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Samsung Galaxy J2 Pro ante el dilema del móvil capado: ¿querría alguien un smartphone sin WiFi ni 3G/4G?

Casi parece una broma que un fabricante como Samsung presente un smartphone que prácticamente solo sirve para llamar. Es precisamente de lo que presume el Samsung J2 Pro que conocimos en el CES 2018 y que el fabricante comienza ahora a poner a la venta en Corea del Sur.

El dispositivo es modesto en sus especificaciones hardware, pero es que Samsung no esconde su principal atractivo: el no tener conectividad WiFi ni 3G/4G. ¿Puede tener éxito un móvil con el que estarás prácticamente desconectado, para bien y para mal?

La desconexión como negocio (y como broma)

Es curioso que algunos fabricantes sigan apostando por la desconexión en ciertos productos. Lo es aún más cuando viven de dispositivos conectados y del hecho de que la inmensa mayoría de los usuarios busca precisamente eso: estar conectados siempre y en todo lugar.

Hemos visto ejemplos de desconexión de lo más radicales. Probablemente el más llamativo sea ese NoPhone que en 2014 casi se reía de nosotros mismos: un "cacho" de plástico con forma de teléfono que simplemente servía para que tuvieses ese peso muerto en el bolsillo.

El sitio web de NoPhone es toda una broma a la industria. Con frases como "El móvil menos avanzado de la historia", "No hay pantalla. No hay batería. No hay teléfono." o "Totalmente resistente a caídas en el inodoro" este producto que cualquiera se puede comprar por 12 dólares tiene una edición "selfie" que añade una superficie de espejo en el frontal. Ese modelo se encarece hasta los 19 dólares.

Nokia y la nostalgia de los feature phones

Más allá de esa ironía del NoPhone, hay fabricantes que aprovechan ese nicho de mercado en el que los usuarios no quieren estar tan conectados. Los feature phone que dominaban el mundo hace algo más de una década han sido inspiradores de productos que juegan además con nuestra nostalgia.

HMD —propietaria de la legendaria marca Nokia— es probablemente el mejor representante de esa categoría de productos. Esta empresa ha querido aprovechar el tirón de los que andamos en alrededor de los 40 para ofrecer terminales que tratan de ser un homenaje a los modelos originales al menos en el nombre.

Lo hicieron con el Nokia 3310, el móvil revelación del MWC 2017, y este año han querido intentarlo con el "banana phone", el Nokia 8810 que tenía esa peculiar tapa desplegable para ocultar el teclado físico.

En ambos casos nos encontrábamos con una propuesta software muy limitada. El Nokia 3310 llegaba con el sistema operativo Nokia Series 30+, mientras que el "Nokia 8810 4G" iba a una apuesta curiosa derivada de Firefox OS (con aplicaciones HTML 5) llamada KaiOS.

Esas dos plataformas destacaban más por sus ausencias que por sus presencias: sin clientes de WhatsApp —¡herejía!— aunque con algunas opciones llamativas (en KaiOS contamos con cliente de Spotify, por ejemplo), en uno y en otro (como en otras propuestas similares) la idea es contar con móviles "de batalla" que nos permitan vivir algo más desconectados si eso es lo que queremos (o necesitamos).

Samsung y el móvil capado disfrazado de smartphone

La propuesta de Samsung parece ir en esa dirección: el Galaxy J2 Pro se vende por apenas 160 euros y al menos todo en su aspecto y especificaciones nos haría pensar en un smartphone de gama de entrada tradicional.

De hecho contamos con un procesador quad-core a 1,4 GHz, 1,5 GB de RAM. 16 GB de capacidad (ampliables vía Micro SD), pantalla qHD de 5 pulgadas y una batería de 2.600 mAh. A eso hay que sumarle su cámara trasera de 8 Mpíxeles y la frontal de 5 Mpíxeles.

La sorpresa está en su conectividad, porque el módem y los chips de conectividad inalámbrica de este dispositivo están modificados para no poder acceder a redes 3G, LTE o WiFi.

Eso hace que el dispositivo sea potencialmente una buena opción para niños y ancianos: les evitamos complicaciones y seguirán accediendo a las opciones básicas de hacer y recibir llamadas o mandar y recibir SMS.

De hecho Samsung parece estar orientando el producto a estudiantes, a los que recomienda usarlo para sacarse el llamado examen Suneung (College Scholastic Ability Test), algo así como la selectividad de Corea del Sur, la prueba que da acceso a la universidad.

Samsung les ofrece a estos estudiantes adquirirlo y, tras aprobar el examen, cambiarles ese modelo por un modelo de las familias Galaxy S o Galaxy A descontando el importe original: una buena forma de que se centren algo más en sus estudios, suponemos.

Puede que la idea no caiga en saco roto y que otros fabricantes la tengan en cuenta de cara al futuro. El problema, claro, estará en los usuarios: ¿alguien renunciaría a esa hiperconexión en la que vivimos para apostar por un móvil capado? Lo deseable sería pensar que sí, desde luego, pero la realidad parece ser otra a juzgar por los móviles que más éxito tienen en el mercado.

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