Lo barato no sale caro, sale trol: así es la experiencia con un smartphone de $70.000 pesos

A medida que se han extendido y con el auge del bajo coste, en la actualidad no es nada difícil encontrar smartphones asequibles que incluso ya montan doble cámara. Pero, ¿qué ocurre si decidimos ir a por el móvil Android más económico que encontramos? Que las sorpresas empiezan ya en cuanto se enciende el teléfono.

Buscamos un móvil Android lo más barato posible y finalmente encontramos uno por tan sólo 24 euros, el cual (según aclaraba el vendedor) disponía de Android KitKat 4.4. Tras la compra y la espera (que en estos casos suele prolongarse bastante, entre 15 días y un mes), finalmente recibimos la sencillísima (y generiquísima) caja con el móvil "Vibe Shot Quad Band Phone". Y la tormenta empezó al momento.

Vibe Shot (DKStorm), especificaciones técnicas

Vibe Shot (DKStorm)
Dimensiones físicas 132 x 65 x 10 milímetros (97 gramos)
Pantalla 4 pulgadas
Procesador ¿?
RAM 64 MB

Memoria 64 MB ampliables vía tarjeta TF (hasta 8 GB)
Software "Android KitKat 4.4"
Conectividad Bluetooth 2.02G: GSM 850/900/1800/1900 MHz
Cámara 0,08 megapíxeles con flash
Batería 500 mAh (extraíble)
Otros Dual SIM
Precio 23,99 euros (sin stock)

En la ficha del terminal no se especifica el procesador ni la versión del sistema operativo. Ésta se detalla por parte del vendedor en las respuestas de los clientes que lo habían adquirido y preguntaban al respecto, pero en la ficha se incluyen unas notas a este respecto que indican lo siguiente:

  1. Descargue sus apps favoritas a través de la Google Play Store o Market instalados.
  2. Nota: Este teléfono inteligente está diseñado exclusivamente para funcionar con el actual sistema operativo Android/Windows instalado en él. Cualquier alteración como actualizaciones o "flashear" una nueva versión anulará la garantía.
  3. El almacenamiento indicado indica el máximo disponible sin nada instalado. Sin embargo, el sistema operativo Android/Windows instalado y el software pre-instalado por parte del fabricante ocupará parte de este espacio. El espacio disponible en el dispositivo será entonces ligeramente menor que el indicado.

El texto en negrita no es aleatorio (ni las comillas en la tabla), porque justamente son las claves de que la experiencia con el terminal difiriese mucho de lo esperado según la página del producto, aunque descubriremos alguna otra sorpresa más. Veamos qué tal nos fue con el económico teléfono.

Bienvenidos a los 90

La sencilla caja incluye el pequeño terminal (de 4 pulgadas) en blanco, un cargador, el cable y un regalo: una estupenda funda "tipo libro" pero que no sujeta el móvil de ningún modo. Y ojo: se incluye un manual de uso que en este caso sí conviene leer si queremos evitar contratiempos a la hora de usarlo, sobre todo si tienen relación con el almacenamiento, dado que de lo primero que nos encontramos es que sólo acepta los formatos "Udisk, T-Card One o T-Card Two" para ampliar el almacenamiento, lo que en la práctica (y en la actualidad) se traduce a una micro-SD de 8 GB máximo.

Móvil, funda, cargador y la caja, que contiene un pequeño folleto desplegable con instrucciones (en inglés).

Una vez con el móvil en mano lo primero es insertar nuestra tarjeta SIM, porque éste es el tamaño que tienen las dos ranuras. Para ello nos toca recurrir a un adaptador para poder encajar nuestra nano SIM, cosa que no es del todo recomendable (a veces la nano SIM no queda sujeta y el adaptador puede quedar atrapado por los pines, pudiéndolos romper).

En nuestro caso disponíamos de nano SIMs, por lo que nos tocó recurrir a un adaptador para poder insertarla en una de las bandejas SIM.

A continuación volvemos a ajustar la batería (extraíble, lo cual es necesario para insertar la SIM) y encendemos el terminal. Y entonces es cuando nos invade la primera ola de nostalgia a la era pre-smartphone, cuando los móviles emitían un tono de encendido que en muchos casos no podías desactivar (y éste no es precisamente discreto).

Había que quitar la batería para insertar las SIMs.

En mano resulta muy, muy ligero (cualquier otro móvil nos va a parecer mucho más pesado, incluso un iPhone 7 (siendo casi igual de alto y ancho pero algo más delgado). Eso sí, los bordes en ángulo recto y los 10 centímetros de grosor lo hacen bastante incómodo, y los materiales son de muy baja calidad.

Primer contacto: pero... ¿Android, dices?

Parece una pregunta de fácil respuesta, teniendo en cuenta ese apartado que siempre encontramos en el que se indica el software y la versión de sistema operativo así como algunos datos más (kernel, IMEI, etc.). En este caso eso es bastante utópico porque no encontramos la información del sistema por ningún sitio.

