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Slack debuta en bolsa: así es la empresa que quiere consolidarse como el Office del chat empresarial

La bolsa de Nueva York ya tiene una nueva empresa tecnológica llegada de Silicon Valley: Slack, que debutó en el parqué con una subida de casi el 50%, pasando de los 26 dólares por acción de su apertura a los 38,62 en los que cerró su primera jornada. Slack, que está a punto de cumplir seis años de su nacimiento, es una plataforma de comunicación interna para empresas que quiere convertirse en el estándar de su segmento, como una suerte de Microsoft Office para los chats entre empleados.

Slack funciona con mensajería privada (conversaciones 1-a-1 entre empleados), canales privados (a los que solo pueden acceder quienes su creador permita) y canales abiertos (a los que puede acceder cualquier miembro de la empresa). Todos sus canales son reconocibles por comenzar con una almohadilla y estar en minúsculas, algo que ha servido para darle cierta personalidad: #xataka, #podcasts, #cafetería, #diseño...

Su interfaz y sus integraciones de aplicaciones, cuyo listado incluye ejemplos como Google Analytics, Skype, Stripe, Trello, Google Drive, Quip y así hasta 1.500, le han servido para tener una muy alta penetración en compañías, especialmente de base tecnológica: de las empresas que conforman el Fortune 100, casi setenta utilizan Slack según datos de la propia compañía.

#cifras

En esta casa también usamos Slack.

Las empresas que no cotizan en bolsa no están obligadas a hacer públicas sus finanzas ni sus cifras de uso, así que prácticamente ninguna lo hace más allá de con datos selectivos que les repercutan positivamente. Tras su salida a bolsa pasan a tener que publicar informes trimestrales. Y justo antes de salir a bolsa han de presentar el S-1, un documento en el que se desgrana la situación actual de la compañía, así como otros apartados como puede ser el de riesgos a los que se enfrenta para el futuro.

Slack, en su S-1, ha publicado cifras que nunca antes había comentado. Por ejemplo, que tiene 88.000 clientes de pago, 575 de los cuales le suponen ingresos de más de 100.000 dólares anuales ("clientes" en este contexto significa "organizaciones", no "individuos"). En las gráficas también hay que tener en cuenta que los años corresponden a años fiscales, es decir, los doce meses que preceden al 31 de enero (por eso 2019 ya figura como completo).

Aparte de sus modalidades de pago, en las que cada usuario individual tiene un coste de entre 6 y 14 euros mensuales (aparte de los planes personalizados para grandes compañías), Slack también ofrece su plataforma de forma gratuita con algunas limitaciones, una modalidad en la que ya cuenta con más de 500.000 organizaciones y que no ofrece diferencias demasiado significativas frente al plan de pago.

Este grupo no le supone ningún ingreso a Slack (tampoco de forma derivada como podría ser la publicidad), pero en el mencionado S-1 la empresa explica que esta modalidad le sirve para que las empresas se lancen a probar el producto sin la fricción de tener que pagar por adelantado, así como método de publicidad boca a boca para conseguir que otras empresas sí paguen.

Slack también ha desgranado el volumen que suelen tener las organizaciones: las empresas que pagan por el servicio suelen tener "miles de usuarios", mientras que las empresas que más dinero pagan suelen tener "decenas de miles de usuarios".

#futuro

En el S-1 Slack ha hablado de los factores de riesgo a los que se enfrenta como compañía y que podrían hacer caer el valor de su acción. En ese apartado menciona algunos como su historial de pérdidas. Slack anticipa un aumento de sus gastos operativos y no sabe si podrá alcanzar la rentabilidad (y si la logra, mantenerla). También cree que el rápido crecimiento experimentado hasta la fecha puede no sostenerse en el futuro, y que posibles fallos de la aplicación podrían dañar su negocio y su situación financiera.

Uno de los riesgos, para Slack y para cualquier empresa, es que su competencia empiece a despuntar. En el documento también hay espacio para hablar de competidores: para Slack, el principal rival es Microsoft, quien además de dominar el mundo empresarial con Office también cuenta con Teams, que ya llegó a superar a Slack en uso hace unos meses.

Aparte de Microsoft se menciona a Google (con productos como Hangouts o Meet) o Zoom, que también está enfocándose en soluciones para comunicación corporativa interna. La herramienta más similar a Slack hasta hace un año era Hipchat, propiedad de Atlassian (propietaria de Trello), pero descontinuó el producto para ofrecer migraciones a Slack.

En parte del futuro que se dibuja también está conseguir una mejor tasa de conversión y que el porcentaje de empresas de pago aumente: tan solo el 0,7% de las que usan Slack pasan por caja, el resto se mantiene en el plan gratuito, quizás demasiado generoso como para dejar que las empresas se acomoden en él. Esa sería una de las claves para salir de pérdidas.

Ese plan gratuito, difícil de cuantificar como impacto positivo (capta empresas que sí pagan y afaman el producto) o negativo (supone un gasto sin apenas retorno), es visto de momento como una herramienta de marketing más. "Creemos que el uso gratuito ayuda a los posibles clientes pagos a darse cuenta del valor de Slack y los usuarios difunden la palabra de manera orgánica en sus redes y organizaciones", indica la compañía.

Slack nació con la vocación de llegar a ser el epicentro de la empresa, el lugar en el que la información se centraliza de forma simple y cómoda hasta lograr convertirse en una parte más de su cultura. Ya suma unos diez millones de usuarios activos diarios que envían más de mil millones de mensajes semanales, según sus últimos datos. Ha crecido a muy buen ritmo y ha logrado mirar de tú a tú a gigantes de la industria. Ahora, con su salida a bolsa, sale de la adolescencia sabiendo mejor que antes qué quiere ser de mayor y cómo puede lograrlo.

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