Surface Book 2, análisis: más potencia gráfica para un portátil al que le sobra ser convertible

El portátil convertible de gama alta de Microsoft no salió de Estados Unidos cuando la empresa presentó su primera versión en octubre de 2015, pero el Surface Book 2 pronto llegará a España, y nosotros ya hemos podido probarlo.

¿Con qué nos hemos encontrado? Pues con un equipo espectacular en su diseño, construcción y prestaciones que aún así cuenta con un par de obstáculos importantes. Adéntrate con nosotros en el que es sin duda uno de los mejores portátiles convertibles del mercado.

Especificaciones del Surface Book 2

El lanzamiento de los primeros Surface Book a finales de 2015 se vio afectado por problemas como los que estos equipos tuvieron con la gestión de energía. Aquellos conflictos se acabaron solucionando, pero estos equipos pedían una actualización desde hace algún tiempo.

Esa actualización ha llegado por fin, y lo ha hecho no con una sino con tres variantes distintas de aquel modelo original. La primera es la versión básica con pantalla de 13,5 pulgadas, mientras que encontramos un modelo con esa misma diagonal bastante más ambicioso —el que nosotros hemos probado— y una versión especial de 15 pulgadas que ofrece aún más potencia.

Microsoft Surface Book 2
Pantalla Táctil IPS 13,5 pulgadas 3000 x 2000 (Formato 3:2, 267 ppp)
Tamaño 312 x 232 x 23 mm
Peso 1,642 kg (tableta 719 g)
Procesador Intel Core i7-8650U
Gráficos NVIDIA GeForce GTX 1050 (2 GB GDDR5)
RAM 16 GB LPDDR3
Almacenamiento SSD 1 TB Samsung PM961 NVMe M.2
Sistema operativo Windows 10 Pro
Conectividad Wi-Fi 802.11ac, Bluetooth 4.1
Batería 75 WH (23 WH en tableta y 52 Wh en la base)
Puertos 1 USB-C (USB 3.1 Gen. 1), 2 x USB 3.0, puerto auriculares, lector tarjetas SD, dos puertos Surface Connect
Cámaras Frontal 5 Mpíxeles (Windows Hello), trasera 8 Mpíxeles
Precio Desde [3.449 euros](https://www.microsoft.com/es-es/store/config/surface-book-2/8MCPZJJCC98C?cid=surfacebook2interstitial&selectedColor=)

El modelo que hemos analizado coincide con el 15 pulgadas en el procesador, un Intel Core i7-8650U con cuatro núcleos y ocho hilos de ejecución que es capaz de ofrecer frecuencias de trabajo de hasta 4,2 GHz en modo Turbo. La memoria RAM va desde los 8 hasta los 16 GB en módulos LPDDR3, y aquí nos encontramos con una pequeña limitación: la memoria no es LPDDR4 por la sencilla razón de que esos procesadores no tiene soporte para este tipo de módulos.

En cuanto al almacenamiento, contamos con unidades de entre 256 GB y 1 TB que aprovechan muy bien las novedades del mercado: en nuestro caso por ejemplo hemos analizado el modelo con 1 TB de almacenamiento en una unidad Samsung PM961 que presume de soporte NVMe y llega en el ya asentado formato M.2.

Donde llegan las diferencias más notables es en la oferta gráfica. El modelo básico no cuenta con gráfica discreta y se limita a una CPU Intel Core i5-7300U con una GPU integrada Intel HD Graphics 620, los dos modelos superiores hacen subir la apuesta.

A partir de ahí llegan las buenas noticias, porque el modelo de 13,5 pulgadas que hemos probado integra una NVIDIA GeForce GTX 1050 con 2 GB de memoria de vídeo, y si nos vamos al modelo de 15 pulgadas nos encontramos con toda una GTX 1060 acompañada por 6 GB de memoria de vídeo. Podríamos considerar esa versión como un portátil de gaming disfrazado de convertible.

Nos centraremos a partir de ahora en el modelo de pruebas, que además de ese excelente refuerzo en el apartado gráfico llega con una batería de 75 Wh repartida en dos segmentos. El primero, de 23 Wh, está integrado en la tableta, mientras que la base-teclado cuenta con otra batería de 52 Wh.

