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iPhone SE (2020), análisis: recuperar el pasado es romper con el presente

En 2015 lo vimos venir: los amantes de los móviles de menos 5 pulgadas teníamos los días contados y a la fuerza. Pero cinco años después, en la era de las "pantallas infinitas" y con un 75% de los móviles presentados con pantallas a partir de 6,3 pulgadas, volvemos a las 4,7 pulgadas en el análisis del iPhone SE (2020) y ha sido una experiencia cuanto menos curiosa.

La pregunta en este caso parece bastante clara: ¿convence un smartphone que, procesador aparte, no presenta nada nuevo? Los componentes de este móvil ponen difícil clasificarlo y esto se traduce en una experiencia que quizás no sea la que se puede esperar. Os contamos qué tal con él de la manera más detallada posible.

Ficha técnica del iPhone SE (2020)

iPhone SE (2020)

Pantalla

IPS LCD 4,7"
1.334 x 750 px
True-tone

Procesador

Apple A13 Bionic, 7nm+
NPU Neural Engine de 3ª gen

Memoria

n.d.

Almacenamiento

64 / 128 / 256 GB

Dimensiones y peso

138,4 x 37,3 x 7,3 mm
148 gramos

Software

iOS 13

Cámara trasera

12 MP, f/1.8, OIS
Vídeo 4K a 60 FPS

Cámara frontal

7 MP, f/2.2

Batería

Capacidad no disponible
Carga inalámbrica, carga rápida

Otros

WiFi6, BT 5.0, LTE (Dual SIM: Nano SIM y eSIM)
NFC, GPS, Touch ID, IP67

Precio

Desde 489 euros

Apple iPhone SE (2020) - 64 GB - Negro/Rojo/Blanco

Diseño: cuando el golpe en la mesa es recuperar una estética (casi) muerta

Cuando te dedicas (laboralmente o por ocio) a seguir de cerca el mercado del móvil y su evolución sostener un smartphone así es un viaje instantáneo al pasado, por mucho que Apple haya mantenido esta estética hasta 2018 (sin contar este lanzamiento) y por mucho que personalmente me sea familiar. Se trata de un móvil pequeño con respecto a la media actual, pero lo que impacta más es el frontal, sin duda.

En plena era de los notch en forma de gota, de las cámaras asomando por un agujero y de los módulos extraíbles buscando el máximo protagonismo de la pantalla, el iPhone SE (2020) llega con sus notorios marcos. Manteniendo su simetría y con su Touch ID en el frontal (que no sea por falta de principios propios), pero con unos marcos que son totalmente anacrónicos con las tendencias actuales.

¿Es esto algo negativo? Dejando a un lado las modas y los gustos, objetivamente es algo que elimina superficie de interacción y sobre todo nos aleja de esa sensación de "pantalla infinita" que logran ya muchos móviles incluso de gama media, por lo que a priori no es algo favorecedor.

Puede tener algún defensor por permitir la integración del Touch ID (*spoiler alert+: sigue yendo muy bien). Pero si no hubiese sido por mantener estos aspectos icónicos para la marca (o quizás por reaprovechar material), esa simetría que antes era algo aferrado al ADN de los iPhone, quizás podría haber sido una opción recortar el marco superior (si los componentes lo permiten) y de paso renovar la pantalla.

Altura (mm) Anchura (mm) Grosor (mm) Peso (gramos) Pantalla (pulgadas) Batería (mAh) Superficie (cm2) Volumen (cc)
iPhone SE (2020) 138,4 67,3 7,3 148 4,7 1.821 93,14 67,99
iPhone SE (2016) 123,8 58,6 7,6 113 4 1.624 72,55 55,14
iPhone 8 138,4 67,3 7,3 148 4,7 1.821 93,14 67,99
iPhone 11 150,9 75,7 8,3 194 6,1 3.110 114,23 94,81
iPhone 11 Pro 144 71,4 8,1 188 5,8 3.179 102,82 83,28
iPhone 11 Pro Max 158 77,4 8,1 226 6,5 3.969 122,92 99,56

Los números no engañan y la sensación en mano tampoco: es un teléfono pequeño, el más pequeño de los iPhone actuales.

En este marco superior tan amplio como el inferior, la cámara frontal y el altavoz parecen flotar en un ancho mar negro en el que no vemos tampoco nuevos elementos como un Face ID. Quizás tampoco era posible encajarlo ahí (o no entraba en el presupuesto), pero la premisa de los SE parece ser la de prolongar el último aliento de un diseño comprimiendo el coste final, y el de 2020 lo cumple.

Este iPhone ya no tiene la trasera de metal que veíamos en el iPhone 7 y hereda ya la de cristal de los iPhone 8. El cristal cierra el chasis de este nuevo smartphone, notando la diferencia de tacto entre el aluminio del borde y la trasera, la cual se ensucia poco y afortunadamente no resbala.

iPhone 7 a la izquierda, iPhone SE (2020) a la derecha.

Es un móvil cómodo por lo estrecho y lo ligero, sobre todo para usuarios con manos pequeñas. Es por ello que el iPhone SE (2020) irrumpe en un escaparate con una tendencia más marcada hacia lo voluminoso por buscar encajar pantallas de casi 7 pulgadas y grandes baterías, con lo que es cada vez más normal ver que se alcanzan los 200 gramos. Y lo hace con 4,7 pulgadas y 148 gramos.

