España acaba de batir dos veces seguidas su récord de bajas temperaturas, pero ninguna de ellas pasará a la historia

El miércoles, la estación meteorológica del Clot del Tuc de la Llança, a 2.350 metros sobre las escarpadas montañas del Pallars Sobirá leridano, registró el récord histórico de temperatura mínima de toda la península ibérica: -34,1 grados a las 04:19 horas de la mañana.

El jueves, la estación de la Asociación Meteorológica del Noroeste Peninsular en Vega de Liordes (León) marcó -35,8 grados. No era la primera vez que la estación leonesa le arrebataba un récord al Pirineo catalán. En 2016, registró -32,7°C. Es decir, siete décimas menos que el anterior récord peninsular, los -32° del 3 de febrero de 1956 en la estación del lago Gento muy cerquita del Clot del Tuc de la Llança.

No obstante, ninguna de las dos pasará a ser oficial. Al tratarse de dos estaciones privadas (una de la estación de esquí de Baqueira-Beret y la otra de Noromet) que no forman parte de la red oficial de la Agencia Estatal de Meteorología, salvo sorpresa de última hora el récord oficial seguirá en manos de la estación del lago Gento más de 60 años después de conseguirlo.

¿Cómo puede hacer -35 grados en la península ibérica?

AEMET

Más allá de las disputas métricas y de los desengaños meteorológicos, lo que está claro es que el avance de la borrasca 'Filomena' está haciendo que los termómetros bajen hasta límites difíciles de imaginar hace solo un puñado de días. Y, sin embargo, hablar de 30 grados bajo cero parece ciencia ficción.

Pero no lo es. En el caso de la Vega de Liordes, un lugar situado a 1.868 metros de altitud en la vertiente leonesa de Picos de Europa, se produce un fenómeno de "inversión térmica" que hace que el aire quede atrapado en el valle. Como explicaba en 2016 el equipo de Proyecto Jous Picos de Europa en iLeón, incluso en un invierno benigno, basta "un breve período de condiciones atmosféricas apropiadas para que la orografía y la morfología del terreno – factores determinantes a la hora de registrar temperaturas extremas, incluso más que la altitud" conviertan la Vega en un congelador.

Por eso, "cuando a estas características se une la presencia de nieve – un estupendo aislante que evita que el suelo caliente el aire y por tanto acrecienta las pérdidas de calor por radiación – y viento en calma con cielos despejados durante la noche, tenemos lo que técnicamente se denomina en la bibliografía científica como 'CAP' (del inglés Cold Air Pool, Piscina de Aire Frío)". Es decir, "un sistema aislado en el que el calor se irradia hacia la estratosfera sin que haya nuevos aportes térmicos hasta que el viento o el sol interrumpen la pérdida".

Filomena sigue aquí

BBC

Efectivamente, la borrasca Filomena sigue entre nosotros y ya ha llenado de nieve buena parte del país (aunque parece que no tanta como se esperaba). De hecho, es posible que estos días volvemos a registrar algún otro récord de temperatura en lo que se ha convertido en sorprendente competición improvisada. Sin embargo, como señalaba más arriba, "salvo sorpresa de última hora" el récord oficial seguirá en el lago pirenaico: no parece que haya otra estación de la AEMET en disposición de batirlo.

Imagen | Fernando Puente

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