Nos volvemos a encontrar siete años después, en todo este tiempo he estado analizando ininterrumpidamente muchos teléfonos, de demasiadas marcas, orígenes y niveles, pero la realidad es que los Galaxy S siempre se me habían escapado. Fue un placer conocer bien al teléfono que cambiaría la historia de Samsung, como lo es ahora encontrarme con el mejor teléfono del mercado.
Así, sin notas ni argumentos, me permitís que adelante que no hay nada mejor en diseño y tecnología que este Samsung Galaxy S8+, creo que poca gente discutirá conmigo sobre esto, y si lo intenta tiene las de perder. Sí, hace un par de semanas pensaba que esto era bastante perfecto, pero me han desmontado teorías y opiniones con este nuevo Galaxy.
Lo mismo en fotos que en persona, a veces tengo la sensación de tener un concepto entre manos, algo hermoso y adelantado a sus días, pero en su uso descubrimos con facilidad que es un elemento creado por el ser humano, así que no faltan detalles a mejorar, imperfecciones y extrañas decisiones. Con este análisis vamos a conocer todo lo posible al teléfono - cámaras, asistentes virtuales, rendimiento - y lo que supone su llegada a las tiendas. Vamos con el vídeo:
A fin de cuentas estamos ante un teléfono móvil de gama alta del año 2017, esto es lo mínimo que podíamos esperar de Samsung tras el problemón que se encontró meses atrás con el Note 7. No solo tenía que hacernos olvidar ese episodio, también tenía que enamorarnos en un escenario apático: todo parece inventado y las mejoras incrementales terminan aburriendo al más entusiasta.
El Galaxy S8 no es tan revolucionario en su forma de funcionar, como en su aspecto: tengo claro que sus curvas van a dominar el universo móvil esta temporada, al menos hasta la llegada del próximo iPhone. Apple y su icono lo tienen complicado para mejorar significativamente esto en los diferentes apartados más importantes.
Galaxy S8+, especificaciones técnicas
Samsung | Galaxy S8+ |
---|---|
Dimensiones físicas | 159,5 x 73,4 x 8,1 mm (173 gramos) |
Pantalla | Super AMOLED 6,2 pulgadas |
Resolución | 2.960 x 1.440 píxeles (529ppp) |
Procesador | Qualcomm Snapdragon 835 o Exynos 8895 |
RAM | 4GB |
Memoria | 64GB (microSD hasta 256GB) |
Versión software | Android 7.0 |
Conectividad | LTE Cat 16 (1000/150 Mbit/s), USB Type C 3.1 |
Cámaras | Cámara de 12 megapíxeles. Cámara frontal de 8 megapíxeles |
Batería | 3.500 mAh |
Precio | 909 euros |
Otros | Sensor de Iris y ritmo cardíaco, carga inalámbrica, resistencia IP68 |
Un diseño que juega en otra liga
En el mundo de los teléfonos, más grande parece una de las únicas opciones de evolucionar, pero en los últimos dos años hemos estado comprobando que las marcas han conseguido meter pantallas mayores en el mismo espacio. El caso más extremo lo teníamos en el Mi Mix, una pantalla gigante en un tamaño todavía aceptable, pero por debajo han ido llegando propuestas mucho más prácticas como el LG G6. Ahora es turno de Samsung para mejorar lo bueno que ya tenía en catálogo.
Los teléfonos más panorámicos no son un experimento, es la forma de mostrar más información sin perder comodidad de uso
Conseguirlo a este nivel está en la mano del que crea e innova con los componentes, como es el caso de Samsung. De paso se pone de acuerdo con sus vecinos de LG para decirle al planeta que los teléfonos tienen que ser alargados. Sobre la extraordinaria pantalla, no me extiendo ahora, le dedicamos un apartado a su innovador formato, también hablaremos sobre la tecnología empleada.
Lo que realmente hace Samsung con el Galaxy S8 es mezclar todas las tendencias más sonadas con éxito, ir un paso más allá: quita marcos, le da curvatura a los laterales y se carga el botón físico del frontal. En este proceso no se olvida de incluir los mejores componentes, tampoco obvia que el usuario ya se ha acostumbrado a que su teléfono sea resistente al agua (IP68).
El teléfono se ha diseñado con cinco colores, realmente bien elegidos: Midnight Black, Arctic Silver, Coral Blue, Maple Gold y Orchid Grey. A nosotros nos han dejado un Orchid Grey, que según la luz que le de cambia bastante de tonalidad. Todos cuentan con el frontal en negro.
La curva es por defecto, no hay opción plana
Hacemos una parada en la curva, es tan importante en el lenguaje de diseño de Samsung que para ellos ya no tiene sentido un Galaxy S “plano". En esta generación desaparece esa opción y seguro que habrá gente que no le gusta la idea, pero me parece lógico que todo el esfuerzo se ponga en hacer algo diferente.
