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iPhone XS, análisis: la mejora esperada para un usuario de Apple, no la suficiente para ganar a la competencia

No es el más grande, no es el más barato, es la opción intermedia de la triple propuesta de los de Cupertino para 2018. Se queda sin esos reclamos pero integra lo máximo en hardware de Apple para dispositivos móviles, y lo hemos puesto a prueba a fondo en nuestro análisis del iPhone XS.

Aunque lo de intermedio hace alusión solamente al precio y poco más, porque en realidad ahora es el más pequeño de los iPhone y está de tú a tú con el iPhone XS Max salvo en pantalla. Nuevo procesador, más RAM, cámaras actualizadas, un software recién salido del horno y un precio de salida por encima de los 1.000 euros. ¿Está a la altura este nuevo terminal de Apple? Lo vemos en detalle.

Ficha técnica del iPhone XS

iPhone XS
Dimensiones físicas 143,6 x 70,9 x 7,7 milímetros, 177 gramos
Pantalla OLED 5,8 pulgadas Super Retina HD
Resolución Resolución de 2.436 x 1.125 píxeles, 458 ppp
Procesador Chip A12 Bionic con arquitectura de 64 bits y 7 nm, Neural Engine
Núcleos Hexa-core
Gráfica GPU Apple de 4 núcleos
RAM 4 GB
Memoria 64/256/512 GB (no ampliables con microSD)
Versión software iOS 12
Conectividad LTE, Wi‑Fi 802.11ac con MIMO, Bluetooth 5.0, NFC con modo de lectura
Cámaras traseras 12 + 12 megapíxeles gran angular y teleobjetivo (f/1.8 y f/2.4), doble OIS
zoom óptico, grabación 4K@24/30/60fps, flash 4 LED
Cámara delantera 7 megapíxeles, f/2.2, grabación 1080p
Retina flash, vídeo 1080p
Otros FaceID, resistencia al agua IP68, 3D Touch
GLONASS, Galileo y QZSS
Batería 2.658 mAh
Precio Modelo de 64 GB: 1.159 euros
Modelo de 128 GB: 1.329 euros
Modelo de 256 GB: 1.559 euros

iPhone XS, review en vídeo

Diseño: la confirmación de un nuevo estándar

Los puntos de inflexión tardan en dibujarse cuando se trata de las líneas de diseño de Apple. La marca se mantuvo férrea con su simetría vertical y horizontal para un frontal que iba quedando obsoleto cada vez más notablemente hasta el año pasado, a medida que la competencia directa roía milímetros a los marcos hasta que éstos quedasen por debajo del 10% en cuanto a la superficie del frontal que ocupaban.

El iPhone X fue el hacha que se clavó en ese pilar que representaba la tradicional estética, y este año el tronco ha caído del todo con una totalidad de iPhone gemelos en frontal y mellizos en trasera. El iPhone XS, el llamado a ser hermano mediano más por precio que por componentes, es a efectos prácticos un iPhone X: mismas dimensiones, mismos acabados (aunque distinto color).

Tenemos unos bordes con acabado cromado (a lo "charol") que dibujan una semiesfera perfecta con los dos cristales del frontal y la trasera. Todas las superficies son pues reflectantes, una uniformidad únicamente interrumpida por un inamovible logotipo y la protuberancia de la doble cámara y el flash, que queda en la misma esquina que su antecesor.

Es muy cómodo y no se hace pesado. Siendo estrictos son tres gramos más que el iPhone X, pero es muy poco para que sea perceptible y las sensaciones en mano son casi clónicas tanto por tacto, como por agarre, como por ergonomía.

La posición de los botones es adecuada y sus funciones van a ser las mismas que vimos en cómo se amoldaba iOS a una nueva interacción en la que tenía que desaparecer a la fuerza la dependencia de un botón central (para minimizar, multitarea, identificación Siri), esto lo repasaremos al hablar del software. Y el altavoz sigue estando en la base, en buena posición para no ser tapado accidentalmente (lo sentimos, compañeros de TOC, no hay el mismo número de agujeros para el micrófono que para el altavoz), acompañado por el USB y no por el jack de audio.

En nuestro caso hemos podido analizar el modelo dorado, si bien el "oro" queda únicamente en el borde de aluminio que hemos ya mencionado. La trasera es de un tono rosado cálido, cuyo brillo tiene también ese matiz, aunque al recurrir al cristal lo tendremos casi siempre recubierto de huellas (la gamuza será, una vez más, vuestra amiga).

Así, el iPhone XS es fruto del esfuerzo que Apple ha hecho por aprovechar mejor el volumen de sus teléfonos en lo respectivo a introducir una batería de mayor capacidad. Es la misma batería del iPhone XR insertada en un chasis de menor volumen, y en ambos casos (y también en el del XS Max) se trata de teléfonos más compactos que los modelos Plus integrando pantallas de mayor diagonal.

Altura (mm) Anchura (mm) Grosor (mm) Peso (gramos) Pantalla (pulgadas) Batería (mAh) Superficie (cm2) Volumen (cc)
iPhone SE 123,8 58,6 7,6 113 4 1.624 72,55 55,14
iPhone 8 138,4 67,3 7,3 148 4,7 1.821 93,14 67,99
iPhone 8 Plus 158,4 78,1 7,5 202 5,5 2.691 123,71 92,78
iPhone X 143,6 70,9 7,7 174 5,8 2.716 101,81 78,4
iPhone XR 150,9 75,7 8,3 194 6,1 2.659 114,23 94,81
iPhone XS 143,6 70,9 7,7 177 5,8 2.658 101,81 78,4
iPhone XS Max 157,5 77,4 7,7 208 6,5 3.174 121,91 93,87

De ahí que, como pasaba con el iPhone X ya, en el iPhone XS el mayor aprovechamiento del frontal con respecto al diseño que Apple parece haber ya despedido, tenga algo más de peso en la experiencia: tenemos un frontal con casi el 83% de superficie ocupada con pantalla y un buen trabajo en compactación hablando de la marca.

