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Huawei P30 Pro, análisis: el zoom que enamora vuelve en este rival a batir en fotografía móvil de 2019

París es una ciudad muy adecuada para sacar partido a un zoom óptico y un super gran angular, y precisamente allí ha sido presentado el último buque insignia de Huawei. Una iteración centrada en evolucionar la fotografía y el diseño, lo cual hemos podido comprobar en el análisis del Huawei P30 Pro, el primero de la marca en incorporar cuatro cámaras.

Un móvil que mantiene rasgos de la marca y la línea, pero que a su vez ha experimenta una renovación interna y externa para poder competir en una gama alta cada vez más especializada en fotografía. Procesador y software de la casa, un nuevo sensor y el adiós al botón físico bajo la pantalla que deja atrás una era en lo referente a frontales, veamos qué ofrece el primer titán de Huawei para 2019.

Ficha técnica del Huawei P30 Pro

Huawei P30 Pro
Dimensiones y peso 158 x 73,4 x 8,4 milímetros, 192 gramos
Pantalla OLED 6,47 pulgadas curved OLED
Procesador Kirin 980
Memoria RAM 8 GB
Almacenamiento 128/256/512 GB
Sistema operativo Android 9 Pie + EMUI
Cámaras traseras 40 MP (f/1.8) +
20 MP (f/2.2, ultra gran angular) +
8 MP (f/3.4, zoom 5x, OIS)
Cámara frontal 32 MP (f/2.0)
Batería 4.200 mAh + Carga rápida hasta 40 vatios + Carga inalámbrica 15 vatios + carga inversa
Conectividad LTE Cat. 21, hasta 1,4 Gbps, Wi-Fi 802.11 a/b/g/n/ac, dual-band, WiFi Direct, hotspot, BT 5.0
Otros USB tipo C 3.1, lector de huellas en pantalla
Colores Pearl white (blanco), Breathing Crystal (azul), Black (negro), Amber Sunrise (naranja-rojo), Aurora (azul-verde) (disponibilidad según mercados)
Precio Desde 999 euros

Diseño: dejando claro el linaje con curvas y el semáforo trasero

Curvas, brillo, metal y cristal. Los que podrían ser los cuatro pilares de la estética en la gama alta de los últimos años y que marcan también los raíles por los que circulan el diseño y la construcción del Huawei P30 Pro, aplicando algunas variaciones para que haya cierto componente renovador con respecto al Huawei P20 Pro.

Variaciones como los bordes superior e inferior planos, que rompen el semicírculo que dibuja la curvatura de los laterales, de modo que en teoría el móvil puede quedar erguido si lo apoyamos en equilibrio sobre su base (la superficie ha de estar completamente horizontal, a 0 grados, y sin un mínimo temblor). Eso en un marco metálico con acabado en mate (también en contraste con su antecesor), trazando así un ángulo recto con respecto a la pantalla y la trasera.

Pero hablábamos de curvas porque éstas siguen poblando cada rincón del móvil. Las superficies trasera y frontal no son planas en su totalidad, sino que de dibujan curvas en sus bordes laterales buscando la comodidad y ese toque de sofisticación que se logra cuando se aplica con gusto y con la curvatura adecuada. Uno de los rasgos diferenciales con el Huawei P30, dado que tiene pantalla totalmente plana.

Hay también variaciones en los botones físicos, con el (esperado) adiós definitivo al sensor y botón físico frontal y consecuente reducción del marco inferior

Hay también variaciones en los botones físicos, con el (esperado) adiós definitivo al sensor de huellas y botón físico frontal y consecuente reducción del marco inferior. Nada de botón añadido para el asistente virtual, y el de bloqueo/encendido mantiene la señal naranja que lo diferencia (todos bien ubicados, por cierto).

Así, el borde superior está bastante despejado, estando la bandeja de las tarjetas, el altavoz y el USB tipo C en la base (sentimos deciros, amigos del TOC por la simetría, que éste último no se alinea en el centro). Y en la trasera figura una prominente protuberancia para las tres ópticas principales, con una ventana cuadrada para el prisma periscópico del zoom 5x y ubicando el sensor Time of Flight bajo el flash, de manera bastante sutil.