En esa oferta hardware nos encontramos con dos puertos Surface Connect para poder alimentar el Surface Book 2, una opción singular e inquietante que se une a ese puerto USB-C en uno de los laterales que también permite alimentar el equipo. ¿Por qué mantener entonces el puerto Surface Connect? Microsoft parece querer apostando por su tecnología propietaria, pero además en el puerto USB-C nos encontramos con una de las limitaciones más claras de este equipo: no contar con soporte Thunderbolt 3.

Lo que sí ofrece es soporte con puertos USB 3.0 tradicionales, además de un lector de tarjetas SD. Esa elección de puertos (el USB-C con interfaz USB 3.1 permite la conexión a monitores externos con adaptador adicional) es adecuada y nos evitará la mayoría de dongles a los que obligan esos equipos que apuestan solo por puertos USB-C, incluido el Surface Laptop que analizamos en Xataka.

Resulta algo chocante ver una cámara trasera en un portátil, pero lo cierto es que la cámara de 8 Mpíxeles es un elemento curioso y que incluso puede sacarnos de algún apuro. La cámara frontal, con una resolución de 5 Mpíxeles, es adecuada para videoconferencias y también integra la tecnología Windows Hello de reconocimiento facial.

Más difícil de encontrar es el puerto de auriculares, que se encuentra en el lateral derecho de la pantalla y no en la base como suele ser habitual. Microsoft nos vuelve a recordar con esa decisión que el modo tableta es también protagonista en este equipo. O más bien, quiere serlo.

La pantalla, por otro lado, vuelve a dejar claro que Microsoft sabe cómo acertar en este apartado. Lo hizo en los Surface Pro desde sus comienzos y vuelve a hacerlo con una pantalla IPS de 13,5 pulgadas y resolución 3000 x 2000 píxeles que muestra unos colores brillantes y vivos (pero no saturados) y que tiene una definición y ángulos de visión envidiables.

En exteriores el acabado brillo de la pantalla no ayuda, pero en interiores la calidad de la misma es realmente fantástica, y las mejoras en el soporte HiDPI para pantallas con altas resoluciones ha hecho que podamos disfrutar de un escritorio y unas aplicaciones con una definición sobresaliente.

Diseño impecable

Cuando Microsoft apareció en escena con los Surface Book lo hizo con una serie de novedades realmente interesantes en el diseño, y la más peculiar de todas ellas fue la de esa singular bisagra, seña de identidad de estos equipos, que recuerda a los engranajes de las ruedas de un tanque y que funcionaba de forma realmente eficaz.

Ese funcionamiento no obstante tiene una limitación, y es el ángulo de abatimiento. Podremos desplegar la pantalla a un ángulo cómodo, pero no podremos ir mucho más allá de los 90 grados, y desde luego será imposible abatirlo hasta los 180 grados.

No es que abatir la pantalla 180 grados sea especialmente útil, pero las críticas a esta bisagra suelen llegar por ese lado aunque a nosotros nos parezca una preocupación menor. De hecho la forma en la que funciona la bisagra contribuye a otro apartado: llevar el equipo en la mano de un lado a otro resulta especialmente cómodo porque la curva que forma la bisagra hace que el Surface Book 2 parezca, en efecto, un libro con ese "lomo metálico".

Esa bisagra (y su ángulo de apertura) se mantiene intacta en el Surface Book 2, y también lo hace esa otra idea de diseño interno mucho más llamativa: la de separar los componentes para integrar parte de la batería, la CPU, la memoria y el almacenamiento en la pantalla, y dejar la GPU y buena parte de la "batería global" en la base en la que encontramos el teclado y el touchpad.

Al desplegar la pantalla (difícil hacerlo con una mano, por cierto) nos encontramos con unos marcos amplios, algo que podría ser preocupante en un equipo de esta gama si no fuera porque una de las funciones de esa pantalla es funcionar como tablet, y en ese escenario los marcos decentes no son recomendables, sino casi obligatorios para evitar que toquemos la pantalla y se confundan gestos o interacciones táctiles con el modo tableta.

En la base nos encontramos con un teclado que tiene un teclado muy bien distribuido tanto en tamaño como en disposición de las teclas. El tacto ligeramente gomoso (un "gomoso agradable", de hecho) y el recorrido de las teclas es realmente fantástico, y durante la redacción de este análisis nos hemos encontrado muy a gusto con esta parte tan crucial de la interacción con el equipo.