Hay que reconocer la maestría de Samsung para combinar cristal y metal de forma que parezca un único elemento, nada artificial y con una calidad de construcción superior. Sobre el papel es muy resistente por la utilización de la protección Gorilla Glass 5 en su frontal y en su trasera. Luego están las teorías que dicen que un teléfono sin redondeces es más duro, que es la que defiende LG. Yo me creo que es resistente, pero en la mano parece bastante frágil, bastante expuesto.
Puede ser la cosa más bonita del planeta que si luego no sienta bien en la mano, hemos perdido la mitad de los puntos. Pues en este sentido es sobresaliente, al ser compacto y al haber redondeado cada parte posible. Viene de serie con dos aspectos negativos: atrae-huellas y es muy resbaladizo. Recomiendo funda.
Sobre tamaños, estamos ante su variante más grande, la Galaxy S8+ con 6,2 pulgadas. De un plumazo nos hace olvidar al Note 7: es la mejor alternativa posible que podía plantear Samsung. Valorar esto es algo muy personal, pero prefiero el modelo más pequeño, y me parece que este mismo S8, con pantalla de 5,5 pulgadas hubiera sido todavía más cómodo y manejable, pero parece que han querido mantener dimensiones cercanas al S7 y no hacer algo más pequeño.
Al ser tan alto no se llega bien a la zona superior con una mano, eso es algo con lo que podemos vivir y común a muchos teléfonos, pero lo que sí es positivo es que es algo más estrecho. Repito, es resbaladizo, pero muy cómodo de coger y maniobrar con él, incluso en personas con las manos pequeñas.
Los botones de volumen están a la izquierda y demasiado arriba, lo están por dejar espacio al botón dedicado a Bixby, lo que a veces causa que nos equivoquemos a la hora de bajar el volumen. Es tan importante el asistente de cara al futuro del software de Samsung, que le han creado un botón físico (ya están encontrando la forma de usarlo para otras cosas).
Demasiados elementos en la zona superior del frontal: hay un LED (RGB) para notificaciones y estados, el escáner de iris que se divide en dos partes al utilizar infrarrojos, y la cámara frontal de 8 megapíxeles.
Terminamos con el diseño de la zona de la cámara, estéticamente queda bien que los cuatro elementos traseros - cámara, flash sensor de huellas, sensor cardíaco - estén colocados en simetría, y sobre todo destacamos que no hay ninguna joroba. Al controvertido sensor de huellas le dedicamos unas palabras un par de puntos más adelante.
Adiós al botón frontal
Era el paso siguiente si quieres que el frontal sea tan limpio como el del Galaxy S8, y es algo que vamos a ver replicar en muchos teléfonos en los próximos años - ya había, solo digo que lo convertirá en algo normal -. Pues eso, que el botón físico desaparece del mapa y nosotros no lo echamos de menos, la verdad.
Ahora tenemos los botones de navegación en pantalla - personalizables - que encontramos en multitud de teléfonos Android, con la particularidad de que hay un sensor de presión en la zona central, también una retroalimentación en forma de vibración. La pulsación está muy conseguida, Apple demostró que algo así era posible con su Taptic Engine.
En lo que respecta al funcionamiento, creo que es incluso más rápido de usar que el botón del S7. En su disposición en el teléfono se me queda un poco abajo, pero es algo a lo que me he ido acostumbrando. El problema gordo está en que no hay lugar para el sensor de huellas.
Sensor de huellas: posición poco intuitiva
Desaparece el botón, desaparece el sensor. Lo han puesto en la parte trasera, como hace LG y otros muchos. Lo discutible en sí no es la posición trasera, es que es pequeño, está muy alto y justo al lado de la cámara: nos equivocamos muchas veces a la hora de poner el dedo y manchamos la lente de la cámara.
El sensor de huellas reconoce gestos: se puede bajar la barra de notificaciones con él
Todos los rumores apuntan a que Samsung habría buscado la forma de colocarlo bajo la pantalla, pero esto era algo muy complicado de hacer tan pronto y la solución trasera habría sido una solución intermedia. Me lo creo y me pregunto si conseguirá esto Apple con su próximo teléfono. Si no te gusta el sensor de huellas, hay dos alternativas que no pueden funcionar a la vez:
el sensor de iris: se estrenó en el Note 7 y parece ser el más seguro de los métodos. El escáner funciona rápido cuando nos acostumbramos a jugar con la distancia correcta, incluso cuando hay poca luz ya que tira de infrarrojos. Pero no lo uses a pleno sol, no funcionará bien al necesitar que tus ojos estén bien abiertos. Nos cuentan que con gafas también falla bastante.
el reconocimiento facial: esta opción es nueva, y más simple ya que funciona con la cámara frontal, cosa que nos limita bastante si la oscuridad es importante. En buenas condiciones se muestra bastante rápido, pero es fácil de engañar con una simple fotografía.
