Dicen que la potencia sin control no sirve de nada, pero en lo que no hay aún reglas es en cómo engalanar esta potencia cuando hablamos de jugar con el móvil. El procesador más nuevo, la máxima RAM y una refrigeración que pretende marcar una diferencia con el resto: éstas y otras características hemos querido catar en nuestra toma de contacto con el Black Shark 2, el nuevo titán de la marca para gaming de Xiaomi.
La presentación en Pekín (China) ya apuntaba maneras cuando uno de los elementos centrales era un set compuesto por gamers que ya no aparaban la mirada del terminal un rato antes de empezar el evento. Posteriormente confirmamos esos rumores de que el nuevo teléfono de los chinos incorporaría los 12 GB de RAM (siendo así el modelo más potente) y casi lo más importante: ya pudimos probar las mieles de esas configuracioens con algunos videojuegos. Os lo contamos a continuación.
Unas líneas familiares, unos colores renovados
Ser jugador no implica tener un gusto predeterminado, y de hecho ya nos dijeron en Lenovo que tras hacer un seguimiento a gamers profesionales en muchas ocasiones lo que se buscaba era una estética más genérica y no el estilo aparentemente preestablecido de un producto para jugones: verde o rojo sobre negro. Las líneas del Black Shark 2 nos recuerdan a las de sus predecesores y a las de otros móviles gaming, pero al menos hemos visto tres colores que nos han sacado un poco de ese estereotipo gamer.
La verdad es que es un soplo de aire fresco que haya productos "no negros" encarados a este sector, sobre todo porque evidentemente hay usuarios que no buscan esa estética, sino el máximo rendimiento. Pero cierto es que en estos momentos** esas curvas, relieves, luces y chasis robusto** parecen inherentes a los productos para gaming.
Es la estética que vemos en el Black Shark 2 en una primera vista, pero son líneas mucho más suavizadas que en el primer Black Shark, al menos sin la funda. No nos ha parecido lo ergonómico que esperábamos teniendo en cuenta que se trata de un móvil ideado para estar en marcha (y en sujeción) muchas horas seguidas, y además resbala bastante. Habrá que ver qué pasa tras largas jornadas de juego y si las sensaciones mejoran con el hábito (y quizás la funda).
Es pesado, son 205 gramos de teléfono que se notan en cuanto se sostiene, sobre todo con una mano. Aunque no está mal teniendo en cuenta que son 6,4 pulgadas y que alberga una batería de 4.200 miliamperios/hora, de hecho no diríamos que es grueso considerando además ese sistema de refrigeración multicapa que integra y por el momento no nos ha llegado a cansar (ni da la sensación de que lo hará antes que otros de semejante volumen).
Lo que nos ha parecido una buena decisión es seguir manteniendo los altavoces en la parte frontal, sobre todo al haberlos hecho algo más discretos. De este modo, resulta menos probable taparlos con nuestra mano al asir el móvil para jugar con él en orientación horizontal.
No hay notch ni QHD para el gaming de Xiaomi
Hemos visto hasta la fecha tres Black Shark, y cada uno de ellos establece a grandes rasgos la evolución que ha ido experimentando el frontal y otros aspectos del diseño en relación a la lectura de huellas: el primer Black Shark integraba un lector capacitivo bajo la pantalla, el Black Shark Helo lo trasladaba a la trasera y el Black Shark 2 lo integra en la pantalla, como su primo lejano el Xiaomi Mi 9. De este modo, el frontal es uno de los aspectos que más nos llama la atención en una primera mirada al terminal.
Los marcos son considerablemente más reducidos que en el primero, más o menos como vimos en el Helo, aunque con una pantalla algo mayor. Vemos 6,39 pulgadas de panel AMOLED sin notch ni agujero, quizás una decisión basada en la prudencia y en que el borde superior ocupe lo mínimo, de modo que nada pueda entorpecer la interfaz de un juego (como vimos en el HONOR View20 y su pantalla perforada).
Así ha sido en los juegos que hemos probado (como buenamente hemos podido, porque estaban en chino), y el contenido se ve sin problemas. Demasiado poco tiempo para valorar alguna de las novedades destacadas como la tasa de refresco de 43,5 milisegundos, pero lo que sí podemos decir es que tratándose de un móvil centrado en el gaming, que es prácticamente un sinónimo de la máxima exigencia en hardware, no hubiese estado de más subir a un QHD o QHD+ para la resolución.
En este aspecto tampoco queda mal, porque la pantalla ofrece detalle y contraste suficientes. También color, que de hecho podemos configurar a tenor de unos modos preestablecidos dentro de la configuración de pantalla, pudiendo además variar la temperatura de los blancos (que viene fría de fábrica).
La pantalla responde muy bien al toque, y cierto es que en las partidas que hemos jugado no hemos apreciado lag ni toques accidentales. Lo que nos falta por exprimir es el Master Touch, esa especie de 3D Touch avanzado que permite personalizar zonas táctiles a ambos lados (de modo que con los pulgares puedan desencadenarse múltiples acciones), dado que no pudimos personalizarlo debido al software en chino y a otras limitaciones que implica un área de demo.
Faltaría ver si los 400 nits de brillo máximo son suficientes para que esa experiencia gaming de referencia que persiguen se mantiene en exteriores y cuanto más incide el sol sobre la pantalla, pero de momento lo único que podemos apuntar es que el ajuste de brillo automático trabaja aparentemente bien y que sí parece ser bastante intenso en su punto máximo.