Esta trasera viste de cristal y atrapará a base de bien nuestras huellas, las cuales se notan bastante más en el modelo en negro. Eso sí, es algo resbaladiza y si lo llevamos sin funda tendremos que asirlo con más cuidado, pero en general, pese a lo pesado, es cómodo.

Comentar al hilo de esto que para gustos, colores y nunca mejor dicho. Con los modelos de este año (y según lo que comentaron los representantes de la marca) queda claro que los colores llamativos y degradados tienen buena acogida, y aunque nos tocó el más discreto para este análisis pudimos verlos casi todos (menos el blanco, que no llega a Europa) en las primeras impresiones y son bastante atractivos, siendo el protagonista el nuevo naranja.

Así, el negro da más seriedad y discreción. Es elegante (o aburrido, según se mire) y representa la (necesaria, al menos para el público diana) opción más sobria dentro de esta nueva gama de colores.

Es relativamente compacto teniendo en cuenta que con una diagonal de pantalla de 6,47 pulgadas y una batería de 4.200 miliamperios/hora tiene un volumen inferior al Huawei Mate 20 Pro con 6,3 pulgadas (y puede que con un sistema fotográfico menos voluminoso) y no se va mucho de lo que ocupa el Sony Xperia 1 o el Google Pixel 3 XL, ambos con baterías bastante menores.

Altura (milímetros) Anchura (milímetros) Grosor (milímetros) Peso (gramos) Pantalla (pulgadas) Batería Superficie (cm2) Volumen (cc)
Huawei P30 Pro 157 73,4 8,6 192 6,47 4.200 115,92 97,42
Huawei P20 Pro 155 73,9 7,8 180 6,1 4.000 114,55 89,35
Samsung Galaxy S10+ 157,6 74,1 7,8 175 6,4 4.100 116,78 91,1
iPhone XS Max 157,5 77,4 7,7 208 6,5 3174 121,91 93,87
Huawei Mate 20 Pro 157,8 72,5 8,8 189 6,3 4.200 114,41 100,68
Honor View20 156,9 75,4 8,1 180 6,4 4.000 118,3 95,82
Huawei Nova 4 157 75,1 7,8 172 6,4 3.750 117,91 91,97
Pixel 3 XL 158 76,7 7,9 184 6,3 3.430 121,19 95,74
One Plus 6T 157,5 74,8 8,2 185 6,41 3.700 117,81 96,6
Xperia 1 167 72 8,2 180 6,5 3.330 120,24 98,6

Como ya habíamos introducido, los 192 gramos en mano se notan: es móvil pesado sobre todo si estamos habituados a otras dimensiones y masa. Pero tampoco cansa tras estar todo el día usándolo, en parte por ser ergonómico y tener una anchura dentro de la media.

De hecho, lo que han logrado es que tenga unas dimensiones que no distan mucho del Huawei P20 Pro salvo por el grosor, algo que cabía esperar si se aumentaba la batería y se añadía algún componente (como en este caso el sensor TOF y el sistema de zoom óptico, que incluye más lentes y un prisma).

Pantalla: la reducción del notch sobre un (¿demasiado?) prudente FullHD+

Huawei sigue siendo conservadora en la resolución de pantalla, y eso empieza a pesar teniendo en cuenta el aparente esfuerzo de la compañía en buscar la superioridad en fotografía. En el Huawei Mate 20 Pro vimos un QHD+ cuyos genes no han llegado a este nuevo miembro de la familia, que integra un panel de 6,47 pulgadas OLED con resolución FullHD+.

Bien sea por ahorro, por consumo, por diferenciar gamas o por otro motivo, el caso es que la resolución es suficiente para ver bien el contenido y no echar en falta nitidez para un usuario poco exigente, pero siendo un buque insignia que aparentemente busca competir sin escatimar esperábamos que al menos llegase al QHD, sobre todo después de ver esta resolución ya (o por fin) en el Mate 20 Pro y siendo un valor que ya hemos visto en topes de gama desde hace años.

No compromete la experiencia al máximo y depende del ojo de cada uno, pero si esperamos ver un vídeo con mayor resolución que 1080p se puede quedar algo corto y también frente a otros rivales con una densidad por encima de 400 píxeles por pulgada. Algo que ya superan incluso los "conservadores" iPhone.