La muesca se ha contagiado a los frontales de muchos terminales. El iPhone XS es un clon el X a nivel de frontal y dimensiones, y ambos se colocan bastante bien en cuanto a porcentaje de aprovechamiento del frontal.

Siendo un clon del iPhone X, el iPhone XS también tiene notch o muesca. Se mantiene la proporción y las funciones, siendo un recurso estético para tapar la cámara frontal y el FaceID sin que impliquen éstos "perder" milímetros de pantalla bajo un marco. Los huecos ocupan y sirven para lo mismo que vimos en el anterior smartphone de Apple, mostrando la red, la batería y la cobertura y mostrando las notificaciones o el Centro de control según de qué lado tiremos.

Pantalla: el AMOLED, el notch y los 458 píxeles por pulgada se quedan

En los nuevos iPhones impera el protagonismo de la pantalla. Una equidad en el diseño que no lo es tanto en resolución, cuando el iPhone XR aún no abandona los 326 píxeles por pulgada de la "extinta" diagonal de 4,7 pulgadas, mientras que el iPhone XS recoge el testigo del iPhone X y mantiene una resolución de 1.125 x 2.436 píxeles en una pantalla super AMOLED de 5,8 pulgadas, con 458 píxeles por pulgada.

Sensaciones pues similares a las que tuvimos con el antecesor, con un grado de nitidez más que suficiente sin necesidad de optar por un QHD o resoluciones más exigentes a nivel de recursos. Muy bien a nivel de contraste y de ángulos de visión, por mucho que inclinemos el panel con respecto a nuestra mirada podremos ver el contenido con toda su nitidez y sin pérdida de brillo o contraste, y siempre con la sensación de que no es un cristal grueso y no hay distancia entre el tap y el contenido.

Pero hablemos de temperatura y de tecnología de pantalla. Con el AMOLED vamos a seguir teniendo unos negros puros y bonitos, así como los reflejos o degradaciones al ladear el panel (que añaden ese velo magenta o verde sobre la pantalla, pero sin ser algo molesto o que denote baja calidad). La pantalla viene ligeramente fría de fábrica, pero bien en cuanto a saturación.

¿La solución a esto? No la hay, no al menos a la carta, ya que iOS sigue parco en opciones en lo que se refiere a dar opción a ajustar la pantalla a nuestro gusto. El True Tone, la única herramienta disponible, promete una adaptación específica según las condiciones el ambiente y sí es cierto que en cuanto se activa se nota el cambio, pero suele dar demasiada calidez (pudiendo parecer en ocasiones que está el Night Shift activado).

A nivel de sensibilidad táctil no hay problemas de toques accidentales y en toda la superficie hay una buena detección y respuesta a los taps y pulsaciones, pudiendo ajustar el grado deseado de sensibilidad para el 3D Touch (en Accesibilidad). Puede que la solución óptima a la falta de botón Home siga sin ser la barra flotante, pero de eso hablaremos en la parte de software.

Falta, eso sí, algo de entrenamiento para el ajuste de brillo automático, y no le vendrían nada más algunos nits más. Suele quedar bajo cuando pasamos a un ambiente más oscuro y toca añadir algo más manualmente para una mejor visualización, y cuando la luz incide directamente la experiencia mejoraría con un brillo máximo mayor.

Tratándose de iOS, nada de pantalla ambiente ni ningún equivalente: tenemos dos apartados en los ajustes para la pantalla, pero la de bloqueo sigue pudiendo personalizarse sólo a nivel de fondo. Pero al menos ya hay agrupación de notificaciones y podemos despertar pantalla al incorporarla o al tocarla, con lo cual el desbloqueo por FaceID o la consulta de notificaciones son muy cómodas, pero son pocas opciones de personalización.

Rendimiento: ¿a qué saben los cinco billones de operaciones?

Seis núcleos, siete nanómetros y cinco billones de operaciones cada segundo. Ésas son las cifras que Apple destacó al presentar su procesador más reciente, el A12 Bionic, que constituye sin distinciones el corazón de todos los iPhones nuevos. En el caso del iPhone XS lo acompaña de 4 GB de RAM, el máximo que monta Apple en sus smartphones y que sobre papel es la mitad del máximo que corre ahora por los smartphones Android, veamos cómo queda todo esto a nivel experiencial.

El iPhone XS ejecuta sin problemas cualquier app o tarea, sin *lags* ni tirones. Tanto apps multimedia, como videojuegos, como las apps de realidad aumentada.

En la práctica el iPhone XS ejecuta sin problemas cualquier app o tarea, sin lags ni tirones. Tanto apps multimedia, como videojuegos, como las apps de realidad aumentada y otras de alta exigencia se mueven y cargan bien, aunque les busquemos las cosquillas y las ejecutemos a la vez.

Los gestos tampoco se arrastran, y de hecho ahí destaca algo más la fluidez al ser algo que hacemos numerosas veces al formar parte de la interacción esencial con el sistema. La multitarea carga instantáneamente, quizás con mayor sensibilidad que la que vimos en el primer análisis del iPhone X, aunque hablaremos en concreto de estos aspectos en la parte de software.

