Pasó en 2016, en la Antártida en 2017, en 2018 no nos fue mejor y parece que 2019 asienta la peor de las conclusiones: la última década ha sido la más cálida desde que se tienen registros. Diez años que finalizan con 2019 como el segundo año más cálido de la historia.
Estos datos nos los traen de nuevo las tecnologías de la NASA y la NOAA (Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos), instituciones que suelen proveer este tipo de información y que dejan patente cada vez que la temperatura en el planeta es demasiado alta, aunque muchos aún se nieguen a verlo. Un dato que, por desgracia, sorprende poco, tras saber por ejemplo que si teníamos 34 años en 2019 nunca habríamos vivido temperaturas inferiores a la media.
Hacíamos hincapié en los últimos cinco años porque la NASA y la NOAA nos dicen además que este último lustro ha sido el más cálido de los últimos 140 años. En 2019 además vimos la mayor concentración de dióxido de carbono (CO2) jamás registrada, dato que aportaba también la NOAA con la información de que tres de los cuatro mayores incrementos del CO2 atmosférico se habían producido en los últimos cuatro años.
En este caso, los datos provienen de más de 20.000 estaciones meteorológicas (en superficie, boyas y barcos), así como de las mediciones de temperatura de los centros de investigación de la Antártida. Todo ello indica que los récords de altas temperaturas se registraron en áreas de todos los océanos y continentes.
Gavin Schmidt, director del Instituto Goddard de la NASA afirmaba que "todas las décadas desde los años 60 han sido más cálidas que la anterior", enfatizando que el calentamiento es "un problema real" y que "está pasando". Algo que también nos comentaba Laura Tenenbaum, ex-editora de la NASA y profesora que nos desarrollaba el hecho de que los negacionistas del cambio climático pretendían crear confusión.
Aunque en realidad el trabajo nos muestra que la temperatura de superficie del planeta se ha elevado cada década desde 1880, y de manera más acentuada desde 1981. En la última la temperatura media ha sido alrededor de 1 grado centígrado (1,4 grados Fahrenheit) que la media del siglo XX, siendo además una media mayor a la registrada en la década previa, que había sido hasta ahora la más cálida desde que se tienen registros.
No parece haber vuelta atrás
Schmidt añadía que en 2015 ya cruzamos un límite a nivel de temperaturas que nos colocaba en una especie de punto de no retorno, y que con este último estudio debemos pensar en el problema del calentamiento como algo persistente y no "derivado de algún fenómeno meteorológico", sino a causa del aumento de la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera. Año en el que muchos países ya acordaron intentar parar el aumento de temperaturas en el Acuerdo de París, del cual se salió Estados Unidos recientemente (un fuerte aplauso), y curiosamente la NOAA publicaba hace poco lo caro que le sale el calentamiento (y los desastres climáticos asociados) al país norteamericano.
No obstante, el doctor Noah Diffenbaugh (profesor en la Universidad de Stanford) considera que en general se entiende el impacto del calentamiento global y que en los últimos años somos cada vez más conscientes de cómo impacta a la humanidad, sabiendo que en muchos casos "vemos una huella permanente del ser humano en los eventos de clima extremo". Algo que además se observa de manera impresionante desde el espacio, como ya vimos hace poco.
Al menos parece que hay gobiernos que no niegan la evidencia y en noviembre el Parlamento Europeo aprobaba la resolución por la cual se declaraba "una emergencia climática y medioambiental en Europa y a nivel global", con el objetivo de "neutralizar la totalidad de sus emisiones de gases invernadero para 2050" y el mismo objetivo de limitar el calentamiento de nuestro planeta a un máximo de 1,5ºC del Acuerdo de París. Veremos si, aunque no parece que pueda ser posible una vuelta atrás a tiempos pre-industriales, hay al menos un parón en tanto récord de temperatura.