Cuando parecía que el mercado de los smartphones había tocado techo en cuanto a uso y diseño, los fabricantes han visto el potencial público "jugón" y varios fabricantes intentan darle al mismo un móvil que sacie sus exigencias. Entre ellos está ASUS, que en su particular antesala de Computex 2018 nos dio la oportunidad de probarlo y poder contaros nuestras primeras impresiones del ROG Phone.
La feria es uno de los principales eventos tecnológicos del año, centrado en el PC y en el mundo del gaming y es una cita importante en este sector que está experimentando una particular buena época. Además de equipos y periféricos para esta línea, el fabricante taiwanés se sumó al carro de los móviles gaming con Razer y Xiaomi y de momento no dejan de ser propuestas llamativas y bastante particulares. Os contamos qué nos pareció.
ROG Phone, toma de contacto en vídeo
Que se note de qué va este teléfono
No hace falta ser muy ducho en tecnología para identificar un ordenador de gaming; aunque no sepamos si se trata de eso o de algo freaky, se percibe que no es un ordenador estándar de consumo. Son dispositivos con formas y colores característicos y el ROG Phone no iba a ser una excepción.
Se trata de un terminal con una pantalla de 6 pulgadas relativamente compacto a nivel de bordes y grosor. Es ancho y algo grande, pero teniendo en cuenta que integra dos grandes altavoces en la parte frontal y la electrónica necesaria para tener bordes sensibles al tap y a la presión, al final es un volumen aceptable y que tampoco nos parecerá excesivo teniendo en cuenta otros terminales que integran pantallas con diagonales y batería (4.000 mAh) similares.
Es cómodo, especialmente por la curvatura de los bordes y este grosor de 8,6 milímetros (quedando entre el Xiaomi Black Shark, de 8 milímetros, y el Razer Phone -de 9- y el Nubia Red Magic -9,5-) que no es el esperado cuando se piensa en un terminal con una pantalla de 6 pulgadas y una carcasa algo distinta.
Esta carcasa es totalmente opuesta a las líneas de diseño que vemos en los smartphones estándar de la marca y en general. Sobre todo en los tope de gama priman líneas más sobrias, con alguna nota de color puntual, pero sin más adornos que los que puedan serlo en la práctica como unos bordes cromados o el brillo propio del imperante cristal en la traseras.
¿Qué vemos en ella y en la estética en general del teléfono? Además de que los altavoces ya dejan un frontal característico y diferenciador, la trasera deja ver una de las innovaciones de este terminal: la placa de cobre que ayuda a mantener "fresco" al terminal, siendo simplemente algo estético. En esta parte vemos también el lector de huellas y la doble cámara, así como el logo de ROG actuando como rendija para que los LEDs RGB multicolor lo dibujen a gusto del usuario.
En resumen, es un terminal de tamaño y peso considerable, pero que gracias a la construcción y el diseño ha evitado que sea incómodo o se haga demasiado grande. Claro que habrá que ver qué tal tras estar con él más tiempo, y saber si al final las dimensiones sí acaban pasando factura.
Un sonido que ruge entre la multitud
Como suele ocurrir con las tomas de contacto, el tiempo suele ser limitado y el entorno tampoco permite que se realicen ciertas pruebas en buenas condiciones. Era imposible evaluar la calidad del audio, ni siquiera optando por auriculares, en una congregada demo como la del terminal, pero sí sabemos que de potencia va sobrado cuando se hacía oír y de qué manera.
Esperamos probarlo en profundidad y poder medir ese volumen, además de determinar la calidad del sonido. Pero precedentes en la familia como el ASUS Zenfone 5 nos hacen esperar que esté a la altura y que sea algo más que aceptable, incluso llegando a altos volúmenes.
Otros aspectos que no podemos evaluar adecuadamente son la autonomía y la fotografía. Con 4.000 mAh, y también por registros como los que móviles anteriores de la marca con un miliamperaje similar en la batería ha dejado, cabe pensar que si éstos suelen dar para más de un día de autonomía en un uso estándar más o menos intenso, para el "jugón" deberían dar para al menos cubrir unas 15-16 horas, aunque sobre esto tampoco han comentado nada.
En fotografía no parece que haya demasiada prioridad a la hora de destacar características y esperamos un resultado correcto, sin milagros, viendo que en interiores con iluminación muy variable la fotografías mostraban la habitual pérdida de detalle que suela verse en este ambiente. Eso sí, la app de cámara va excesivamente lenta, quizás por lo prematuro del software, pero desde luego es algo a corregir ya que la experiencia es bastante pobre simplemente por esto.
La pantalla también necesita más horas (y sobre todo más sol) para ver qué tal resulta en el uso. De detalle va bien, y aquí han jugado la carta del FullHD+ ahorrando en costes y en consumo energético, presumiendo de un AMOLED que logra una tasa de refresco de 90 Hz y de respuesta de 1 ms (la primera AMOLED con esta características, aunque el refresco queda por debajo del IPS del Razer Phone).
Con el poco tiempo y las iluminaciones que tuvimos en las áreas de prueba no podemos hablar en profundidad de la experiencia con este panel, pero al menos sí sabemos que el ajuste de brillo automático parece responder bien y que va bien de brillo máximo, así como de contraste. Sí vimos que flojea en ángulo de visión en relación a las degradaciones de las que sufren los AMOLED por genética, pero le daremos el beneficio de la duda porque parecían aparecer con ángulos mayores de 45 grados.
Cuando la fluidez va, el ROG vuelve
Los usuarios exigentes en general coinciden en una de sus peticiones: potencia, potencia y más potencia. Lo que innegablemente han de incorporar estos móviles es lo último que haya en procesadores y la máxima RAM que se soporte, y en esto el ROG Phone cumple con el Snapdragon 845 y 8 GB de RAM.
