Está siendo una semana terrorífica para las criptomonedas, que llevan días cayendo de forma brutal en su valoración. El bitcoin, que el 1 de septiembre estaba a 4.863 dólares, está ahora a 3.090 dólares (36,46% de pérdidas). Ethereum también parecía ir bien ese 1 de septiembre en el que su valor era de 386 dólares. En el momento de escribir estas líneas está a 217 dólares (43,78% de pérdidas).
El pánico se ha apoderado de todas las "criptos", y el rojo domina los marcadores en sitios web como Coinmarketcap, que se ha convertido en uno de los más visitados para comprobar la valoración de estas monedas virtuales. ¿Qué está pasando? ¿Está explotando esa burbuja de la que todo el mundo hablaba? No lo parece. No al menos si logramos filtrar el ruido y entender el contexto tras todo esto.
El pánico arrancó en China
Las alertas saltaron por primera vez esos primeros días de septiembre, cuando China decidió de golpe y porrazo prohibir las ICOs, las inversiones basadas en criptomonedas virtuales. Teniendo en cuenta que China es uno de los motores de esta nueva economía —buena parte de las criptomonedas minadas proceden de allí—, el efecto de la noticia fue dramático.
Según algunos análisis, China es responsable del 23% de las transacciones que se realizan en bitcoins, y como decimos la producción de bitcoin y ether se concentra en los grandes centros de datos que empresarios chinos han creado en ese país. En The New York Times estimaban de hecho que dos terceras partes de la minería de bitcoin se realiza allí.
China, no obstante, no lo había dicho todo. A ese golpe a las criptomonedas se le sumó otro igualmente importante: ayer BTC China, uno de los mercados de criptomoneda más importantes del país, anunciaba que dejaría de ofrecer la opción de comprar y vender criptomonedas como bitcoin a finales de mes.
¿Por qué han tomado sus responsables esa decisión? Según apuntan los expertos, los gobernantes chinos temen que los consumidores chinos aprovechen criptomonedas como el bitcoin para saltarse la fuerte regulación que existe en el país. Sheng Songcheng, consultor del Banco Popular en China, el banco central del gigante asiático, indicaba que "Al transferirse anónimamente y de extremo a extremo, bitcoin facilita el blanqueo de dinero y la evasión de impuestos".
Miedo, incertidumbre, y duda
La volatilidad del bitcoin y el resto de las criptomonedas sigue siendo parte fundamental (al menos, por ahora) de esta nueva economía en la que estamos asistiendo a una verdadera montaña rusa en la que las subidas y bajadas de valor son espectaculares.
Esas subidas y bajadas de valor se producen de forma exagerada cuando se producen ciertos hechos y anuncios, sean reales (o incluso razonables) o no. A finales de junio una noticia falsa sobre la hipotética muerte de Vitalik Buterin, creador de la plataforma Ethereum, causó una caída notable en el valor de la criptomoneda.
Algo así volvió a ocurrir esta semana con las declaraciones de Jamie Dimon, CEO de JPMorgan Chase & Co, una de las entidades bancarias más importantes de todo el mundo.
Este directivo calificó de una gran burbuja a lo que está pasando con bitcoin y otras criptomonedas, y de hecho comparó lo que está ocurriendo con ellas con la famosa tulipomanía, aunque afirmó que lo del bitcoin era aún peor.
Si pillaba a algún operador de JPMorgan operando con bitcoin, lo despediría inmediatamente: "Por dos razones: va contra nuestras reglas, y esa persona sería una estúpida. Ambas cuestiones son peligrosas". El máximo responsable de JPMorgan fue más allá, y habló de cómo esta moneda solo tenía cabida en ciertas economías:
Si estuvieras en Venezuela o Ecuador o Corea del Norte o un puñado de sitios de ese tipo, o si fueras un traficante de drogas, un asesino, cosas así, te iría mejor operando con bitcoin que con dólares. Así que sí, puede que haya un mercado para esa criptomoneda, pero sería limitado.
El contexto lo es todo
Esas declaraciones también desataron una ola de desconfianza entre quienes habían visto bitcoin con buenos ojos hasta ahora, pero como siempre, el contexto lo es todo. A las entidades bancarias no les interesa en absoluto que triunfen las criptomonedas que no controlan, porque en muchos ámbitos esta tecnología que tiene la descentralización como pilar implicaría que los intermediarios (los bancos) desaparecerían o perderían buena parte de su sentido.
Ese contexto también afecta a la propia JPMorgan Chase & Co, una entidad envuelta una y otra vez en escándalos como el de Enron en 2001, pero es que como apuntaban en Twitter quienes criticaron esa declaraciones, la propia JPMorgan ha solicitado una patente para crear su propio bitcoin.
Y luego, claro, está otro gran elemento para ese contexto. El de que aunque sea cierto que la valoración de muchas criptomonedas haya caído en picado estos días, es pronto para poder decir que ese pánico está justificado. Sobre todo cuando uno ve imágenes como el del crecimiento de bitcoin en estos años.
La caída es severa, sí, pero solo si uno la restringe a las últimas semanas. Si echamos un vistazo a este 2017 la cosa cambia. El 1 de enero el valor de bitcoin era de 997,69 dólares. Si lo comparamos con el actual, el crecimiento sigue siendo espectacular: ha triplicado su valor (un 209,93% de crecimiento) en apenas nueve meses. Y si nos vamos más atrás, ese crecimiento es aún más destacable.
La burbuja, si existe, no parece estar estallando.
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