Eso sí, algo que ha cambiado bastante con respecto al anterior iPhone (y no para bien) es la temperatura. Si bien los componentes conductores siempre pondrán más difícil el aislamiento térmico, algo ha cambiado con respecto a la disipación de un modelo a otro porque éste se calienta con mayor facilidad, lo cual probablemente afecte al consumo.

Ocurre con los videojuegos, la reproducción de vídeo o las sesiones de fotografía. No llega a molestar, y sin poder haber obtenido datos de la temperatura interna no hemos podido saber lo alta que es, pero llama la atención al notarlo más habitualmente que en anteriores terminales de la marca y tratándose de un hardware nuevo.

Hablando de hardware, para quienes tomáis como referencia los tests de rendimiento, os dejamos los resultados de los benchmarks que solemos utilizar y que existen para iOS, junto con los de rivales con configuración equivalente.

iPhone XS iPhone X Samsung Galaxy Note 9 Xioami Mi 8 Samsung Galaxy S9+ LG G7 ThinQ Huawei P20 Pro OnePlus 6 Xioami Mi MIX 2S
Procesador Apple A12 Bionic Apple A11 Bionic Exynos 9810 Snapdragon 845 Exynos 9810 Snapdragon 845 Kirin 970 Snapdragon 845 Snapdragon 845 Apple A11 Bionic
RAM 4 GB 3 GB 6 GB 6 GB 6 GB 4 GB 6 GB 8 GB 8 GB
Antutu 313.341 214.526 237.723 268.966 253.740 231.526 213.000 261.382 258.860
Geekbench 4 (single/multi) 4.803 / 11.178 4.207 / 10.121 3.767 / 9.032 2.413 / 9.075 3.781 / 8.942 2.366 / 8.581 1.609 / 6.816 2.465 / 7.744 2.445 / 8.405
PCMark Work - - 5.174 7.834 5.067 8.131 7.185 8.088 8.247
3DMark (Ice Storm Unlimited) - 62.297 42.558 57.365 36.685 - 30.168 50.961 -

Software: iOS 12 nos cuenta más sobre el móvil y sobre nosotros

Le está costando soltarse (unos cuantos años), pero iOS es cada vez menos tímido y opaco y en la versión de este año por fin tenemos algo más de información del uso, sobre todo en lo referente a qué apps usamos y cuánto. Un arma de doble filo que nos dice qué app es la mayor responsable de que ese porcentaje (oculto) de batería disminuya, pero que también nos recuerda en qué gastamos más minutos de nuestro tiempo, si en productividad, entretenimiento, redes sociales (que son cosas distintas, al parecer), actividad física, creatividad, consulta y otras categorías.

Los ajustes en iOS 12.

Son novedades que vemos ya en los ajustes, cuya estética se mantiene con las líneas de diseño que forjó el trascendental iOS 7 y se han ido asentando con las posteriores versiones. Se añade "Tiempo de uso" a los primeros apartados (tras la sección de conectividad), que incluye las herramientas para autolimitarnos el uso de ciertas apps y el bloqueo de contenidos, pudiéndose compartir entre dispositivos por iCloud para crear una estadística de uso conjunta.

La nueva sección de ajustes contiene las herramientas para limitar nuestro uso y también la información sobre el mismo.

Esto será más o menos útil o curioso según perfil de uso, pero siempre se agradece cualquier añadido que dé algo más de información sobre el uso del sistema y del terminal, y desde luego es una manera de darnos cuenta de nuestra propia pauta de uso (quizás nos salte alguna alerta que no esperábamos). Eso sí, como ocurría con la clasificación que hacía MIUI en el POCOPHONE F1, quizás el criterio del sistema sea distinto al nuestro (quizás usemos Chrome para el ocio y lo clasifica en "Productividad", por ejemplo).

Una vez activamos la restricción del tiempo de uso parecerá una pantalla de limitación al abrir una app, excepto en aquellas que hayamos excluido.

Las apps que estén limitadas aparecerán sombreadas y con un icono de reloj de arena, también aparecerá una notificación en la pantalla de bloqueo. Podremos restringir las que correspondan a una determinada categoría.

Dejando esta nueva función a parte (que funcionar, funciona bien), tenemos el habitual surtido de apps de iOS que nos saldrán sí o sí tras acabarse la carga del sistema, pero podremos eliminarlas si no nos interesan. Aquí jugamos en territorio ajeno a Mountain View y no hay surtido Google, por lo que no hay duplicidad con apps de Google u otro tercero salvo que las instalemos nosotros, pero hay un buen puñado de ellas.

Para tratarse de una primera versión del sistema, iOS 12.0 va bastante bien, tanto en este terminal como en otros inferiores en hardware como el iPhone 7. El plus que supone tener componentes a la última añade una fluidez permanente y que no haya parones, cierres inesperados o lags, si bien sí se da algún bug muy puntual (no nos cargaba la pestaña de Fotos en iCloud y la cámara en ocasiones no arrancaba, teniendo que reabrirla).

Otra de las novedades que vale la pena comentar es la posibilidad de crear atajos, o lo que es lo mismo, cadenas de acciones que permiten realizar algo rápidamente accionando un solo gatillo, como puede ser una llamada a Siri. Hemos de descargar la app propia para poder crearlos, o bien tirar de las sugerencias de Siri, y podemos configurar acciones como enviar un mensaje a alguien en cierta situación o compartir creaciones a partir de las últimas fotografías en nuestras redes sociales (para más información de cómo crearlos, tenéis un Xataka Basics dedicado a atajos).