Altura (milímetros) Anchura (milímetros) Grosor (milímetros) Peso (gramos) Pantalla (pulgadas) Batería Superficie (cm2) Volumen (cc)
iPhone SE (2020) 138,4 67,3 7,3 148 4,7 1.821 93,14 67,99
Samsung Galaxy S20 151,1 69,1 7,9 163 6,2 4.000 104,41 82,48
iPhone 11 Pro 144 71,4 8,1 188 5,8 3.179 102,82 83,28
OnePlus 8 Pro 165,3 74,35 8,5 199 6,78 4.510 122,9 104,47
Huawei P40 148,9 71,1 8,5 175 6,1 3.800 105,87 89,99
Pixel 4 XL 147,1 68,8 8,2 162 5,7 2.800 101,21 82,98
LG Velvet 167,1 74,1 6,8 180 6,8 4.300 123,82 84,2
Sony Xperia 10 II 157 69 8,2 151 6 3.600 108,33 88,63
Xiaomi Mi 10 165,8 74,2 9,7 208 6,47 5.260 123,2 119,33

Así, en realidad hablar de compacto no sería del todo justo teniendo en cuenta sus propios antecesores: desde el iPhone X, los iPhone de tamaño medio no han añadido mucho más volumen al de este iPhone SE, pero logrando integrar una pantalla 1,1 pulgadas mayor, así como más cámaras y mayor batería. Pequeño sí, compacto no.

Así, el borde de aluminio cierra las dos parte de cristal de manera cuidada y con continuidad, dibujando esa semiesfera que los teléfonos de Apple empezaron a presentar desde los iPhone 6 en sus extremos laterales. Los botones táctiles se reparten en dos lados, estando el de encendido/bloqueo a la derecha con la bandeja de la SIM. Los de volumen quedan al otro lado junto al botón de silencio, otra marca de la casa de los de Cupertino.

En el borde inferior quedan el altavoz principal, el micrófono y el puerto Lightning, todo perfectamente alineado al centro. Lo que no vemos es el jack de 3,5 milímetros, que abandonó los móviles de Apple desde el iPhone 7.

En este teléfono tenemos una sola cámara trasera, otro aspecto en el que se rompe con el status quo actual. No hay pues módulo, sino un saliente que en dimensiones y estilo es igual al que vimos en el iPhone 8, el que como estamos viendo es su antecesor más directo hablando del diseño y la construcción.

Como hemos dicho, se trata de un móvil cómodo y sobre todo usable con una mano. Es un tamaño que puede encajar a quien los móviles actuales le parezcan grande, pero puede que si estamos acostumbrados a smartphones más anchos la escritura con dos manos durante horas nos pueda molestar (en la palma, por mantener esa posición mucho rato).

En la próxima sección hablaremos de la experiencia con la pantalla a nivel de comodidad: no es lo mismo ojear Twitter que echar un rato a ‘Asphalt 9’, y habrá quien no sepa qué sensaciones se tienen al usar un móvil con estos marcos.

Pantalla: bienvenidos a ¿2018?

El iPhone SE (2020) es, posiblemente, el estertor de la densidad de 326 píxeles por pulgada (ppp) en un panel IPS de 4,7 pulgadas hablando de Apple. Desde el tamaño "Plus", tanto resolución, como densidad, como diagonal fueron mayores y con el iPhone X se oficializó el paso a OLED (desde los 11 ya en toda la línea), quizás viéndose ya ante una evolución industrial a la que no era posible (ni compensaba) escapar.

Éstos son otros datos que no parecen corresponder a un teléfono presentado en 2020, pero al menos per se no predeterminan una mala experiencia ni un drama. Evidentemente es una densidad baja en comparación a otras propuestas, viendo que en gama media podemos encontrar fácilmente unos 420 ppp, pero la definición es correcta y no supone ni fatiga visual ni ningún problema.

Evidentemente, podremos echar de menos algo de densidad si venimos de una pantalla con más ppp, pero siendo en la práctica algo así como un gama media de Apple tampoco es algo descabellado sobre todo teniendo en cuenta que no vemos imágenes poco nítidas y sí bien definidas. Os lo dice alguien que ha intercalado pantallas de más de 500 ppp con los 326 ppp durante cinco años y en ningún momento ha sido algo que haya “sufrido”, más allá de echar de menos más definición.

Más derterminante en las sensaciones puede ser el hecho de tener un panel tan pequeño bajo unos marcos prominentes. Aunque iOS suele aprovechar la superficie de la interfaz, es normal que si no estamos acostumbrados nos pueda “agobiar” un poco estar por debajo de las 5,5 pulgadas, siendo además una pantalla algo más cuadrada: sin problema para ver apps tipo timeline o leer en el navegador, pero jugar y ver series será menos satisfactorio.

Es por ello que este frontal y este panel, pese a no implicar una mala experiencia, sean más propicio para quien haga un uso del móvil menos dedicado a juegos y quizás a ver películas. Pero por todo lo demás es una pantalla correcta, chapada a la antigua en su inserción, pero sin dar problemas en la visualización. De hecho, viene muy bien calibrada de fábrica.

Algo que puede ayudar a aprovechar mejor este pequeño terreno de juego es ir a los ajustes de pantalla, donde vemos la posibilidad de hacer algo más pequeño el texto. De este modo, veremos cómo pueden caber más elementos en la interfaz sin que estén apelotonados, sobre todo si además elegimos el zoom normal y no el aumentado (elementos más grandes).

Aunque lo principal en estos ajustes sea quizás el modo oscuro o el True Tone. El primero fue una incorporación tan tardía como esperada en este sistema operativo y veremos que afecta tanto a apps e interfaces propias como a las de terceros que lo soporten, lo cual actualmente ocurre en la mayoría de las populares (YouTube, Twitter, WhatsApp, etc.).

El True Tone es cómo llama Apple al ajuste automático de temperatura y matiz de color. Si lo activamos el sistema lo ajustará a tiempo real de manera automática según las condiciones en las que estemos.