La pantalla tiene un buen nivel de contraste y viene de serie con el modo de color vívido activado, siendo esto un plus de saturación y ofreciendo la opción normal para unos colores más apagados. Pese a tratarse de un OLED, el modo vívido tampoco resulta exagerado y de hecho resulta más agradable que el normal, quedando éste con unos coloreamos apagados (aunque más realistas si vemos fotos o vídeos).

Esto puede configurarse en los ajustes de temperatura y color, que son los que venimos viendo en EMUI desde hace sucesivas versiones. Dos modos de color, tres opciones predeterminadas para la temperatura de los blancos y una rueda para que nosotros seleccionemos el matiz de un panel que de serie viene algo frío de fábrica y con un matiz verdoso.

La pantalla responde bien en cuanto a sensibilidad táctil y queda bien en cuanto a ángulos de visión, sin degradaciones y conservando el contraste aunque se exagere mucho el ángulo (con la correspondiente pérdida de brillo cuando más inclinamos el ángulo). Eso sí, aunque veamos muy sutilmente el habitual sombreado por la curvatura del cristal (muy verdoso y exagerado en el Nokia 8 Sirocco y bastante notable en el Samsung Galaxy S10+), es relativamente habitual que haya toques accidentales al sostener el móvil en horizontal o con el dorso de la mano.

No disponemos del dato de los nits de brillo, pero podemos decir tras probarla en todo tipo de situaciones que el brillo máximo es el suficiente para que la visualización sea correcta, incluso cuando el Sol incide en mayor grado. Además, hay un buen trabajo a nivel del ajuste de brillo automático, de modo que reacciona correctamente en los cambios de escena.

Así, además de los ajustes que hemos comentado podemos organizar la parrilla de apps, eligiendo también si preferimos verlas en un solo espacio o bien en cajón de aplicaciones y escritorio. También podremos esconder o no el notch, que en esta ocasión han reducido aún más que en el Huawei Mate 20, donde era más una “V” ancha que la “U” del actual.

Huawei P30 Pro con notch.
Huawei P30 Pro sin notch.

No podremos configurar lo que aparece en la de bloqueo más allá de las notificaciones, la foto de fondo o algún elemento aislado como el reloj. Pero sí podemos activar la pantalla con doble toque o al levantarla desde el apartado de Accesos directos y gestos dentro de Asistencia inteligente.

En cuanto a la pantalla ambiente, no la encontraremos como tal en los ajustes. Si deseamos que se vea el reloj y determinadas alertas en la pantalla de bloqueo de manera permanente o bien en un intervalo de tiempo, tendremos que activar la opción de Mostrar siempre en pantalla dentro de Pantalla principal y fondo de pantalla, encontrando una pantalla ambiente sin ninguna posibilidad en cuanto a configuración.

Otro aspecto que se mantiene, y que ayuda a que se aproveche mejor esa pantalla que se ha ganado eliminando el botón frontal, es la opción de navegación por el sistema con botones tradicionales, un dock único o los gestos. Para activarlos tendremos que ir a esa misma sección que describíamos antes, pudiendo hacer una demo para aprenderlos.

En general funcionan bien, aunque es habitual que al principio se llame al asistente cuando lo que se busca es la multitarea o cerrar una app cuando lo que queremos hacer es lanzar la multitarea o cerrar (es el mismo deslizamiento, pero más pegado a la derecha). Tampoco llegan a llegan a ser lo fluidos y precisos que lo son ya en iOS, MIUI u Oxygen OS.

De este modo, EMUI distribuye también los ajustes de la pantalla en varias secciones (alguna menos que MIUI), así que vale la pena darse un paseo para conocerlas, tirando de la búsqueda cuando no las encontramos. Se echa en falta algún aspecto, pero en general permite la adaptación de la pantalla a nuestros gustos en un buen grado.

Un procesador conocido para un rendimiento suficiente

La tradición sigue y el primer buque insignia del año de Huawei integra el último procesador de primera línea de la casa, en este caso el Kirin 980. El mismo que el P30 estándar, pero el Pro integra 8 GB de RAM (y no seis, como su hermano menor) como única opción.

Está pues dentro de lo que casi es ya habitual en la gama alta de Android, dejando aún más atrás los 4 GB de RAM del Pixel 3 XL y quizás preparando la pista a un futuro Mate con más papeles de estrenar procesador, máximo de RAM y seguir la estela con la resolución de pantalla. ¿Y es suficiente esa memoria? Sí, sin sorpresas.