En ese teclado nos encontramos con la habitual fila superior de teclas de función que doblan como botones de acceso rápido a la reproducción multimedia, a la configuración del brillo de pantalla o retroiluminación de teclado, que por cierto ofrece cuatro niveles, del desactivado al más brillante. En nuestro caso encontramos que la retroiluminación no es recomendable en condiciones de luz normal: ese brillo de las teclas molesta más que ayudar.

La tecla Fn situada al lado de la Ctrl izquierdo permite "bloquear" el funcionamiento de esa fila superior, algo que consideramos una excelente solución frente a condicionar ese comportamiento en la BIOS como hacen los fabricantes en otros modelos.

Dos curiosidades en ese teclado destacan sobre las demás. La primera, la presencia de la tecla que permite desconectar la pantalla del teclado. El mecanismo magnético que utiliza Microsoft se desactiva con este "interruptor" que actúa como mecanismo de seguridad para que la pantalla se mantenga siempre en su sitio a no ser que deseemos desconectarla expresamente.

La segunda es la del botón de inicio del equipo, que no se encuentra en el teclado o en alguno de los laterales de la base. En lugar de eso lo encontramos en el borde superior de la pantalla junto a los accesos al control de volumen. La decisión es lógica si tenemos en cuenta que la parte tableta del Surface Book 2 puede tener entidad propia por sí sola, pero desde luego choca ese momento en el que buscamos cómo encender el portátil y nos encontramos con que hay que encenderlo como si fuera una tableta.

Hablábamos del teclado pero también es importante el papel del touchpad, de tamaño más que respetable y con el evidente soporte de gestos multitouch de Windows 10. Su tacto es excelente, y una vez más nos hace recordar los viejos y malos tiempos en los que los touchpad de los portátiles basados en Windows estaban a años luz de distancia de los MacBook de Apple.

Este es uno de esos elementos que hacen que esa experiencia sea ya fantástica, aunque por defecto los niveles de aceleración y desplazamiento sean algo más bajos de lo que desearíamos y al movernos por sitios web con un gran recorrido vertical echemos de menos algo más de velocidad. Eso se puede ajustar en la Configuración de Windows, desde luego, así que es un problema menor.

Uno de los apartados funcionales que conviene recordar es el de la autenticación con Windows Hello. En esta era que vivimos en la que el reconocimiento facial parece estar ganando enteros la tecnología biométrica de Microsoft cumple sin problemas, y el propio modo de uso del portátil, al que miramos para trabajar (o disfrutar) hace que esta tecnología se adapte perfectamente.

Las dimensiones y el peso del equipo son contenidas, pero esa configuración hardware impone un grosor y peso que son claramente superiores a las de otros convertibles de este ámbito.

Esos 23 mm de grosor cuando lo tenemos en modo portátil y sobre todo esos 1,64 kg de peso lo hacen ciertamente más pesado que otros equipos con diagonales de pantalla de 13,5 pulgadas, pero claro, pocos integran estas baterías o una gráfica dedicada como la del Surface Book 2. Al desconectar la tableta, eso sí, nos encontramos con que a pesar de su tamaño su peso es realmente contenido, siendo de 719 g.

Rendimiento: un todoterreno que lo hace bien hasta en juegos

Las pruebas de rendimiento del Surface Book 2 han corroborado lo que esperáhamos: el procesador se comporta de forma notable, pero el apartado en el que hay diferencias con sus competidores "habituales" en el terreno de los convertibles es el gráfico.

Aún así, es importante resaltar que la adopción de los nuevos procesadores de la familia Core de octava generación es un soplo de aire fresco para todo tipo de ámbitos. Esos cuatro núcleos de la subfamilia "U" ayudan mucho (se ve claramente en GeekBench 4) en escenarios en el que las cargas de trabajo pueden distribuirse a lo largo de esos cuatro núcleos o esos ocho hilos de ejecución.

Es cierto que para escenarios de gaming algo más ambiciosos estos micros pueden ir algo más justos que por ejemplo los modelos HQ de otros equipos, pero aún así las mejoras son evidentes y se notan también en el ámbito del consumo energético.

Pero como decíamos, es en el terreno gráfico donde las prestaciones de esa GTX 1050 se notan, aunque el Surface Book 2 imponga un precio ciertamente elevado para poder disfrutar tanto de esta como del resto de sus virtudes.

Nos hemos centrado en las pruebas con 3DMark ya que este no es un equipo de gaming al uso, pero esos resultados son extensibles al ámbito de los videojuegos, ya que podremos disfrutar de todos los últimos títulos, aunque obviamente no al máximo nivel de detalle o a la máxima resolución.

