En 2013, un equipo de investigadores dedicaron miles de horas de trabajo y una cantidad ingente de recursos a secuenciar la 'nuez de Mar'. Aunque ya lo intuíamos, gracias a ese trabajo descubrimos que las Mnemiopsis leidyi, como se las conoce en el mundillo, eran "los familiares más antiguos de los animales vivos" y "pertenecen al primer linaje del que divergió el resto del árbol genealógico".
Algo alucinante si queremos indagar nuestra historia evolutiva. Los científicos compararon genomas de animales vivos con los más de 16.000 genes de la nuez de mar y descubrieron cosas sorprendentes sobre el desarrollo del sistema nervioso y las primeras células musculares. Sin embargo, hubo una cosa que hemos tenido que esperar más de media década para descubrir: su ano viene y va; es transitorio, efímero, evanescente.
Ahora lo ves, ahora no lo ves
Todo empezó el día en que Sidney Tamm, investigador en el Laboratorio de Biología Marina en Woods Hole (Massachusetts), estuvo a punto de volverse loco mientras investigaba con las nueces de mar: no había forma humana de encontrarles el ano. Perdonen la expresión. Y eso no podía ser. Desde al menos 1850, los investigadores tienen claro que estos animales, a diferencia de las medusas, tienen un intestino pasante con boca y ano diferenciados. ¿Dónde se había metido?
Justo cuando estaba a punto de darse por vencido, apareció para alivio del investigador. Pero segundos después, ya no estaba. Era imposible de ver ni bajo el microscopio. Tamm acaba de descubrir que las nueces de mar tenían un ano on demand
Voy a desarrollar la idea porque a mi me ha costado cogerla a la primera: el ano de la nuez de mar se forma solo y exclusivamente cuando necesita defecar. De hecho, una vez que ha terminado la operación, desaparece sin dejar rastro. "No es visible cuando el animal no está haciendo caca", explicaba Tamm.
¿El primer ano de la historia evolutiva?
"Ese es hallazgo realmente espectacular. No hay documentado un ano transitorio en ningún otro animal que se conozca", continuaba Tamm. Según sus observaciones, estos animales no tienen una conexión permanente entre la tripa y la parte posterior del cuerpo.
Conforme los desechos se van acumulando en el intestino, el fondo de saco se va hinchando y sus paredes tocan la epidermis. Es en ese momento cuando se fusionan ambos tejidos y se forma la abertura anal. Una vez vacío, el proceso se invierte y el agujero desaparece.
El proceso es relativamente sencillo porque tanto el intestino como la epidermis tienen solo una capa celular, pero no deja de ser sorprendente que ocurra una vez por hora en adultos y ¡hasta diez veces por hora en larvas!
Tamm cree que el descubrimiento podría representar una etapa intermedia en la evolución. Es decir, que el proceso de abultamiento intestinal y fusión con la epidermis es el primer paso en el desarrollo evolutivo del ano antes de volverse en algo permanente. No sé si será así, pero a nosotros nos ha dejado anonadados.
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