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Xiaomi Mi 8, análisis: una experiencia de gama alta por menos de 500 euros

El mundo del smartphone ya tiene sus años pero no todos pueden celebrar un aniversario con una edición especial entre los buques insignia del momento, teniendo ya además alguno. Siendo conmemorativo y siendo Xiaomi tenía que ser algo especial, y lo hemos querido comprobar en el análisis del Xiaomi Mi 8.

El heredero directo del Xiaomi Mi 6, porque el "7" se ha obviado al coincidir con el octavo aniversario de la compañía, que vino acompañado de una edición especial y que recoge el guante del Xiaomi Mi MIX 2S con el hardware más potente en Android y un aspecto que nos llamó la atención por familiar. El tope de gama además es el primer Xiaomi con muesca o notch, buscando esa pantalla infinita que tan de moda está, todo vestido con el habitual e incisivo software de la casa.

Ficha técnica del Xiaomi Mi 8

XIAOMI Mi 8

Dimensiones

154,9 x 74,8 x 7,6 milímetros

Peso

172 g

Diseño

Cristal y metal
Lector de huellas trasero
Cristal Corning Gorila Glass 4

Pantalla

AMOLED 6,21 pulgadas
Formato 18:7:9
FullHD+ 2.248 x 1.080 píxeles, 402 ppp83,8% ratio p/f

Procesador

Snapdragon 845, 64 bits, 10 nm
Octa-core Kryo 2,8 GHz
GPU Adreno 630

RAM

6 GB LPDDR4x

Almacenamiento

128 GB

Software

Android 8.0 Oreo + MIUI 9.5

Cámara trasera dual

Sensor principal: 12 megapixeles, f/1.8, OIS de 4 ejes
Sensor secundario: 12 megapíxeles, f/2.4, teleobjetivo

Cámara frontal

20 megapíxeles, f/2.0

Conectividad

LTE, WiFi 4x4 MIMO, Dual nano SIM, NFC, Bluetooth 5.0, GPS, USB-C

batería

3.400 mAh
Carga rápida
Carga inalámbrica Qi

Precio

6 GB / 64 GB: 490 euros
6 GB / 128 GB: 516 euros
6 GB / 256 GB: 576 euros

Diseño: el sello de la línea Mi, con algo de déjà vu

Salirse de lo establecido, seguir la moda, mantener línea de estilo o iniciar una nueva. Contentar a todo el público en cuanto a estética es directamente imposible porque es cuestión de gustos, y el camino que ha tomado Xiaomi con el Mi 8 es sumarse a la corriente del notch sin renunciar a una trasera que ya definía la genética de la línea Mi.

Como el Mi 6, el Mi 8 refleja el mundo en su trasera acristalada de manera muy similar a la que lo hacía su antecesor, el Mi 6, aunque actualizando el diseño de la doble cámara con un resultado muy similar al del iPhone X; se acabó el integrarlas sin sobresalir como vimos en el también en el Honor 9. La protuberancia visita la esquina superior izquierda del Mi 8 con las cámaras en vertical, con el flash al medio a modo de semáforo, manteniendo el lector de huellas al centro de la trasera y el altavoz en el borde inferior.

Bordes de aluminio con un acabado mate que son la nota discordante con la tendencia, manteniendo la curvatura en los bordes que veíamos en los últimos Mi y que permite que los bordes sean algo más estrechos que el cuerpo en su parte central. Se diferencia así un poco más del iPhone X y el Huawei P20 Pro, recordando en esto último más al Samsung Galaxy S9+. Y aunque es relativamente compacto pesa lo suyo, eso sí (sin llegar a cansar).

LG G7 ThinQ iPhone X OnePlus 6 Xioami Mi 8 Huawei P20 Pro Samsung Galaxy S9+ HTC U12+ Sony Xperia XZ2
Dimensiones (mm) 153,2 x 71,9 x 7,9 143,6 x 70,9 x 7,7 155,7 x 75,4 x 7,75 154,9 x 74,8 x 7,6 155 x 73,9 x 7,8 158 x 73,8 x 8,5 156,6 x 73,9 x 9,7 153 x 72 x 11,28
Pantalla (pulgadas) 6,1 5,8 6,28 6,21 6,1 6,2 6 5,7
Superficie del frontal (cm2) 110,15 101,81 117,4 115,87 114,55 116,60 115,72 110,16
Volumen (cc) 87,02 78,4 90,98 88,06 89,35 99,11 112,25 124,26
Aprovechamiento 82,6% 82,9% 83,2% 83,8% 81,9% 84,2% 80,3% 80,7%
Peso (g) 162 174 177 179 180 189 188 198
Batería (mAh) 3.000 2.716 3.300 3.400 4.000 3.500 3.420 3.180

Cierto es que cuando lo vimos presentado nos recordó bastante al iPhone X, y motivos no faltaron por las similitudes que los renders parecían tener incluso en las imágenes de la presentación con las de la del de Apple. Pero en mano las sensaciones son completamente distintas (y luego profundizaremos en el software, que también).

