El año empezaba de la peor forma posible para Intel. El descubrimiento de las vulnerabilidades Spectre y Meltdown ponía sus procesadores contra la espada y la pared, aunque tanto Intel como el resto de empresas afectadas fueron mitigando el problema con actualizaciones del firmware o de los distintos sistemas operativos disponibles.
Eso no significa que el problema haya desaparecido del todo: para que eso ocurra la única solución es crear chips con diseños hardware que eviten esas vulnerabilidades, algo que todavía no ha ocurrido. En IFA 2018 Intel ha presentado sus nuevas familias de procesadores, y una de ellas, Whiskey Lake, consigue atajar de forma nativa dos de las seis variantes gracias a ciertas modificaciones en el hardware de estos chips.
Whiskey Lake inicia el camino de la solución hardware a Spectre y Meltdown
La nueva generación de procesadores para equipos portátiles de Intel ha sido el lanzamiento más relevante de la firma en los últimos meses. Con la serie-U Whiskey Lake (15 W) y la serie-Y Amber Lake (5 W) la firma planteaba mejoras en la eficiencia y la conectividad, pero los responsables de Intel no hicieron comentarios sobre la situación de Spectre y Meltdown y si esos problemas afectaban a estos procesadores.
En AnandTech precisamente quisieron indagar en esa cuestión, y tras hablar con los ingenieros de Intel lograron aclarar el estado de esos problemas hoy en día.
Ninguna de las dos variantes de Spectre tiene aún solución hardware en Whiskey Lake, pero dos de las cuatro variantes de Meltdown, como se aprecia en la tabla, sí tienen ya mitigación directa en los chips.
La cosa cambia en el caso de Amber Lake, una familia que es una iteración de Kaby Lake con el proceso de fabricación 14+. A falta de soluciones hardware, la forma de mitigar el problema es la que ya conocíamos desde hace meses: una actualización del firmware de los procesadores combinado en ocasiones con actualizaciones del sistema operativo permiten evitar problemas con estas vulnerabilidades.
Cascade Lake y el impacto en el rendimiento
Unos días antes de la presentación de Whiskey Lake y Amber Lake Intel presentaba Cascade Lake, la nueva familia de procesadores orientada a centros de datos y servidores, y que por primera vez introducía cambios en la arquitectura que permitían atajar el problema directamente con el hardware de estos chips.
Gracias a ese enfoque, en Cascade Lake se mitigan tres de las seis variantes de Spectre y Meltdown mediante hardware, aunque en una de esas soluciones también interviene una actualización del sistema operativo.
Whiskey Lake sigue precisamente ese modelo aunque no llega a atajar tantas variantes, pero parece que el camino marcado por Cascade Lake es el que permitirá que en un futuro por fin contemos con chips libres de estas amenazas.
El impacto en el rendimiento sigue siendo uno de los obstáculos a los que se enfrenta Intel con estos mecanismos. Si se mitigan los problemas con software Intel afirma que el impacto puede rondar entre el 3 y el 10% del rendimiento sin esos parches.
Con las mitigaciones por hardware el impacto es mucho menor, afirman en Intel sin dar datos específicos, pero también es cierto que estos procesadores también serán más potentes que sus predecesores, por lo que esa reducción del potencial impacto también será menos apreciable.
Ahora queda por ver si las próximas familias de procesadores de Intel logran atajar completamente el problema de forma nativa, pero la situación poco a poco parece ir mejorando para todos los usuarios.
Vía | AnandTech
En Xataka | El problemón de los procesadores de Intel: a quién afecta, a quién no y cómo solucionarlo