La inexplicable caída de Sony en la irrelevancia del móvil es una tragedia

Dos millones de móviles en tres meses. Eso es lo que ha vendido Sony en el segundo trimestre del año, una cifra ridícula para un gigante que parece haberse rendido en un segmento inmisericorde y en el que Sony parece haber perdido todo el interés.

Esas ventas han hecho que la estimación para todo el año baje: Sony espera vender 9 millones de unidades en este año fiscal que acaba de comenzar, y todos nos seguimos preguntando cómo una empresa con este potencial ha podido descuidar tanto un mercado en el que además tiene una teórica ventaja competitiva increíble: ellos fabrican los sensores de buena parte de los móviles del mercado.

¿Quo vadis, Sony?

La reflexión es básicamente la misma que hicimos a principios de año, cuando hablábamos de los siete (menos uno) pecados capitales de este fabricante. Su diseño, capas de personalización, precio/prestaciones y sobre todo sus cámaras siguen causando a menudo demasiadas decepciones entre los usuarios.

La empresa no ha querido o no ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos en movilidad, y sus últimos lanzamientos no han cambiado precisamente el panorama de Sony en el ámbito de los smartphones. De hecho, lo han empeorado.

El año pasado sus resultados no fueron especialmente buenos: en el año fiscal 2016 distribuyeron 14,6 millones de smartphones, mientras que en 2017 la cifra bajó a 13,5 millones de unidades.

En abril de este año estimaban que distribuirían 10 millones de unidades, pero ahora esa cifra estimada ha bajado a 9 millones de unidades, una cantidad que podría ser decente para otros fabricantes menores pero que es un signo de cómo Sony está cayendo en la irrelevancia de un mercado ultracompetitivo y en el que curiosamente la empresa nipona parece estar agotada.

Para poner ese número en perspectiva, los últimos datos de IDC muestran por ejemplo cómo Oppo, la quinta empresa que más smartphones ha distribuido en el segundo trimestre de 2018, ha logrado mover 29,4 millones de unidades.

La cifra de 2 millones de Sony se queda pequeña frente a ese dato de una "desconocida relativa" como Oppo, pero la cosa empeora si atendemos a las cifras de Samsung (71,5 millones de unidades distribuidas), Huawei (54,2 millones), Apple (41,3 millones) o Xiaomi (31,9 millones).

Cómo tener el mejor sensor y no aprovecharlo

Lo más sangrante de esta situación es el hecho de que la función que más diferencia en la actualidad a los móviles, su cámara, es un elemento que Sony domina a la perfección.

La empresa acaba de presentar de hecho el sensor de 48 Mpíxeles que podría ser la próxima revolución en móviles de gama alta, pero lo más probable es que ni siquiera lo veamos en modelos de Sony, o no antes de que estos sensores se integren en móviles de sus competidores.

Es una situación extraña y trágica: fabrican los mejores sensores fotográficos y deberían sacar mucho más partido de ellos, pero no lo hacen. Hace mucho que los smartphones de Sony no destacan en el ámbito de la fotografía móvil. No son desde luego los peores, pero tampoco son ni mucho menos los mejores.

Ha ocurrido de nuevo con el Xperia XZ2. A pesar de contar con un avanzado sensor Exmor RS de 19 Mpíxeles de 1/2,3 pulgadas y un objetivo G de 25mm con apertura f/2.0 nuestra impresión es que había tantas luces como sombras en el apartado fotográfico.

Eso parece ser culpa de una Sony que tiene todos los recursos para aprovechar al máximo sus cámaras pero no lo hace. Otras empresas han sabido "mimar" el post-procesado de la imagen y los sistemas de inteligencia artificial que ayudan a sacar el máximo partido de esos sensores, pero en Sony parecen no haber querido invertir en esa otra parte de la fotografía móvil que tanto ha aportado en este segmento últimamente.

Sony necesita una revolución móvil

Que una empresa tan legendaria como Sony esté en esta situación en el segmento de los smartphones es desde luego una triste noticia para los amantes de sus productos. Sobre todo cuando parece que Sony tiene todos los mimbres para hacer algo grande y no acaba de hacerlo.

¿Qué puede hacer el gigante nipón de la electrónica? Muchas cosas, desde luego, y eso es quizás lo más esperanzador: convertir el problema en una oportunidad de mejora. Cuando las cosas van tan mal es cuando arriesgar un poco más no cuesta tanto. Sony necesita una revolución interna en un mercado que se le escapa. Un nuevo enfoque, un nuevo impulso. Queda por ver si hará ese esfuerzo.

A Sony, eso sí, no parece importarle mucho. Puede que los móviles se hundan, pero sus PlayStation están imparables y ya han superado los 82 millones de consolas distribuidas en todo el mundo. Una cal, y otra de arena.

En Xataka | Los siete (menos uno) pecados capitales de Sony en su visión del smartphone

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