El Huawei P30 Pro funciona bien de manera continua y mueve sin problemas cualquier app, por exigente que sea

El Huawei P30 Pro funciona bien de manera continua y mueve sin problemas cualquier app, por exigente que sea. Videojuegos, multimedia, edición de vídeo y tareas similares no suponen ningún tipo de bache para este Kirin 980 y los 8 GB de RAM.

De lag por hardware no podemos hablar por esto mismo: la potencia de los componentes es suficiente para cualquier tarea, además sin que haya un calentamiento llamativo. Puntualmente hemos notado que hay transiciones que a veces no parecen ir lo fluidas que deberían, pero viendo que la carga de apps pesadas como el 'PUBG' se suceden con normalidad, así como la instalación de componentes en el primer arranque del sistema, parece más asunto de software.

Hablando de la temperatura, notaremos que se incrementa sobre todo en el lado de las cámaras y en el borde inferior cuando más le exigimos al móvil (por ejemplo, al jugar unos minutos o sobre todo al grabar vídeo). Pero en todo caso está dentro de lo normal, tanto en relación a la sensación en mano como a la temperatura registrada internamente.

Para quienes tomáis como referencia los benchmarks, os dejamos a continuación los resultados a los tests de rendimiento habituales del Huawei P30 Pro junto a los resultados de rivales con configuración similar y sus antecesores más inmediatos.

Huawei P30 Pro Xiaomi Mi 9 Samsung Galaxy S10+ HONOR View20 Huawei Mate 20 Pro OnePlus 6T Xiaomi Mi 8 Pro OPPO Find X iPhone XS
Procesador Kirin 980 Snapdragon 855 Exynos 9820 Kirin 980 Kirin 980 Snapdragon 845 Snapdragon 845 Snapdragon 845 Apple A12 Bionic
RAM 8 GB 6 GB 8 GB 8 GB 6 GB 8 GB 8 GB 8 GB 4 GB
AnTuTu 261.115 374.570 331.707 273.973 270.728 298.112 287.503 282.324 313.341
Geekbench 4.0 (single/multi) 3.251 / 9.670 3.539 / 11.164 4.459 / 10.195 3.284 / 9.744 3.328 / 9.735 2.434 / 9.077 2.456 / 9.178 3.308 / 7.915 4.803 / 11.178
PCMark Work 7.644 9.036 7.780 7.620 7.618 8.650 8.236 9.803 -
3DMark (Ice Storm Unlimited) 36.003 61.089 56.351 38.471 37.416 65.760 63.047 63.702 -

El software de la casa sigue siendo el timón del manejo

La apuesta de Huawei en torno al software propio es firme sin ninguna duda, y una vez más EMUI es la capa de personalización propia la que ofrece el lienzo sobre el que interactuar al usuario. En este caso tenemos EMUI 9.1.0 sobre Android 9 Pie, con ligeras actualizaciones sobre todo de cara al nuevo hardware de este terminal.

Así viene el Huawei P30 Pro de fábrica, con estas apps y con esta configuración del escritorio.

La de Huawei es una de las capas más incisivas en cuestión de estética y más densas en cuestión de bloatware. Su tienda de apps propia, sus utilidades básicas y algunas apps de terceros emanan junto a las de Google tras ese primer arranque del sistema sin que podamos omitir su instalación, pudiendo eso sí posteriormente eliminar algunas de ellas o bien deshabilitarlas desde los ajustes de las aplicaciones.

Las utilidades y apps propias de Huawei no podrán eliminarse.
Las apps de Google también tendrán que quedarse salvo que las deshabilitemos, pero podremos desinstalar las de terceros de manera sencilla.

Los ajustes también gozan de aspecto y orden propio, distinguiéndose de los de Android stock al organizarlos por categorías algo distintas. Ya hemos visto que los de pantalla están repartidos en dos apartados y veremos que hay algunos añadidos para audio y numerosas prestaciones propias.

La navegación por el sistema es intuitiva y no difiere en exceso del sistema de Google y otras capas, pudiéndose configurar la distribución de las apps o dicha navegación como ya hemos comentado. Lo hagamos como lo hagamos, deslizando hacia la derecha desde la pantalla principal abriremos Google Feed, la pestaña dedicada a tarjetas de contenidos y noticias de la plataforma (lo cual puede desactivarse).

