Hay una vieja “ley” gastronómica estadounidense que dice que conforme aumenta el número personas, la probabilidad de acabar pidiendo pizza de pepperoni tiende a 1. No es la favorita de nadie, pero tampoco molesta.
Pues bien, durante las últimas dos semanas, casi 200 países han negociado en Katowice las reglas para implementar el acuerdo climático de París. Ya tenemos un acuerdo sobre las reglas y el resultado se parece mucho a una enorme pizza de pepperoni. No gusta y no molesta especialmente a nadie. Y en este caso, igual el problema va más allá de una cena algo indigesta.
¡Habemus acuerdo (que no es poco)!
Ante la inminente muerte del Protocolo de Kioto, los Acuerdos de París pretendían contener el aumento de temperaturas mundiales medias “muy por debajo” de los famosos dos grados sobre los niveles preindustriales.
Acordar eso en París costó ‘sangre, sudor y lágrimas’, pero se consiguió. Desde entonces la situación ha cambiado de forma bastante radical: muchos países claves en el cumplimiento de los acuerdos habían cambiado su posición.
Por eso la reunión de Polonia era, a la vez, muy importante y muy complicada. Hubo momentos de la cumbre en que parecía que no iba a ser posible llegar a un acuerdo que satisficiera a todos. Pero, en el último minuto, se consiguió a costa de dos prácticas muy habituales: descafeinar las reglas y dejar para el futuro lo que no se podía acordar en ese momento.
Un acuerdo muy poco ambicioso
A falta de que podamos analizar el texto con detalle, hay algunas cosas que llaman la atención. Por ejemplo, se ha mantenido intacto un compromiso clave (la obligatoriedad que tienen los países de monitorizar — y hacer accesible — las emisiones de CO2), pero muchos detalles sobre la ‘contabilidad’ del carbono y otras tantas cosas han quedado aplazados hasta el año que viene.
El lado negativo, como denuncian algunos países y varios colectivos científicos y ecologistas, es que el documento final es poco ambicioso. Frente al informe de la ONU que avisaba de que los esfuerzos nacionales para reducir emisiones no estaban dando resultado, la Cumbre de Polonia ha guardado un respetuoso e incómodo silencio (y se ha limitado a agradecer a los investigadores su trabajo).
Resumiendo: hemos dado un pasito adelante, pero queda muchísimo camino por recorrer.