Lo que hemos visto es que en general la pantalla suele quedar demasiado cálida con el True Tone activado (sorprendentemente, el iPhone 7 lo ajusta mejor y queda más equilibrado). Y si no nos encaja no nos queda mucho más que hacer salvo desactivarlo: sigue sin haber ajuste de temperatura gradual en iOS, manteniéndose parco en personalización (y siendo esto una de las principales señas de identidad del sistema).

En los ajustes veremos la posibilidad de desactivar el brillo automático, si bien trabaja muy bien y la reacción a los cambios de iluminación es correcta e instantánea. El brillo máximo es suficiente para dar buena experiencia cuando más directamente incide el sol en la pantalla, aunque un poco más ayudaría a tener mejor visualización al usar el modo oscuro en según qué interfaces.

También encontramos el Night Shift, que no es otra cosa que el habitual tono cálido que muchos sistemas dan como opción sobre todo para el uso de noche, aplicando un tono más cálido para cansar menos la vista. No es el tono anaranjado y a veces exagerado que vemos en este ajuste no pocas veces, pero dado que hemos dejado True Tone activado y per se ya da una calidez suficiente, no hemos necesitado activar el Night Shift (que podremos programar a conveniencia).

Hablando del contraste y la saturación, recordamos que se trata de un panel IPS y esto se nota más allá de la hoja técnica: vemos colores equilibrados, nada de saturación sobrante pero sin echar de menos viveza. El contraste es correcto y lo que notaremos quizás es un negro algo menos profundo si estamos habituados a un OLED.

Eso sí, ni doble toque para despertar ni pantalla ambiente. Lo único que podremos hacer en iOS es es personalizar el fondo y activar el levantar para despertar pantalla.

En lo que da muy buena experiencia es en ángulos de visión y en sensibilidad táctil. Es una pantalla plana con un marco lateral aceptable (los superior e inferior son de otro planeta, ya hemos dicho que no para bien) y esto hace que en ningún agarre tengamos toques no deseados como puede pasar con los pulgares de apoyo en pantallas muy curvas (y sensibilidad por corregir).

Aquí además nos hemos de olvidar de las altas tasas de refresco. Es algo que está en auge en los móviles de Android viendo que incluso en la gama media vemos paneles de hasta 90 hercios, pero en este caso se mantienen los 60 Hz habituales y no tendremos ese extra de fluidez.

En definitiva, se trata de una pantalla que no es mala ni mucho menos, pero que no es de este momento ni para todo el mundo. Quien prime el tamaño y la resolución no va a tener lo que busca en este IPS, pero para quien sea más conformista en estos aspectos (y sobre todo quiera un móvil pequeño) la experiencia será posiblemente buena (quizás no sean muchos en comparación, pero hay usuarios cómodos con las 4 pulgadas del primer SE en 2020, doy fe).

Rendimiento: la clave para que sea una buena opción en 2020

Una de las buenas noticias con este nuevo SE fue ver que no implicaba un downgrade a nivel de procesador: en este caso, nacer con un frontal jurásico no ha traído de la mano un chip con fecha de caducidad próxima. El iPhone SE (2020) integra el Apple A13 Bionic, un procesador que números a parte ha dado buenos resultados en móviles previos comparando con la competencia.

Eso sí, Apple juega en otra liga con la RAM y el fabricante sigue lejos de entrar en ese ring de hasta 16 GB de RAM que vemos en Android. El iPhone SE (2020) dispone de 3 GB de RAM, algo que la marca no especifica pero qué puede detectarse con apps como los benchmarks que luego veremos.

La RAM es al rendimiento lo que lo que los mAh en la batería hablando de los iPhone: el número no predetermina la experiencia

La RAM es al rendimiento lo que lo que los mAh en la batería hablando de los iPhone: el número no predetermina la experiencia y no es un tú a tú empírico con un móvil Android con mismas cifras. Hablaremos después de la batería, pero la combinación de los 3 GB de RAM con el A13 dan muy buen resultado y el sistema se mueve perfectamente, hablando tanto de un uso estándar como al usar apps más exigentes como el ‘PUBG’ u otros juegos.

De hecho, quizás cierta anécdota os ayude a tener una idea más cercana de la experiencia si disponéis de algún dispositivo iOS “antiguo”: la fluidez del iPhone SE (2020) con respecto a un iPhone 7 es notablemente más alta. Es algo que se percibe en los primeros instantes de uso y se mantiene en adelante (no dejan de ser 1 GB más de RAM y tres evoluciones de procesador), viendo aperturas, cierres, cargas y fluidez en la multitarea.

iPhone SE (2020) a la izquierda, iPhone 7 a la derecha.

Lo que sí veremos es que la temperatura aumenta considerablemente al jugar. El dorso del móvil se calienta cuando llevamos unos 15 minutos de juego (exigente), sin que sea un drama pero notándolo si no llevamos funda, también percibiendo que en días calusoros la trasera está tibia más fácilmente.

En cuanto a los benchmarks, en iOS no encontramos los mismos que en Android, así que os dejamos los que hemos podido pasar para comparar con otros móviles actuales. Por lo que comentábamos de la RAM y al tener el último procesador de la marca, los móviles con los que comparamos son de alta gama.