El Mi 8 es un teléfono compacto pero algo más grande que el iPhone X (también más pesado, como veíamos en la tabla anterior), y ese plus de anchura hace se enfatice la sensación de que es menos compacto. Además, el agarre es distinto por el adelgazamiento de los bordes laterales que presenta el terminal chino.

En principio nos recordó bastante al iPhone X, pero en mano las sensaciones son muy distintas.

Así, la estética no es original, ya hemos dicho que repite líneas del Mi 6 y que se adapta a las modas actuales del notch, los bordes metálicos y la trasera de cristal, pero por esto mismo no nos recuerda a un teléfono en concreto. Es un teléfono bien acabado y sobrio (al menos en color blanco), que opta por la muesca y no por la simetría para rascar milímetros del frontal con la pantalla, aunque es una lástima que la cámara sobresalga cuando antes no era así, pudiendo haber igualado la trasera con la protuberancia (y quizás diferenciándolo más de su rival, porque esto sí es clonado).

Más allá de su aspecto, es un terminal cómodo y que aunque resulta algo pesado tampoco llega a cansar. En el frontal se logra un mayor aprovechamiento del frontal por parte de la pantalla sobre todo por la muesca, saltando de un 71,4 en el Mi 6 a un 83,8% en el Mi 8 según GSM (lo cual no coincide con el 88,5% que anunciaron en la presentación, probablemente por lo mismo que ya ocurrió con el ratio real del Mi MIX).

Muesca o no muesca, ésa es la cuestión. De izquierda a derecha: Xiaomi Mi 8, Huawei P20 Pro, iPhone X, LG G7 ThinQ, Samsung Galaxy S9+, Pixel 2 XL y Xiaomi Mi MIX 2S.

Eso sí, de lo que peca debido a los materiales y a sus acabados es de resbalar, que si bien no se nos escurre tanto como para caérsenos sí que hace que vayamos con más cautela y/o que recurramos a una funda (la cual entregan con el teléfono, por cierto). Todos los botones se encuentran a un solo lado, con el lector de huellas en la parte trasera y sin jack de auriculares, dejando la base para el USB tipo C, el altavoz y el micrófono.

Pantalla: así llega el notch a Xiaomi

La pantalla del Xiaomi Mi 8 nos es suficiente en todos los sentidos, aunque no se suba al tren del QHD+. Las retinas exigentes echarán de menos quizás ese plus de detalle que una mayor resolución da, pero tanto para la lectura como para la visualización de cualquier contenido el FullHD+ es suficiente y en este caso no defrauda.

Bastante bien calibrada de fábrica en cuanto a saturación y temperatura, aunque no nos vamos a librar de las degradaciones de color propias de los paneles AMOLED al ladear la pantalla. Dejando esto a un lado, bien en cuanto a ángulos de visión, de modo que podemos ladear e inclinar el terminal sin que echemos en falta brillo o detalle.

MIUI nos ofrece algunos ajustes que permiten adecuar más algunos de estos parámetros a nuestro gusto. Sin necesidad de dominar el asunto y entender de Kelvins y otros parámetros, la capa da algunas opciones para que podamos adaptar en unos segundos la temperatura, el color y el contraste a nuestras preferencias.

No obstante, no es el menú mas intuitivo y tendremos que ceder a la hora de ir eligiendo el contraste y la temperatura. Tendremos que dejarlo en contraste automático para elegir uno de los ajustes predeterminados para la temperatura, o bien para seleccionar el punto exacto en el gradiente de color.

Si elegimos el modo automático el contraste se ajustará según el nivel de luz que haya, mientras que si optamos por el "incrementado" tendremos unos colores más saturados debido a dicho aumento de contraste. A nuestro criterio lo más cómodo ha sido optar por el automático, ya que se queda en un punto intermedio entre el "incrementado" y el "standard".

En cuanto a la temperatura, el panel viene ligeramente frío de fábrica, asi que dadas las herramientas hemos tirado de paleta y llevado el tono de los blancos hacia los anaranjados-amarillos, añadiendo algo de calidez (el preajuste "warm" es demasiado cálido, como el modo lectura tal y como viene por defecto).

Se agradece además entre las opciones disponibles para la pantalla que haya doble tap para activar y el despertar al elevar, lo cual contribuye a que haya una mejor experiencia con el desbloqueo facial (hablaremos mas adelante de ello en detalle). Eso sí, la pantalla ambiente tampoco incorpora nada más allá de lo visto anteriormente, teniendo una funcionalidad limitada, pudiendo haber sacado algo más de jugo ya que juegan la carta de la capa de software propia.

Buena sensibilidad táctil y buena dosis de brillo máximo, aunque el brillo automático tiene algunos leves titubeos sobre todo si pasamos de una situación muy iluminada (brillo máximo) a una menos iluminada. No es molesto en exceso porque tarda algo menos de un segundo en ajustarse, pero es algo que podría corregirse para mejorar la experiencia.

¿Y qué tal la muesca? Pues notchtá mal (permitidnos la broma, una vez mas), pero no aporta nada a nivel funcional. No hay una cortnilla u otra según el lado del que tires; bajará la de notificaciones independientemente del lado del que tiremos.