Como se puede apreciar en esas pruebas con las suites de benchmark sintéticos de FutureMark, el rendimiento que podemos esperar del Surface Book 2 es fantástico gracias tanto al procesador como a esa gráfica integrada.

Surface Book 2 (Core i7-8650U, GTX 1050) HP Envy 13 (Core i7-7500U, Intel HD 620) ASUS ROG Zephyrus (Core i7-7700HQ, HTX 1080) HP Omen 17 (Core i7-6700HQ, GTX 1070)
PCmark Home 3.463 3.488 4.734 4.819
PCmark Creative 5.015 4.410 7.463 7.480
3DMark Cloud Gate 17.710 6.830 27.682 25.474
3DMark Ice Storm 157.248 71.846 137.893 123.407

En la tabla hemos querido incluir portátiles de distintas gamas para que se pueda apreciar mejor esas diferencias, y como puede comprobarse de la Intel HD Graphics 620 "básica" de muchos Ultrabooks pasar a una GTX 1050 es un salto muy importante en tareas gráficas.

En escenarios más genéricos como los de PCMark se nota cómo contar con un procesador más "glotón" en consumo también cuenta: el Core i7-6700HQ del HP Omen 17 muestra su poder a pesar de ser más antiguo, pero es que este micro tiene un TDP de 45W frente a los 15W del Core i7-8650U que tenemos en el Surface Book 2.

Aún así las diferencias no son tan llamativas si tenemos en cuenta que como decimos el consumo energético en el Surface Book 2 es muy inferior, algo que entre otras cosas ayuda a tener una autonomía de batería muy superior a esos rivales.

En nuestras pruebas por ejemplo 'Tomb Rider' pudo ejecutarse a una tasa que rondó los 36 FPS en todo momento con un nivel de detalle alto a resoluciones 1080p y con filtrado anisotrópico 4x. Si bajamos el nivel de detalle a medio la tasa casi se dobla hasta los 68 FPS, y ese resultado deja claro que salvo para títulos muy exigentes esta GTX 1050 puede ofrecer una experiencia de gaming muy decente.

En el apartado del almacenamiento las buenas noticias son también notables: la integración de la unidad Samsung PM961 con tecnología NVMe hace maravillas en este caso, y logramos rendimientos que se acercan a los 3.000 MB/s en lectura y llegan a los 1.200 MB/s en escritura, unas cifras de escándalo que garantizan que el acceso al sistema de ficheros será realmente rápido.

El Surface Book suele ser totalmente silencioso, pero cuando hace ruido, lo hace de verdad. Los ventiladores se activaron durante algunas partes de nuestras sesiones de pruebas —por ejemplo en 3DMark o en sesiones de juego ocasionales— y fue en esos momentos en los que quedó claro que esa refrigeración provoca un bufido notable, agudo y ciertamente molesto si uno tiene que soportarlo durante periodos de tiempo prolongados.

Una autonomía sobresaliente

En el Surface Book 2 el comportamiento de la batería también fue destacable: esos 75 Wh de capacidad dan mucho margen de maniobra, y en una sesión convencional de trabajo llegamos al final de la jornada con aproximadamente un 35% de autonomía aún en la recámara. El equipo de Microsoft demostró aquí una capacidad fantástica que hace que esa batería pueda alcanzar e incluso superar fácilmente las 10 horas de autonomía.

Aquí como siempre dependemos de la carga de trabajo: si dedicamos el equipo a la reproducción de contenidos esa autonomía se dispara hasta las 14 horas, mientras que en navegación web la autonomía puede alcanzar como decíamos las 10 u 11 horas.

En tareas más intensivas o en juegos la cosa cambia notablemente, y aquí tendremos suerte si superamos las 4 o 5 horas de autonomía dependiendo de la carga específica. Aún así las cifras son realmente fantásticas, e incluso usando solo la tableta (sin la GPU integrada) la autonomía puede rondar las 4 horas en reproducción de contenidos multimedia y las dos horas y media en navegación web sin demasiados problemas.

Esa faceta se ve algo perjudicada por unos tiempos de carga algo elevados para la capacidad de esas baterías: el cargador incluido suministra una potencia de carga de 100W, lo que permite que las dos baterías se carguen en algo menos de tres horas. Lo curioso del caso es que si solo cargamos la tableta, esta también tarda cerca de tres horas en cargarse por completo, aun cuando su batería es mucho menor.