iPhone SE (2020) Nubia Red Magic 5G OnePlus 8 Pro Huawei P40 Pro Samsung Galaxy S20 Ultra Nubia Z20 LG V50 ThinQ OPPO Reno 10x Zoom Honor View30 Pro iPhone 11 Pro
Procesador Apple A13 Bionic Snapdragon 865 Snapdragon 865 Kirin 990 Exynos 990 Snapdragon 855+ Snapdragon 855 Snapdragon 855 Kirin 990 Apple A13 Bionic
RAM 3 GB 8 GB 12 GB 8 GB 12 GB 8 GB 8 GB 8 GB 8 GB 4 GB
AnTuTu 496.197 586.961 570.630 465.493 522.873 361.365 315.066 361.293 463.513 409.070
Geekbench 4.4/5.0 (single/multi) 1.335 / 3.011 (5.1) 925 / 3.214 (5.5) 885 / 3.136 (5.0) 943 / 2.527 (5.0) 819 / 2.315 (5.0) 753 / 2.539 (5.0) 3.507 / 10.948 (4.4) 3.153 / 11.143 (4.4) 758 / 2.894 (5.0) 5.475 / 13.232 (4.4)
3D Mark (Sling Shot) -(4.021 S.S. Extreme) 9.448 8.726 4.074 8.184 - 6.492 7.161 - -
PCMark Work - 13.414 9.476 10.426 8.948 9.364 8.649 8.712 -

Software: iOS 13 siendo iOS 13, pero con mejoras desde los últimos iPhone

Los caminos de iOS no son inescrutables, son llanos y pausados. Es un sistema de evolución contenida y a veces independiente a tendencias que se caracteriza por el minimalismo y la personalización ajustada, y es algo que se mantiene en iOS 13.4.

En iOS encontramos bastantes apps propias preinstaladas que podremos eliminar, más allá de las utilidades habituales. Vemos la app de bolsa (un clásico), la del Apple Watch y algunas otras menos generales que quizás sepamos que no vamos a usar y podremos borrarlas, con la posibilidad de descargarlas en un futuro desde la App Store.

Así viene el iPhone SE (2020) de fábrica.

La mayoría de las apps propias se podrán desinstalar si no las deseamos. A la derecha, el menú contextual que aparece al presionar sin soltar un icono, pudiendo acceder a la pantalla de eliminación desde él.

Los ajustes se mantienen con respecto a lo que vimos en los últimos iPhone ya con iOS 13. La sencillez reina en la interfaz y en las opciones, y lo segundo hace que a veces no sean muy intuitivos y que tengamos que tirar de buscador.

Hemos de tener en cuenta que hay secciones correspondientes al hardware (más o menos), otras a algunos aspectos de la configuración y también una última tirada que corresponde a los de cada app (propia y de terceros). Aunque hay buscador y solemos dar con lo que queremos encontrar, compensa darse un paseo por ellos ya que nos va a permitir personalizar servicios básicos como el correo de serie.

De ahí que si queremos ver los ajustes de la cámara o de la app de fotos tengamos que venir igualmente al menú general, sin que cada app tenga su menú integrado y/o colocando algún acceso directo para que un simple ajuste fuese algo más rápido y dinámico. Esto es poco práctico cuando queremos cambiar algo relacionado con dicha app, sobre todo al hablar de la de cámara (aunque tampoco son muchas las concesiones al respecto).

Ya hemos comentado las posibilidades de iOS para la pantalla. De éstas varias nos aparecen en el pre-load del sistema al encender el móvil por primera vez, con un tutorial que permite dejar el móvil a nuestro gusto y mínimamente configurado para usarlo (incluyendo por ejemplo la intensidad de la respuesta del taptic engine al pulsar el Touch ID, que no hemos podido volver a encontrar luego, por cierto).

Veremos que hay algunos apartados bien diferenciados y claros. Por ejemplo, las notificaciones tienen el suyo permitiendo bastantes ajustes, específicos según app si lo deseamos.

En este caso no hay notch y el centro de control aparece tirando desde abajo, a modo de cortinilla de notificaciones pero en el lado inverso. Podemos añadir y quitar algunos de los accesos directos, pero siempre con ciertos servicios propios y nada de terceros (salvo los controles multimedia, que actúan para cualquier reproducción).

Lo que solemos llamar Bienestar digital en iOS corresponde a Tiempo de uso, siendo secciones homólogas. Veremos cómo se reparten las horas según qué uso hagamos del móvil, pidiendo establecer un widget en la pestaña que nos aparece al deslizar hacia la derecha en el escritorio.

Nos interesará si buscamos autolimitar nuestro uso (de una app o un conjunto) con ayuda del software, como solemos ver y sin cambios con respecto a lo que ya repasamos con los iPhone 11 salvo una nueva función: los límites de comunicación. Esto añade la posibilidad de establecer una restricción según los contactos y qué modo de uso esté activo (el normal o el tiempo de inactividad). Y todo esto puede compartirse con otro dispositivo iOS vía iCloud.

La sección/app de Salud se ha ido también armando de opciones. Algunas automáticas al depender de sensores del móvil (como los pasos), y otras que podremos anotar a mano o si hay dispositivos compatibles, pudiendo tener registros de variables referentes a nuestras analíticas, salud cardiaca, etc.

En relación a esto, en ajustes también vemos el apartado de privacidad (algo que no está mal revisar de vez en cuando). En él vemos la configuración de cada app y servicio, así como algo que también resulta muy interesante en cuanto a qué compartimos y a los segundos planos: el ajuste de localización.

Hablando del segundo plano, para este aspecto en concreto tendremos que irnos al apartado General. Aquí podemos ajustar la actividad de cada app en este plano, encontrando en este apartado el almacenamiento ocupado. Hablando con respecto a lo que notamos durante el análisis del iPhone 11 Pro (iOS 13.1), aunque algunas apps como Drive aún nos exigen primer plano para funcionar (puede que esto no sea enteramente culpa del sistema, insistimos) parece que es menos restrictivo.

Lo que sigue siendo algo confuso es iCloud (e inestable, aunque esto es por experiencia propia y no por este iPhone). Encontramos lo que tenemos ocupado en la sección correspondiente a la cuenta de usuario, pero quizás podamos explorarlo algo mejor con la app Archivos, que sigue sin ser un explorador del almacenamiento local como el que solemos encontrar en las capas de personalización de Android.