La interfaz no recuerda precisamente a la que nos encontrábamos en aquella versión de Android, sino que más bien** parece la que presentaban los primeros Symbian a color** o incluso el nuevo Nokia 3310, salvo por el hecho de que tenemos un escritorio (personalizable con widgets y los iconos de las apps) y un cajón de aplicaciones.

Otra ola de nostalgia con los perfiles de sonido, muy a lo Symbian.
Sin saber a ciencia cierta de qué sistema operativo o versión se trata, lo que nos encontramos en el teléfono ni es KitKat ni es Android

De ahí que, sin saber a ciencia cierta qué sistema operativo mueve el terminal, estemos seguros de que no, por mucho que lo indicase en comentarios e insinuase en la ficha lo que nos encontramos en el teléfono ni es KitKat ni es Android, al menos no una versión funcional. Una decepción bastante importante que condicionará considerablemente la experiencia de uso, más allá de la baja calidad de los materiales o la bajísima resolución de la pantalla.

¿Qué nos dicen los Ajustes. Poco o nada. A continuación los desglosamos, viendo que no se parecen en nada a los que presentaría un móvil Android con Kit Kat (o incluso anteriores), ni siquiera tenemos cortinilla de notificaciones, de hecho. Ni en los subapartados encontramos la ficha técnica de software que disiparía nuestras dudas, y tampoco recibimos ninguna respuesta por parte del vendedor.

El menú de ajustes (arriba) y cada una de las secciones del mismo abiertas. Ni siquiera en los sub-apartados pudimos encontrar la versión del sistema operativo.

En cuanto a la interfaz y la navegación, el escritorio se compone de siete páginas (queramos o no), cuya página central (la cuarta) será siempre la de inicio, independientemente de que (satisfagamos nuestras manías y) pongamos los iconos y widgets en otras. Si pulsamos el botón "Home" iremos a la cuarta sin posibilidad de ajustar esto.

Tras no poder eliminar escritorios, quisimos poner todas las apps en el primero. Pero aún así el botón de inicio lleva siempre a la página 4 (la central).

Los iconos y widgets pueden arrastrarse a la posición que queramos o eliminarse, pero no podremos llevar nada a la pantalla de bloqueo. Para desbloquearlo sólo tenemos opción de deslizar, dado que no puede establecerse un patrón y los apartados de contraseña que encontramos en los ajustes de seguridad no sirven para establecer un código (en realidad, no hemos llegado a determinar su utilidad a falta de una contraseña que no tenemos ni está en el manual).

La interacción y el uso: ¿podemos hacer algo con él?

El terminal tiene tres botones táctiles que guardan la apariencia estándar de los terminales Android que se ha mantenido desde hace años (con la variabilidad de las capas de los fabricantes), pero su uso es algo distinto en esta ocasión. "Atrás" e "Inicio" si responden como lo hacen de manera habitual, pero el que parece ser multitarea es en realidad un menú de opciones.

Entre éstas encontramos la multitarea (concretamente en el curioso apartado de "Aaplicación", así, con dos "A"), pero lo que muestra es una lista o bien vacía o con sólo ciertas tareas. Es decir, no siempre mostrará las que hemos abierto (o la última), aparecen según el caso, sin que hayamos podido determinar el criterio para que se muestren aquí o no.

Botón "multitarea", o mejor dicho de accesos directos. La multitarea como tal (y la función de limpiado de memoria cuando la ofrece activa) está en el apartado "Aaplicación".
Así aparece una tarea en ejecución (y la función de limpieza de memoria activa, aunque no hace absolutamente nada).
Lo habitual era encontrárnosla así, aunque hubiésemos abierto varias apps.
La sensibilidad táctil de los botones es nefasta y en general lag es insoportable.

La sensibilidad de estos botones es nefasta. Nos toca dar varios toques siempre hasta que por fin se produce la acción, sea cual sea el botón. En lo que es el panel sí tenemos una sensibilidad algo mejor, aunque lo que será inevitable es el insoportable lag que nos encontramos en el desbloqueo de la pantalla, la apertura de apps o el scroll en el menú.

El principal escollo lo encontramos en la conexión inalámbrica: aquí nos toca viajar al pasado irremediablemente porque tenga o no Android este terminal sólo soporta 2G (bandas GSM 850/900/1800/1900 MHz). En la web del producto no especificaba el sistema de multiplexación que usa, y viendo que no hubo manera posible de lograr una conexión probablemente no sea el que se usa en España.

En cuanto a las apps hay una buena noticia y una mala (bueno, varias): el teléfono viene con un surtido de apps preinstaladas que pretenden cubrir usos básicos como navegador, correo, redes sociales y juegos. Inicialmente podríamos pensar que es bloatware, y en cierto modo lo es, pero tras nuestros intentos frustrados de lograr conexión y poder descargar ítems el tener apps ya instaladas sería una salvación. Lástima que... No funcione la mayoría.

¿Son las apps entonces accesos directos a bugs? No, no tal cual, pero sí son en su mayoría accesos directos a una dirección web (es decir, una ventana de navegador) que necesitan conexión para abrirse. A excepción de las que responden a funciones locales y del hardware del teléfono y los juegos, el resto (Facebook, Twitter, Yahoo!, etc.), muchas son completamente inútiles al no tener conexión.