La pantalla domina el frontal del teléfono
La pantalla es más alta, igual que ocurre en el LG G6. Ese es el principal cambio que nos encontramos en esta generación, y viendo que esas dos marcas apuestan por ello, tardaremos poco tiempo en ver que otros le siguen los pasos. Si no le siguen el rollo a Samsung, tampoco habrá demasiado problema: se venderán tantos millones que los desarrolladores y creadores de contenidos sabrán adaptarse (Google tampoco los dejará de lado).
Ser más alta no implica ser más grande, aunque esas 6,2 pulgadas nos estén liando un poco. Nos hemos acostumbrado a medir a las pantallas por la distancia que marca la diagonal entre esquinas opuestas, pero si estiramos mucho el teléfono en su parte más larga, ese número crece bastante. En la práctica mantenemos el ancho de un Galaxy S7, con un espacio extra en altura.
Sí es cierto que en menos espacio hay más pantalla, pero esto tiene más que ver con la capacidad de Samsung para eliminar marcos en todos los laterales posibles, que por hacerla más alta. Este trabajo de miniaturización y disminución de espacios muertos es impresionante. Lo vimos en menor medida en el LG G6 y en el Mi Mix, pero es que aquí se juega además con la curvatura de la misma.
La mejor pantalla que podemos encontrar en un teléfono es larga, pero se puede usar con una mano
Con los móviles empezamos a entrar en el juego de formatos que llevamos años encontrándonos en monitores, portátiles, incluso tablets. ¿Interesa más cuadrado o más panorámico? Pues depende de gustos y usos, también de que haya contenido y aplicaciones que saquen provecho de las nuevas proporciones.
La lógica dice que el consumo de contenidos multimedia, o juegos, es más agradable en pantallas panorámicas, a mi me gusta más así: desde que estoy usándolo, rara vez me apetece cambiar al iPad o al portátil para ver vídeos, me parece que aquí los veo con más calidad y comodidad. Al tratarse de un dispositivo al que no le pedimos tener multitud de ventanas al mismo tiempo, creo que la nueva proporción terminará siendo práctica.
¿La aprovechan las aplicaciones? No demasiado, el alargamiento no inventa una nueva forma de usar el teléfono, ni aporta algo especial en el uso - mostrar más información sobre lo mismo, eso sí -. Algunas aplicaciones están adaptadas, otras no, algo que también pasa con los vídeos: Netflix y Amazon están trabajando en servir los contenidos en este formato.
¿Es más incómoda de usar? No, al mantenerse el ancho de pantalla podemos usarlo con una mano sin mayor problema. Es algo que también ocurre con el LG G6, que he podido usar más tiempo, y doy fe de que mantiene comodidad, añadiendo más espacio para la información. Entre estos dos, me parece algo más amigable de usar el LG, será por sus formas cuadradas, o por dar la sensación de ser más robusto, menos resbaladizo.
Super AMOLED a la última
Entendido el formato, vamos a conocer la tecnología empleada. La pantalla está concebida con lo último en paneles Super AMOLED, con una resolución nativa de 2.960x1.440 píxeles y una densidad de 530ppp. Siendo más concretos con el formato de pantalla comentado en el punto anterior, se trata de un panel 18.5:9 (el LG G6 es 21:9).
La pantalla es el 84% del frontal, el protagonista absoluto del teléfono: los contenidos flotan
Esto no es una herramienta profesional en la que los colores se tengan que mostrar de forma ideal, pero se agradece que al margen de la calibración que Samsung quiera darle, se pueda conseguir llegar a los mejores niveles. En reproducción sRGB y brillo - cercano a 600 nits - está en el primer puesto de los teléfonos Android, de hecho está certificado para reproducir contenido HDR. Como los últimos iPhones, también cumple con el estándar DCI-P3.
Como hablamos en el análisis del LG G6, hay mucho recorrido que hacer con esto del HDR en el móvil: realmente no se pueden cumplir con sus especificaciones con lo que se necesita en este tipo de estándares, pero la industria quiere que esté ahí, en nuestros bolsillos. Con ello se pretende presentar mejor el colorido y contraste en cada escena, utilizando para ello las capacidades dinámicas de los paneles, como jugar con el brillo frame a frame.
Siendo muy exigentes con Samsung, encontramos que la pantalla AMOLED no es mucho mejor que la que ya teníamos en un Galaxy S7, pero a nosotros nos parece perfecta para la ocasión: contraste espectacular, altos niveles de brillo que nos dejan ver el teléfono sin problema en exteriores y colores muy llamativos que podemos alterar un poco en configuraciones.
¿La mejor pantalla para verla en FullHD+?
Comprendo que es una medida para mejorar el rendimiento y la autonomía, pero no, gracias, prefiero que mi teléfono funcione al máximo de sus posibilidades. Aunque está bien tener la opción, nunca se sabe si nuestras necesidades van a cambiar en determinadas circunstancias.
Me explico mejor, el teléfono viene de serie funcionando con una resolución efectiva de 2.220 x 1.080 píxeles, algo así como un Full HD para la ocasión. Eres tú el que tiene que cambiar esta opción, o bien lo hará el sistema o las aplicaciones cuando consideren necesario. La opción más alta es WQHD+, que son 2.960x1.440 píxeles.