En el apartado de iCloud vemos qué apps están usando ese espacio, pudiendo ver lo que ocupa cada una al entrar en la gestión del almacenamiento. Aquí podremos eliminar datos de lo que no nos interese (y dar un repaso, que nunca viene mal), aunque la verdadera gestión siempre la vamos a hacer desde cada app.

Nos aparece diferenciado iCloud Drive, siendo esto un directorio propio dentro de la nube que utilizan servicios propios como Pages. Y el apartado de copias de seguridad puede agrupar varios backups (en este caso es en teoría el de WhatsApp, aunque no logramos que nos lo detectase al pasar de otro iPhone a éste).

A colación de la copia en la nube, quizás no nos demos cuenta hasta que nos vayamos quedando sin espacio, pero la copia de seguridad de las fotos en iCloud viene activada por defecto. Si no nos interesase, conviene desactivarla lo antes posible para no ver ese espacio ocupado (son 5 GB gratuitos).

Siri nos atiende también en este teléfono y responde tanto a la voz como a la pulsación mantenida del Touch ID. Normalmente recurre a los servicios propios como Mapas o Apple Music, pero podremos enviar mensajes también con apps de terceros. Funciona bien, aunque le cuesta encontrar el nombre de los contactos aunque no sean demasiado confusos (entiende "Sam", pero no encuentra el contacto con este mismo nombre).

Si desde el escritorio deslizamos hacia la derecha veremos la pantalla de widgets. Viene con algunos configurados de serie, pero podemos añadir todos los que las apps propias y las de terceros dispongan, siendo una manera de tener juntas y de manera directa ciertas informaciones.

En cuanto a los atajos, cada vez se permite hilar más acciones y hacerlos más completos. Aún es algo que requiere algo de dedicación, sobre todo si no somos usuarios avanzados, pero con un poco de investigación (y lectura online) podremos ir averiguando asociaciones de acciones que nos resulten útiles a modo de "macros", como escuchar una canción y que se comparta automáticamente, que llegue un mensaje a un contacto con cierta condición o compartir la última ráfaga de fotos en forma de GIF por Twitter.

De los ajustes propios para batería y sonido hablaremos posteriormente, como es habitual. Pero en general vemos que iOS sigue abanderándose por ese escueto surtido de opciones de personalización. Puede ser suficiente si somos conformistas en este sentido, si bien lo que se puede echar en falta son funciones como despertar pantalla con un toque, un modo horizontal o la visualización de varias ventanas/pantalla dividida (aunque eso sería más cómodo en iPhone con mayor pantalla).

En todo caso el sistema va bien, notándolo mucho más estable (y un poco más completo) que en esa primera versión que probamos con los iPhone 11 el pasado mes de octubre. El hardware de este móvil además propicia una buena experiencia con él a nivel de fluidez, y cabe decir que como pasa también con Samsung o Huawei tener otros dispositivos de la marca favorecerá que estemos más cómodos con iOS por el ecosistema.

Por cierto, algo que hasta esta última versión de iOS no habíamos visto es que Apple nos invitase a ampliar nuestros servicios de la casa más allá de iCloud. No es exclusivo de este iPhone, pero nos sorprendió ver esta especie de anuncio de Apple TV en la pantalla de ajustes.

Biometría

El iPhone X supuso un antes y un después en el diseño y la biometría de Apple (no tanto de la industria, como pudo dar la impresión). El Touch ID desaparecía con los marcos para dejar lugar al Face ID y a esa muesca por la cual se acuñó la palabra anglosajona notch para definirla, a la de Apple y a las que aparecerían después.

Ese punto de inflexión se omite con el iPhone SE de 2020. Como decíamos al inicio, se mantiene el diseño que casi murió con el iPhone 8 para mantener el lector de huellas físico en el frontal, que no en la pantalla, sin que haya ningún sistema de reconocimiento facial en la parte superior.

El Touch ID es un viejo conocido (desde el iPhone 5s) y no ha experimentado ninguna evolución en este teléfono, aunque por experiencia propia no es algo negativo. Junto a los de Huawei, este sensor de huellas se diferenció de muchos otros por la rapidez y eficacia y esto se mantiene en esta ocasión.

Veremos que no suele fallar incluso al poner la huella de manera parcial. Lo único que tendremos que tener en cuenta es que con el dedo algo humedecido podrá dar lecturas erróneas.

El TouchID desbloquea directamente. Es decir, no sirve para ver la pantalla de bloqueo, y dado que tampoco podemos despertar pantalla con un toque para esto tendremos que levantar el móvil o pulsar el botón de encendido.

Y aunque no es relativo a la identificación, cabe recordar que con el móvil desbloqueado se trata de un botón de inicio al uso. Lo pulsaremos para minimizar, lanzar la multitarea o interaccionar con Siri, pudiendo elegir la intensidad del “clic” (que no es clic).

Cámara: lo que no da en versatilidad lo da en realismo

Lo esperado era que en el nuevo SE las cámaras se conservase en relación a algún modelo anterior al menos en cuanto a sensor y lentes, y teniendo en cuenta que el emplazamiento era parejo al del iPhone 8 éste tenía todas las papeletas de ser quien pasase el testigo de la óptica. Lo que vemos en el interior de este pequeño móvil es el mismo sensor de 12 megapíxeles que encontrábamos en ese iPhone 8m, de píxeles de 1,22 µm y una lente de 18 milímetros con apertura f/1.8 lens.

Dispone de estabilización óptica de imagen como sus predecesores, así como de autofocus por detección de fase. Pero eso sí: ni gran angular ni zoom óptico, sigue habiendo un iPhone con única cámara trasera en 2020 y es éste.