Esto nos dice que no deberíamos ver ningún titubeo a la hora de mover el software, aunque en este caso hablamos de una doble personalización: ZenUI se tiñe de tonos oscuros y rojizos para mimetizarse con la estética gamer y, como veremos más adelante, el software sobre Android está algo más especializado. Pero, ¿es esto motivo de que tengamos una mala experiencia?
Para nada. El teléfono va como un cohete y ejecuta todas las apps y particularidades de la capa sin que haya ningún lag ni ningún parón. La capa tiene algo más de carga gráfica además de algunas apps y servicios que sólo veremos en este teléfono y en ningún ASUS más, pero todo va muy, muy fluido y los juegos, que es casi lo más importante, se ejecutan sin problemas (los que pudimos probar: 'Asphalt 8' y 'Asphalt Xtreme').
¿Y qué es lo que vemos de más? Además de algunos toques de estética en relación a iconos, fondos de pantalla y demás, lo que caracteriza al software de este equipo es el X mode. Un modo ideado para que la experiencia con los juegos mejore a partir de liberar memoria RAM y bloquear las interrupciones, más o menos como un "No molestar" con esteoroides.
La manera de activar este modo es también curiosa, aunque es algo que ya hemos visto en los móviles HTC dado que se trata de estrujar los bordes (también podemos hacerlo con un toggle específico que hay en la cortinilla de notificaciones). En la toma de contacto no es posible llegar a acostumbrarse o familiarizarse con todo, pero parece que haya que pillarle el truco a esto de estrujar en cuanto al punto exacto de la sensibilidad de los bordes, o bien que haya que ajustar un poco más esta función, dado que fallaba un poco tanto tirando de estrujar como con el toggle.
Lo que ocurre cuando activamos este modo es que vemos que los iconos cambian de color y también el fondo de pantalla (muy, muy al estilo videojuego). Notificaciones no íbamos a tener en un móvil ajeno y con una cuenta de prueba, así que nos fijamos en el aspecto de la RAM.
Gracias a las herramientas de optimización del rendimiento podemos ver qué memoria está en uso y la que queda libre, y en este sentido no vimos cambios al menos durante el rato que estuvimos derrapando y pisando con Nitro jugando al 'Asphalt 8'. Tendremos que esperar a ver qué ocurre con más horas de juego y si este X mode al final sí añade un plus en la experiencia con los videojuego.
Otro aspecto interesante en el software propio es Game Center, la app para controlar algunos aspectos del rendimiento del móvil. Al estilo de la que suelen llevar los ordenadores de gaming (como la que vimos en el Acer Helios 500 hace poco), podemos ver la temperatura del procesador del ROG Phone en el momento que queramos y ajustar la ventilación (hay tres grados). También es aquí donde hemos de ir a personalizar el encendido y el color del logotipo RGB LED de ROG que luce en la trasera del móvil o para activar Aura Sync.
Lo que vimos es que cuando el teléfono se calentaba la temperatura del procesador quedaba en unos 30 grados centígrados. Esto nos decía la app, pero lo que notábamos en el terminal es que sobre todo el calentamiento se centraba en el borde inferior (en horizontal)/izquierdo (en vertical, es decir, el lado donde está el doble puerto USB pero más hacia la esquina) y el borde izquierdo (en horizontal)/superior (en vertical), pero era un aumento de temperatura muy ligero y que quedaba lejos de molestar o quemar como nos ocurría con el ASUS ZenFone AR.
ROG Phone: un experimento arriesgado que ruge con la máxima potencia
ASUS iniciaba la presentación de este terminal argumentando que las cifras de crecimiento en el mercado del gaming en móviles, con un crecimiento económico anual del 19,3% frente al 2,6% en PC y el 3,6% en consolas (según ASUS). Si hay cada vez más usuarios que juegan con el móvil, qué menos que darles un producto a su medida, plantearon.
La materialización de eso es el cuarto móvil de gaming que vemos, tras el Razer Phone, el Xiaomi Black Shark y el Nubia Red Magic. Quizás sea un público creciente pero minoritario (no tenemos cifras), pero dejando la demanda a parte no deja de ser en cierto modo un pequeño soplo de aire fresco con esos puertos laterales, dejando a un lado modas meramente estéticas como la muesca o notch e intentando aportar algo más de distinción en la interacción con el Air Trigger y ese estrujamiento de bordes a lo HTC (aunque sólo sirva para una acción y requiera algo de peerfeccionamiento).
La experiencia con él ha sido buena: el combo Snapdragon 845 + 8 GB de RAM parece infalible (debería serlo) incluso contando con software pesados y agresivos como el de ZenUI especialmente en este caso. Y el aumento de temperatura parece estar controlado, más aún con el accesorio de ventilación (que se incluye en el terminal, a diferencia del resto de accesorios presentados).
Buenas sensaciones con la pantalla y en la medida de lo posible con el audio, no tan buenas con una app de cámara que parece necesitar una buena depuración. Y en lo que parece cumplir es en lo de ser cómodo para el uso en orientación horizontal, algo que además lo distingue algo más de la poca competencia que de momento tiene.
Habrá que ver qué tal resulta todo esto en el día a día, y sobre todo si al final compensa un móvil así para el uso al que va dirigido. A priori el X mode tampoco nos ha parecido una gran aportación, pero es algo que merece un examen más profundo.
También faltará ver la relación calidad-precio. No lo tiene fácil con un Xiaomi Black Shark a 519 euros, teniendo en cuenta que el de los chinos también cuenta con el último procesador de Qualcomm (aunque, eso sí, parte de los 6 GB de RAM), pero de momento no sabemos el precio.
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