Hoy en día la inmensa mayoría de los dispositivos con los que nos conectamos a internet están basados en arquitecturas x86 (como los fabricados por Intel y AMD) o en la arquitectura ARM (como los fabricados por Qualcomm, MediaTek o Apple). Sin embargo hay alternativas prometedoras en el mercado, y una de las más llamativas es RISC-V.
Esta arquitectura destaca por ser Open Source, pero también por estar orientada a ser totalmente modular, algo que la hace especialmente llamativa para esa Internet de las Cosas que podría conquistarlo todo a corto plazo. ¿Cómo pretende triunfar RISC-V frente a los grandes del mercado actual?
RISC-V vs ARM y x86
Entre los argumentos que manejan los defensores de esta arquitectura está el hecho de que tanto Intel como AMD o los fabricantes basados en ARM están muy centrados en aplicaciones específicas, y no en la modularidad de los diseños que son posibles con la arquitectura RISC-V.
Gracias a esa flexibilidad es posible añadir componentes y sensores a medida que además ayudan a minimizar costes y a reducir por ejemplo el número de transistores necesarios, mejorando por tanto la disipación de calor y haciendo que RISC-V ofrezca procesadores personalizados que hacen simplemente lo que tienen que hacer, pero que pueden hacer más añadiendo esos módulos adicionales.
El otro factor clave es, claro está, el hecho de que RISC-V es Open Source. El éxito de esta filosofía en el mundo del software ha sido aplicada con menor popularidad al del hardware, y ahí es donde esta arquitectura quiere también demostrar su validez frente a las caras licencias que hay que pagar para poder fabricar procesadores ARM.
El interés por RISC-V crece
Algunas startups comienzan a querer sacar provecho de esta arquitectura, y una de las primeras es SiFive, que creará dos nuevos diseños de chips, que licenciará a su vez para que cualquier fabricante pueda utilizarlos. La diferencia con ARM o Imagination Technologies que además de que la licencia tendrá un coste modesto, no habrá royalties asociados, algo que sí encarece esos procesos de licencia con esas dos compañías, por ejemplo.
El E31 Coreplex de 32 bits está destinado a dispositivos IoT, mientras que el Coreplex E51 de 64 bits quiere conquistar el mercado de los servidores, procesadores de red y dispositivos de almacenamiento. Empresas como NVIDIA están investigando en este área, y Microsoft, que hace tiempo que trabaja en FPGAs, es miembro de la RISC-V Foundation, algo significativo.
Aún queda mucho terreno por recorrer —el proyecto se inició en 2010 en la Universidad de California en Berkeley— pero puede que estemos ante una de las alternativas más prometedoras a ese duopolio de facto que existe alrededor de los fabricantes ARM y x86.
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