Eso sí, no todo es "reciclado" en el iPhone SE de 2020. Desde el lanzamiento de los iPhone 8 (2018) Apple ha evolucionado en el procesado de sus fotografías y sobre todo ha habido cambios en el ISP: aquí tenemos el del A13 Bionic, por lo que con ese mismo hardware ya conocido lo que sí vemos es modo retrato, aunque sólo para seres humanos.

Por su parte, la cámara frontal es heredada de sus antecesores, si bien veremos que sobre todo con respecto al iPhone 7 hay bastante cambio en el resultado como consecuencia de la evolución del procesado que hemos comentado. En cuanto al vídeo, se mantiene el 4K como máxima resolución pero se añade la posibilidad de grabar a 24 frames por segundo, buscando mejor resultado en baja luz.

App de cámara

El minimalismo sigue siendo el eje principal de esta app de cámara que desde la llegada de iOS 7 y su flat design. Las funciones justas, la navegación por pestañas (y swipes) y el texto blanco o amarillo sobre fondo oscuro siguen caracterizando esta app que ha añadido las funciones nuevas según terminal y sistema operativo.

Sin zoom ni gran angular, la interfaz de disparo en modo automático presenta los accesos rápidos a las live photos, el flash, los filtros y el temporizador, pudiendo tenerlos tanto a un lado como a ambos. Lo que aún no vemos aquí son los ajustes, que como hemos dicho están en el menú de configuración general.

Tampoco vemos a priori el HDR, pero no es porque no esté disponible de manera manual. Por defecto veremos (en estos ajustes) que está activado el HDR inteligente, pero al desactivarlo observaremos que ya aparece el acceso directo para activar o no el HDR manualmente en la interfaz de disparo.

En el vídeo vemos que se integra un indicador de la resolución y los fps, pero además de indicarlo nos permite cambiar estos aspectos simplemente tocando, de modo que no tenemos que ir hasta los ajustes para cambiarlo cómodamente. Lo que sí que no veremos en este iPhone es el modo noche, eso por ahora se lo quedan sus hermanos mayores.

Otro añadido a esta línea de iPhone es el modo retrato, pero como hemos anticipado no valdrá para cualquier objeto ni para animales. Vemos que se activa al ver un rostro humano y que ofrece los efectos de luz simulada, tanto en la cámara frontal como en la trasera, viendo que siguen siendo los mismos que vimos en los iPhone 11 (luz de estudio, luz de contorno, luz de escenario, luz de escenario mono y luz en clave alta mono).

En esos ajustes que mencionábamos antes han sido más conservadores y no vemos añadidos nuevos. Son bastante básicos, dando opciones para configurar la resolución de los vídeos y el formato de las fotografías, así como ajustar el HDR como nos convenga, añadir la parrilla o que se conserven ciertos ajustes al abrir y cerrar la app de cámara.

Sigue sin haber modo Pro en los smartphone de Apple, teniendo que depender de apps de terceros como Halide o ProCamera si queremos disparar con larga exposición o ajustar manualmente cualquier otro parámetro. En este caso también veremos a continuación que podemos intentar emular el modo retrato a objetos y animales con apps como Focos, aunque no es el mismo resultado que el que tendríamos con el software de Apple.

Cámara trasera

Estamos ante una propuesta que choca por su anacronismo, por su singularidad (en todos sus sentidos), pero más allá de la falta de versatilidad hay algo a destacar en la cámara trasera única de este iPhone SE (2020): el realismo.

Fotografía en automático.

En general vemos que, además de un buen rango dinámico, la colorimetría es excelente en casi todos los disparos. Veremos que de noche cuesta algo más lograr un buen disparo también a este nivel (así como del balance de blancos), pero hablando de condiciones más favorables e incluso de interiores llama la atención lo realistas que son los colores.

Fotografía en HDR.

Pese a no tener teleobjetivo ni gran angular, los planos generales están bien defendidos, incluso en contraluces. Aunque lo que llama la atención el nivel de detalle que logra en interiores en primeros planos, es bastante mayor que el de otros teléfonos en las mismas condiciones.

Hablando del HDR, hemos probado tanto el HDR inteligente o automático como a dispararlo en manual (y compararlo). Normalmente hay muy poca diferencia, siendo casi imperceptible cuándo lo usa HDR o no en modo automático en situaciones poco exigentes.

Como ocurre en general, es mejor recurrir a este disparo múltiple en contraluces o cuando veamos que puede salir un cielo quemado o que puede comprometerse la interpretación de iluminaciones y sombras. Dado que suele haber poca diferencia y en estos casos sí vemos un mejor resultado con el HDR activado, compensa dejarlo en automático.

Se nota la diferencia sobre todo mirando al fondo en la parte de arriba.

Es por ello que mantenemos lo que decíamos al hablar del disparo automático: el rango dinámico es muy amplio en cualquier caso, con buenos resultados incluso a contraluz. Eso sí, de noche va a ser un disparo más lento que de día y convendrá que no movamos la cámara en seguida para que no salga una foto movida.

Fotografía en HDR.

No hay modo noche para este iPhone, lo cual queda en los “mayores”. Veremos que el disparo es aceptable, sin milagros y con cierta contención del ruido gracias al estabilizador, sin que haya exageración de contornos y viendo que en esto sí queda algo más atrás con respecto a sus hermanos mayores.

Fotografía en automático.

Veremos que de noche es cuando el balance de blancos es más inestable. No es lo que vimos en el iPhone X, pero sobre todo si andamos jugando con el HDR manual quizás veamos que habrá fotos algo más rojas que otras (sólo nos ha pasado en un par de ocasiones). Sobre todo es un disparo más lento: reiteramos que de noche y con HDR hay posibilidad de foto trepidada.

Fotografía en automático (en HDR nos salieron movidas).