No me hagas hablar del rendimiento... Porque no puedo

En un análisis habitual dedicamos unos párrafos a hablar del desempeño del procesador, la RAM y la tarjeta gráfica, dando datos de benchmarks para aportar algo numérico (y objetivo en la medida de lo posible) y hablando de la experiencia práctica que dan estos componentes. Aquí ya hemos comentado que no hemos tenido posibilidad de instalar nada, por lo que se desvanece la posibilidad de los benchmarks y además desconocemos qué procesador integra.

El exageradísimo lag se debe en parte a sus 64 MB de RAM (la misma que algún feature phone actual, como el nuevo Nokia 3310). No obstante, a su favor hay que decir que mueve relativamente bien los cinco juegos que incluye: Sokoban, Chicken, Fish, Enlace de juego y ojo, Fruit Ninja (la desastrosa sensibilidad táctil es un handicap que le da tensión al juego).

La broma de la cámara

Uno de estos servicios locales que hemos podido ejecutar ha sido la cámara, porque sólo tenemos cámara trasera. Siempre decimos que los números no son lo más importante y que la guerra de los megapíxeles es algo antiguo, pero en este caso cabe advertir que hablamos de una cámara de 0,08 megapíxeles, es decir, por debajo de los 0,3 de una VGA que es la que montan algunos feature phones relativamente actuales como el Nokia 216.

No podemos esperar una calidad mínimamente aceptable con este dato, y la lentitud de la app tampoco contribuye demasiado a sacar una instantánea decente. Cabe matizar que el móvil tiene dos apps de serie, Cámara y U-Cámara, y que ésta segunda da la posibilidad de disparar en distintos modos predeterminados como LOMO, ojo de pez o HDR.

Modalidades de fotografía que ofrece U-Cámara.

Pero si antes no éramos nada sin conexión, ahora no somos nada sin una tarjeta TF. La memoria interna del terminal son 64 MB, de la cual no tenemos información sobre la disponible, pero no debe de ser mucha cuando únicamente nos deja almacenar una fotografía (con un tamaño aproximado de 140 KB por fotografía, con resolución 960 x 1.280).

Interfaz de la app de cámara.

El resultado: óleos con pincel gordo aunque el objeto a fotografiar esté quieto. Con buena luz se nota una mejora en la nitidez, pero imposible librarse del ruido aunque sea de día y con buena iluminación. Los modos dan juego, muy a lo primeras apps de retoque allá por 2008 con filtros forzados y agresivos.

No pudimos enviar la fotografía, así que nos toca enseñárosla así. Nota: Micron (el gato de la foto) es de verdad y no es una acuarela.
No memory, no party.

La muy, muy baja calidad de la cámara junto con el hecho de no tener cámara frontal, hacen pensar que aún logrando una conexión a internet y el funcionamiento de Facebook o Twitter éste no es ni siquiera un candidato para "móvil de usuario básico o redes sociales".

Más vale (menos) barato conocido

Cuando analizamos el smartwatch más económico que encontramos en eBay ya concluimos que de "smart" tenía bien poco. El déjà vu es inevitable cuando de nuevo vemos funciones limitadas, algunos fallos y una sensibilidad táctil que empobrece en exceso la experiencia, si bien en aquel caso pudimos sacar relativamente mayor partido.

Si vamos al teléfono más barato tenemos algo que no se corresponde con la descripción a nivel de software, una pantalla con bajísima resolución (quizás 240 x 320 píxeles), una cámara nefasta, y cuya compra implica que el usuario tenga conocimientos de bandas, multiplexiones y tipos de almacenamiento para que no se lleve sorpresas (aunque algunas son inevitables por la falta de información). Ni siquiera hemos podido enviar archivos por Bluetooth como sí hacíamos con los dumbphones de antaño (en este caso tenemos Bluetooth 2.0).

De hecho recuerda bastante a esos teléfonos por alguna característica y porque tiene un "delicioso" tono de inicio de sistema que no puede silenciarse ni eliminarse (esto ocurría con algunos Nokia). Eso sí, a su favor en este sentido cabe decir que la alarma suena con el móvil apagado (aunque no nos dejaba elegir otro tono que no fuese el predeterminado pese a ofrecer las opciones).

Un poco de expectativas vs. realidad con la funda: a la izquierda la funda con la pegatina, a la derecha sin ella y mostrando la parte que se ve de la pantalla de bloqueo.

Conclusión: definitivamente no podemos llamarlo smart tras nuestra experiencia. No nos ha dado ni siquiera la opción de tenerlo como un feature phone táctil con el que al menos poder llamar o enviar SMS. No compensa nada su compra, salvo comprobar que lo barato sale "caro" dado que el cargador no nos ha funcionado bien (tras unos días con el teléfono en coma, finalmente probamos con otro y lo resucitamos) y que la información del vendedor era inexacta o demasiado limitada. Quizás como broma (pesada) o como castigo, pero por mucha doble SIM y batería extraíble que tiene, ha sido literalmente un pisapapeles cuyo bloqueo y desbloqueo suena a iPhone (del pleistoceno).

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