La simpleza de líneas lo hace mucho más elegante y sofisticado que el S7, por no haber no hay ni logo ‘Samsung’ en el frontal
Existe un modo inferior de resolución llamado HD+ que baja hasta los 1.480 x 720 píxeles. Todo esto está montado pensando exclusivamente en mejorar el consumo de batería, que no es el apartado más espectacular del nuevo Galaxy. ¿Te preocupan los toques accidentales en la pantalla? Mi experiencia es bastante buena, Samsung ha trabajado para que los laterales curvados no se muestren torpes en su actividad.
No tengo dudas, esta es la mejor pantalla del mercado en un dispositivo móvil - que yo haya probado, claro -, está integrada de forma magistral en un teléfono que a día de hoy no tiene rival en sofisticación y diseño. En cuanto al nuevo formato, me parece un paso interesante, a seguir, pero tampoco es ninguna revolución.
Sobre el tinte rojo de pantalla, que no se reproduce en mi unidad, hay una solución en forma de actualización.
Nuevo Exynos, no noto la evolución
Más complicado que nunca establecer valoraciones del hardware empleado sin tener en cuenta el nuevo software de Samsung, pero primero vamos a conocer un poco mejor a los ingredientes. Creo que todo el mundo sabe que Qualcomm y Samsung han trabajado juntas en el hardware que llevan los S8, eso le ha dado una ventaja importante en el mercado.
Nos pueden contar que el Snapdragon 835 está concebido con tecnología de fabricación de 10nm, que es un 27% más rápido y un 40% menos glotón, pero en la práctica la cosa no se nota demasiado. Es así, y también lo es con el caso que nos ocupa, el Exynos 8895.
Está claro que si pagamos este dineral por el mejor teléfono del mercado, también queremos lo más moderno dentro de él, así que no seré yo quien se queje, es más, lo valoro por lo importante que puede ser para el futuro del teléfono - optimizaciones, actualizaciones -. Otra cosa es decir la verdad, y en la práctica, no hay una mejora significativa si tienes un Galaxy S7, ni tampoco vas a disfrutar más la experiencia Android que si tuvieras un OnePlus 3 o un Nexus.
¿Van las aplicaciones por detrás del hardware? No noto en el día a día la ‘increíble’ evolución de los Exynos o Snapdragon
De hecho no es ni siquiera el teléfono más potente del mercado, en el conjunto de sus especificaciones: tiene 4GB de RAM cuando hay otros que ya llevan más, y la memoria interna disponible es de 64GB - UFS 2.1 -, también doblada por otros teléfonos. Hay que decir que seguimos contando con ranura para tarjetas microSD, gracias Samsung.
El teléfono es rápido con el sistema, aunque tampoco es la personalización más fluida que me haya encontrado. También lo es con cualquier aplicación exigente que queramos cargar, no hay problema con esto. La realidad, en mis manos, es que tampoco había problema con el Snapdragon 821 del LG G6, así que no me volvería loco con las diferencias, a menos que me cobren mucho más por ellas.
Obviamente en benchmarks la cosa sí se nota. Este nuevo Exynos es un monstruo a la hora de trabajar con múltiples tareas, su fuerte está en los ocho núcleos de los que dispone, con los que barre al resto de soluciones del mercado. El pero de siempre está en que la mayoría de cosas que se hacen en un teléfono tiran de un único núcleo, y ahí el rey es el iPhone 7 y su corazón de cuatro núcleos a mucha velocidad: creo que Apple sigue sabiendo optimizar mejor el conjunto.
En este punto alguno me podría decir que valoro mucho el teléfono de Apple, apartado por apartado, y lo suelo comentar en ‘análisis Android’. Pues sí, me parece que Apple trabaja el conjunto de forma estupenda, es su fuerte. Donde está un paso por detrás, en mi experiencia, es en el software: Android ha evolucionado demasiado en los últimos dos años, es una delicia ver cómo de completo es el sistema - posibilidades, personalización, flexibilidad -, a pesar de que no esté tan optimizado.
Volviendo al panorama Android y competidores con hardware similar: donde sí se pueden abrir diferencias es en el trabajo gráfico, ahí la nueva GPU Mali - y la Adreno 540 - son significativamente más potentes que lo que hay en un Snapdragon 821. Se podrá notar en juegos muy exigentes que tengan que llegar, o en el uso del teléfono con realidad virtual.
No me interpretéis mal, me encanta el hardware elegido y hay mucho potencial, pero me gustaría que se notara de alguna forma, aunque sea en autonomía, que no es el caso. También entiendo que hay cosas menos visibles pero muy exigentes, como el desempeño que tiene con la cámara o la aparición del accesorio DEX.
Para los más puntillosos, comentar que nuestro modelo, el que lleva Exynos, es ligeramente mejor en pruebas que el que cuenta con el hardware de Qualcomm. Dicho sea de paso, el teléfono no parece sufrir nunca ningún tipo de problema relativo a calentamientos, algo que ya consiguieron con los Snapdragon 820, pero que fue un dolor de cabeza con los 810.
