Huawei amplía horizontes. Entra al trapo de la movilidad más productiva con un convertible en toda regla. El MateBook llegaba con Windows 10 y procesadores de la línea Core m de Intel, en varias versiones que parten de los 800 euros y se irán a los 1.800 en su configuración más completa.
He probado durante cerca de una hora este convertible durante el MWC en Bareclona, con el que no podemos evitar pensar en el Surface de Microsoft, y esto es lo que ha conseguido el cada vez más gigante chino en su primer acercamiento al concepto.
"El Huawei Matebook se sitúa más cerca del portátil que del tablet" me comentaba un directivo de la marca durante la feria. Además, es fino y ligero. "Con el mayor ratio pantalla/frontal de la industria". Bueno, veamos de cerca qué ha conseguido llevar Huawei a la feria móvil más importante del mundo.
Huawei Matebook, portátil en movilidad máxima
No puede uno evitar pensar en el Surface Pro 4 cuando lo ve, e incluso en el iPad Pro. Pero como en todo, sacar un producto implica sellar una serie de compromisos. En el Huawei Matebook llegan de la mano del rendimiento, que irá desde el Intel core m3 hasta m7 en su configuración máxima, con 8GB de RAM y 512 de almacenamiento flash.
Por supuesto que el hecho de que sea ligero y delgado suma puntos, aunque tampoco es un dispositivo que invite a usarse sujetando con una mano y trabajando con la otra. 640 gramos se siguen haciendo pesados para ese propósito, aunque en absoluto para su transporte: pensad que no es raro ver ultrabooks en estas diagonales que llegan al kilo y medio.
Tamaño | 12 | 12.3 | 12.9 |
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Resolución | 2.160 x 1.440 | 2.736 x 1.824 | 2.732 x 2.048 |
Peso | 640 | 766 - 789 | 713 - 723 |
Grosor | 6.9 | 8.45 | 6.9 |
El truco está, claro, en que el teclado no va incluido y suma otros 450 gramos, con lo que se iría prácticamente hasta los 1.100 gramos. Este teclado, eso sí, hace también las veces de funda para su transporte. Más adelante la veremos más en detalle.
MateBook se queda en Core m
Con su pantalla de 12 pulgadas y resolución 2.160 x 1.440 tenemos toda la resolución que podemos necesitar en un portátil de estas características. Más de 3 megapixels de panel IPS que arrojan sin duda una experiencia excelente.
El modelo de exposición que pudimos probar es el intermedio en procesador y capacidad pero alto en memoria. O lo que es lo mismo, Core m5 (6y54), 8GB de RAM y 256GB de capacidad.
Y lo cierto es que... este MateBook se calienta con un uso relativamente leve. Bastante. Al menos en la unidad probada. Y eso que se trata de un chipset con uno de los consumos más bajos de Intel, de tan solo 4.5 vatios frente a los 15 de los i5 e i7 que vemos en los Surface Pro 4.
Claro que tampoco destacan en un apartado de rendimiento. Donde los core m de Intel son a la par lo mejor que hay en el mercado para este tipo de dispositivos, pero también lo único.
En este sentido, con pantallas de resolución tan alta (50% más que en el monitor típico de un sobremesa en 1080) y chips de tan bajo consumo hoy día, es fácil congestionar al sistema con tareas tan sencillas como cargar varias pestañas y hacer algo de scroll en una de ellas.
Del pequeño tiempo que estuvimos probándolo, pudimos comprobar que las velocidades de lectura y escritura de la versión de 256GB son de 530 y 395 MBps respectivamente, según el benchmark CrystalDiskMark.
No quería dejar de comentar los dos altavoces que se sitúan en su parte superior (con sonido Dolby y que apenas pudimos escuchar con el ruido de la feria) y se controlan con dos teclas de volumen dedicadas en su lateral derecho. Entre ellas, encontramos un lector de huellas muy bien situado - se encuentra muy rápido al tacto - que llevará la tendencia del móvil al portátil.
