Soplan vientos de cambio en nuestra forma de manejar el dinero. En Europa ya se plantea una moneda digital, pero además de ello la Comisión Europea ha lanzado una consulta pública que permita validar una idea singular: la de eliminar las monedas de uno y dos céntimos. Ese debate viene de lejos, de hecho.
La comisión tendrá abierto ese proceso durante las próximas 15 semanas para recibir sugerencias y comentarios por parte de los ciudadanos e instituciones de la UE, y eso definirá el debate sobre la validez o no de mantener estas monedas en circulación.
¿Queremos seguir teniendo "calderilla"?
La Unión Europea realizará un análisis y un "estudio del impacto" que tiene el uso de estas monedas de pequeño valor. Entre las medidas que se tomarían para llevar a cabo la medida sería el redondeo de los precios.
Ese redondeo se establecería en toda la UE de forma europea, y una nueva legislación establecería probablemente que los pagos deberían redondearse a la cantidad más cercana en precios "redondos" que estén 5 céntimos arriba o abajo. Así, de 9,21 euros se debería pasar a 9,20 euros, mientras que de 9,99 euros se pasaría a 10 euros, que es el valor más cercano.
En Bélgica llevan aplicando ese mismo redondeo si los consumidores pagan en efectivo desde diciembre de 2019, pero sigue siendo posible usar monedas de uno y dos céntimos de euros para completar el pago.
Otros países como Finlandia, Irlanda, Italia o los Países Bajos también han introducido reglas de redondeo y no parece que eso haya tenido impacto en la inflación de precios al consumidor, una de las potenciales consecuencias de ese mecanismo.
El centavo de dólar como antecedente
Ese mismo debate se ha producido también en Estados Unidos, donde algunos analistas explican por qué los centavos de dólar, conocidos informalmente como peniques (aunque ese apelativo es formal en Inglaterra), deberían eliminarse.
Hay muchas razones, y entre ellas está el hecho de que cuesta más hacerlos de lo que valen o de que el uso del zinc y el cobre para su fabricación no es la combinación ideal, sobre todo porque el zinc tiene un impacto medioambiental negativo (y quizás porque la mayoría del zinc que se usa para la fabricación de esos peniques de dólares se importa de China).
El céntimo de euro está fabricado con acero cubierto de cobre, y el adiós a su producción también contribuiría al medioambiente. Aunque probablemente muchos usuarios echen de menos estas monedas, lo cierto es que su uso es poco frecuente y de hecho usarlos y contabilizarlos suele llevar tiempo y no parece compensar.
Esos antecedentes podrían ayudar a la decisión de la Comisión Europea. Según el Federal Public Economy Service, las monedas de uno y dos céntimos de euro son caras de fabricar y se acumulan en los hogares sin que sean usadas muy a menudo.
La consulta pública seguirá estando disponible hasta el próximo 11 de enero de 2021, y se espera que se llegue a una decisión definitiva en el cuarto trimestre de 2021.
Imagen | Unsplash
Vía | The Brussels Times
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