Dos auriculares inalámbricos a la vez
Entrando en temas de conectividad vemos que Samsung aquí no tiene lagunas. Lo más llamativo es el soporte de Bluetooth 5, del que os hablamos con mayor detalle aquí. En resumen, presume de mayor rango, velocidad y la posibilidad de conectar dos auriculares inalámbricos a la vez.
La conectividad en el Samsung Galaxy S8, independientemente de si su chipset es Exynos o Snapdragon, va a ser difícil de superar: LTE Cat 16, WiFi ac de doble banda o el citado Bluetooth v 5.0 (2Mbps). Tampoco se olvidan del soporte ANT+, un puerto USB Type-C, NFC, Samsung Pay, o todas las tecnologías de localización (GPS, Galileo, Glonass, BeiDou).
Samsung, conservadora con la autonomía
Ya os lo contamos en el apartado de la pantalla, pero os recordamos que el teléfono puede cambiar la resolución con la que está trabajando para mejorar la autonomía. Mi tiempo de prueba no da para florituras, así que desde el minuto cero he estado jugando con el teléfono a tope de posibilidades, que me parece que es lo normal que hay que hacer con él: aprovecharlo como merece.
La batería de nuestra versión es de 3.500mAh. Podemos decir que es la principal diferencia con el modelo ‘pequeño’, que lleva 3.000mAh. Con el episodio del Note 7 lo que parece seguro es que el control de calidad de las mismas es máximo, podemos estar tranquilos.
Siempre me gusta echar un ojo en la red a las experiencias que van teniendo usuarios que llevan más tiempo con el teléfono, ya que esa es la única forma de conocer realmente su rendimiento. La sensación general, que comparto, es que no hay una gran mejoría con respecto a S7 edge (3.600mAh).
Samsung ha jugado muy seguro con la batería, tamaño conservador y ninguna revolución con la autonomía
Hay más superficie de pantalla y píxeles que alimentar, y para eso está la nueva tecnología hardware - 10nm, OLED - y software - optimización -, pero tampoco se consigue revolucionar en este aspecto. Bien podrían haber optado con densidades y formas más complejas, incluso un grosor más ancho, pero parece que Samsung aquí no quería juegos.
Lo dicen los benchmarks, también la experiencia que estamos teniendo: un día dándole bastante batalla - unas 5 horas la pantalla encendida - nos coloca por debajo del 15% en el medidor de batería a la hora de cenar. Si en la jornada usas mucho la cámara, especialmente en vídeo, ese cifra la podemos dar por muerta.
Oficialmente se dice que hace 16 horas continuas de vídeo, 67 horas de música, o una navegación de 14 horas con un uso mixto de WiFi y LTE. Samsung asegura que también será más resistente al paso del tiempo, algo que nos parece muy positivo de cara al ciclo de vida que suele tener un teléfono: la nueva batería se degrará un 5% el primer año, por un 20% en el caso del S7.
A mi me gusta mucho usar el ‘Always-on display' para estar “notificado" sin encender el teléfono, pero soy consciente de que esto gasta bastante batería, a pesar de ser tecnología OLED. Apagarlo y jugar con resoluciones inferiores nos estira bastante la autonomía, hablamos de un 10% al final del día.
Como en el S7, los nuevos S8 utilizan la tecnología de carga rápida de la casa llamada ‘Adaptive Charging’, que está relacionado con el Quick Charge 2.0 de Qualcomm. No es la más rápida, tarda una hora y tres cuartos en rellenar el teléfono; con media hora tenemos el 50%. Un apunte, llevo tres años usando teléfonos con carga rápida, ya me eduqué a cargar más veces durante el día, supongo que no seré el único.
Un punto a destacar es la continuidad en la carga inalámbrica en los dos S8, que es muy cómoda en determinadas circunstancias: si no queremos tanta rapidez, lo vamos a estar usando y el cable nos incomoda. Funciona tanto con Qi como PMA y Samsung promete en un futuro cargadores tan rápidos como el cable. Lo siento, no he podido probar nada de esto.
Sinceramente, pocos teléfonos serán recordados por marcar diferencias en este aspecto, el que quiere algo más competente tiene que mirar a aquellas soluciones en las que meten muchos mAh, o bien comprar fundas con batería adicional. Resumen: a cargarlo por las noches, o a hacer cargas rápidas más veces durante el día.
Auriculares de calidad, de serie
Primero vamos con el altavoz, colocado en la zona inferior, como es habitual. Es realmente una oportunidad perdida por parte de Samsung para hacer algo mejor, algo en la línea del último iPhone: usar el auricular superior para lanzar una segunda fuente de sonido y crear una especie de ‘sonido estéreo’.
Vale, suena bastante bien y es más potente que en el Galaxy S7 o en el LG G6, pero teniendo en cuenta que es un teléfono tan ideal para consumir multimedia, estarían bien unos altavoces mejores. Puestos a pedir, hubiera sido inteligente aprovechar el buen hacer de Harman Kardon - ahora de Samsung - para mejorar este aspecto.