Del modo retrato, aunque podemos hablar menos de lo esperado, vemos un rendimiento que es el esperado por precedentes. El primer plano es muy natural y el enfoque suele ser rápido y certero, además de observar un recorte muy conseguido y un bokeh también muy natural pese a no tener una lente que ayude a que esto ocurra (algo que gustará a quien no prefiera el habitual desenfoque plano que suele verse en estos modos).

Modo retrato en la cámara trasera.

El recorte, eso sí, sigue siendo bastante mejorable en los distintos efectos de luz. Aquí en primer lugar compensa estudiar un poco la iluminación para que sea favorable y así el recorte y el efecto queden algo mejor, pero normalmente si probamos los que sustituyen todo el fondo (por blanco o por negro) no suele ser fácil que quede bien a la primera (ahora veremos que esto es algo peor en la frontal, como ya vimos en los anteriores iPhone).

Algunos efectos de luz del modo retrato.

Podemos intentar crear el efecto de desenfoque con apps de terceros. En este análisis hemos probado Focos, por ser una app que ya conocíamos y que permite ajustar bastante el desenfoque que se aplica con software.

Desenfoque creado con la app Focos.

Cámara frontal

Hubo cierto cambio en el procesado de las autofotografías desde los iPhone 8 en adelante: las fotografías estaban menos contrastadas y aunque seguían siendo naturales empezaron a tener un punto cálido e incluso magenta que parece haberse acuñado en los sucesivos. Y el iPhone SE (2020) lo mantiene, sin ser una excepción a esta especie de nueva era de selfies.

Fotografía en automático.

Vemos que normalmente se obtienen fotos bien enfocadas y con alto grado de nitidez de día y en condiciones favorables. El contraste es el adecuado, aunque podrían mejorar el tono y el balance de blancos para que quedasen algo menos “dulcificadas”.

Lo que sí compensa es activar el HDR, dado que el rango dinámico obtenido es mucho mayor sin que se creen extras de contraste o exageración de contornos. En este ejemplo vemos que si no se activa el cielo queda totalmente quemado, así que casi compensa dejarlo en automático (porque suele saltar cuando conviene).

De noche es cuando veremos más problemas. Nada que no quepa esperar de una cámara frontal, viendo la invasión del ruido sobre todo en situaciones de baja iluminación artificial.

Fotografía en automático.

Será fácil también obtener instantáneas movidas en esta situación más complicada, sobre todo si tiramos del modo retrato. El disparo es en sí más exigente y podremos obtener fotos con demasiado ruido o movidas en las que no compensa ni el desenfoque, pero en condiciones favorables el resultado es muy bueno sobre todo en detalle y recorte, aunque se echa en falta algo más de naturalidad en el primer plano.

A la izquierda disparo en automático, a la derecha con el modo retrato (HDR activado).

Los efectos de luz tienen un desempeño similar al que vemos en las traseras, quizás con un recorte algo más exagerado cuando elegimos los modos de iluminación de escenario (que sustituyen el fondo). Son también bastante dependientes de la luz: lo ideal es aproximar al máximo posible el efecto que haría un foco (con una ventana o según donde estemos).

Vídeo

Algo que suele caracterizar los vídeos de los smartphones de Apple desde la adición del OIS es precisamente la estabilización: veremos tomas muy fluidas y estables, sin apenas temblores y compensando muy bien los cambios bruscos de encuadro.

La resolución 4K da tomas más definidas y compensará la mayor parte de las veces. Vemos que el realismo de los colores se mantiene con respecto a lo que hemos visto en fotografía, así como el rango dinámico.

Es algo que también vemos a 1080p. A esta resolución tampoco le falta estabilidad ni rango dinámico, viendo también un correcto balance de blancos que como ahora veremos no se porta igual de bien de noche.

Sorprende quizás más el rendimiento en interiores. En muchos teléfonos ésta ya es una escena muy exigente que compromete la calidad de las tomas, pero en este caso han de ser interiores muy desfavorables para que empecemos a ver más ruido y pérdida de definición. Aquí además los 24 fps serán nuestros amigos, logrando tomas con algo más de luz.

De noche cierto es que en 1080p rinde muy bien y no hay un abismo de diferencia con las tomas en 4K, pero veremos que el resultado es de menor calidad que de día y que la estabilización tiene más problemas. Eso sí, aunque vemos que el balance de blancos sí puede bailar algo más (sin ser dramático), la calidad es algo mayor de la esperada, así como la dosis de ruido.

Hay opciones de 120 ó 240 fps para la cámara lenta, que sufre bastante más en interiores pero dando resultados aceptables. Lo que también resuelven muy bien es la captura del audio en general.

Hablando de la cámara frontal, la calidad de imagen se mantiene bastante con lo que hemos visto en la parte fotográfica. La estabilización es electrónica y se nota con respecto a la óptica, pero aún así las tomas quedan bastante bien resueltas.

Eso sí, el rango dinámico es algo menor a lo esperado y el HDR no parece activarse, obteniendo cielos quemados en las tomas a contraluz (aunque el primer plano lo salva bien, sin contraluces o contrastes exagerados). De noche es cuando la calidad desciende de manera más acusada, pero dentro de lo previsto teniendo en cuenta que era una óptica conocida.

Audio: el tamaño no importa para tener un buen estéreo

En el apartado del sonido vemos de nuevo que Apple se mantiene en sus trece con dos decisiones que se tomaron desde los iPhone 7: sonido estéreo y adiós al jack de 3,5 milímetros. Veamos si esto ha evolucionado tras cuatro años.

La experiencia es algo mejor que en aquel primer móvil sin jack de Apple. El audio parece mejor conducido, si bien se mantiene bien compensado y logra ser relativamente envolvente teniendo en cuenta que los altavoces están bastante más próximos que en móviles más grandes.

