La tierra en la que 'litio' significa 'oportunidad perdida': así es cómo América del Sur está perdiendo el tren del oro blanco

América del Sur tiene en torno al 80% de todas las reservas mundiales de litio, un material que como nos ha recordado el Nobel de 2019 ha cambiado el mundo desde las entrañas de las baterías que alimentan toda la sociedad tecnológica contemporánea.

Es decir, hoy por hoy, el mítico 'El Dorado' es blanco y habita en los salares sudamericanos. Y, sin embargo, el Sur de América parece que va directo a ser víctima de la "maldición de los recursos naturales". Otra vez.

Tras todos estos años, con apoyo público y privado, ni Argentina, ni Bolivia, ni Chile, ni siquiera Brasil han sido capaces de poner en marcha una fábrica de células de litio digna de ese nombre. Es más, hasta 2025, no está previsto que la pongan en marcha. Decía Bloomberg que "los sueños del litio se han topado con la realidad" y parece verdad. Así es cómo se está dejando perder una oportunidad histórica.

Cuatro vías hacia ningún lado

En Chile, el segundo productor de litio del mundo, había un proyecto de 285 millones de dólares liderado por dos compañías coreanas. Era el más tangible de una serie de iniciativas que se pusieron en marcha cuando el Gobierno acordó vender el litio con rebaja a los fabricantes que se instalaran en el país.

Sin embargo, como toda la estrategia, el proyecto se canceló cuando en junio de este año, el precio del material empezó a desplomarse. Sí hay una compañía que ensambla baterías, pero los componentes se fabrican fuera de las fronteras chilenas. La vía chilena, ahora mismo, parece estancada.

El caso argentino tiene similitudes y diferencias. A principios de verano, el estado norteño de Jujuy firmó un acuerdo con la Seri Industrial italiana para poner en marcha la perseguida fábrica de células de litio. Sin embargo, la situación política y económica actual ha "enfriado todos los proyectos".

Salar de Uyuni (Bolivia) - Coordenação-Geral de Observação da Terra/INPE

Bolivia está en otro nivel. Para mal, he de añadir. Pese a tener el salar más grande del mundo y el 15% del litio del planeta, no ha conseguido crear, ni siquiera, una industria extractiva lo suficienentemente poderosa. El país se ha puesto a ello, pero van muy tarde y los conflictos no hacen esperar grandes avances.

Por último, aunque no está en el "triángulo del litio", Brasil es la principal economía de la región, está muy cerca y, como dice Millan Lombrana, es razonable pensar que haría movimientos estratégicos. Sin embargo, aunque han conseguido atraer algún capital extranjero, el país del Amazonas es un erial para estos asuntos.

El mercado de baterías es inexistente a efectos prácticos y la política fiscal brasileña es un laberinto que no ofrece ninguna ayuda a las energías renovables y eso hace que incluso con aranceles del 65%, salga más rentable importar componentes que realizar las inversiones necesarias para poner en marcha una fábrica.

Imagen | Alexander Schimmeck

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