Los miniPCs que iniciaron su andadura con Arduino y se popularizaron con las Raspberry Pi se han convertido en un pequeño milagro que ponen en manos de sus propietarios unas prestaciones impensables hace años. La competencia no para de ofrecer nuevos modelos, y tras un año en desarrollo llega al mercado C.H.I.P., el miniordenador que por tan solo 9 dólares tratará de desbancar a muchos de sus rivales.
Las prestaciones ofrecidas por el pequeño C.H.I.P. son sorprendentes, pero tenemos un competidor directo que podría ponerle las cosas difíciles: las Raspberry Pi Zero de 5 dólares son precisamente una potente alternativa, así que ¿cuáles son las diferencias, y cuál de las dos opciones es mejor para ti?
Mentiras piadosas: ni uno cuesta 9 dólares ni el otro 5 libras
Lo primero que es necesario aclarar en ambos casos es que aunque efectivamente el coste de las placas con los componentes básicos es el que indican sus fabricantes, no será el coste final que nos impondrán estos dispositivos.
En ese coste influyen los accesorios que necesitamos para poner en funcionamiento estos equipos. Algunos de esos accesorios son opcionales, pero otros serán necesarios todo el tiempo. Es el caso del coste del almacenamiento en la Raspberry Pi (sin Micro SD no podremos hacer nada), el de los cables para alimentarlo o los que hacen que podamos conectarlo a un televisor o un monitor HDMI.
También hay que tener en cuenta los gastos de envío, que varían pero que nosotros hemos calculado a través de un pedido estándar en la tienda oficial de C.H.I.P. y a través de un pedido de las Raspberry Pi Zero en una tienda online española. Aquí hay que aclarar que la disponibilidad de las RPi Zero sigue siendo un problema a veces, y conviene acudir a los distribuidores oficiales en Gran Bretaña que lógicamente impondrán unos gastos de envío mayores.
C.H.I.P. | Raspberry Pi Zero | |
---|---|---|
Precio | 8 € | 5 € |
Coste de los cables | 1 € para el cable USB para alimentarlo | 2 € (adaptador mini HDMI a HDMI) + 2 € (adaptador microUSB a USB OTG) + 1 € cable USB para alimentarlo |
Coste HDMI | No (Adaptador en formato de "placa sombrero" por 15 €) | Incluido |
Coste WiFi + Bluetooth | 0 € (incluido de serie) | 12 € (adaptador USB) |
Coste del almacenamiento | 0 € (4 GB incluidos de serie) | 6 € (tarjeta microSD 8 GB) |
Costes de envío a España | 6 € | 4 € (en tiendas españolas) |
Precio total (sin periféricos) | 30 € | 32 € |
En la tabla hemos incluido además un apartado para el coste HDMI: el miniPC C.H.I.P. no dispone de esa salida e integrarla hace necesario comprar una pequeña placa que se coloca encima (su formato es HAT, "sombrero", precisamente por estar situada encima) que tiene un coste de 15 dólares. Ese accesorio no es estrictamente necesario puesto que disponemos de una salida de vídeo compuesto y se incluye un cable para esa conexión (sin sonido, eso sí, aquí tenéis otro cable que sí ofrece esa opción), pero lo cierto es que esa entrada de vídeo no es ya tan común y es probable que muchos usuarios prefieran la cómoda interfaz HDMI que es la norma en nuestros días.
En ambos casos tenemos además opciones interesantes en materia de accesorios, pero lo que queda patente es que ambas propuestas tienen un coste más elevado del que en realidad ofrecen esos mensajes de venta. No incluimos por ejemplo el coste de los adaptadores USB -se supone que tendremos alguno suelto que no utilicemos ya en nuestros viejos móviles-, y tampoco el coste de algunos cables como el HDMI.
C.H.I.P. tiene aquí una ventaja: la integración de la conectividad Bluetooth hace que podamos usar teclados y ratones inalámbricos fácilmente: en el caso de las Raspberry Pi Zero necesitaremos un adaptador USB inalámbrico o bien un concentrador USB para conectar ratón y teclado y poder manejar el dispositivo fácilmente, al menos durante esas primeras operaciones de instalación del sistema operativo en las que estos periféricos suelen ser mucho más cómodos que hacer uso de conexiones SSH para administrarlos y configurarlos remotamente, por ejemplo.
