En la lucha por lograr un estilo de vida más sostenible están los hogares cuya fuente energética se basa en la energía solar y otros sistemas más respetuosos con el medio ambiente que los tradicionales. Y por esa vía tiró el equipo de la Universidad Politécnica de Valencia (España) que se ha llevado el primer premio de un certamen por su barraca sostenible.
Así, con un proyecto que mezcla lo más actual a nivel energético y lo más tradicional en cuanto al origen de la barraca como edificación, el equipo Azalea (formado por 45 estudiantes) ha conseguido ganar el primer premio en la categoría de Arquitectura en el Solar Decathlon Europe 2019, celebrado en Szentendre (Hungría). Veamos en qué consiste esta peculiar y galardonada construcción.
Sostenibilidad en materiales, energía y alimentos
El Solar Decathlon Europe es una competición internacional en la que se presentan diseños de viviendas cuyas fuentes de energía han de ser exclusivamente renovables, intentando así promover estas soluciones en la construcción. Y lo que pensó el equipo Azalea para competir en este certamen fue materializar esa eficiencia basándose en algo tan tradicional en la cultura valenciana como la barraca, la vivienda de agricultores en zonas de regadío con una característica forma triangular que aún puede verse sobre todo en zonas de cultivo de arroz.
Esta estructura característica se mantiene en la barraca sostenible del equipo de la UPV. Un proyecto que según explican en el Levante EMV con el cual llevó más de dos años superar el proceso de selección para el Decathlon, con lo cual empezaron a construirla en Szentendre (previamente ya había sido construida en el campus de Vera de la UPV) y finalizaron en 14 días.
Los materiales usados en las barracas tradicionales eran la caña, la paja y el barro, pero no es así en la casa del equipo Azalea, optando por corcho reciclado (como aislante natural térmico y acústico), cerámica (otro guiño a la tradición de la región), madera en lugar de adobe y LOP en lugar de caña, un material a base de plástico reciclado y fibras naturales, según detallaron a Idealista.
Para la energía se tira de placas solares, disponiendo también de un sistema que recircula el agua hasta que alcanza la temperatura adecuada y de lamas motorizadas en una de las fachadas que se regulan automáticamente según la orientación solar. Las ventanas también son automatizadas y se abren o cierran dependiendo de las temperaturas interior y exterior, logrando así un enfriamiento pasivo, según explicaba Ana Martínez, responsable de arquitectura del proyecto.
Dentro de los añadidos más innovadores del proyecto está el material MPCM, que forma parte de algunos de los muebles de la barraca y actúa de retenedor o difursor de calor según lo que se necesite. Y algo curioso: también contemplan el suministro energético de sus habitantes con la creación de huertos como suministro de alimentos de temporada.
Primer, segundo y tercer premio
El equipo Azalea es el único que ha logrado la máxima puntuación (100 puntos) quedando así como mejor equipo español (estaban también los de la Politécnica de Cataluña y la Universidad de Sevilla), y además del primer premio en la categoría de arquitectura se ha llevado un segundo premio en eficiencia energética y el tercero en ingeniería y construcción.
Han trabajado con diferentes certificados como BREEAM, VERDE o Passivhaus para asegurar valores sostenibles en el área energética y entre otras acciones el equipo recogió tapones de corcho que trituraron para poder utilizar en la construcción. Así que el proyecto ha quedado bastante bien, además de ser otro ejemplo de que lo sostenible no está reñido con lo práctico ni con lo estético a nivel de vivienda.
Imágenes | UPV (vía Idealista)