Es una de las funciones más destacadas dentro de las novedades del nuevo sistema, pero la manera de crearlos no es muy intuitiva y en ocasiones no queda claro el orden correcto al enlazar las acciones, o bien qué hemos de hacer para que se ejecute una acción u otra usando cierta app. También hay ciertas restricciones a favor de las apps propias, como en mensajería o en música (como las que había con Siri), así que queda ver si más adelante veremos más posibilidades de atajos con apps de terceros.

Por lo demás, iOS permanece invariable, sin ajustes de audio, pocos para la pantalla y ya con la navegación por gestos por defecto (y casi obligación, al eliminar el botón Home). Gestos que funcionan muy bien, sin tener una gran curva de aprendizaje y conservando los que vimos en el iPhone X (aunque notamos mayor sensibilidad para bien). Los recordamos:

  • Minimizar app (pulsar el botón Home en iPhones previos): estiramos desde el borde inferior hacia arriba y soltamos (con subir un poco, basta).
  • Multitarea (doble clic en el botón Home): como el anterior, pero manteniendo el toque hasta que emerge el carrusel de apps en segundo plano. El cambio es que para cerrar apps basta con deslizarlas hacia arriba.
  • Siri (mantener botón Home pulsado): mantener el botón lateral pulsado (también está la llamada con "Oye, Siri").
  • Captura de pantalla: pulsar simultáneamente botón lateral y de subir volumen y soltar en seguida (es decir, no mantener, si no activamos la opción de apagar).
  • Apagar/emergencias: pulsar simultáneamente el botón lateral y el de subir o bajar volumen.

Así, es una navegación muy cómoda, aunque lo único que faltaría es un gesto de "atrás" (como por ejemplo implantó MIUI) para que acabase de ser redonda. Lo dicho: es fácil acostumbrarse a los gestos, van muy fluidos y tienen buen nivel de sensibilidad, y salvo que estemos acostumbrados al desbloqueo por huella no se echa en falta para nada el botón Home.

También sigue quedando la duda de si valdría la pena eliminar la barra flotante que queda como una especie de tirador virtual para los gestos. No lo vemos en los móviles Android que los han implementado, como el OnePlus 6 o el Xiaomi Mi 8, y en ocasiones hace que la interfaz "regale" bastante superficie para un marco que podría aprovechar el contenido.

La barra virtual aparece incluso en los juegos y apps multimedia, desapareciendo en algunos casos (por ejemplo, al maximizar una fotografía en la Galería). Normalmente queda despejada toda la zona a su alrededor.

Face ID y realidad aumentada

Una de las grandes apuestas de Apple dentro de todo ese punto de inflexión que suponía el iPhone X era la identificación facial avanzada. Reemplazar el TouchID, algo que había supuesto un notable cambio en la interacción (y que habían sabido poner a trabajar en conjunto con el Taptic Engine), no podía ser algo sencillo o convencional, y FaceID proponía una evolución llevando el reconocimiento del rostro a un plano más seguro y avanzado que el análisis de una fotografía.

El registro del rostro es igual al de iOS 11.

El año pasado ya se lo pusimos difícil y aprobó con buena nota, y en esta ocasión no le vamos a bajar la calificación. Si acaso añadiríamos alguna décima porque nos ha reconocido incluso añadiendo gafas de sol o cambiando el peinado en condiciones de luz muy baja. De hecho, funciona sin problemas en la oscuridad casi absoluta.

Cuando FaceID nos reconoce, el terminal queda desbloqueado y se indica con el icono del candado abierto (pero queda la pantalla de bloqueo hasta que deslicemos).

Hablando de los sensores y el reconocimiento, teníamos que probar los nuevos Memojis. Se trata de la composición de un Animoji propio que no depende en primera instancia del reconocimiento facial, ya que hemos de ir añadiendo nosotros los rasgos dentro de lo que nos ofrece el software de creación (más o menos como la creación de avatares en un videojuego o los Mii de Nintendo).

Lo que sí depende de los sensores y de todo lo implicado en el reconocimiento son los gestos que luego el Memoji reproduce. Como ocurre con los Animojis, se trata de una herramienta interna de Mensajes y tendremos que ir a esta aplicación para crearlos, y una vez lo configuramos a nuestro gusto podemos grabar los vídeos.

La fidelidad de los Memojis es muy similar a la de los Animojis en cuanto a nuestros gestos. No vamos a tener una reproducción exacta de lo que hagamos, pero recrea hasta cierto grado la vocalización y reconoce movimientos de cejas y guiños, lo suficiente para el cometido de esta novedad (el entretenimiento, quizás pasajero).

En cuanto a la realidad aumentada, hemos visto muchos desarrolladores apostando por esta característica e incorporándola a sus apps, pero este año el sistema de los de Cook también provee al menos de una app propia para sacar partido: medidas. El nombre no deja mucho misterio y efectivamente se trata de un app con la que medir distancias, muy sencilla (en la línea de la app de fotografía) y que también incorpora nivel.

La app Medidas permite determinar la distancia entre ítems próximos o bien que el teléfono sirva de nivel.

La app cumple para su cometido, tras reconocer la superficie podemos medir varias distancias, habiendo una parte activa por parte el propio software y hardware al emitir una muy pequeña vibración si al movernos por el entorno se detecta algún posible punto de interés para una medición (un mueble, un cable, etc.). Parece un primer paso a complementar las herramientas habituales (calculadora, brújula, notas, etc.) con apps propias que aprovechen la realidad aumentada, veremos si es así en un futuro próximo.

Cámara: llegadas necesarias, retratos mejorados y algún "pero"

Hoy en día una(s) buena(s) cámara(s) es casi inherente a la alta gama, una condición sine qua non para un buque insignia, algo que deben cumplir para estar a la altura y para valer lo que se llega a pedir por ellos. Las lentes ocupan un lugar y una forma calcadas a las del iPhone X, pero las apariencias en este caso engañan porque ha habido evolución, tanto a nivel de hardware de como software.