Notificaciones que no aparecerán acumuladas en el espacio que deja el notch, y que simplemente tendrán su gira en la cortinilla. La muesca, eso sí, puede camuflarse si no nos gusta, ergo usuarios del club del TOC, si preferimos un frontal simétrico lo podemos tener.

Lo que ocurre con la muesca (en general, no sólo en este móvil) es que no todas las apps están adaptadas y en ocasiones se tapa el contenido.

Rendimiento: sin pestañear y sin la máxima RAM se puede con todo

Poca sorpresa hay en el matraz cuando en la fórmula se mezclan los ingredientes más potentes. Y la reacción ha salido bien también en el caso del Mi 8 con su Snapdragon 845 y sus 6 GB de RAM, componentes que pueden de sobra con las tareas más exigentes para el sistema.

No hay lag, parones ni cierres inesperados en el manejo del terminal, tanto a nivel de cargar y minimizar apps como si tiramos de multitarea. O si buscamos las cosquillas ejecutando apps pesadas como Asphalt 8, Spotify o jugamos con la edición de vídeo y fotos. Sí apreciamos algo de lentitud en la app de foto, pero probablemente se deba a aspectos del software (lo matizaremos en su sección).

No hay "lag", parones ni cierres inesperados en el manejo del Xiaomi Mi 8

Lo que notaremos de manera bastante evidente es el aumento de temperatura cuando ejecutamos algún videojuego. No alcanza temperaturas preocupantes ni resulta demasiado molesto, y no tarda en enfriarse si lo dejamos descansar, pero los materiales y la delgadez suelen favorecer que el calor no se disipe tanto y lo notemos sobre todo en bordes y en la parte cercana al lector de huellas.

No lo hay cuando lo dejamos reproduciendo vídeo u otro contenido multimedia, aunque tiremos de altavoces. Y cuando se calienta tampoco experimentamos ningún comportamiento anómalo en el rendimiento o la ejecución de software.

Para quienes toméis como referencia los benchmarks, os dejamos los resultados de los tests más habituales en comparación con los de rivales de componentes parecidos.

Xioami Mi 8 Xiaomi Mi MIX 2s Samsung Galaxy S9+ LG G7 ThinQ Huawei P20 Pro OnePlus 6 iPhone X
Procesador Snapdragon 845 Snapdragon 845 Exynos 9810 Snapdragon 845 Kirin 970 Snapdragon 845 Apple A11 Bionic
RAM 6 GB 8 GB 6 GB 4 GB 6 GB 8 GB 3 GB
Antutu 268.966 258.860 253.740 231.526 213.000 261.382 214.526
Geekbench 4 (single/multi) 2.413 / 9.075 2.445 / 8.405 3.781 / 8.942 2.366 / 8.581 1.609 / 6.816 2.465 / 7.744 1.921 / 6.729
PCMark Work 7.834 8.247 5.067 8.131 7.185 8.088 -
3DMark (Ice Storm Unlimited) 57.365 - 36.685 - 30.168 50.961 62.297

software: a la espera de MIUI 10, más de lo mismo

Ha llovido mucho desde aquella MIUI que se abría paso en el surtido compendio de capas propias de fabricantes con un estilo más iOS que Android stock. MIUI 8 supuso un cambio a tener interfaces con una línea de estilo propia y esto se perpetuó con MIUI 9 y la reciente MIUI 10, aunque el Android 8 Oreo en este terminal se viste aún por la versión 9.5 de MIUI.

Así, como vimos ya con el Mi MIX 2S MIUI 9,5 conserva el estilo minimalista en menús y tipografías de la capa de Xiaomi, modificando tanto la cortinilla de notificaciones como el menú de ajustes e imponiendo el escritorio como único espacio para las apps. Nada de cajón de aplicaciones aunque lo podamos preferir; escritorios al poder y la página de tarjetas habitual en Android y algunas capas de tarjetas de apps intentando satisfacer o anticipar los requerimientos del usuario.

Las apps que nos vienen de fábrica en MIUI 9.5 (versión asiática).

En nuestro caso hemos probado la ROM asiática y esto supone algunas diferencias más allá de que sólo esté el inglés entre las lenguas disponibles occidentales. De ahí que se vea algo limitada la experiencia (por limitación lingüística, hay apps enteramente en chino aunque se seleccione otra lengua) y que tengamos que instalar nosotros la Google Play, lo cual es bastante sencillo como ya nos explicaron en Xataka Android. Pero aún así hemos intentado probarlo todo al máximo como de costumbre, así que vamos allá.

La capa no parece añadir un peso excesivo al sistema pese a modificar toda la estética y la distribución de elementos. Está claro que el hardware que hemos comentado antes va a ayudar a no ver retrasos ni tirones en cargas ni transiciones, pero no vemos ningún comportamiento anómalo en el software más allá de algún evento puntual en la reproducción multimedia o una app de cámara que sí parece requerir algo más de depuración.

El sistema de aviso por notificaciones de globo sobre el icono de la app se mantiene, siendo un recurso para indicar posibles actualizaciones, descargas o procesos activos que no siempre tendrán su tira (y puede ajustarse). La personalización propia del fabricante afecta a las notificaciones y esto no siempre es positivo, por ejemplo en el caso de Spotify, que no muestra apenas diferencia de color entre el fondo de la notificación y los controles de reproducción.

