La competencia por acaparar nuestro tiempo de ocio es cada vez más intensa. Las plataformas de vídeo bajo demanda han conseguido en relativamente poco tiempo hacerse un hueco muy sólido en nuestro día a día, y esta realidad, inevitablemente, le pone las cosas un poco más difíciles a otras formas de ocio. No cabe duda de que esta es una de las razones por las que algunas de las empresas que gestionan las salas de cine están reimaginando sus servicios con el propósito de hacerlos más atractivos para los aficionados.
Su estrategia es razonable: si quieres que los consumidores vengan al cine, ofréceles aquello que no pueden disfrutar en su casa. Algo con lo que las plataformas de vídeo bajo demanda no puedan seducirlos. Cinesa es una de las empresas de exhibición que está llevando a cabo esta reconversión. Ha apostado por equipar algunas de sus salas con la tecnología Dolby Cinema y unas butacas eléctricas y reclinables que nos ofrecen más espacio para las piernas y tienen su propia mesa. Algunas de estas salas incluso cuentan con servicio de restauración. Quién diría hace solo unos años que podríamos zamparnos un plato caliente mientras vemos el último taquillazo.
Kinepolis, que es la auténtica protagonista de este artículo, ha apostado por una idea similar, pero su estrategia para llevarnos a sus instalaciones tiene un calado tecnológico aún mayor. Y es que ha equipado sus salas más avanzadas con la tecnología 4DX, que es capaz de generar efectos sensoriales de lluvia, viento, impactos, movimiento, olores, niebla o luz para sumergirnos de lleno en el mundo que recrean las películas. Nosotros hemos probado esta experiencia y da para hablar largo y tendido. Esto es lo que nos propone la tecnología 4DX.
El punto de partida: una calidad de imagen y sonido muy alta
El cine es, ante todo, imagen y sonido, dos vehículos con la extraordinaria capacidad de permitirnos vivir cualquier historia y transmitirnos emociones con una intensidad desbordante, siempre y cuando, eso sí, se utilicen correctamente. Todo lo demás, como las butacas, los efectos sensoriales o las palomitas, está muy bien, y puede potenciar nuestra experiencia, pero si fallan la imagen y el sonido nuestro disfrute se irá a pique irremediablemente.
Las instalaciones de Kinepolis en Ciudad de la imagen, en la periferia de Madrid, cuentan con una sala, la 6, que tiene un proyector láser fabricado por Barco con resolución 4K y una calidad de imagen fantástica. He podido verlo en acción varias veces y su nivel de detalle y contraste son sobresalientes. Honestamente, no conozco las características exactas del proyector instalado en la sala 4DX de este complejo, pero creo que no es tan avanzado como el dispositivo láser de la sala 6. Aun así, su nivel de detalle es muy alto, su contraste está a la altura de lo que podemos esperar encontrar en una sala de cine de referencia y su colorimetría se acerca a la del proyector láser con el que convive en este mismo complejo.
'Alita: Ángel de combate' es una película trepidante y muy disfrutable en una sala como la 12 de Kinepolis, que está equipada con la tecnología 4DX necesaria para hacer posibles los efectos sensoriales
La película que he disfrutado en la sala 4DX es 'Alita: Ángel de combate', la última producción de James Cameron dirigida por el irregular Robert Rodríguez e inspirada en el manga cyberpunk publicado por Yukito Kishiro durante la primera mitad de la década de los 90. Sin duda, es una elección perfecta para descubrir el potencial de la tecnología instalada en esta sala por su trepidante ritmo, estupendas escenas de acción e increíbles efectos especiales. Un apunte importante: las proyecciones en la sala 4DX normalmente son en 3D, por lo que para ver las películas es necesario utilizar las gafas polarizadas habituales.
Antes de que indaguemos en los efectos sensoriales implementados por la tecnología 4DX me parece necesario recalcar la importancia que tiene el sonido en cualquier evento cinematográfico debido a que su impacto en nuestras emociones es tan profundo, o más incluso, que el de las imágenes. La sala 4DX de Kinepolis tiene sonido Dolby 5.1, y, aunque esta tecnología de codificación de audio multicanal no tiene una precisión espacial tan alta como la que nos ofrece el formato Dolby Atmos, con el que sí cuenta la sala 6 de este mismo complejo, su calidad está a la altura de la que los usuarios podemos esperar de una sala de cine ambiciosa.