Tenemos las habituales opciones de personalizar la estética con temas y fondos (algunos dinámicos), así como una serie de gestos y acciones para activar funciones de manera más rápida. Esto lo encontramos en el apartado de Asistencia inteligente como hemos visto en el apartado de pantalla, incluyéndose ahí el levantar para activar pantalla, HiTouch (poder comprar usando la cámara) o capturar pantalla dando un doble toque con los nudillos, y en general funcionan muy bien (y sí hacen algo más fáciles ciertos flujos de tareas).

Otras aplicaciones propias de la capa (que los pueden sonar al no ser nuevas) son el Balance digital y el Optimizador. El primero puede ayudarnos a administrar el tiempo de uso de nuestro móvil, pudiendo establecer avisos para descansar junto a la constante notificación que nos indica el tiempo que nos queda en el día para no sobrepasar el límite de uso recomendado.

El Optimizador es una suite de ajustes que trata de aunar las herramientas de gestión del sistema, siendo en sí una app propia más. Podemos recurrir a ello si preferimos tener una guía a la hora de controlar segundos planos o bien cerrar procesos de manera automática para liberar memoria, así como acceder a la información sobre el consumo energético tanto de software como de hardware (y de lo cual hablaremos en detalle en el apartado de autonomía).

En cuanto al rendimiento general de la capa, podemos decir que va bastante bien y que es completa. Pero cierto es que, sin mostrar lag pese a lo densa que sigue siendo EMUI no ningún reinicio, hay alguna minimización repentina de apps (aleatoria, aunque se ha repetido más en Telegram) y la app de cámara nos ha dado algún error obligando a cerrar.

De ahí que haya posibilidad de mejorar la experiencia corrigiendo con actualizaciones de software. Así que habrá que estar atentos a estas posibles mejoras.

Biometría

El saber ocupa lugar y los sistemas de reconocimiento facial avanzado también. Y de este modo, los fabricante han de elegir de momento entre minimizar al máximo los elementos de la parte superior del frontal o bien disponer los necesarios para que el reconocimiento facial sea lo más complejo posible.

En contraposición al Face ID y a lo que hemos visto en móviles como el OPPO Find X están los notch en forma de V o U como el que ya vimos en el Huawei Mate 20, que es el que ha heredado el Huawei P30 Pro, con un borde negro que rodea la cámara frontal. De ahí que tengamos un reconocimiento facial sencillo en teoría (hay un sensor insertado al lado de la cámara frontal, pero no han especificado que tenga alguna función en relación a esto), sobre el papel menos seguro que los más avanzados, pero la experiencia con él ha sido buena.

El registro del rostro se produce con normalidad, incluso si lo hacemos con luz media. Podemos configurar que en cuanto nos reconozca se desbloquee la pantalla o que además pasemos a la pantalla de inicio, así como si queremos que se muestren las notificaciones al efectuarse el reconocimiento.

El reconocimiento facial funciona bastante bien, es rápido y nos reconoce el rostro en distintos ángulos

Funciona bastante bien, es rápido y nos reconoce el rostro en distintos ángulos (incluso teniéndolo casi a 90 grados, apoyado en una mesa). Tolera bien la adición de gafas de vista, pero lo que supone un problema es la baja luz; como cabía pensar por la teoría, no funciona con poca luz o la oscuridad absoluta (aquí lo de casi siempre: el truco puede estar en el fondo de pantalla de la pantalla de bloqueo, ya que si es muy claro la propia luz de la pantalla sí puede ayudar a que funcione en la oscuridad, pero no ocurrirá si ponemos un fondo oscuro).

El complemento o alternativa biométrica al reconocimiento facial es la lectura de huellas, que cogiendo también el testigo del Huawei Mate 20 Pro encontramos un sensor incrustado en el panel frontal. Sensor de tecnología óptica, siendo una evolución con respecto al que vimos en su antecesor, según nos especificaron los responsables de la marca.

¿Supone esta actualización una mejora? Sí, algo mejor sí funciona y nos deja mejor sabor de boca que el del Mate 20 Pro. Es rápido, no es demasiado exigente y nos reconoce la huella incluso sin posarla en su totalidad y con algo de ángulo.