El sonido está equilibrado en cuando a agudos y graves, siendo nítido y adecuado independiente del tipo de contenido. El volumen máximo que hemos detectado es de unos 110 decibelios (en la salida del altavoz principal), quedando en unos 76 ambientales, lo cual está en la línea de lo que solemos ver en smartphones, aunque la experiencia es mucho mejor bajándolo un poco y quedando como mucho al 80-85%.

En la caja se entregan unos auriculares intraurales (EarPods) con conexión Lightning. La experiencia con éstos o con cualquier otros siempre es algo mejor que con los altavoces al tener algo más de aislamiento y canalizarse las ondas más directamente hacia los oídos y aquí no encontramos una excepción: el audio sigue siendo bueno, sobre todo destaca su nitidez.

Puede que echemos de menos quizás algo más de intensidad en los graves y el sonido envolvente (y direccional) que vemos en algunos software. Aquí nos damos con la parquedad de iOS también en el audio y no vamos a encontrar nada más allá que los ajustes generales para sonidos y timbres del sistema. Ni ecualizador, no Dolby Atmos ni ningún otro añadido.

Autonomía: quedando lejos de sus propios hermanos

Apple no da cifras cuando habla de autonomía, no al menos los mAh que se usan para dar una idea del rendimiento potencial de una batería. Y en plena era de sacar pecho con más de 5.000 mAh en esos móviles más voluminosos, llega el pequeño de la casa con lo que según iFixit es la misma batería que vimos en el iPhone 8: 1.821 mAh.

Esto ya nos hace pensar que no vamos a ver una autonomía brillante ni siquiera cercana a las que solemos plasmar aquí (incluso cuando los mAh son algo más ajustados teniendo en cuenta los paneles actuales). Y en efecto es así, logrando como mucho 23 horas de autonomía, que no está mal pero que se logra con un día de más bien pocas horas de uso.

Hemos intercalado jornadas de uso más exigente y algo menos, sobre todo con wifi aunque con algunas horas en datos. No hemos podido establecer una clara relación entre el modo oscuro y una mayor autonomía, si bien dos de los tres días de mejor autonomía fueron con este modo (aunque las 23 horas fueron usando tema claro).

La media nos da unas 16 horas de autonomía, con un promedio de 3 horas y 20 minutos de pantalla. Traducido a experiencia es algo así como tener que cargar el móvil dos veces al día en días de uso más exigente (no necesariamente completas, quizás carga y media), por lo que sí es ésa nuestra pauta habitual será mejor ir con una batería externa o el cargador en la mochila.

La carga es, nuevamente, toparnos con Cupertino y sus premisas. Con este iPhone se sigue incluyendo el ancestral cargador de 5V que completa la carga de la batería en algo menos de tres horas. Esto puede reducirse a algo más de la mitad con el de 12V que se incluye en los iPad, pero para quien no tenga uno sería un gasto añadido.

No es pues éste uno de los fuertes del nuevo teléfono de Apple ni mucho menos, aunque tampoco es algo que sorprenda: el precio a pagar por mayor autonomía (software a parte) es más volumen, y aquí se trataba de hacer algo pequeño. Aunque también es cierto que el chasis deja menos espacio que en los iPhone X, XS y Pro, los cuales con poco más volumen dan autonomías mucho más decentes.

iPhone SE (2020), la opinión de Xataka

iOS y Android han seguido caminos muy diferentes en su evolución y planteamiento, aunque con el tiempo hayan ido compartiendo rasgos. Es por ello que normalmente estamos más cómodos en un sistema que en otro, sobre todo si en nuestra electrónica habitual vamos completando algún ecosistema en particular como puede ser el de Apple, el de Google o el de fabricantes que recurren a Android como Samsung.

Este smartphone no es para cualquiera, es para quien quiera un iPhone y/o un teléfono pequeño de gama "alta"

Este smartphone no es para cualquiera, es para quien quiera un iPhone y/o un teléfono pequeño de gama "alta" (o gama media con pretensiones). En la comparativa que hicimos por tamaño y precio vimos que no tiene competencia en el sentido más estricto: no hay ningún otro móvil en ese rango de dimensiones que tenga procesador de gama alta (y una RAM y fotografía extrapolables por experiencia).

No se puede considerar un móvil barato por definición, pero sí puede ser una opción más económica si el requisito es que sea un dispositivo con iOS, teniendo en cuenta que el iPhone XR (con procesador de la generación anterior y mucho más grande) parte de los 709 euros. Es un smartphone para quien quiera este sistema operativo funcionando muy bien y en el menor espacio posible.

Pocas sorpresas porque da lo que promete: una pantalla aceptable pero pequeña, una cámara con buen rendimiento pero “sola”, un tamaño perfecto para manos pequeñas pero con una autonomía acorde a ello. Un intruso por derecho, una propuesta aparentemente descolocada en un panorama de cuatro cámaras traseras y pantallas de casi 7 pulgadas, pero al mismo tiempo una fórmula mejorada para los SE, al menos con respecto a lo que ofrecía el primero.

8.3

Diseño8
Pantalla8
Rendimiento9
Cámara8,5
Software9
Autonomía7,5

A favor

  • Se echan de menos estas dimensiones sin renunciar a un procesador a la última o a una experiencia cercana a la alta gama actual.
  • El Touch ID mantiene su buen funcionamiento.
  • La pantalla tiene unos marcos exagerados, pero su rendimiento es mejor del esperado.

En contra

  • El frontal es de otra época. Si estamos acostumbrados a pantallas más despejadas esto nos va a chocar.
  • La cámara rinde muy bien, pero dada la tendencia actual se echa en falta alguna lente más (y que el modo retrato no sea restrictivo).
  • La autonomía es algo menor a la que solemos ver en smartphones más grandes.

Apple iPhone SE (2020) - 64 GB - Negro/Rojo/Blanco

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