La principal diferencia existente entre Dolby Atmos y Dolby 5.1 es que el primero de estos formatos de codificación considera que cada fuente puntual de emisión de sonido es un objeto que puede moverse con libertad en el espacio tridimensional físico de la sala de cine. Dolby 5.1, en cambio, recurre a la administración del sonido a través de los mismos canales con los que los usuarios estamos familiarizados gracias a los equipos de cine en casa. Esto significa, sencillamente, que Dolby 5.1 puede desplazar los sonidos por delante, detrás y hacia los lados del espectador, pero siempre en el plano horizontal, mientras que Dolby Atmos, además, puede desplazar cualquier fuente de sonido en el plano vertical.
Este ejemplo puede ayudarnos a entender con claridad qué aporta Dolby Atmos a Dolby 5.1. Imaginemos que estamos disfrutando una película en la que vemos cómo un helicóptero despega y a continuación sale del encuadre para desplazarse por encima de nuestras cabezas hacia la parte posterior de la sala de cine. Con Dolby Atmos percibiremos con claridad, primero, cómo se eleva, y a continuación escucharemos cómo se desplaza por encima de nuestras cabezas hacia la parte posterior de la sala. Sin embargo, con Dolby 5.1 solo podremos percibir cómo se desplaza desde la parte delantera de la sala hacia la trasera, pero no cómo se eleva.
Así son los efectos sensoriales que hacen a la sala 4DX diferente a cualquier otra
El objetivo de la tecnología 4DX es conseguir que el espectador se sumerja con más intensidad en el contenido cinematográfico, y para lograrlo apuesta por una idea muy original: intenta que experimente las mismas sensaciones físicas que viven los personajes en la ficción. Hacerlo posible no es sencillo, y probablemente tampoco es barato, porque requiere instalar en la sala un conjunto de dispositivos diseñados para generar viento, lluvia, olores, niebla, luz y movimiento que deben actuar al unísono con las imágenes que estamos viendo en la pantalla.
Las butacas se mueven, vibran, aplican presión sobre nuestra espalda, e, incluso, nos hacen cosquillas
De todos estos mecanismos el que, en mi opinión, tiene un impacto más contundente en la experiencia del espectador es el movimiento de las butacas. Y es que pueden desplazarse hacia arriba y abajo, hacia la izquierda y la derecha, e inclinarse hacia delante y atrás de forma sincronizada con las imágenes. Durante la proyección de 'Alita: Ángel de combate' me sorprendió lo bien que transmite el movimiento de las butacas la sensación de vértigo cuando la protagonista de la película se coloca en una zona elevada y al borde de un abismo.
Además, cada butaca tiene un estribo (podéis verlo en la siguiente fotografía) sobre el que debemos colocar nuestros pies, primero, por seguridad, pero también debido a que una fina varilla flexible se desplazará para hacernos cosquillas en los instantes apropiados. Pero esto no es todo. Las butacas también vibran y son capaces de aplicar presión en determinadas zonas del respaldo de una manera similar a los sillones de masaje, aunque su propósito no es ayudarnos a relajarnos (al menos no en 'Alita'), sino que sintamos en nuestro propio cuerpo los impactos que vemos en la gran pantalla. Esta presión no duele en absoluto, pero combinada con la acción de la película en algunos momentos resulta sobrecogedora.
Los ventiladores que podéis ver en la siguiente fotografía están colocados en la zona en la que se unen las paredes laterales y el techo, y son los responsables de producir el viento y las burbujas. Esta imagen tiene un poco de ruido porque había muy poca luz ambiental en la sala y me vi obligado a incrementar la sensibilidad de la cámara para poder tomarla. Durante la proyección de la película no percibí las burbujas, pero el viento sí estaba presente en momentos puntuales y realmente consigue transportarte al entorno por el que se mueve Alita. Un dato importante es que estos ventiladores son lo suficientemente silenciosos para que su nivel de ruido quede enmascarado por la banda sonora del filme.