Como en los últimos equipos de la gama Surface Pro, los Surface Book 2 disponen de una forma sencilla de configurar perfiles de gestión de energía desde el icono de batería de la barra de tareas. Allí podremos optar por un perfil que ofrezca el mayor ahorro energético o uno que ofrezca el mejor rendimiento o un perfil por defecto que es el que ofrece un buen equilibrio entre rendimiento y consumo energético.

Esa configuración permite establecer los estados PL1 y PL2 del procesador en los que se establece cuánto podemos exigirle a sus núcleos en términos de consumo, sobre todo en escenarios en los que hay picos con exigencia máxima. Con el perfil equilibrado obtenemos una buena forma de controlar ese apartado, y sobre todo evitaremos la mayoría de activaciones del ventilador del equipo, que solo saltará de forma breve con un agudo sonido que desaparecerá rápidamente.

Ese buen comportamiento de la batería ha recibido críticas en el caso del modelo de 15 pulgadas. Microsoft reconoció que existía un problema en ciertos escenarios: al utilizar la configuración de modos de funcionamiento en "Máximo rendimiento" puede suceder que "la batería se descargue mientras está conectada al adaptador de corriente proporcionado con el Surface Book 2". Nosotros, eso sí, no hemos observado ningún problema al respecto en el modelo de 13,5 pulgadas analizado.

Software: Windows 10 tiene más sentido que nunca en convertibles

Uno espera de un equipo de Microsoft que la alianza con su sistema operativo de toda la vida, Windows, sea impecable. De hecho el acercamiento que muchos esperábamos de la empresa de Redmond a este segmento era el de Apple: ya que controlas el hardware y el software, el equipo debería funcionar como la seda.

Esa es precisamente la sensación que nos ha dado el Surface Book 2, que claramente trata de aprovechar todas las posibilidades de Windows 10, sobre todo aquellas que afectan al apartado creativo. La actualización a Fall Creators Update es perfecta para un equipo que tiene en su modo tableta uno de sus teóricos atractivos, y que además cuenta con otro elemento menos frecuente en portátiles y convertibles: la cámara trasera.

Esa cámara trasera permite por ejemplo que juguemos con el concepto de Realidad Mixta que Microsoft lleva tiempo tratando de impulsar. Poder superponer objetos 3D en escenarios reales es desde luego curioso, y el 'Visor de Realidad Mixta' integrado en Windows 10 saca a la luz lo mejor de esta tecnología. Las posibilidades están ahí para quien quiera aprovecharlas, aunque el usuario convencional difícilmente pasará de grabar un vídeo o una foto con el dinosaurio de turno en su mesa o en una calle a la que está enfocando.

Las posibilidades de la tecnología de escritura también son patentes, y aquí el principal obstáculo lo tenemos en esa "gigantesca" diagonal de 13,5 pulgadas, que seguramente es fantástica para diseñadores y artistas pero que para usuarios que buscan un dispositivo más cómodo podría plantear problemas.

Si eso no lo es, el precio del Surface Pen sí podría serlo, porque Microsoft no lo incluye y cuesta 110 euros, una cifra que desde luego hará a más de uno pensárselo un poco antes de adquirirlo. Si lo hace, la propuesta de la pantalla parece fantástica, aunque no hemos tenido la oportunidad de probar el resultado.

Por lo demás nos encontramos con una propuesta software que no se diferencia de la que encontraríamos en otros equipos de la competencia, e incluso existen las mismas problemáticas con ese bloatware que llega en forma de algún que otro juego freemium como Candy Crush Saga o alguna herramienta extra que no hemos pedido y que según Microsoft podemos (o no) necesitar.

Nos extraña que en un equipo con este precio Microsoft se arriesgue a una crítica en este sentido, pero ya que lo ha hecho, aquí está: no necesitamos bloatware en ningún equipo, pero aún menos en uno que debería mostrar lo mejor que puede hacer Microsoft sin molestar innecesariamente al usuario con software que no ha pedido.

Algunos querríamos un Surface Book 2 sin el milagro 2 en 1

Al enfrentar inevitablemente este formato con el de los Surface Pro y los Surface Laptop nos encontramos con una sensación agridulce: la de que querríamos un portátil puro sin los sacrificios que había que asumir con el Surface Laptop.

