La web de Renfe es una de las páginas web más visitadas en español (125 millones de visitas en 2014), pero durante años ha sido calificada como la peor web de España por miles de usuarios que critican abiertamente sus problemas sobre todo en redes sociales.
Ahora la empresa quiere atender las demadas de sus usuarios y ha anunciado la licitación de un contrato valorado en 700.000 euros para renovar su web, algo que según algunos expertos podría no ser ni mucho menos suficiente para plantear el cambio que necesitaría esta plataforma.
Parece mucho dinero pero quizás no lo es
Teniendo en cuenta que hoy en día hacerse una página web es relativamente sencillo y casi cualquiera lo puede hacer con muy poca inversión, que alguien ponga en la mesa 700.000 euros para arreglar una web que ya existe podría parecer una cantidad suficiente para ese trabajo.
Eso, sin embargo, puede no ser cierto. Lo comentaba en Twitter David Bonilla, un desarrollador muy conocido por su Bonilista, o por su aplicación de búsqueda de talento profesional, Manfred. En las respuestas a dicho mensaje Bonilla explicaba que "con 700.000 euros no creo que se puedan pagar ni el 20% de las horas de freelancer -ni de trabajador por cuenta ajena- que creo que harían falta".
El problema al que se refiere este desarrollador tiene que ver con los sistemas heredados de Renfe: no se trata de hacer algo desde cero, algo que parece inviable en una web de este tipo, sino lograr que lo que había de antes se integre con lo que habrá con esa nueva web, algo que tras tantos años de operativa puede ser un trabajo realmente complicado.
Como nos comentaba Txema Rodríguez, editor en Genbeta y Android Team Lead en Jobandtalent, el comentario de Bonilla parece acertado. "Solo piensa en el sueldo de los desarrolladores y diseñadores", nos explicaba, "pon 50k-60K incluyendo seguridad social y sueldo bruto por 10 desarrolladores, product managers, gente de diseño o gente de Quality Assurance, son ya esos 500K sin contar el despliegue de maquinas, servidores, etc."
No solo hay que tener en cuenta estos datos, sino que ese coste se reduciría a un año de desarrollo, concluía este experto que dejaba claro que "esto no es solo el front, el 'me hago una página web'", hay que adaptar todo lo antiguo a lo nuevo. La tarea parece mucho más compleja de lo que ese presupuesto podría dar a entender.
En un diálogo con David Bonilla sobre el tema este desarrollador nos explicaba justo lo mismo. "un salario de 50K son 70K de coste de empresa, normalmente la empresa busca al menos un 15-20% de margen bruto. Es decir, que una persona te costará alrededor de 85K año, así que con eso fichas a un equipo de 8 personas un año. Y con 8 personas en un año ni has empezado a arreglar la web de Renfe".
Precisamente la dificultad está en la dimensión de un proyecto en el que no puedes empezar de cero: "el problema es que nadie sabe que hay ahí debajo pero todo el mundo da por hecho que es un monolito que no se puede arreglar poco a poco, que todo estará acoplado y que tendrás que lidiar con gente del jurásico".
También tuvimos la oportunidad de comentar este tema con David Mendolia, CEO de Karumi, The Rock Solid Software Company. El máximo responsable de este estudio de desarollo software español nos explicaba que efectivamente esos 700.000 euros "no son mucho dinero para un proyecto de este tipo, pero claro, no sabemos el alcance de la licitación".
Es cierto que sin conocer los detalles de ese pliego es difícil saber hasta dónde quiere llegar Renfe con esta licitación, pero son muchas las patas que debe cubrir si quiere dar un giro al comportamiento de la web, y como decía Mendolia, el problema no está siquiera en la ejecución.
Hay de hecho muchos pasos previos y como este experto nos comentaba, "la gestión de proyecto, el análisis de defectos de la web actual, el estudio de UX, el estudio de UI... sin empezar siquiera a desarrollar ya nos habremos gastado más de la mitad del presupuesto en un proyecto que puede tardar entre cuatro y sesis meses solo en esta fase, solo en ver cuáles son las problemáticas actuales y repensarlas".
Mendolia nos confirmaba además que "esto no es un 'me monto la página web de la tienda de la esquina': es repensar una de las webs más importantes del mundo. Incluso si picar el código no acaba siendo el coste de mayor relevancia, solo ir a un resultado general mejor esos 700.0000 euros pueden ser poco dependiendo del alcance que tenga el proyecto."
Además, concluía, "para los que usan la página de la Renfe hay muchísima información, muchísima combinatoria del billetes. Están todos los sistemas que hay detrás de gestión de ventas, ayuda, estadísticas... hay muchísimos componentes y hay que asegurar que la página funciona". David nos recordaba los problemas que Renfe ha tenido con promociones en las que la página se caía: "si el presupuesto incluye también esa partida, esta es mínima".
¿Son 700.000 euros suficientes para arreglar todos esos problemas? Hay un precedente relativamente reciente que quizás ayude a poner en situación esa cifra: la web de Mercadona también fue muy criticada durante años -su propio presidente dijo de ella que era "una mierda"-, y en su renovación el año pasado la empresa invirtió 20 millones de euros, parte de los cuales fueron destinados a otros ámbitos de la mejora del negocio. El resultado parece haber sido satisfactorio, y nosotros ya lo comprobamos al hacer la compra en esa nueva tienda online.
Años de críticas
Los problemas de la web de Renfe vienen de antiguo. Durante mucho tiempo algo tan simple como no poner las tres "w" antes de la URL hacía que la web no cargase: una simple redirección de renfe.es a www.renfe.es que no estaba activa y que era un ejemplo paradigmático para una empresa pública de este tamaño. Hoy en día su web ni siquiera hace uso de estándares seguros por defecto, y los navegadores detectan que en esa página de inicio por ejemplo no se hace uso del protocolo HTTPS.
Ese problema era casi anecdótico comparado con el acto de comprar billetes en según qué escenarios y con según qué navegadores: los problemas eran constantes y la usabilidad tanto en escritorio como en móvil siempre fue motivo de grandes críticas por parte de los usuarios del servicio.
Durante años las críticas estuvieron asociados tanto a esta empresa como a aquellas con las que trabajaba: en 2009 se invirtieron nada menos que 11,5 millones de euros en el Plan Estratégico de Sistemas de Información de Renfe, y el contrato -que iba más allá de renovar la web- se lo llevó una Indra que a la vista de los resultados no hizo un buen trabajo: las críticas persistieron durante años. Hasta nuestros compañeros de Genbeta recomendaban servicios alternativos como Loco2 para compra de billetes de tren.
La cosa se alivió en cierta medida en 2015 cuando Renfe logró actualizar su web y mejorar la usabilidad sobre todo en la versión móvil. A pesar de ello, las críticas persistían.
Eso se ha notado por ejemplo en las célebres promociones de billetes de AVE a 25 euros que se han venido produciendo en los últimos años han demostrado que la infraestructura de Renfe no responde a las expectativas de los usuarios. Organismos como FACUA denunciaron cómo en abril de 2017 la promoción de 25.000 plazas a 25 euros provocó que algunos precios se multiplicaran por 7 al solicitar billetes.
Los retos son muchos, desde luego, y puede que esos 700.000 euros efectivamente no sean suficientes para superar todos ellos.
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