Hay quien ayudó a crear o a impulsar las redes sociales que nos inundan y que se arrepiente de ello. Lo hemos visto en plataformas como WhatsApp o Facebook, pero el último caso ha afectado a Instagram.
Tres de los empleados originales de Instagram que comenzaron a trabajar en la empresa en 2010 la han abandonado recientemente. No solo han dejado ese trabajo: han borrado la aplicación y ahora la critican abiertamente. El arrepentimiento parece ser la nota dominante en Silicon Valley los últimos meses.
Abandonos en Instagram
En The Washington Post hablaban por ejemplo con Bailey Richardson, una de esas 13 empleadas originales. "Ella y otras cuatro personas de ese pequeño grupo dicen ahora que el sentido de intimidad, arte y descubrimiento que definió a Instagram y llevó a su éxito ha dado paso a un mercado impulsado por las celebridades que está diseñado para reducir el tiempo y la atención de los usuarios a costa de su bienestar", destacan en el texto.
El movimiento se produce poco después de que los co-fundadores de Instagram, Kevin Systrom y Mike Krieger, abandonaran Facebook. Ninguno de ellos indicaban públicamente que estaban "entusiasmados con el futuro de Instagram y Facebook en los próximos años", aunque diversos medios plantean que la marcha se produce por desacuerdos con el creador y máximo responsable de la red social, Mark Zuckerberg. El propio Systrom no quiso dar detalles, pero recientemente hacía un comentario revelador: "no dejas un trabajo cuando todo es fantástico, ¿verdad?".
Facebook adquirió Instagram por 1.000 millones en 2012, y desde entonces su crecimiento ha sido exponencial: la red social se ha convertido en una fuente de influencia espectacular en la que marcas y personalidades tienen una presencia notable, sabedoras de la audiencia que dicha red tiene a día de hoy.
Sin embargo la marcha de los dos cofundadores cambió un rumbo en el desarrollo de la aplicación y la forma de trabajo. Facebook trasladó al equipo al campus de Menlo Park para luego analizar cada detalle de Instagram y aplicar cambios que por ejemplo ya habían funcionado en Facebook, como el etiquetado de fotos. Para ingenieros como Richardson esos cambios "introdujeron una dinámica completamente nueva"
Crisis existencial en Facebook y en las empresas que adquirió
El crecimiento de Instagram parece haber convertido a esta red social en algo que sus creadores originales no querían. Josh Riedel, el tercer empleado de la compañía, explicaba cómo "había tanta presión para hacer cosas que 'escalaran'... pero cuando tienes más de mil millones de usuarios, algo se pierde en el camino".
La crisis existencial en Facebook es especialmente llamativa: los cofundadores y empleados originales de la empresa matriz y de tres empresas que adquirió en los últimos años llevan tiempo abandonando el barco. No solo eso: tras hacerlo algunos critican abiertamente las plataformas que ayudaron a crear y poner donde están hoy en día.
Uno de los ejemplos destacables más recientes es el de Brian Acton, cofundador de WhatsApp que tras dejar la empresa animó a todo el mundo a borrar Facebook, un mensaje que desde luego dio más visibilidad a ese movimiento #DeleteFacebook con el que sus críticos abogan por abandonar esta red social.
Acton también mantuvo fuertes desavenencias con Zuckerberg y decidió perder cientos de millones de dólares para evitar tener que trabajar más para él. A la marcha de Acton le sucedió rápidamente la de Koum, que según los rumores había tenido también fuertes discusiones con Zuckerberg en relación a la protección de la privacidad de los usuarios de WhatsApp.
Esas diferencias con el fundador de Zuckerberg también han marcado el devenir de Oculus, la empresa de realidad virtual que planteaba una revolución en este campo. Palmer Luckey la abandonó en 2017 y recientemente se hablaba de razones políticas.
Los rumores incluso hablan de cómo Zuckerberg presionó a uno de los altos directivos de Oculus para abandonar su apoyo público a Trump y cambiar ese apoyo a otro candidato. Brendan Iribe ha sido el último en salir de Oculus y de Facebook, pero la lista continúa en una Facebook especialmente criticada por quienes la abandonan.
Alex Stamos, que fue Chief Security Officer de la empresa, se unía a las críticas de Sean Parker, Tristan Harris o Chamath Palihapitiya. En todos los casos el discurso es similar, y quienes crearon estas plataformas buscan acabar con la dependencia de ellas.
El arrepentimiento se contagia en Silicon Valley
Esa crítica interna y externa se repite por doquier en las grandes de Silicon Valley. Tanto Ev Williams como Jack Dorsey expresaban sus críticas sobre algunos aspectos de la red social que crearon hace años y que siguen liderando. Sus últimos comentarios ponían en duda por ejemplo la utilidad del contador de seguidores, un número que según Williams "no era saludable".
Directivos como Tim Cook, CEO de Apple, prefiere que su sobrino se mantenga lejos de las redes sociales. Criticaba la actitud de Facebook hace unos meses indicando que la mejor regulación era la autoregulación, pero que en el caso de Facebook ya se había sobrepasado esa fase. Zuckerberg, por supuesto, contestaba.
Otros líderes tecnológicos también veían ciertas amenazas en la tecnología. Steve Jobs no permitía a sus hijos usar el iPad y Bill Gates impuso estrictas reglas de uso a sus hijos hace años para utilizar el smartphone.
Esa preocupación por nuestro uso de la tecnología ha hecho que de hecho en los últimos meses tanto Apple como Google (o la propia Facebook) ofrezcan herramientas destinadas al llamado "bienestar digital". Con ellas es posible obtener alertas cuando utilizamos ciertas aplicaciones demasiado tiempo, y aunque la decisión última de cómo establecer esos controles está en manos del usuario, al menos este tipo de propuestas ayudan a apartarse un poco de este tipo de plataformas. Que quienes las crearon las estén criticando da que pensar, desde luego.
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