Aquel equipo podía llamar la atención con su diseño y su ligereza, pero tanto en prestaciones como en varios de sus apartados (teclado, puertos de conexión y, desde luego, sistema operativo) nos encontrábamos ante un equipo básicamente endeble.

Nos encantaría poder hablar de un Surface Book en formato económico que solventase esas limitaciones, pero parece que Microsoft no acierta con ese escalón intermedio. Acierta prácticamente de pleno con su tableta convertible (Surface Pro) como con su portátil convertible (Surface Book 2), pero fracasa estrepitosamente con su portátil puro (Surface Laptop).

¿Tan difícil es para Microsoft sacrificar la parte convertible? ¿Es realmente tan difícil creer que hay usuarios que no necesitan usar el stylus, usar el equipo en modo tablet o siquiera tocar la pantalla?

Parece que para Microsoft ese producto es cosa del pasado, algo que es una lástima, porque el Dell XPS 13 (y nos referimos al tradicional, no al nuevo modelo 2 en 1) necesita una alternativa, y una de las pocas empresas que podría ofrecerla es Microsoft.

Me pregunto cómo sería un Surface Book 2 sin esa pantalla desplegable, pero una cosa es segura: sería bastante más económico (menos complejidades, no sería necesaria esta bisagra ni el sistema de desconexión) y podría heredar muchas de las virtudes de los Surface Book 2 e incluso de los Surface Pro.

Surface Book 2, la opinión y nota de Xataka

Estamos ante un equipo impecable en casi todos los frentes, pero no exento de limitaciones. Entre las más importantes probablemente esté esa ausencia de soporte Thunderbolt 3, pero también conviene recordar que la parte de la tableta es demasiado grande y voluminosa (por muy sorprendente que sea su ligereza gracias a ese milagroso material llamado magnesio) como para poder ser utilizada de forma cómoda salvo que la tengamos apoyada en una superficie para trabajar.

No pudimos evaluar el comportamiento del Surface Pen de Microsoft en esta pantalla, pero desde luego lo que criticamos de la diagonal en cuanto a peso y dimensiones lo alabamos porque a la hora de trabajar en temas artísticos o de diseño ese espacio extra es a buen seguro muy de agradecer.

Salvo por esos pequeños hándicaps, nos encontramos aquí con un equipo que cuenta con una configuración hardware destacable incluso para disfrutar de videojuegos sin demasiados problemas. La autonomía de la batería es asombrosa aunque eso perjudique al peso, algo que no nos importa demasiado y que casi agradecemos.

Lo que también se deja notar es la excelente construcción y acabados del Surface Book, al que es difícil criticar en su diseño o el de sus componentes clave. La pantalla es espectacular y viene calibrada de fábrica, mientras que el touchpad y sobre todo el teclado se comportan también de forma sobresaliente.

El problema fundamental con este equipo es el de su precio. Es cierto que aquí nos encontramos con una propuesta sin apenas fisuras y con unos acabados excelentes, pero pedir casi 3.500 euros por este equipo es demasiado. Este mismo modelo con 512 GB de SSD cuesta 2.849 euros, por ejemplo, y eso hace que esa unidad de 1 TB imponga un sobrecoste ciertamente exagerado.

El modelo base con un Core i5 (sin la GTX 1050), 8 GB de RAM y 256 GB de SSD sale por 1.749 euros, y aunque no lo hemos probado es evidente que las prestaciones bajarán de forma sensible, sobre todo en el ámbito de los gráficos. De hecho incluso en este caso el precio vuelve a ser elevado ante una competencia que también lo está haciendo muy bien. La propuesta de Microsoft es estupenda en casi todo, pero desde luego no en este detalle tan importante.

9

Diseño9,25
Pantalla9,25
Rendimiento9
Teclado/trackpad9,5
Software8,5
Autonomía9

A favor

  • Diseño y construcción impecables
  • Pantalla de gran calidad y definición
  • La potencia gráfica es muy bienvenida
  • Uno de los mejores teclados que hemos podido probar

En contra

  • La ausencia de soporte Thunderbolt 3 es inexplicable
  • El puerto Surface Connect 2 debería dejar paso definitivo al USB-C
  • Si el ventilador se activa, lo hace con un ruido agudo y molesto
  • Su precio, a pesar de todas sus virtudes, es elevado

El ordenador ha sido cedido para la prueba por parte de Microsoft. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas

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