El iPhone XS integra una doble cámara trasera con dos sensores de 12 megapíxeles cada uno. Una lente estándar con apertura f/1.8 y un teleobjetivo con f/2.4, repitiendo el esquema por el que han apostado los de Cupertino desde la inclusión de una segunda lente en la parte trasera, con doble estabilizador óptico.

Para la cámara frontal han optado por un sensor de 7 megapíxeles y una óptica con apertura f/2.2. Y en ambos casos se cuenta con un modo retrato que en esta ocasión ya nos llega maduro, con sus cinco modos de iluminación en ambos casos y con la aparición de dos nuevos compañeros en la escena fotográfica: el Smart HDR y la modificación de la apertura de los retratos a posteriori.

Parte de esa mejora teórica se ha querido lograr con los 1,4 micrómetros que miden los fotodiodos de los sensores. Como explicamos al hablar de sus cámaras, bien es cierto que son más grandes que en el iPhone X (de 1,22 µm a 1,4 µm), pero no es nada que no hayamos visto en smartphones de la competencia, teniendo los fotorreceptores del Pixel 2 XL del mismo tamaño y los del Huawei P20 Pro de 1,55 µm.

La meta: mejores fotografías en condiciones de baja luz, con un mayor nivel de detalle en las zonas de penumbra y menos ruido. Veremos a continuación si es así, pero primero nos pasearemos por la app, para no perder la costumbre.

App de cámara

La app de cámara para iOS ha visto más bien pocos cambios en su historia desde que el minimalismo asedió la interfaz en iOS 7 para que las opciones justas y precisas (según Apple) ocupasen su discreto lugar. El modo retrato irrumpía entre esos modos tradicionales, también lo hicieron las fotos live y ahora lo que ocurre es que un elemento puede desaparecer a voluntad del usuario: el acceso rápido al HDR.

Eso ocurre si vamos a los ajustes y dejamos activado el Smart HDR, con lo cual se aplicará cuando el sistema lo considere necesario. Si lo desactivamos, en la app aparecerá el botón de HDR habitual, aunque sólo con opción de activarlo o no (no automático).

Además de eso, en los ajustes tenemos la posibilidad de elegir la calidad del vídeo, la cual se nos indicará una vez estemos grabando junto con el tiempo de grabación. Algo que podrían aprovechar para poner ahí un acceso directo para cambiarla desde la interfaz, como tienen apps como la de HTC, de modo que no haría falta ir a los ajustes.

Una idea que también podría aplicarse en cuanto al Smart HDR, de modo que sería mucho más sencillo alternar entre el automático y el manual. Pero más allá de estas funciones, lo interesante que encontramos en los ajustes es el tipo de archivo que queremos obtener (según formato y calidad) y la posibilidad de grabar en estéreo (otra de las novedades que ha llegado con los nuevos iPhones).

En esencia, hay pocos cambios en la app y seguimos sin ver modos muy extendidos como el manual, si bien eso choca bastante con la experiencia fotográfica que Apple ha querido dar con las cámaras de sus dispositivos. Así que una vez revisada, veamos qué tal es el resultado de todo el sistema fotográfico del iPhone XS.

Cámara trasera

Eficacia, rapidez y realismo. Tres valores que solemos buscar en la fotografía y que en este caso constituirán los pilares sobre los que se asienta la fotografía del iPhone XS con luz favorable, aunque apreciamos algunos cambios en el procesamiento habitual de Apple.

En general tenemos fotografías con buen nivel de detalle tanto en primer plano como en secundarios, sin encontrar contornos exagerados ni siquiera con HDR (del cual ahora hablaremos más en detalle). Pero, si bien en general vemos colores realistas y un buen balance de blancos, en interiores con media luz o exteriores con luz cálida tiende algo más al magenta y a las temperaturas altas en los blancos.

Fotografía en automático.

De hecho, en algunas ocasiones vemos que hay bastante saturación. No una sobresaturación que estropee el resultado o se aleje demasiado de la viveza real, pero sí llama la atención al tratarse del procesado de iOS (no lo haría siendo, por ejemplo, Samsung), y suele ocurrir cuando está el Smart HDR activado.

Hay que decir que aún así el balance de blancos automático tiene un buen comportamiento incluso en situaciones en las que la iluminación crea una situación más compleja (algo que en el iPhone X daba problemas). Sólo nos ocurrió de manera puntual al intentar disparos más complejos, como macros de noche y jugando con el alto rango dinámico.

Hilando con esto, una de las principales novedades en la cámara y el software es la adición del HDR Smart. En la práctica se trata de un HDR automático cuya activación dependerá de la situación y del sistema, desapareciendo del menú el acceso rápido al HDR y dejando el timón únicamente en las manos de iOS, el iSP y demás elementos participativos en la fotografía (pero no el usuario).

En general se activa cuando tiene sentido, es decir, cuando la escena requiere un mayor rango dinámico para por ejemplo no quemar un cielo o cuidar algo más las sombras e iluminaciones. Dado que tampoco es un modo agresivo y que no hay ningún efecto tipo dramático o de bordes resaltados, compensa dejarlo activado por defecto, aunque lo mejor es ir probándolo para "conocerlo" y comprobar si nos compensa dejarlo así.

El Smart HDR estará siempre activo de forma latente para saltar o no, con la opción de conservar la fotografía en modo automático, aunque activemos otros modos como el retrato o hagamos zoom. Para éste último tenemos un botón para ir directos al zoom óptico 2x, pudiendo saltar al electrónico a 10x con el gesto del pellizco y con un deslizador para algunas resoluciones en modo vídeo.

