Ministerio de Energía, Suministros y Clima de Dinamarca.
Es decir, por aterrizar los números, el Gobierno danés se propone iniciar la construcción de un monstruo energético que generará mucha más energía de la que necesita (y necesitará) el país de cinco millones de habitantes. Como dice el analista Pedro Fresco, cabe preguntarnos si estamos ante un nuevo tipo de exportación energética llamada a sustituir al petróleo.
Un proyecto para iluminarlos a todos
Actualmente, el Gobierno danés ha dotado al proyecto con ocho millones de euros para la fase de localización de emplazamientos donde instalar la "isla" de aerogeneradores. No obstante, el mismo ministerio ha explicado que sus cálculos inciales estiman que el costo del proyecto superará los 25.000 millones (y probablemente alcanzará los 40.000 sin demasiado esfuerzo)
Eso sí, los proyectos iniciales plantean un escenario en el que la mayor parte de la "inversión será cubiertas por inversión privada". Por su parte, el Gobierno se compromete a financiar el desarrollo de las tecnologías que permitan que la enorme cantidad de energía que generaran se puede usar de forma efectiva. Nadie quiere gastarse una enorme cantidad de dinero para tener los molinos parados dado que la red eléctrica es incapaz de asumirla sin saltar por los aires. Tampoco sería la primera vez que pasa.
Ahora, por tanto, queda la parte más compleja: asegurar la viabilidad técnica, económica y medioambiental de un proyecto que podría convertir el pequeño país nórdico en una verdadera "Arabia Saudí de las renovables". Y es que, en el fondo, el macroparque quiere ser una pieza esencial de la política climática del ejecutivo danés. Algo que, con el reloj de las emisiones de gases invernadero en tiempo de descuento, da un impulso importante al proyecto.
Sin embargo, está muy lejos de ser algo sencillo. Hace unos años ya avisábamos que el reto realmente crucial en la transición energética no está en sembrar el territorio con placas solares y parque eólicos, sino en invertir lo suficiente para coger redes eléctricas anticuadas y darles la vuelta como un calcetín: convertirlas en redes inteligentes. En ese sentido, el macroparque danés puede ser un buen laboratorio de ideas.
Ver todos los comentarios en https://www.xataka.com.co
VER 0 Comentario