Los avisos que estábamos teniendo en 2020 del propio planeta no eran precisamente tranquilizadores y la NASA ha venido para confirmarnos científicamente que nuestras sensaciones eran ciertas: 2020 ha sido uno de los años más calurosos desde que tenemos registros. No es ganador absoluto porque empata con 2016, pero es que éste fue el campeón absoluto.
Ahora 2016 y 2020 comparten este desafortunado trono dentro de la era del cambio climático. Algo que cabía imaginar tras tiempo después de superar límites críticos y tras superar (dos veces en 2020) el registro de temperatura más alta de la historia.
Teníamos muchas papeletas y nos tocó el premio
Explica la NASA en uno de sus últimos vídeos que la temperatura media global de la superficie de la Tierra en 2020 igualó a las de 2016, de ahí que según la agencia se haya dado este fatídico empate técnico. El dato que han destacado es que la temperatura global promedio fue de 1,02ºC más caliente que la usada como media de referencia (la media entre 1951-1980 usada de acuerdo con el Instituto Goddard de la NASA).
En total, la temperatura media de la Tierra ha aumentado más de 1,2ºC desde finales del siglo XIX. Punto que destaca la NASA al hablar de este empate, recordando que más que el dato puntual de un año o los que sean lo que muestra el problema es la tendencia. Ya lo veíamos en un gráfico muy visual que mostraba el aumento de temperatura en ciertas ciudades, resaltando que especialmente desde los años 70 el aumento ha sido más global y acentuado.
De hecho, según Gavin Schmidt, director del Instituto Goddard, los últimos siete años registrados son los más cálidos de la historia. La plata, por cierto, se la lleva 2017, otro horno según los registros.
No hace mucho decíamos que [estamos cerca de los "temidos 1,5ºC" precisamente en referencia a ese aumento global de la media. En el Acuerdo de París de 2015 se estableció que la Tierra no debe calentarse más de 2ºC, de ahí que incluso una décima de aumento sea algo importante.
La NASA saca pecho ante la NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica) por el tipo de registro, dado que la NOAA no estima las temperaturas en regiones polares (al carecer de observaciones ahí). De ahí que para la NOAA 2020 quede más claramente en segundo lugar y no tanto en empate.
Los análisis de la NASA incorporan, según matizan, mediciones de temperatura de la superficie de más de 26.000 estaciones meteorológicas y miles de observaciones desde buques y boyas. Todo esto alimenta a un algoritmo que considera la diversidad espacial entre las estaciones y los efectos de calentamiento urbano que podrían sesgar los datos, siendo el resultado de estos cálculos una estimación de la diferencia de temperatura media global con el periodo de referencia que antes indicábamos.
Y la conclusión es la misma: la actividad del ser humano nos envía a un punto de no retorno y que en la Antártida se registrase una temperatura "increíble y anormal" en 2020 tiene pinta de que cada vez lo sea menos. Acabado de empezar 2021 tenemos opción de no subir a ese podio donde ya está 2020, aunque según la NASA debido a la pandemia de COVID-19 bajaron las partículas de contaminación del aire y eso permitió que llegase más luz solar y se diera un efecto de calentamiento. Y aún nos queda pandemia por delante.