El resultado del zoom es más que aceptable, salvando bastante el detalle sobre todo con iluminación favorable. De noche será un chivato de la falta de nitidez y el ruido que irremediablemente aparecen ahí, pero en todo caso resulta un buen aliado para acercar elementos sin tener como resultado fotos movidas (ni acuarelas en la medida de lo posible).

De noche la cámara no se porta mal, aunque quizás no queda lo alto que esperábamos por las mejoras experimentadas en cuanto a tamaño del sensor y de los píxeles. Salva bastante bien el resultado y no se acomoda en ISO altas, aunque en alguna ocasión habría menos ruido tirando de ISO más bajas sin que la escena quede subexpuesta (y sin modo manual nos toca ir a apps de terceros, cosa que puede no resultar siempre cómodo).

Como es habitual, la cámara está bastante más cómoda con luz abundante o media favorable, especialmente si hablamos de macros. El enfoque automático se porta bien y la óptica permite que nos acerquemos bastante al objeto principal.

Foto en modo automático.

Foto en modo automático.

El modo retrato mantiene los principios que hemos ido viendo en el bokeh según Apple: un modo dentro de la app, sencillo, realista y efectivo, que sobre el papel ha evolucionado con respecto a las anteriores versiones. Pero como hemos comentado ha añadido un caramelito para quienes prefieren amoldar el resultado a sus preferencias, habilitando la edición de la la profundidad de campo y el desenfoque de fondo pudiendo aumentarlo o disminuirlo a nuestro gusto, al estilo que ya habíamos visto por ejemplo en la app de edición propia de Samsung Experience.

En cuanto al desempeño, lo dicho. Sigue siendo algo automático y fácil, de modo que una vez cumplimos con la distancia exigida (o logramos que nos lo acepte estando algo más lejos o cerca) se activa y entonces se aplica al disparar, pudiendo elegir el estilo de iluminación simulado que prefiramos.

¿Hay evolución? La hay, sobre todo en contraluces y situaciones medianamente exigentes y a nivel de los contornos. El pelo, la criptonita por antonomasia de los modos retrato, parece suponer un bache menor en esta versión del bokeh de iOS, obviamente sin ser infalible (siembre habrá algún mechón o puntas de hojas que salgan borrosas).

Modo retrato.

Modo retrato.

Desenfoque natural, sin aberraciones, sin manchas o descompensaciones, pero que sufre especialmente en luces medias como las del atardecer o el amanecer en sus primeras fases. Aquí veremos algo de ruido y pérdida de nitidez con respecto a las tomas en automático, aunque en su defensa hay que decir que actúa en situaciones donde anteriormente no lo hacía por falta de luz y que lo hace incluso de noche y con contraluces, con un resultado aceptable teniendo en cuenta los medios y el entorno.

Hemos llegado a poderlo activar de noche completamente. El resultado en este caso es de calidad menor, pero es bastante más tolerante que la versión anterior.

Cuando está activo nos lo indica iluminando el texto en pantalla del modo que elijamos (por defecto, luz natural). No actuará más allá de 2,5 metros, pero nos podremos acercar algo más que anteriormente y en ocasiones el "Aléjate" desaparece si tiramos de enfoque manual y le "recordamos" qué es lo que queremos destacar (algo que puede no estar muy claro en entornos con poca luz).

El cambio de modo es muy fluido y rápido, y el recorte ha experimentado una ligera mejora. Aunque el que más se resiente sigue siendo el de luz escénica, sobre too con el pelo (y veremos en la frontal).

Si intentamos lanzarlo en una situación complicada, normalmente por falta de luz, demasiada luz o demasiado directa, quizás nos indique que el modo esté activado, pero puede que al final no se haya producido el desenfoque o bien no se haya aplicado correctamente. En estos casos podemos intentar salvarlo con la herramienta de edición de apertura, pudiendo llegar a un mínimo de f/1.4 (simulada)

Podemos conseguir algo más de desenfoque editando a posteriori.

Algo que nos ha llamado la atención es que logra combatir otro conocido enemigo de los modos retrato: los huecos. Es decir, los espacios que crea el elemento principal y que hacen que el fondo asome por donde debería haber plano principal, pro lo que en ocasiones no es detectado como algo profundo y no se desenfoca (como el hueco que deja el brazo con el cuerpo, ese viejo conocido).

Todo un desafío tantos huecos y tan finos. Aquí no ha sido 100% efectivo, pero al menos uno sí lo ha desenfocado (flecha).

Los barrotes son muy finos y no se trata de una foto con un claro elemento principal, pero aún así han salido enfocados.

Cámara frontal

Apple nunca ha entrado en la guerra de los megapíxeles, tampoco en la frontal donde otros fabricantes apuestan por sensores de 20 o más megapíxeles, o incluso por la doble cámara aquí también. Los de Cook tampoco entran en el ámbito de los modos de belleza, y como hemos visto antes la app tiene los comandos justos, pero esta limitación de opciones no se traduce en un resultado limitado ni mucho menos.

Salva bastante bien el detalle en primer plano, con colores realistas sobre todo con buena iluminación. Hay también cierta tendencia al matiz magenta, especialmente con luces medias y cálidas, pero el balance de blancos suele funcionar correctamente.

Fotografía en automático con Smart HDR.

De noche y con luz baja la pérdida de nitidez se acentúa, pero dentro de lo esperado. El HDR puede ser aquí un buen aliado, dado que sin estropear el pelo u otras superficies nos ayuda a recuperar algo de detalle por ejemplo en el rostro, sobre todo si la iluminación es favorable y no hay contraluces o se trata de una escena muy oscura.