Los ajustes para las notificaciones.

En la notificación de reproducción de Spotify no se distinguen los controles, como sí ocurre con el degradado que ofrece Android 8 Oreo.

En cuanto a las apps propias, MIUI en su versión asiática trae un cesto colmado de bloatware que podremos eliminar o no según el caso. Habrá apps de terceros que podremos eliminar, pero algunas de las propias como Mi Wallet o Mi Video no podrán desinstalarse o inhabilitarse para no tenerlas en el cajón.

Los ajustes son bastante distintos a los que presenta el software de Google sin modificar tanto a nivel de estética como en cuestión de lo que ofrecen y la ubicación. No son demasiado intuitivos en cuanto a encontrar ciertas funciones, como los ajustes específicos de audio, pero una vez nos familiarizamos con ellos no tienen una navegación compleja y además vemos apartados algo más completos con ajustes añadidos como el de la pantalla, el rendimiento o el consumo de batería.

El menú de ajustes de MIUI 9.5.

Mención especial a la navegación por el sistema, ya que a favor del aprovechamiento de la pantalla podemos optar por esconder la barra de botones habitual y tirar de gestos. Éstos son muy familiares como ya vimos también en el Mi MIX 2S y se producen de manera similar a los del iPhone X: arrastrar desde abajo para cerrar o para multitarea y un swipe corto desde el borde derecho para ir atrás.

La navegación por gestos es bastante cómoda y se tarda poco en acostumbrarse a ella

La verdad es que es bastante cómoda esta navegación y se tarda poco en acostumbrarse a ella aunque se esté habituado a tener el panel de botones estándar o incluso botón físico. Sí es cierto que haría falta quizás afinar el swipe desde el borde inferior para minimizar o para la multitarea (para la cual se ha de sostener un poco hasta que aparece la tira de apps), ya que en algunas ocasiones el teléfono no lo percibe a la primera y nos cuesta dos o tres intentos lograr salir de la app en primer plano.

Podemos aprovechar un poco más de superficie de pantalla para la visualización de contenido si desactivamos la barra de botones y recurrimos a los gestos.

XiaoAI: una inteligencia artificial que ha de pasar por la escuela de idiomas para ver mundo

Cuando hablamos de la https://www.xataka.com/tag/inteligencia-artificial que aplican Huawei y Xiaomi en sus productos ya comentamos que de momento XiaoAI, el asistente de los segundos, soportaría solamente chino en su salida. Y así es de momento, viniendo preinstalado en el teléfono y asomando a la interfaz de usuario con app propia.

Lamentablemente no somos hábiles en la lengua nativa del asistente, pero en estos casos los traductores como Google Translate y alguna app de grabación de voz pueden ser nuestros amigos. Así, tratamos de comunicarnos en chino mandarín con Mi AI y nos sirvió como prueba muy, muy inicial.

En la pantalla del centro nos respondió a un "hola" que más o menos fuimos capaces de emitir con otro saludo (muy educado), y en la pantalla de la izquierda respondía a un "qué puedes hacer", mostrando los iconos de las apps con las que trabaja con algunos ejemplos.

Lo que pudimos hacer es algo que los asistentes suelen ofrecer en los preloads pero preguntándolo nosotros mismos: qué puede hacer XiaoAI. Ante esta pregunta, el asistente dispuso una lista de tareas vinculadas a la función en particular, como buscar información sobre algo, poner alertas en calendarios, alarmas, que nos sugiera o nos diga algún dato concreto, etc.

Esto, y el hecho de que no encontremos algún otro acceso o app que nos haga referencia a la inteligencia artificial (salvo la app de cámara, de la que hablaremos luego), nos hace pensar que ésta se aplica de manera latente sin que el usuario tenga opción de ajustar nada, como esa función que nos prometía Xiaomi en MIUI 10 acerca de reducir los tiempos de carga al máximo por anticiparse a nuestro comportamiento. Así, la experiencia es cercana a la que tuvimos en la toma de contacto con Google Assitant en español, pero faltará probar de una manera más profunda (si llega a otras localizaciones e idiomas).

El nuevo reconocimiento facial del Mi 8

Como para la mayoría de fabricantes que han eliminado el lector de huellas del frontal, para Xiaomi esto no ha significado renunciar a este sistema, sino integrarlo en la parte trasera, tal y como hizo Samsung a partir de los Galaxy S8 entre otros y a diferencia de Apple con el iPhone X. Así, el Mi 8 integra lector de huellas en la parte trasera y un sistema de reconocimiento facial avanzado en el módulo para la cámara frontal, tras la muesca.

De ese módulo de hecho hablamos hace poco al comparar los sistemas avanzados que integran algunos móviles yendo más allá de lo que aporta la cámara frontal, y tirando de infrarrojos y otras tecnologías complementarias que añaden profundidad (y datos, al fin y al cabo) al reconocimiento del rostro.

Lo que vimos en el caso del Mi 8 es que integra un sensor de proximidad, la cámara frontal y la cámara y el emisor de infrarrojos. Parece pues parejo al Face ID, si bien no sabemos si los puntos del mapeado son los mismos y qué tipo de sensor de distancia implementa Apple, pero la experiencia sí es similar, al menos.