Los dispositivos que se encargan de generar la lluvia y desprender los olores están instalados en el respaldo de cada butaca y actúan sobre la butaca situada justo detrás. La lluvia es fina y tiene la suficiente intensidad para que la notes, pero no cala en ningún momento. Ese fino chorro de agua sale por un pequeño orificio situado en la parte superior del respaldo, justo encima del pequeño cartel que nos indica los números de fila y butaca. De desprender los olores se encarga un difusor colocado en el centro del respaldo, aunque, honestamente, apenas los percibí durante la proyección. Quizá 'Alita' no es la película con más margen de maniobra a la hora de estimular nuestro olfato con diferentes olores.
Como he mencionado en el párrafo anterior, la fina lluvia que proyecta sobre nosotros el dispositivo instalado en el respaldo de la butaca que tenemos delante no tiene la suficiente intensidad para calarnos, pero si, por la razón que sea, preferimos no mojarnos nada, podemos desactivar la emisión de agua pulsando un botón alojado sobre el reposabrazos de cada butaca. Aunque yo no lo utilicé me parece una buena idea porque puede haber personas que lleven puesta ropa delicada y prefieran no mojarse.
Sí, funciona, y es una experiencia más intensa de lo que esperaba
La tecnología 4DX no es apta para todo el mundo. Justo antes de iniciar la proyección de la película Kinepolis nos advierte que las personas que miden menos de un metro no pueden utilizar la sala. Esta innovación tampoco es apta para mujeres embarazadas, niños pequeños, personas con movilidad reducida o con problemas de corazón, espalda o cuello; así como para personas que se marean con facilidad o sufren epilepsia. Estas medidas de seguridad pueden parecer un poco exageradas, pero no lo son en absoluto.
La valoración de la experiencia que nos ofrece la tecnología 4DX es personal, pero merece la pena probarla al menos una vez
Y es que la intensidad de los efectos sensoriales, especialmente de los asociados al movimiento de las butacas, es mayor de lo que esperaba. La valoración de la experiencia que nos ofrece la tecnología 4DX es muy personal, y me parece razonable que unas personas esperen que la intensidad de los efectos sea aún mayor, mientras que a otras les parecerá excesiva. Yo estoy a medio camino entre estas dos posiciones. Creo que los efectos de viento y lluvia tienen la intensidad adecuada porque los percibí, pero no me distrajeron de la trama de la película.
Sin embargo, el movimiento de las butacas en algún momento me pareció demasiado intenso. A veces, incluso, lo suficientemente violento para distraerme de la película y ser demasiado consciente de que estaba siendo agitado. Estoy seguro de que la intensidad puede ser graduada, por lo que quizá sea simplemente un problema de equilibrio que los responsables de crear los efectos 4DX pueden resolver ajustando el movimiento para que sea un poco más sutil y algo menos agresivo. De lo contrario, en mi opinión, este efecto en particular puede transformarse en un arma de doble filo que en vez de enriquecer nuestra experiencia consiga estropearla.
Por último, llegamos al apartado más escabroso: ¿cuánto cuesta esta experiencia? Como es lógico, una entrada para la sala 4DX es más cara que una entrada normal, que ya de por sí suele tener un precio alto, a menos que podamos disfrutar alguna promoción puntual. En las instalaciones de Kinepolis de Ciudad de la imagen cada entrada para la sala 4DX cuesta 14,20 euros, lo que la sitúa 5 euros por encima de la tarifa normal.
No puedo deciros si merece o no la pena porque es una decisión que debe tomar cada aficionado. Depende de lo que te guste ir al cine, del dinero que te quieras gastar en ocio y de la valoración que cada uno haga de la tecnología 4DX. Eso sí, creo que merece la pena probarla al menos una vez. Y, si puede ser, con una película trepidante. 'Alita: Ángel de combate' es una buena opción, pero están al caer otras también muy apetecibles que pueden ayudarnos a descubrir el potencial de esta tecnología, como son 'Capitana Marvel' o la esperadísima 'Vengadores: Endgame'.
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