En 1872, los venecianos empezaron a registrar sistemáticamente la altura de las mareas que inundaban la ciudad. Ha pasado casi siglo y medio, 7,644 semanas y la peor de todas las que se recuerdan fue la que acabó este domingo. La tercera inundación en siete días alcanzó los 150 centímetros, una altura que, aunque lejos de los 187 de la semana pasada, es el colofón a una sucesión de catastróficas desdichas que el alcalde de la ciudad valora ya en unos 1.000 millones de euros.
Y lo peor de todo es que se podría haber evitado. En 2003, se inició la construcción del MOSE (Modulo Sperimentale Elettromeccanico), un descomunal sistema de 78 diques que debían proteger la ciudad contra viento y marea. Estaba previsto que entrara en funcionamiento en 2016, pero los retrasos hablan ya de 2021. Y mientras tanto, dos tercios de la ciudad siguen bajo el agua.
¿Qué es MOSE y por qué no está en marcha?
La idea detrás del proyecto es sencilla: la Laguna de Venecia se conecta con el mar Adriático por tres zonas (Lido, Malamocco y Chiggia), MOSE consiste en un sistema de 78 esclusas móviles (300 toneladas y 60 metros de longitud) que ante la amenaza de acqua alta se llenaran de aire creando un dique de contención.
De esa manera, se intentaba garantizar que la conexión entre la laguna y el mar fuera lo más "normal" posible. Y solo cuando la ciudad estuviera en peligro, se romperían las corrientes submarinas que garantizan la supervivencia de ese delicado ecosistema marítimo.
El proyecto (con sus más y con sus menos) era la joya de la corona del Véneto y todo parecía ir sobre ruedas hasta que hace cinco años, el Gobierno Italiano se vio obligado a intervenirlo ante unas acusaciones de corrupción (comisiones ilegales, fraude y gestión desleal) que aún se están investigando.
Sea como sea, el resultado es que el proyecto de 7.000 millones de euros lleva años de retraso y, aunque a principios de este año se anunció que estaba casi terminado, parece que queda un largo camino antes de que esté operativo.