El sistema no tarda en realizar el mapa 3D del rostro, el cual siempre está bien hacer con una dosis adecuada de luz, sin contraluces y sobre un fondo plano. Una vez guardados los datos, el sistema reconoce nuestro rostro aunque cambiemos aspectos como el pelo o añadamos gafas, ya sea de sol o de vista.

Tiene algunos problemas si la luz incide muy directamente sobre él, teniendo que reorientar el terminal para que el Sol quede a su espalda y nuestro rostro a favor de la iluminación. Pero funciona muy bien en baja luz e incluso en oscuridad casi absoluta: aquí únicamente necesita en ocasiones que la lectura se fuerce o reactive con el botón de inicio si no se realiza como de manera habitual, con el simple movimiento de alzar el terminal (teniendo activado el encendido de la pantalla ambiente con dicho movimiento).

Muy buena experiencia pues con los sistemas biométricos de desbloqueo del Mi 8. Tanto la huella como el rostro permiten un desbloqueo rápido y aparentemente seguro, lo cual siempre ayuda a que la experiencia de uso general sea más agradable y cómoda.

Cámaras: diferenciándose de su mellizo MIX con la frontal

La doble cámara trasera es ya casi una constante en los smartphones de alta y media gama, sobre todo si como parece Sony se sube al carro con su próximo buque insignia y si Google hiciese lo mismo con lo Pixel. Y el Xiaomi Mi 8 mantiene la combinación de sensores de 12 megapíxeles en la parte trasera, con el principal con estabilización óptica de imagen y apertura f/1.8 y el secundario, un tele con apertura f/2.4, probablemente la misma que incorpora el Mi MIX 2S de un Sony IMX363 (con píxeles de 1,4 µm) y el telefoto Samsung S5K3M3.

En la parte frontal tenemos una cámara con un sensor de 20 megapíxeles con píxeles de 1,8 µm, a diferencia de la de 5 megapíxeles del Mi MIX 2S. Se acompaña de sensores infrarrojos para el reconocimiento facial, pero no por todo lo que incluye la edición Explorer, así que no tenemos animojis de MIUI. Eso sí, herramientas de belleza hay, así como modo retrato en ambas partes.

Antes de ver de qué son capaces las cámaras del Mi 8 nos daremos el habitual paseo por la app. En este caso quizás algo más significativo, dado que la experiencia final ha dependido mucho del comportamiento de ésta, que no ha sido el esperado.

App de cámara

La incisiva personalización de Xiaomi no iba a dejar fuera a la app de cámara, y menos cuando se trata de dar cabida a funciones propias que no tendrían presencia en la app de Android Stock. Aspectos como el ajuste de contraste y saturación, que ya veíamos en versiones anteriores, o el botón directo de inteligencia artificial que corona la interfaz para disparo automático.

La navegación es intuitiva y se encuentran muy fácilmente las opciones que no están en el plano principal, donde por suerte sí tenemos un botón para el HDR que otras interfaces esconden entre los ajustes, haciendo su uso menos cómodo. Se cambia de modo deslizando a derecha e izquierda, teniendo al final de todo el manual, el cual permite ajustar la velocidad de obturación, el enfoque, la ISO, el balance de blancos y con qué lente queremos disparar, si con la principal o con el tele.

Interfaz del modo automático, con la AI activada, modo retrato (activo) y el modo manual (de izquierda a derecha).

Lo ajustes son bastante completos al verse salpimentados con más opciones de lo habitual, como decíamos, con esos preajustes para poder disparar con algo más o menos de contraste, saturación o nitidez si los niveles de fábrica no son de nuestro gusto. Lo mejor es probar todo esto antes de iniciar las sesiones de fotografía, para poder dejarlo establecido en adelante sin tener que pararnos a ajustarlo a la hora de disparar.

Sobre el papel está todo bastante bien, pero al manejarla nos hemos encontrado con un comportamiento bastante irregular que en algunos casos ha afectado al resultado final de las tomas. Los gestos no siempre son bien interpretados y cuesta bastante regular el zoom, especialmente durante los vídeos (lo podéis ver más adelante en las muestras), y el modo manual requiere más swipes de lo que parece.

El disparo se produce con lentitud, y esto hace que las fotografías nocturnas o las autofotos en interiores o modo retrato salgan movidas y/o mal enfocadas. Aunque lo peor es que no siempre se respeta la orientación de las fotografías y vídeos tomados, con lo cual se nos quedan en girados y sin posibilidad de editarlos a posteriori desde la propia app (como sí puede editarse el desenfoque de las fotos con modo retrato), y que la app se queda bloqueada de vez en cuando, teniendo que reiniciar el terminal ya que no vasta sólo con cerrarla.

El modo manual incorpora el "peak", que ya habíamos visto anteriormente en la app y que permite ver de manera más clara el campo de enfoque.

Esto por suerte pasa de manera puntual y quizás esté asociado a que se trata de un software recientemente actualizado, dado que no nos ha pasado con otras experiencia con esta app, así que esperamos que sean aspectos que puedan corregirse por actualización en el futuro. Por lo demás, todos los comandos funcionan bien y podemos activar y desactivar el HDR o la AI sin lags o parones.