Especificaciones: no hay grandes diferencias en potencia
En materia de especificaciones hardware nos encontramos con dos propuestas muy similares en la mayoría de los apartados. El C.H.I.P. es más ambicioso por un apartado fundamental: esa conectividad WiFi integrada que puede dar mucho juego a quienes quieren conectar el dispositivo directamente a su red de área local para disfrutarlo desde el primer momento.
Eso no ocurre en el caso de las Raspberry Pi, más limitadas en ese terreno aunque podremos resolver esa faceta con un adaptador WiFi USB o bien un adaptador de USB a Ethernet. Eso impondrá un coste adicional con el que hemos contado en la tabla anterior, algo a tener en cuenta y que hace que ambas propuestas estén bastante equilibradas en todo: una no tiene HDMI pero sí conectividad WiFi+Bluetooth, mientras que en la otra ocurre lo contrario.
C.H.I.P. | Raspberry Pi Zero | |
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Puerto GPIO | 80 pines | 40 pines |
Procesador | AllWinner R8 a 1 GHz | Broadcom BCM2835 a 1 GHz |
Memoria RAM | 512 MB | 512 MB |
Almacenamiento | 4 GB | No (ranura Micro SD) |
Alimentación | Adaptador USB 5V y 300 mA | Adaptador USB 5V |
Alimentación por batería externa | Una celda LiPo 3,7V (no incluida) con dos pines 2-pin JST-PH de 2,0 mm | No |
Conectividad | WiFi 802.11b/g/n | No |
Bluetooth LE | Sí | No |
Puertos USB | 1 x USB-A, 1 x Micro USB con OTG | 1 x Micro USB con OTG, 1 x Micro USB |
Salida de vídeo compuesto | Sí (cable mini TRRS a RCA incluido) | No |
Licencia | Open Hardware | Propietario |
Dimensiones | 40 x 60 mm | 30 x 65 x 5 mm |
En términos de potencia ambas alternativas están a la par, aunque hay un apartado que puede definir las cosas para muchos: aunque C.H.I.P. incluye una memoria eMMC de 4 GB como base de su almacenamiento interno -allí instalaremos el sistema operativo- no contamos con ranura Micro SD, algo que sí ocurre en las Raspberry Pi Zero. Al precio que están estas tarjetas la opción nos parece más interesante. En ambos casos podremos añadir dispositivos de almacenamiento externos, pero la propuesta de la RPi parece más versátil.
Es interesante comprobar que C.H.I.P. tiene algo que no tiene ninguna Raspberry Pi: un botón de encendido y apagado, algo que parece más intuitivo que eso de apagar y encender la Raspberry Pi a golpe de tirón y conexión del cable Micro USB -aunque antes deberíamos haber apagado por software, algo que muchos no hacen (hacemos) y que compromete la integridad de los datos-.
La comunidad es la gran ventaja de las Raspberry Pi Zero
Hay un apartado en el que las Raspberry Pi Zero y sus hermanas mayores barren a la competencia: la comunidad de usuarios y desarrolladores es brutal en este caso, y hace que el interés por estos dispositivos permita acceder a muchas más opciones en temas software y hardware.
La cantidad de proyectos que aparecen y que toman las RPi como base es enorme, y aunque C.H.I.P. y otras propuestas ofrecen unas opciones de conectividad y potencia similares para muchos usos, contar con la solución aceptada "de facto" hace que esta y el resto de competidoras de las Raspberry Pi pierdan a menudo puntos, sobre todo para los usuarios noveles.
Esa nutrida comunidad también hace que tengamos a nuestra disposición muchas más opciones en forma de accesorios hardware. No solo carcasas, sino módulos y accesorios que extienden las prestaciones de las Raspberry Pi Zero y que probablemente den más garantías a los que quieren experimentar. Para usuarios sin tantas pretensiones a la hora de "trastear", C.H.I.P. y otras placas pueden desde luego ser una alternativa muy válida.
En Xataka | ¿Qué se puede hacer con C.H.I.P., el "ordenador" de nueve dólares?