Decenas de niños están demandando a sus gobiernos en todo el mundo por el clima y, por ahora, la Justicia les está dando la razón

En 2015, 21 norteamericanos de entre 8 y 18 años demandaron al Gobierno de Estados Unidos por violar “los derechos constitucionales de la generación más joven a la vida, la libertad y la propiedad”. Según la demanda, el Gobierno norteamericano había promovido políticas de promoción de combustibles fósiles a pesar de la enorme evidencia científica que indica que estos son la causa principal del cambio climático que estamos viviendo.

Hace cuatro años parecía una llamativa campaña de comunicación. Sin embargo, a estas horas, los abogados ultiman los detalles de un juicio federal que arranca el 29 de octubre y no solo puede marcar la agenda judicial de EEUU, sino que ha impulsado una "revuelta infantil" contra el Cambio Climático.

Juliana vs United States

Los 21 chavales junto a Earth Guardian (una famosa organización climática hawaiana dedicada a promover el empoderamiento de los jóvenes) y Ours Children’s Trust (la organización sin ánimo de lucro que aporta el dinero) llevan años cosechando un éxito judicial tras otro. Y por la colaboración del Gobierno.

Tanto Obama como Trump han hecho todo lo posible por convencer a los tribunales de que la demanda debía ser desestimada. La última vez el 20 de julio de este año. Pero conforme avanza el recorrido judicial, nuevas demandas y acciones legales se suman a la fiesta generando un amplio cuerpo de precedentes que previsiblemente acabará sobre la mesa del Tribunal Supremo de EEUU.

La cuestión central es si “tener un clima estable que sustente la vida es un derecho implícito en la Constitución de EEUU” y, por tanto, si el Gobierno federal debería hacer todo lo que estuviera en su mano para asegurar ese derecho. No parece que sean buenos tiempos para llevar esta demanda al Supremo, sobre todo, por su rechazo a reconocer nuevos derechos. Pero quedarnos ahí, sería ver solo una pequeña parte del tablero global.

¡Jóvenes del mundo, demandad!

Ese parece haber sido el lema de una nueva generación de acciones judiciales que, con los jóvenes como "protagonistas", está metiendo el cambio climático en los tribunales. A nadie se le escapa el problema que supone la instrumentalización de la infancia en debates que son esencialmente políticos. Sin embargo, y pese a estos reparos, las justicias nacionales parecen creer que estos movimientos tienen sentido.

Este mismo año, la Corte Suprema de Justicia de Colombia autorizó a un grupo de jóvenes del país que querían demandar al Gobierno por poner en marcha políticas que afectan a la Amazonía y, por extensión, afectarán a sus derechos (medioambiente saludable, vida, salud, comida o agua) en un futuro no tan lejano. En Bélgica, también se están tramitando tres de estas demandas y no son los únicos lugares.

Con más o menos suerte, podemos encontrar casos similares en La India, en Paquistán, en Países Bajos o en Noruega. El año pasado, sin ir más lejos, un grupo de niños portugueses (de las zonas afectadas por los incendios) iniciaron los preparativos para demandar a la Unión Europea por su responsabilidad en no implementar medidas políticas eficaces que hagan todo lo posible por asegurar sus derechos.

No está claro cuál será el futuro de todo esto. Sin embargo, la batalla legal por el clima es algo tan real como el cambio climático y la coordinación internacional va camino de marcar la agenda climática en un momento en que los tratados internacionales parecen estar en horas bajas.

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