El modo retrato puede ser vuestro mejor amigo si os gusta este efecto en vuestros selfies. Mucho menos exigente a nivel de distancia mínima que el trasero, podremos obtener un desenfoque natural y equilibrado en la mayoría de situaciones, incluso de noche.

Modo retrato.

Aquí el pelo vuelve a ser un enemigo algo más fuerte y logrará camuflarse como fondo en más ocasiones que el trasero, si bien aquí el primer plano abarcará menos profundidad y si apuramos la distancia mínima de enfoque nuestro sólo se enfocará el rostro, quedando ya el cuerpo en el fondo desenfocado.

En la cámara frontal también podremos editar a posteriori tanto profundidad como iluminación simulada. Con ellos podremos perder algo de detalle, sobre todo con la iluminación dee contorno (foto de la derecha).

Vale la pena ir conociendo cómo se aplican los distintos efectos de iluminación en el modo retrato. Con luz abundante será fácil que haya algo de sobre exposición en los de luz de contorno y luz de estudio más allá de lo deseado, aunque el que más juego da en este sentido es el de luz de escenario (con peor recorte, eso sí).

Eso sí, no hay que despistarse con el enfoque automático porque en contraluces e iluminaciones algo más complejas puede fallar un poco y dejar el primer plano algo desenfocado (sobre la falta de nitidez que pueda haber por limitaciones de hardware). Ahí habrá que jugar con el enfoque manual con tap (cuidando la exposición y la toma de luz del disparo).

Eso sí, con respecto al año pasado lo que vemos es algo más de tolerancia en la detección del rostro en cuanto a su orientación. Los perfiles se podían resistir de modo que no se activaba el modo retrato, pero esto ya no parece una exigencia.

Vídeo

Desde que la estabilización óptica imperó en los iPhone, la experiencia de tomar vídeos con ellos mejoró considerablemente. Esto, sumado a las opciones en cuanto a formato, calidad y ahora la posibilidad de capturar en estéreo hacen que grabar con el iPhone XS sea normalmente satisfactorio.

Más allá de dicha estabilización, que es muy suave y fluida (sin tirones y otros problemas que vemos en la electrónica u otros sistemas inferiores), los colores son realistas y hay una buena toma de la iluminación, exponiendo bien aunque haya contraluces o cambiemos el encuadre rápidamente.

La calidad es alta tanto a 1080p como en 4K (lógicamente tendremos que configurar lo segundo para los vídeos con mayor grado de detalle). En ambos casos trabaja la estabilización, pero sólo podremos activar la reducción automática de frames por segundo en el caso de optar por 30 fps, algo con lo que puede mejorarse la calidad en baja luz.

No obstante, en baja luz y de noche hay bastante ruido. No se trata de algo llamativo o alarmante en una cámara de móvil actual, pero la calidad en estas situaciones está un poco por debajo de lo esperado por hardware y características (sobre todo por esa mejora que comentábamos enfocada a estas situaciones).

En cámara lenta Apple no intenta de momento competir con esos 960 fps de Samsung o Sony, pero quedan vídeos de calidad aceptable y buen nivel de detalle, sobre todo con buena luz. Poco cambio aquí, conservando la calidad de hasta ahora y con el mismo sistema de captura.

La cámara frontal graba hasta un máximo de 1080p. Se resiente un poco en baja luz, pero no hay una pérdida de detalle o una cantidad de ruido mayor de lo esperado. El control de la exposición es bueno aún con los cambios de luz y los contraluces, aunque podría añadirse algo más de contraste.

Autonomía

Albricias, las estadísticas de consumo de batería de iOS se han hecho mayores. Tras añadir el cálculo del estado de la batería en versión beta en las actualizaciones de iOS 11, en iOS 12 se muestra más información acerca del consumo energético y la actividad del usuario, tanto a nivel de tiempo como del tipo de uso.

Cabía esperar una autonomía similar a la del iPhone X, dado que como hemos visto antes la capacidad de ambas baterías es similar (2.716 miliamperios/hora en el iPhone X frente a 2.658 en el iPhone XS, como nos muestran en iFixit). Aunque parte de la diferencia estará también en lo que haya podido variar la gestión del consumo por parte del sistema y la eficiencia del procesador, así que veamos qué tal queda este hermano medio.

iPhone X a la izquierda, iPhone XS a la derecha. (Fuente: iFixit)

Según el consumo que hagamos una carga nos aguantará una jornada, con unas 5-7 horas de pantalla de media. Pese a parecerse también la capacidad a la del iPhone 8 Plus, no cerramos el día con ese 20-30% de batería tras un uso intensivo; si nos dedicamos a exprimir la cámara (por ejemplo, dos sesiones de 1:30-2 horas) habrá que cargarlo por la tarde (habiendo empezado el día con el 100%), algo que tampoco es de extrañar por lo que exige ese uso (y teniendo en cuenta el calentamiento).

Con un uso menos exigente, con horas de wifi y datos, alternando reproducción multimedia, navegador, redes sociales y algo de cámara, el iPhone XS puede aguantar bien la jornada. No es una autonomía sobresaliente ni fuera de lo normal, pero al menos da para salir tranquila de casa sin estar pendiente de llevar encima una batería externa o tener cerca un enchufe.