Cámaras traseras

La experiencia con las cámaras traseras ha sido un poco agridulce por estos incidentes con la app, pero también por algunas particularidades de los resultados. La fotografía de las cámaras principales se ve muy cómoda en las macro, con unos colores realistas, buen nivel de saturación y contraste, un detalle que no se ve tan afectado como esperábamos por la bajada de luz o incluso la noche, y un modo manual que nos permite desafiar al máximo la distancia mínima de enfoque y lograr desenfoques muy acertados sin tirar de ayuda automática.

Disparo en modo manual.

Disparo con HDR y la IA activada.

Disparo en modo automático.

En general las tomas son también realistas en cuanto al color, quizás algo bajas en saturación (pero podemos aumentar un grado en ajustes, como hemos comentado). Ahí entra además la AI, que como vimos en Huawei con el P20 Pro y en ASUS con el ZenFone 5 cuando identifica una escena diurna en exteriores (sea plano general, primer plano o macro) suele interpretar que se quiere más saturación.

A la izquierda la foto sin IA, a la derecha con la IA activada.

De lo que hace la AI hablaremos en detalle a continuación, pero antes cabe decir que lo que más se echa en falta es el detalle, tanto en planos principales como en segundos planos y fondos, incluso a plena luz del día. De noche esto siempre se acentúa y además el ruido hace acto de presencia, aunque si la iluminación de la escena está compensada y no se trata de un elemento demasiado alejado el disparo se salva.

Foto en automático con HDR.

El modo manual puede ser de ayuda también en la noche, aunque hay que comentar que hay un pequeño fallo en la previsualización porque no se refleja el ajuste de la velocidad de obturación. Esto hará que lo hagamos siempre por intuición y que suela costarnos al menos un par de disparos acertar la exposición, sobre todo si aprovechamos para ajustar la ISO.

Aunque variemos la velocidad de obturación, la previsualización será siempre la misma (no siendo fiel a lo que saldrá después).

Sobre este parámetro, en automático el móvil parece tender a tirar con ISO altas (este dato no se refleja en los metadatos de la mayoría de fotografías nocturnas o lo hace con cuestionables valores por encima incluso de ISO 80.000), encontrando bastante ruido en fotografías durante la hora azul aunque sin ser una cantidad alarmante. Eso sí, la AI lo entiende como incorrecto y trata de corregirlo, quedando al final una fotografía con acuarelas.

El que ayuda a definir, además de corregir rangos dinámicos tanto en las traseras como en la frontal, es el modo HDR, que puede activarse a la vez que la AI si se desea. Un buen aliado para lograr algo más de detalle en la fotografía nocturna sin que haya exceso de sharpening o tener que recurrir al modo manual, que aunque tiene el peak (resalta la zona enfocada) de noche siempre costará algo más enfocar.

Nos quedó subexpuesta (en manual), pero el nivel de detalle por la noche aquí se nota bastante.

En cuanto al modo retrato, el resultado también es algo irregular pero en general bastante bien. Define correctamente el primer plano en escenas bien iluminadas y cuando el contraste y la distancia con el fondo on favorables, pero en contraluces, interiores y sombras muestra más problemas a la hora de detectar el sujeto principal o la distancia al mismo, indicando que haya como mucho 2,5 metros pero sin que acabe de detectar las correcciones si nos movemos con tal de acertar.

Insistiendo, y aunque nos indique que no está activado, en ocasiones sí se produce la foto con bokeh, incluso de noche.

Foto en modo retrato.

Disparo con modo retrato.

Sabremos que está operativo por la aparición de un indicador ("Depth Effect"), o bien nos indicará por qué no se aplicará, ya sea por la distancia o por las condiciones de luz, estando inactivo de noche y en baja luz. Forzando al final logramos que lo aplique cuando pone pegas de manera insistente y aún así suele sacarlo bien, con poco problema en bordes y aplicando un desenfoque bastante natural (que se puede ajustar a posteriori).

Nos costó bastante que se nos activase el modo retrato en esta situación.

Así es la interfaz del modo retrato en el Xiaomi Mi 8.

Y respecto al papel de la inteligencia artificial, por un lado está bien implementada a nivel de interfaz y elección del usuario, sin que se anteponga al modo automático y con un botón directo que funciona muy bien. Pero lo que vemos en general es que se trata de aplicar correcciones de cuestionable gusto según el tipo de escena (cuya identificación aparece en el icono de la app representando aquello que identifique), que se resumen en un plus de saturación para disparos en entornos naturales o la corrección de ruido que veíamos en la nocturnas.

El teleobjetivo añade un plus a la experiencia para aquellos casos en los que queremos aproximarnos algo más al elemento sin que se comprometa demasiado la calidad. Pero aunque el resultado es bueno no llega a sobresalir como en el caso del P20 Pro.

Cámara frontal

La experiencia con la cámara frontal es bastante buena en general, con buen nivel de detalle cuando la luz es abundante y salvando bien la situación en baja luz, contraluces y de noche. El rango dinámico tiene margen de mejora, pero el HDR es aquí una buena ayuda salvando cielos quemados en automático y sin que sea agresivo en el primer plano, sin exceso de contraste o dejar un resultado dramático.