Turno para la salida de auriculares, que ofrece una fantástica calidad a través del conector; seguimos valorando que sigue presente en la zona inferior del teléfono.
Los auriculares son AKG, aquí sí han aprovechado la adquisición de Harman. Otro punto para Samsung al incluir una unidad que es significativamente mejor que cualquiera de las que nos regalan teléfonos de gama alta. Son tipo in-ear y están valorados en 100 dólares - eso dicen -, ofrecen micro.
TouchWiz progresa adecuadamente
Para gustos colores, pero la sensación que tengo con TouchWiz desde tiempos inmemorables es que molesta más que ayuda, como casi todas las personalizaciones. Puedo decir que incluso resta puntos en el global, conseguidos con méritos por otros apartados como el diseño o la pantalla. Normalmente sobran muchas aplicaciones redundantes, incluso es ineficiente, o al menos menos intuitivo que el Android que propone Google.
Entiendo que Samsung quiere ofrecer personalización y diferencia, pero cuanto más cerca estemos del Android básico, mejor irán las cosas. Esto es lo que han hecho en este “TouchWiz 2017": acercar muchos comportamientos, accesos y funcionalidades a la forma en la que lo hace el Android de Google, cualquiera que llegue de un Nexus o un OnePlus, se sentirá más cómodo.
TouchWiz es más bonito que nunca, pero este no es el teléfono para los puristas de Android
En cuanto al diseño de la interfaz, pues no podemos decir otra cosa que está muy trabajado, es muy consistente y altamente personalizable, sin duda tiene cosas que otorgan mucha personalidad al teléfono. Pero lo siento, de nuevo me quedo con Material Design: ya me he acostumbrado a la forma de hacer las cosas de Google.
Aplicaciones propias sigue habiendo a montones, algunas haciendo lo mismo que hacen las de Android, pero ahí están y algunas son bastante buenas: muchas herramientas Edge que aprovechan el borde de pantalla, la completa captura de pantalla, el Always On Display, o la presentación en aplicaciones en pantalla partida. Esto último Samsung lo lleva a un punto que no consiguen otras personalizaciones: podemos hacer ventanas flotantes, cambiar su tamaño, recortarlas, o pasar a modo apaisado.
Se me hace imposible hacer un análisis exhaustivo de TouchWiz, pero sí quiero destacar cosas como los gestos que implementa para hacer cosas importantes. En la pantalla de inicio no hay un botón para ir al cajón de aplicaciones: hay que hacer un gesto hacia arriba o hacia abajo en medio de la pantalla.
Hay que comentar que Microsoft mete mano aquí - paga - e incluye un buen catálogo de serie: Skype, Excel, World, OneDrive o Powerpoint. De los 64GB del teléfono, el sistema ‘Android 7.0 Nougat’ y las aplicaciones de Samsung se comen 16GB.
Comienzo descafeinado para Bixby
Nos quieren hacer entrar en el mundo Galaxy al presentarnos resultados de búsqueda en su tienda o en su galería de fotos. Soy pesado, pero prefiero Play Store y Google fotos. Tampoco encuentro el factor diferencial en Bixby, el asistente que se estrena en el teléfono y está todavía a medio cocinar y limitado al inglés y el coreano. Mejor usar Google Now y los servicios asociados.
Los más antiguos recordarán que Samsung ya jugó con asistentes de voz: S-Voice en el S3
La pantalla Home de Bixby aparece de dos formas, o bien pulsamos su botón dedicado, o nos movemos hacia el primer escritorio a la izquierda. Pero realmente está pululando por el teléfono y conforme esto crezca estará más presente: quieren que cada acción táctil se puede hacer con un comando de voz.
Ahora mismo parece bastante potente en el tema de reconocimiento de imágenes, llamado Bixby Vision: mediante inteligente artificial reconoce elementos en nuestras instantáneas y nos los relaciona con Internet, mandándonos a tiendas como Amazon, o bancos de imágenes como Pinterest.
Otra parte importante de TouchWiz que no hemos podido probar en este análisis es la interfaz rediseñada para convertir el equipo en un ordenador, gracias al sistema DeX. Ojalá pronto podamos echarle el guante de una forma más seria (hicimos una toma de contacto), es algo que puede condicionar la nota final en software.
Pantalla larga, aplicaciones que se adaptan
Samsung ha hecho un buen trabajo con esto, inicialmente. La mayoría de aplicaciones importantes, como ocurría con el LG G6, se adaptan a las nuevas proporciones (18.5:9). En el caso de que no, podemos forzar en un menú a que aprovechen todo la pantalla disponible.
Los contenidos escalables no tienen demasiado problema, pero los vídeos y fotos algo más ya que deben estar creados para la proporción si no queremos ver dos buenas franjas negras (las fotos y vídeos que hace el teléfono no lo aprovechan). Aplicaciones como YouTube están ya preparadas para mostrar el contenido lo mejor posible.