Los 8 GB también se portan bien
De todo lo que han anunciado en este nuevo Black Shark nos han llamado la atención varios aspectos y hemos intentado probarlos en la medida de lo posible: sonido, potencia y vibración. La potencia es algo prácticamente sinónimo de tener 6 o más GB de RAM, y aquí hablamos precisamente de algo más de ese "mínimo" y de un máximo de 12 GB. Y aunque no hemos podido probar de momento el terminal con 12 GB de RAM, sí podemos decir que la combinación de Snapdragon 855 y 8 GB de RAM parece dar lo suficiente como para que el 'PUBG', el 'Asphalt 9' y otros juegos funcionasen perfectamente, incluso con esos cargados menús de opciones que tienen (y que pesan tantísimo).
Los terminales estaban desconectados de la corriente (aleluya) y esto implicaba que la temperatura de éstos se debiese únicamente al uso de los mismos (no era un ambiente cálido ni daba ninguna fuente de luz directamente), así que nos hemos intentado fijar en el aumento del calor superficial tras un rato con él. Después de unas partidas y de intentar buscarle las cosquillas con apps exigentes y reproducción multimedia, sí hemos notado un ligero aumento de temperatura en la parte superior (o derecha según se mire, el lado que corresponde a las cámaras traseras).
No ha sido un calentamiento severo ni mucho menos; hay que tener en cuenta que probablemente habrá sido un terminal usado de manera apenas ininterrumpida desde al menos un rato previamente a poner nuestras manos en él. Pero cierto es que el calor se ha originado justamente al poco de jugar, así que tendremos que poner esto a prueba para ver si una de las estrellas de la presentación, el sistema multicapa de refrigeración líquida, realmente facilita una disipación que se traduce en 14 grados menos que la competencia (según palabras de la marca).
Por lo que respecta a la navegación por el sistema, nos ha parecido que la fluidez es constante y notable. La multitarea se desplegaba en un parpadeo y no había cambios ejecutásemos lo que ejecutásemos, teniendo en cuenta que las unidades que hemos probado ya venían con una agresiva capa propia de software que implica una personalización total y mayor carga gráfica que Android Stock o capas con interfaces y estética más liviana.
La personalización del software como reflejo de la estética exterior
Hablando del software, tendremos que esperar a probar el terminal a fondo para ver qué tal resulta esa capa propia y tan personalizada, así como todos los añadidos que han comentado. De momento hemos visto que existen unos ajustes adicionales para los LEDs traseros, que permiten configurar a nuestro gusto la iluminación de las bandas laterales y la "S" en la trasera.
También esas opciones de configuración de pantalla que nos van a permitir ajustar más a nuestro gusto la saturación, encontramos opciones para configurar el Game Lock, un surtido de controles para la configuración rápida de aspectos como las notificaciones, el brillo o la optimización de la tasa de refresco que permiten seguir la partida y que no tengamos que salirnos. Y hay también una serie de modos que no hemos podido probar convenientemente y que esperamos desarrollar en un análisis en profundidad.
Podemos variar la navegación por el sistema, así como activar el despertar pantalla al levantar el terminal y algunas otras opciones extra de cara a lo que veríamos en un Android sin personalización. El tema que estaba operativo además vestía ese modo oscuro que pudimos probar hace poco en el Xiaomi Mi 9.
De la batería tampoco vamos a poder hablar por necesitar al menos varios días de prueba, pero el sonido nos ha dejado buen sabor de boca con un estéreo que parecía salir del chasis manteniendo la calidad incluso aumentando el volumen. Aquí no tenemos tampoco minijack de audio, pero viene con soporte de aptX y un conector de minijack a USB tipo C.
No es un móvil cualquiera ni un móvil para cualquiera
A los videojuegos debemos muchos, muchísimos ratos de diversión y entretenimiento, pero también que sean un tirón constante para las industrias del ordenador y del móvil entre otras. La necesidad de la máxima potencia, el mejor rendimiento y la desaparición del lag en cualquiera de sus formas son máximas que se traducen en equipos cada vez más potentes, que en ocasiones vienen de la mano de precios interesantes.
Es la moneda que juega Black Shark, con ese aire Xiaomi a la hora de contener precios dando casi lo máximo. Y este Black Shark 2 tiene realmente buena pinta, sobre todo teniendo en cuenta que hemos probado uno "estándar" y que la potencia aún podría ir a más.
Habrá que ver qué tal tolera esa batería tanta prestación y sobre todo ese uso tan exigente y continuado; el número per se tiene buenos precedentes como la autonomía del Huawei Mate 20 Pro con esa misma pila. Pero como siempre recordamos hay muchos otros factores que juegan en relación a la media de autonomía y aquí hemos de ver si tanto a igualdad de condiciones como en las jornadas más exigentes la batería del Black Shark 2 responde bien.
Lo dicho, tras varias partidas, reproducción multimedia y algunas pruebas apenas reveladoras de las cámaras, creemos que el Black Shark 2 es un terminal interesante, potente y con buena relación calidad-precio (a falta de conocer el global). Así que nos quedamos con más ganas de usarlo, y las canalizaremos en el análisis a fondo.