No es una autonomía sobresaliente ni fuera de lo normal, pero al menos da para salir tranquila de casa sin estar pendiente de llevar encima una batería externa

Eso sí, lo que seguimos sin perdonar es que Apple considere suficiente entregar un cargador de 5 vatios cuando el terminal soporta carga rápida. La diferencia ya la vimos también con el 8 Plus, y aunque en este caso no hemos podido probar aún la carga inalámbrica y la rápida, sólo cambiando por el de 12 vatios (del iPad mini) ya se nota la diferencia, pasando de 3 horas y unos 20 minutos a menos de la mitad (para tener una referencia, en 30 minutos se obtiene un 25% de carga con el de 5 vatios y un 40% con el de 12 vatios).

Por su parte, el sistema ahora informa algo más de qué está consumiendo más recursos o qué app es la que más hemos usado (y con estos datos nos da la información sobre nuestro uso que hemos visto antes), pero no presenta mucha opción en cuanto a intentar optimizar algo ese gasto. Tenemos el modo de bajo consumo que se incorporó hace ya algunas versiones y que minimiza aspectos como el brillo para que haya un mayor ahorro y se prolongue algo más la autonomía, pero no hay una serie de herramientas de optimización como sí vemos en algunas capas de software de fabricantes para Android.

Sonido: bienvenido de nuevo, sonido estéreo

No es fácil producir un buen sonido, de calidad, profundidad y color, con componentes de la escala que vemos en los smartphones. De ahí que cuestiones como un buen desempeño en estéreo se valoren quizás un poco más, y después de una experiencia por debajo de lo esperado con el iPhone 7 y bastante mejor en el iPhone X, volvemos a tener un estéreo de calidad en el iPhone XS (las piezas, según nos mostraron también en iFixit, son prácticamente idénticas en dimensiones).

En cuanto a la audición la experiencia es pues muy satisfactoria. El sonido tiene buen rango dinámico y no se empobrece con la subida de volumen, llegando a unos 108 decibelios dee volumen máximo (aunque hay mejor calidad si nos quedamos algo por debajo del tope).

La audición de música, podcasts o videojuegos está a muy buen nivel, encontrando en éstos últimos y en contenido multimedia una experiencia envolvente y un sonido con matices. Con auriculares siempre sube un grado más por proximidad y aislamiento, y en este caso también tenemos una experiencia más agradable si tiramos de ello.

Por cierto, "evidentemente" no tenemos minijack de 3,5 milímetros. Eso desapareció con los iPhone 7 y 7 Plus y únicamente queda la incógnita de si lo habría en un posible nuevo iPhone SE. En el iPhone XS se dan ya los auriculares Lightning, no hay ningún minijack que adaptar y tampoco adaptador que incluir, y la experiencia con los EarPods es muy buena, con un sonido de calidad incluso a volúmenes altos, profundidad y buen rango dinámico.

iPhone XS, la opinión de Xataka

"XS" pronunciado en inglés suena como a excess, exceso. Casualmente es algo que se ha asociado de manera tradicional al smartphone de Apple a medida que su precio aumentaba, casi llegando a establecer la línea de lo que "tiene que valer" un buque insignia, a modo de timón para los que saliesen posteriormente. Algo que casa con el aire de producto aspiracional que sigue teniendo el iPhone, y con el hecho de que las dos variantes XS ya parten de un mínimo de más de 1.000 euros.

No encaja con las dimensiones, porque lejos de ser excesivamente grande o pesado queda en un tamaño adecuado, con un buen trabajo de compactación en cuanto a incluir una pantalla de 5,8 pulgadas en un cuerpo mucho menor que los Plus o que su mellizo el XS Max. El volumen resultante es un acierto aunque hayan tenido que reducir ligeramente la capacidad de la batería, dado que esta cumple (aunque sin sobresalir ni evolucionar).

La interacción es fluida, igual que el funcionamiento del sistema. Parte de esto es "culpa" de un procesador que nos prometía billones de operaciones, y que al final esto se traduce en que podemos usar cualquier app sin que haya problemas en su carga o ejecución. Eso sí, el asalmonado cristal trasero nos da fe de cuándo los componentes trabajan al transmitir su calor con relativa facilidad (y de nuestras huellas dactilares).

La cámara no defrauda y mantiene esa premisa no escrita de Apple de fotografía fácil y efectiva. A falta de poder compararlo con sus rivales directos (y los que están por venir), parece que no quedará muy lejos del pódium, saliendo airoso en situaciones exigentes y con un modo retrato mejorado, pero sin una victoria clara con alguno de sus más temidos rivales (como el Pixel de una sola cámara que ahora cumplirá un año).

Es un smartphone completo al que es difícil buscarle pegas, pero el precio a pagar por él es elevado (sin sorpresas), teniendo en cuenta que en Apple no existe esa bajada progresiva que sí vemos con otras marcas y que tiene al propio rival en casa: el iPhone XR. A falta de probarlo, por características promete una experiencia similar, aunque no tenga doble cámara y tenga un GB menos de RAM.

9.2

Diseño9,25
Pantalla9,50
Rendimiento9,75
Cámara9,50
Software9
Autonomía8

A favor

  • Es robusto y muy compacto, y a la vez cómodo.
  • El hardware tira con todo sin problemas: siempre fluidez y nunca "lags", y los gestos van bastante mejor.
  • El sonido "no sorprende" porque vuelve a dar una experiencia muy buena, aunque echemos en falta algún ajuste y el minijack.

En contra

  • La autonomía no es ni mucho menos mala, pero esperábamos algo de mejora con respecto al iPhone X y no la hay de manera evidente.
  • Ocurre algo parecido con la cámara: parece que podría ajustarse algo mejor el procesado.
  • iOS sigue pobre en cuanto a opciones para el usuario en la personalización de ciertos aspectos.

De todo el trabajo de producción y edición del vídeo se ha encargado Pedro Santamaría.

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