Le pongo muchas pegas al conjunto, pero lo valoro como notable, simplemente me parece que está un paso por detrás de la ejecución de la parte hardware, que es magnífica. Será muy interesante conocer la evolución de Bixby, ya que esto no es un experimento pasajero.
Sobre actualizaciones, no queremos poner la sal en la herida, pero Samsung no es especialmente rápida con esto ya que quiere personalizar y poner todo a su manera antes de lanzar al mercado. Para los que quieran Android O, pueden esperar fácilmente unos seis meses desde que lo veamos aparecer en dispositivos Nexus. Ojalá me equivoque.
Prefiero una cámara excelente a dos notables
La teoría más o menos la teníamos clara, os explicamos todo lo que sabía sobre la cámara del Galaxy S8 en el momento de su presentación. Ahora vamos a hablar de pruebas, pero antes de entrar en faena hay que reconocer que esta solución se porta bien en cualquier circunstancia: es una cámara tan rápida como segura.
Samsung ha trabajado en esta actualización el procesado de imagen, con estupendos resultados
Los ingredientes hardware son prácticamente los mismos que en el Samsung Galaxy S7, lo que rápidamente nos lleva a criticar el conservadurismo. Pero hay avances en la forma en la que funciona el sistema, y la verdad, la calidad en todo caso es sobresaliente, no pienso volverme loco en atizar la posible falta de innovación.
Todo el que sigue este mundillo de cerca sabe que hay un teléfono creado por Google que más o menos establece la referencia en cámaras: Google Pixel es el que mejor opción de sensor lleva y mejor se porta cuando se marcha la luz. Es caro, difícil de conseguir, y no es tan redondo como nuestro Samsung.
¿Por qué hablar de Pixel ahora? Los coreanos han tomado prestada una idea muy interesante de ellos: el sensor de 12 megapíxeles del coreano realiza varias imágenes a la vez, de forma transparente al usuario, para unirlas de forma inteligente y conseguir la mejor toma. Fotografía computacional en el S8, con una sola lente, que dicho sea de paso cuenta con una apertura máxima f/1,7.
En el teléfono de Google esto es una opción que entra en escena con el modo HDR+, en el de Samsung siempre funciona. Creo que donde más ha mejorado el teléfono es en las tomas con poca luz, y eso es trabajo de software por parte de Samsung. A plena luz del día es difícil encontrar diferencias con el Galaxy S7: tenemos algo más de detalle - o menos suavizado por software -, bastante rango dinámico, con unos colores atractivos y menos exagerados. Peca un poco de contrastar las imágenes, que se ven geniales en la pantalla OLED, pero pierden algo de gracia en un monitor.
Sigue contando con el sistema de enfoque más rápido - Dual Pixel -, no se le escapa un elemento en movimiento o cambios rápidos de escena. Curiosamente las mejores imágenes que registra, con 12 megapíxeles, se toman en formato 4:3, que es muy diferente al formato de pantalla.
En mi lista de teléfonos con mejores cámaras, el Samsung sigue estando en la mejor posición junto al iPhone, ambos saben hacer las cosas bien sin complicar (Pixel puede conseguir más calidad, pero no es tan completo). Si en lugar de disparar sin pensar demasiado queremos controlar más las cosas, también hay una opción Pro bastante competente: tocamos velocidad, ISO, balance de blancos, grabar en RAW o enfoque.
Hablando de interfaces, la del teléfono es al mismo tiempo completa y fácil de usar, por no hablar de lo rápido que funciona todo, tanto en activación como en la grabación de los contenidos. Una cosa que no me gusta es que el modo vídeo esté solapado con el de foto, me hubiera gustado más unos controles y pantallas dedicados (no veo el formato hasta que no le doy a grabar), ya que el vídeo es uno de sus puntos fuertes.
Como a mi es algo que no me interesa nada, no voy a entrar demasiado en añadidos. Comentar que tenemos filtros, efectos o pegatinas, los hay para aburrir y están integrados en la interfaz principal.
Grabando vídeo, ligera mejora
Curioso, pantalla ultrapanorámica y ningún modo de vídeo que nos permita grabar en ese formato
Samsung ofrece una máquina de fotos muy completa en espacio reducido, pero también de vídeo. La estabilización de imagen del sensor Sony es muy buena, a lo que hay que añadir un sistema electrónico de estabilización por parte de Samsung, disponible incluso en modo 4K.
La capacidad máxima de grabación que tenemos es 4K a 30 imágenes por segundo (48 Mbps), si bajamos a 1080p los frames pasan a ser 60 (28Mbps). Si queremos modos de alta velocidad, hay que irse a 720p, donde tenemos unos espectaculares 240fps.
El tiempo de grabación máximo es de diez minutos, algo que vemos que sí ha cambiado con respecto a S7, donde no había limitación. Por lo demás las cámaras son bastante similares en el modo vídeo. Miento, el sistema EIS de estabilización no se podía usar en 4K en el S7, el enfoque automático también nos parece mejor.