Tenemos una serie de herramientas de belleza más allá que el habitual regulador, como es habitual en las capas de fabricantes asiáticos. Podemos añadir un preajuste automático en cinco grados, o bien aplicar modificaciones en ojos, nariz y partes concretas de la cara.

Jugando con los ajustes de belleza. Según el ajuste que hagamos puede quedar un resultado bastante realista.

El modo retrato funciona bastante bien y es más tolerante que el trasero en cuanto a lo tipos de escena, puede que porque en este caso es enteramente por software al no haber doble cámara. Suele detectarnos bien, pero el enfoque falla sobre todo en contraluces y si no nos damos cuenta nos podemos quedar con tomas algo desenfocadas en el primer plano.

Muestras del modo retrato frontal en varias situaciones.

Vídeo

En caso del vídeo los buenos ingredientes se corresponden mejor con un buen resultado, también con algún tropiezo que parece fruto de ese comportamiento irregular de la app. Así, tenemos vídeos con muy buen grado de nitidez y colores realistas, corrigiendo bien a nivel de rango dinámico si cambiamos de plano y con una estabilización que compensa muy bien sacudidas y movimientos rápidos.

La estabilización es algo más fluida en 1080p, pero si queremos el máximo nivel de detalle tendremos que ir al 4K. Como dijimos al hablar de la app, se agradecería un control del zoom algo mejor, ya que cuesta bastante ajustarlo y se traduce en movimientos muy bruscos en la grabación.

De noche la calidad se mantiene y encontramos tomas muy buenas dadas las condiciones, tanto en 1080p como en 4K. Eso sí, lo que tendremos que cuidar es no tapar el micrófono al sostener el móvil, lo cual podemos hacer por accidente con la parte baja de la mano.

La cámara frontal también se porta bastante bien, con peor rango dinámico que las principales pero manteniendo el nivel de detalle hasta que la escena pasa a oscurecerse, apareciendo acuarelas (dentro de lo esperado). Se nota que no hay estabilización óptica y si le buscamos las cosquillas hay algo de deformación al cambiar rápidamente de plano o al realizar tomas muy movidas.

Autonomía: sacando buen partido a los 3.400 mAh

Si echamos un vistazo a sus contrincantes más directos (en la tabla que poníamos en el apartado de diseño, mismamente), el Mi 8 no va mal de miliamperios/hora para sus dimensiones y con respecto a éstos. No llega a los 4.000 mAh del Huawei P20 Pro, pero al menos pasa de los 3.000 mAh llegando casi a los 3.500 mAh integrando una mayor que la del OnePlus 6, el iPhone X, el LG G7 ThinQ e incluso el Sony Xperia XZ2, que pesa y ocupa bastante más que el Xiaomi.

Hemos tenido una buena experiencia con la batería, con autonomías que superan el día de manera habitual y llegando a las 6 horas de pantalla

No obstante, como siempre puntualizamos en este punto lo números no lo son todo y además de los miliamperios/hora está la gestión de consumo a nivel de software, así como los distintos tipos de uso, la conexión a las redes e incluso la temperatura. Con todo esto al final hemos tenido una buena experiencia, con autonomías que superan el día de manera habitual y llegando a las 6 horas de pantalla.

Hay algunas herramientas de optimización en los ajustes correspondientes a la batería, aunque se resumen en el modo de ahorro, en cerrar las apps activas en segundo plano y en guiar un poco al usuario en cuestiones como el brillo, la apertura automática de app, la actividad del GPS o la activación de ese modo de ahorro. El sistema detecta los "problemas" en activo de cara al consumo, aunque aquí se incluyen aspectos como la subida de archivos o la reproducción multimedia en segundo plano, por lo que si le damos a solucionar se van a cerrar también estos procesos (que obviamente tienen un consumo).

La media estaba en torno a las 10 y las 24 horas, correspondiendo a lo primero los días de uso más intenso.

Por otra parte, compensa también que la batería tarde en torno a la hora y 40 minutos en cargarse de forma completa, de 0 a 100% y con el terminal apagado (con el cargador que viene en el pack). En resumen, la experiencia es buena a nivel de autonomía, con cargas rápidas, compensadas y sin tirar de baterías externas o echar de menos tener un enchufe cercano.

Un móvil tímido en cuanto al sonido

No hubo mención para el asunto del audio en la presentación y hemos tenido que esperar a probarlo para poder comprobar que el Mi 8, a diferencia del Mi MIX 2S, cuenta con salida mono y no estéreo. El sonido se emite por el altavoz que queda al lado del conector USB tipo C en el borde inferior, guardando la simetría con las hendiduras para el micrófono.

Lo que puede que echemos en falta a primera vista aquí es el jack de audio, el cual ya no vimos tampoco en el Mi 6. Aunque como en todos los teléfonos de la marca, se incluye un adaptador a conexión de 3,5 milímetros para poder usar auriculares con cable convencionales si no disponemos de USB tipo C o Bluetooth.

