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El mosquito que llegó de Japón: hay una nueva especie invasora en España y nos está ganando la partida

En julio de 2018, un vecino del concejo de Siero, al noreste de Oviedo, subió a Mosquito Alert una foto de un insecto que había encontrado por la zona. Ahí saltaron las alarmas. Aquello no era un mosquito común, no uno que debiera estar en Asturias desde luego. Se trataba de un Aedes japonicus, una especie japonesa de la misma familia que el mosquito tigre, que aunque llevaba desde principios de siglo haciéndose con el centro de Europa nunca había sido visto en España.

Nadie sabe cómo llegó al país, ni en qué zonas está realmente instalado. Sin embargo, el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades ya lo da como establecido en Asturias, introducido en Cantabria y los expertos creen que ya ha debido llegar a Galicia. Por eso, el servicio de vigilancia entomológica del Ministerio de Sanidad quiere realizar una investigación de campo para saber qué ha pasado en estos años con el Aedes japonicus. Sin embargo, ya es tarde para erradicarlo.

El Aedes japonicus, en dos minutos

European Centre for Disease Prevention and Control

Descubierta en Tokio en 1901, esta especie de mosquito asiático suele preferir la vida en zonas de pastos altos y abundancia de ganado. Por eso, pasa más desapercibido que el mosquito tigre que prefiere ambientes urbanos. Sin embargo, "tiene menos exigencias" que otros miembros de la misma familia: se adapta mejor a los inviernos y puede criar en muchas más zonas.

Precisamente por eso, su expansión es mucho menos controlable. Para hacernos una idea, según el ECDC, cuando se identificó por primera vez en Suiza en 2008 ya había colonizado una zona de 1.400 kilómetros cuadrados. Y ha seguido expandiéndose por la cuenca del Rin, el Alto Danubio y la zona de los Balcanes.

A nivel sanitario, el A. japonicus es menos peligroso que el Tigre. Es especialmente conocido por transmitir la Fiebre del Nilo Occidental y las encefalitis de japonesa y de San Luis; no obstante, en escenarios de contagio comunitario, pueden ser un vector del dengue y del chikunguña. En general, contagia menos enfermedades que el tigre, pero a medida que crezca su población y se haga fuerte en zonas concretas, su abundancia puede acabar generando un problema similar.

¿Qué hacemos?

Por el momento, poco podemos hacer. Ya decíamos que el tren de su erradicación hace años que pasó, pero es que este año la situación se complica aún más. Las lluvias, el calor y el confinamiento está creando un clima perfecto para que proliferen los mosquitos. Como decíamos hace unos días, según los datos que tenemos la población del mosquito tigre se ha multiplicado por tres o cuatro veces con respecto a ls cifras del año pasado. Pero la situación se va a poner más complicada en la medida en que la temporada de estos mosquitos arranca en mayo, pero llega hasta con su pico hasta septiembre.

Con el A. japonicus, la situación en el norte de España será parecida. Las lluvias y la falta de mantenimiento de las zonas verdes contribuirán a su expansión. No obstante, la forma en que este insecto se hace fuerte nos favorece. A diferencia del tigre (que suele expandirse rápidamente gracias al transporte por carretera que lo 'ayuda' a recorrer grandes distancias), el mosquito japonés crece en forma de mancha de aceite. Son malas noticias para la cornisa cantábrica, pero quizás esto nos de la oportunidad de controlarlo.

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