El MateBook cojea en el teclado
Se trata de un accesorio de 129 euros que se vende por separado. El MateBook se completa como portátil con él y además le suma como pequeña funda de transporte. Eso sí, que le obliga a no ser ya el convertible más fino del mercado y a ganar bastantes enteros tanto en grosor como en peso.
Se conecta por vía de pines tipo pogo al tablet, nada de Bluetooth. Así, no habrá que preocuparse por cargarlo o sincronizarlo, además de que nos podemos olvidar de todo lag a la hora de usarlo.
Al igual que el MateBook, el Portfolio Keyboard llega en dos colores. Si el Matebook está disponible en aluminio plateado con frontal negra y dorado con frontal blanca, las funda negra es completamente negra, mientras que la color camel por fuera es de un tono perlado en su interior.
Pero el teclado es por donde llega buena parte de la interacción que tenemos con un portátil, y a decir verdad el teclado en este primer modelo es algo endeble. Por una parte, el saliente que hace de pata del teclado no llega a tocar la mesa en una superficie plana, por lo que el teclado está 'flotando' en la parte en que se une al tablet, hundiéndose en cada pulsación.
Por otra, vemos que la sujeción al dispositivo, haciendo de soporte, tampoco es lo más estable. Nos confirman en la feria que tiene dos inclinaciones, como vemos en las fotos, pero nosotros dudamos realmente de que así sea. Deja colocarlo, pero este segundo nivel más horizontal aguanta poco y se cae fácilmente al usarlo. El vertical es más robusto, aunque tampoco diríamos que una roca.
Por otra parte, a las teclas se le suman la mala estabilidad del teclado, con que están muy juntas unas de otras y tienen una fuerza de activación demasiado baja. Esto es un imán de typos y nos obliga andar con pies de plomo - al principio al menos - a la hora escribir.
En cuanto al trackpad incorporado, nos ha gustado bastante: es grande y se deja usar. Permite hacer clic en cualquier parte y gestos tipo scroll a dos dedos e incluso pinch-to-zoom. Pero en general, ojalá se trate de una primera versión y la que llegue al mercado esté mejor terminada.
En cualquier caso, podemos ver una versión más avanzada de esta funda-teclado en su llegada al mercado, que es fundamental para entender este dispositivo como un verdadero portátil y no tanto como un tablet con Windows, a pesar de que se venda por separado.
MatePen y MateDock, accesorios para vitaminar la experiencia
Está claro que una de las grandes pegas a la hora de introducir un convertible tan compacto en el día a día es la falta de puertos más allá del único USB C. Este drama me suena, y Huawei propone el MateDock, un hub de conectividad que incluye otro par de puertos USB 3.0, una entrada Ethernet, un puerto HDMI completo y otro VGA.
Parece una batería de Xiaomi, y lo cierto es que no es demasiado compacto, pero viene en un estuche en el que podemos guardar también el Stylus (si es que lo compramos por otros 69 euros, claro). El Stylus tiene funciones, como goma de borrar pulsando un botón o bien usarlo como mando para presentaciones. Lleva incluso un puntero láser y se carga por microUSB (el antiguo, no C, eso sí).
El MateDock tiene un precio de 99 euros, aunque parece un accesorio de compra casi obligada si queremos hacer de este pequeño portátil un dispositivo principal en nuestras vidas.
Parece que nos encontramos ante un comienzo muy interesante para Huawei en el mundo de los convertibles (quién sabe si algo más en un futuro próximo). ¿El problema? El precio de entrada a estos dispositivos es alto y su rendimiento todavía algo bajo. Haciendo las matemáticas nos sale a un mínimo de unos 1000 euros teniendo en cuenta los 800 del modelo base, su teclado y su dock con puertos expandidos.
En Xataka | MateBook es la primera tablet convertible de Huawei: mucho estilo y Windows 10