El hecho de que no sea salida estéreo empobrece un poco la experiencia, dejando un sonido algo plano. Más allá de que tengamos una experiencia menos envolvente, se echan en falta bajos, teniendo un audio algo falto de matices y de calidad media. De volumen no anda mal, llegando a un máximo de 99,2 decibelios, aunque siempre tendremos mejor experiencia si lo dejamos algo por debajo (más o menos al 90%).

Además, si optamos por el altavoz externo experimentaremos algo similar a lo que describimos con el iPhone 7, ya que la vibración de la emisión del sonido se transmite a todo el terminal y lo notaremos bastante si lo tenemos en mano durante la reproducción. No es excesivamente molesto, pero se nota más que en otros casos, quizás porque se quiera aprovechar el chasis como caja de resonancia.

Para los auriculares encontramos una serie de ajustes que pueden mejorar la experiencia algo más que la que ya implica el hecho de recurrir a los mismos. El sonido es bastante mejor si optamos por esto, con más profundidad y compensación de bajos y agudos, sobre todo si activamos la opción Mi Sound enhancer.

Lo hemos probado con unos auriculares que no son Xiaomi, pero hay disponibles preconfiguraciones para los distintos modelos de la marca, y además dispone del ecualizador para que el usuario pueda personalizar en un mayor grado. Para éstos (los EarPods de Apple) no estaba disponible la opción de personalizar botones (probablemente por cuestiones de compatibilidad), pero cuando se trata de auriculares compatibles podemos cambiar la acción de los botones físicos de los auriculares.

Xiaomi Mi 8, la opinión de Xataka

Xiaomi se ha hecho una jugarreta a él mismo actualizando la línea Mi MIX justo antes de la salida de un nuevo miembro de la línea que definía sus topes de gama, los Mi. Si brillar ya cuesta en un panorama tan hacinado, aún lo es más cuando no se puede (o quiere) mejorar en ciertos aspectos o diferenciarse en otros, por eso la clave es más aún la experiencia.

La que hemos tenido con el Xiaomi Mi 8 ha sido muy buena, sobre todo a nivel de pantalla, fluidez y rendimiento. Un smartphone tan versátil como potente que no ha pestañeado ante ningún uso, por exigente que fuese, y que bajo un notch que empieza a sumir a todos sus portadores en un halo de homogeneidad aún aporta algo de frescura con unos gestos que hacen la navegación muy cómoda, y que se echan en falta cuando ya no se tienen.

Con una buena construcción, es relativamente compacto pese a no ser pequeño, y sobre todo es muy cómodo al agarre. Algo resbaloso y con una nueva estética para la cámara trasera que nos da bastante déjà vu, pero manteniendo los toques que el linaje Mi lleva en sus genes desde algunas generaciones y con materiales de calidad.

Las mejoras caben sobre todo en sonido, donde no han logrado que destaque al menos en cuanto a ese altavoz externo (echando en falta también un sonido estéreo). Lo que parece que les compense es la eliminación del jack de 3,5 milímetros porque la han mantenido ya en varios terminales, aunque al menos tienen a bien entregar un adaptador de este conector a USB tipo C.

La cámara nos ha dado una experiencia de todo tipo de colores, olores y sabores. Buenos disparos de día y de noche, pero también otros que dejan que desear, eso sí, con buen resultado en vídeo y una app muy completa (aunque nos la jugase). Quizás veamos mejoras con actualizaciones, cuando haya un software más estable.

En general, lo que hemos de ver también es que la experiencia en cuanto a rendimiento no tiene peros, que la capa nos podrá gustar más o menos y que probablemente lidiemos con algún ajuste o app que prefiramos no tener, pero la fluidez impera en la navegación por el software de este terminal que en su versión más básica incluye 6 GB de RAM y no pasa de los 500 euros.

Eso sí, por el momento está a la venta en el caso de España y otras localizaciones por canales no oficiales. Habrá que ver qué precio tiene cuando llegue de manera oficial, el cual de momento desconocemos, pudiendo ser quizás algo más alto.

De todos modos, la relación calidad/precio de este terminal es un punto muy favorable al dar una muy buena experiencia por un precio menor que el de la competencia con características similares, colocándose como rival directo del OnePlus 6, cuyo precio de salida también fue menor que el del resto de buques insignia.

8.8

Diseño9
Pantalla9
Rendimiento9.5
Cámara8
Software8
Autonomía9

A favor

  • La pantalla no tiene una resolución exigente pero es la suficiente para dar una buena experiencia, además de tener ajustes para la temperatura, el brillo y el contraste.
  • Muy bien el reconocimiento facial y los gestos de navegación.
  • Buena autonomía, no nos ha dejado tirados ni una vez y la carga completa se hace en poco más de una hora.

En contra

  • La app de cámara tiene un comportamiento bastante irregular y afecta al resultado final de las fotos.
  • El sonido no ha tenido mucha mejora y las necesita. Podría ser estéreo.
  • MIUI sigue siendo una capa muy invasiva y esto puede chocar con las preferencias del usuario, además de tener algunos comportamientos en los segundo planos que afectan a la experiencia.

En la realización del vídeo tenemos a Pedro Santamaría.

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