La cámara frontal sí evoluciona
El cambio principal en las cámaras viene en el frontal, ahora pasamos a tener una unidad de 8 megapíxeles, que obviamente recoge fotos y vídeos más nítidos, pero también mejor enfocados gracias a un sistema automático que no es muy frecuente en estas soluciones.
Ganamos en casi todo, además de ser tomas más aprovechables por tamaño, también funciona mejor cuando la luz es complicada. También ayuda que lleva una lente con una apertura f/1,7.
La nueva calidad de la cámara permite que sea usada como uno de los sistemas de autenticación del teléfono. A la hora de grabar vídeo también hay una mejora significativa, con la posibilidad de registrar en formato QHD.
Entre los diferentes modos y efectos que nos ofrecen, me llama la atención tanto el “wide selfie" como el modo selectivo de enfoque, que nos permite crear cierto aspecto de profundidad con el desenfoque.
Lo mejor, hasta que lleguen dos cámaras
Tenemos las cámaras que podemos exigirle a Samsung en un terminal de gama alta, así que todos tranquilos, pero también sabemos que los coreanos terminarán usando configuraciones dobles en algún momento, y eso supongo que será con el Note 8. Sinceramente, prefiero que me den esto ahora, a un experimento con dos cámaras de menor calidad, o a medio cocinar.
De las tres principales opciones con doble cámara que tenemos en el mercado, tenemos que recordar que LG pasa bastante de sumar la información de los dos sensores, así que poca fotografía computacional por ahí. Apple y Huawei sí tiran por ese camino, que creo que es el que tomará Samsung cuando nos ofrezca esta posibilidad.
El Galaxy S8 va a estar una buena temporada reinando entre los teléfonos más conocidos, pero estoy seguro de que el próximo iPhone dará una vuelta de tuerca en este apartado, por no hablar de un próximo Pixel 2: Google está muy comprometida en mejorar por software las cámaras móviles.
La opinión de Xataka
Si tuviéramos que imaginar el teléfono perfecto para 2017, sería algo parecido a este Galaxy S8: la pantalla más impresionante del mercado, acompañada por una cámara genial; hay una mejora en diseño que parecía imposible sobre lo enseñado en LG G6 y Mi Mix, todo ello siendo además tan resistente y potente como el que más. Estéticamente es el teléfono más deseable del mercado.
No pararía de decir bondades, pero también hay cosas que no lo hacen brillar más, o no hacen que el S8 sea un teléfono mejor: el software de la casa me parece peor propuesta que Android básico, nos presentan con demasiada importancia a un Bixby que está muy verde. También hay elementos a los que le dan mucho bombo y están mal diseñados o voy a usar poco: sensor de ritmo cardíaco, iris o huellas.
Samsung se metió en los talleres con la idea de crear un producto que hiciera olvidar fallos del pasado, que mejorara significativamente al Galaxy S7. Ha conseguido demostrar de nuevo que es que el líder en el mercado Android, y tiene un arma consistente para hacer cuota de mercado en la gama alta y aguantar la embestida del próximo iPhone.
Teniendo presupuesto este es el mejor Android que podemos comprar. Si me permitís la opinión, me gusta más el modelo pequeño de S8
Hablo del iPhone por que hablo del mercado de teléfonos muy caros, que es donde que compite y donde más sofisticación y diferencia podemos encontrar. Es una realidad que el planeta - afortunadamente - apuesta cada vez más por una gama media vitaminada que nos ofrece una experiencia parecida por la mitad de precio - Huawei, OnePlus -. También está la inteligente opción de elegir un flagship del año pasado, por ejemplo, el mismo Galaxy S7.
Si tienes un Galaxy S7, apuestas por esta marca y después de haber leído todo esto crees que no te merece la pena cambiar todavía: posiblemente tu mejor momento llegue con el ‘posible Note 8’ a finales de año, será la respuesta actualizada al nuevo iPhone, con al menos todo lo que hemos conocido en este S8.
9,3
A favor
- La pantalla es impresionante, lo mismo que su integración en el cuerpo
- Diseño del futuro, calidad de construcción máxima con resistencia al agua
- Una de las mejores ‘cámaras móviles’, en cualquier circunstancia
- Cámara frontal muy mejorada, con enfoque automático
- Rendimiento al mejor nivel
- Los auriculares AKG
- La personalización Android ha mejorado
En contra
- La ubicación del sensor de huellas
- Bixby está a medio cocinar
- Podrían haber colocado unos altavoces estéreo
- Conservadores con el tema de la batería
- El reconocimiento de Iris y cara no me termina de convencer
- La cámara mantiene el nivel, no se han atrevido a duplicarla
- Valoro la mejora pero sigo prefiriendo Android básico
El terminal ha sido cedido para la prueba por parte de Samsung. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas.
En la realización del vídeo tenemos a Pedro Santamaría.
Agradecimientos a CranioDsgn por dejarme sus coches.
Más información | Samsung
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