Este año se estrena 'Rogue One: A Star Wars Story', el primer 'spin-off' de la legendaria saga creada por George Lucas, y ya tenemos la primera píldora para abrir boca: un "teaser preview" de 10 segundos en el que nueve de ellos simplemente son un logo con un fondo negro. El vídeo, que solo muestra un segundo de lo que será el tráiler, vuelve a abrir el debate sobre las técnicas de la industria del cine en este ámbito.
De hecho tenemos prácticas que rayan lo ridículo en ambos extremos. Por un lado están los teasers absurdos como este en los que apenas sí podemos ver una imagen del trailer final -si es que realmente se ve algo de ese tráiler o la película- y por otro están los tráilers que nos destripan tanto la película que casi no vale la pena ir a verla.
El culto al tráiler
Lo comentaba nuestro compañero Mikel Zorrilla en BlogDeCine hace ya casi 4 años: el tráiler ha pasado a convertirse en un acontecimiento, y han pasado esos años en los que hacer un buen tráiler era un arte a una vulgarización total de esa parte del fenómeno audiovisual.
De hecho el tráiler ha sido reconvertido a un acontecimiento por sí mismo. Ya no se trata de vender la película, que también: el objetivo es incluso vender el tráiler que a su vez venderá la película. Los teaser son una forma más de exprimir nuestra atención y de tratar de crear más y más expectación sobre el acontecimiento audiovisual real, la película.
De hecho, hace tiempo que casi prefiero no ver tráilers de películas, y mucho menos teasers. No pude reprimir las ganas con 'Star Wars: El despertar de la fuerza', un tráiler espectacular que cometió el mismo fallo que muchos otros tráilers: hacer que uno espere demasiado de la película final. Jugar con las emociones y, en resumen, lograr que paguemos el precio de la entrada final.
¿Ganan realmente algo los fans?
Si hay un ejemplo claro del nuevo fenómeno tráiler, ese es precisamente el de 'Star Wars: El despertar de la fuerza' una película que como era de esperar generó una expectación absolutamente brutal en todo el mundo. Aquel tráiler que ya nos destripaba parte de la película pero que también sabía jugar con las emociones (#whereisluke?) fue a su vez destripado y versionado hasta la saciedad.
Atentos al tráiler original...
Disney consiguió lo que pretendía, por supuesto: que se hablase de la película constantemente. De repente el tráiler dio paso a remakes del propio tráiler, a comparaciones inevitables con imágenes de anteriores películas de la saga, y a debates y más debates sobre qué significaba cada una de las escenas de la película.
...a la versión adaptada con imágenes de 'Star Wars: A new hope'...
Todos se trataban de adelantar a lo que ocurriría en realidad, todos trataban de adivinar quién era quién en la nueva entrega, y todos se contagiaron de un espíritu en el que parece que los fans ganan, pero quien gana realmente son los estudios, por supuesto. ¿Y por qué? Porque esas expectativas son contagiosas. Mucho. Hasta que pasa lo que pasa.
...y a la fantástica versión de 'tráilers honestos' (activada CC para los subtítulos). Al menos los tráilers permiten hacer estas cosas
Adiós a las sorpresas
Luego llegan las decepciones, claro. No para todos por igual, pero suele ocurrir que en esos tráilers cuentan tanto y de forma tan espectacular que uno cree que va a ir al cine y la película va a ser un tráiler de hora y media. Y el problema es que nunca lo son, pero los tráilers están (ahora) para eso: para hacernos salivar con lo mejor de unos metrajes que a menudo quizás deberían haberse quedado precisamente en ese minuto y medio que tanto nos gustó.
El tráiler de "The Social Network" fue, para mí, uno de los mejores de la historia
No ayuda -para nada- esa afición que tienen ahora los estudios en destriparnos aún más la película con todas esas golosinas que ofrecen antes del estreno final. Es el culto al hype: teasers varios para cada tráiler -porque no se conforman con uno, qué va-, tráilers que no solo desglosan los mejores momentos de la película, sino también los de sus personajes protagonistas, y toda esa parafernalia marketiana consistente en artículos, fondos de pantalla, juegos y aplicaciones que refuerzan esos estrenos mundiales.
Uno llega agotado a la sala de cine, claro, y de hecho ocurre algo muy similar a lo que sucede actualmente en el mundo de los smartphones. Es el negocio de las filtraciones, uno en el que para cuando un fabricante anuncia su dispositivo ya lo sabemos (casi) todo de él. Bien mediante filtraciones oficiales, o bien mediante filtraciones no oficiales (pero sospechosamente precisas).
Las sorpresas han muerto en la sala de cine. Que viva el hype. Que vivan los tráilers.
¿O no?
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