A veces da la sensación de que el coche eléctrico va a ser la solución a todo nuestros problemas de emisiones de CO2. Y no. Para nada. Si solo cambiamos un coche por otro, lo único que estamos haciendo es cambiar unas emisiones, por otros.
Es más, si mañana todo el mundo pasara a utilizar coches eléctricos, la salud en las ciudades mejoraría, sí; pero lo más probable es que la cantidad de carbono que no se vieran demasiado afectadas. Y el motivo, aunque no lo solamos reconocer, es sencillo.
Ni estamos preparados para producir toda esa energía sin emitir carbono, ni las energías renovables han conseguido introducirse en el transporte de tal forma que puedan sustituir a los motores de combustión. O, al menos, no lo han conseguido hasta ahora: pero estamos en ello y cada día andamos más cerca.
La energía solar cada vez más barata, más eficiente y más ubicua
Los achuar, un pueblo indígena que habita los inmensos pantanos de la frontera entre Ecuador y Perú, tienen una leyenda curiosa. Hay otros mundos debajo del agua con sus pueblos, sus habitantes (los tsunki) y sus enormes peces eléctricos que hacen las veces de medios de transporte, las tapiatpia.
Precisamente, Tapiatpia es el nombre que han escogido para llamar a los barcos de un proyecto que quiere hacer dos cosas: conectar la Amazonía y hacerlo sin destrozar el medioambiente en el proceso. El Tapiatpia es un barco solar que recorre más de 1800 kilómetros de ríos selváticos en 25 días.
"La idea es usar las autopistas ancestrales que son los ríos: están listas y no deforestan", decía al New York Times Oliver Utne, el impulsor de este proyecto que tras cinco año empieza acaba de realizar su primer viaje de prueba con la idea de vertebrar una gran parte de la selva ecuatoriana que ahora se encuentra en pésimas condiciones.
Y es cierto que el barco tiene como misión fundamental crear vías de comunicación que no abran la puerta a una mayor degradación de los bosques amazónicos. Que "para eso ya están las carreteras". También es cierto que el alcance y el potencial de estos barcos es muy limitado, pero aún así es un proyecto interesante.
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Porque es la muestra de que, incluso en los lugares más remotos del mundo, las energías renovables están empezando a ser lo suficientemente eficientes y baratas como para cambiar, también, el transporte. La última e inaccesible frontera de la transición energética.
Los trenes están haciéndose solares
Sin ir más lejos, justo hoy el Gobierno de la India anunciaba la puesta en marcha de un programa para 'solarizar' los trenes de país en un programa que ahorrará 21.000 litros de diésel por cada convoy al año. No son aún trenes impulsados totalmente por energía solar, pero ese es un objetivo que está cada vez más cerca.
No debe sorprendernos. Las infraestructuras ferroviarias tienen buenos motivos para apostar fuerte por la energía solar: su uso intensivo es durante el día y no pueden moverse a lugares con otras fuentes de energía. Además, en muchos lugares (como Inglaterra) no se pueden aumentar el número de trenes, sencillamente, porque la red eléctrica local no da más de sí.
El Laboratorio de Futuros Energéticos del Imperial College de Londres está poniendo en marcha un proyecto en este sentido. "Muchas líneas ferroviarias atraviesan áreas con gran potencial para la energía solar, pero con mal acceso a las redes eléctricas existentes", explicaba Tim Green, profesor del Imperial College. Según sus estimaciones, la integración de producción solar, la instalación de plantas cerca de las vías, y ferrocarriles es algo que va a producirse en todo el mundo en menos de diez años.
Una carretera verde
¿Y el transporte por carretera? Esa es la pregunta fundamental. En los últimos años, hemos hablado mucho de todo esto, pero sin coches y camiones renovables la pregunta sigue siendo la misma, ¿estamos cambiando el lugar donde emitimos las emisiones en lugar de reducir las emisiones mismas? Ahí es donde está el grueso del problema
Hace unos meses, Toyota anunció que iba a [integrar paneles solares en los nuevos Prius]https://www.motorpasion.com/tag/toyota-prius) que sacaría al mercado japonés. Es algo que estamos esperando desde hace mucho tiempo. Lamentablemente, el "coche solar" es una cuestión puramente estética.
Esos paneles de 280 vatios podrían añadir un total de seis kilómetros extra de autonomía al coche, según explica Tom Lombardo, profesor del Instituto Politécnico de Renssealer. Según Lombardo, no, nuestro próximo coche no será solar.
Fundamentalmente por una cuestión de física: de media la superficie de la tierra recibe unos 800 vatios por metro cuadrado. Eso hace que, en un buen día y con una eficiencia del 100%, el techo de un coche pueda producir 4800 vatios al medio día.
Es decir, "el hipotético coche solar hipereficiente podría producir una potencia de 6,4 caballos. En comparación, mi cortacésped tiene 18", concluye Lombardo. El coche solar no parece viable por mucho que la gente de Tokai no pierda la esperanza. Al menos, si las placas solares están encima de los coches.
Nada impide formatos más parecidos a los de los ferrocarriles; es decir, instalar placas solares en las inmediaciones de las carreteras y reformar las infraestructuras para que sea, a través de esas mismas carreteras, las que carguen los coches en una suerte de Scalextric gigante.
Este tipo de proyectos ya están en marcha y los primeros estudios señalan que, sorprendentemente, son mucho más baratos de lo que cabría esperar. Corea o Reino Unido ya tienen proyectos pilotos en marcha y se plantea como una de las grandes estrategias para pasar a ser, de verdad, 100% renovables. ¿Cuándo? Al ritmo que vamos, mucho antes de lo que pensamos
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