«¡Adiós, rey de los arácnidos! [...] Aunque tu cuerpo se deteriore, tu espíritu persistirá en los tranquilos lugares de tu hogar en el bosque, en tu tela de araña. Quizá tu descendientes de muchos ojos prosperarán y tus amigos humanos encontrarán consuelo por la pérdida que han sufrido». Corría el 20 de abril de 1997, cuando Horace Slughorn realizó la oración fúnebre del entierro de Aragog usando esas palabras.
Bien lo merecía. Si hacemos caso a J. K. Rolling, la acromántula ficticia del universo de Harry Potter vivió más de medio siglo en las entrañas del bosque prohibido y, como cualquier recién llegado al mundo de la aracnología estará de acuerdo, 50 años son muchos años.
O no. Porque si abandonamos el mundo de la ficción y nos internamos en los inmensos matorrales semi-desérticos de Australia Occidental, podremos encontrar arañas que rondan edades parecidas. La más longeva de la que tenemos constancia, de hecho, fue Número 16, una hembra de la especie Gaius villosus que murió asesinada por una avispa con 43 años en su madriguera de North Bungulla Reserve.
Un lugar (arácnido) donde vivir... y mucho
La North Bungulla Reserve fue un proyecto de Barbara York Main, una aracnóloga australiana y profesora de la Universidad de Australia Occidental que descubrió más de 30 especies a lo largo de su carrera. Allí, cerca de la localidad de Tammin, York Main construyó un espacio especialmente diseñado para poder estudiar arañas migalomorfas.
Desde marzo de 1974, más de 100 arañas fueron monitorizadas con regularidad y examinadas con detalle. La última vez que vieron a la araña Número 16 fue a principios de 2016. En la siguiente visita de control, el 31 de octubre de 2016, Leanda Mason (otra de las investigadoras del equipo) se dio cuenta de que la madriguera se encontraba en mal estado y que la araña no daba señales de vida.
Investigaciones posteriores descubrieron que el tapón de seda que bloqueaba el acceso a la madriguera había sido perforado por una "avispa de las arañas". Las investigaciones dejaron claro que, como pensaban los investigadores, la araña tenía más de 40 años. 43, según sus estimaciones. Tiene sentido. Estas arañas migalomorfas son enormes y la longevidad parece tener cierta relación con el tamaño corporal; no obstante, no lo son tanto. Es increíble lo que puede esconderse en el corazón de la naturaleza.
Imagen | Toby Hudson
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