Esto quizás se vea favorecido por un registro algo más exigente que en otros casos, insistiendo particularmente en el registro de los bordes de la huella. Esos segundos de más en el registro al final acaban siendo milésimas de segundo de menos en el reconocimiento, así que en todo caso compensa.

Eso sí, la animación es algo cargada y da la sensación de que es un reconocimiento algo lento (sin que lo sea). Y tampoco nos da la sensación de que sea lo rápido que nos pareció el sensor ultrasónico del Samsung Galaxy S10+, aunque aquí habría que hacer una comparativa cara a cara para salir de dudas.

Cámaras: cuatro cámaras traseras para que no se eche nada en falta y un zoom que vuelve a hacerlo

El año pasado el Huawei P20 Pro supuso una evolución notable con respecto a lo anterior añadiendo una tercera lente, con el zoom 3x como protagonista. Y siguiendo ese derrotero el P30 Pro añade una cuarta cámara, de modo que en la parte trasera se mantiene ese característico semáforo (quizás más protuberante, de hecho) con un añadido bajo el flash, encontrando:

  • Un sensor de 40 megapixeles con lentes SuperSpectrum de 27 milímetros y apertura f/1.6 con estabilización óptica de imagen (gran angular).
  • Un sensor de 20 megapixeles con lente de 16 milímetros y apertura f/2.2 (ultra gran angular).
  • Un sensor de **8 megapixeles **con zoom periscópico óptico de 5 aumentos, con lente de 125 milímetros, apertura f/3.4 y OIS (que es ese cuadrado que veíamos al inicio).

El sensor Time of Flight de Huawei TOF lens (que es lo que se ha colocado bajo el flash). De este modo, ese sensor monocromo que caracterizó la óptica de Huawei cuando pasaron a la doble lente con el Huawei P9 por el ultra gran angular, según argumentó la marca por dar más versatilidad y responder a la demanda de los usuarios. Aunque el modo monocromo se mantiene, como veremos al hablar de la app.

Aunque una de las principales novedades es que el sensor de la cámara principal no es RGB (red-green-blue, el esquema de colores de los píxeles), sino que es RYYB (red-yellow-blue), de modo que los píxeles que tradicionalmente son verdes en este caso son amarillos. Un cambio que busca capturar más luz. A esto se suma que es el primer móvil en alcanzar la ISO máxima de 409.600 y que el zoom digital alcanza los 50x, siendo óptico hasta 5x, híbrido hasta 10x y enteramente digital hasta 50x.

Hay también una supuesta mejora en la asistencia por inteligencia artificial (que no podía faltar), centrándose en el modo noche (mejorando el contraste y el color), el modo retrato (dando más detalle y estabilidad) y el efecto de agua de seda (centrándose en la estabilización por IA). También prometen mejoras en el HDR, de modo que haya una asistencia en el procesado para mejorar los contraluces y compensar mejor la exposición.

Además está ese sensor TOF, que es otra de las corrientes actuales en la fotografía móvil buscando que haya un mejor análisis de la profundidad y que al final esto se traduzca en un desenfoque más correcto. Y en cuanto al vídeo, lo que han hecho es tratar de mejorar la estabilidad combinando las estabilizaciones ópticas y la que provee la AI.

App de cámara

Cuando hay cambios en la óptica los han de haber en el software, que al fin y al cabo es el cuadro de mandos para dirigir todas esas lentes y sensores. Pero en este caso las variaciones han sido relativamente sutiles manteniendo una interfaz ya conocida.

Así, vemos la disposición en pestañas por la que nos desplazamos deslizando a izquierda y derecha, sin la posibilidad de editarlas. Uno de los principales cambios es que la asistencia por IA ya no está dentro de los ajustes, teniendo su propio acceso rápido en la interfaz principal y siendo así mucho más cómodo activarla.

¿Quién no tiene el acceso directo? El HDR, que sigue desterrado en esa pestaña de modos que colocan al final como “Más”. Ahí encontramos otros modos familiares como el monocromo o el supermacro, si bien éste último se activará automáticamente al activar la IA y acercarnos al máximo al objeto a fotografiar.

Vemos también el modo retrato con su propia pestaña y la selección de efectos, imprescindibles para que se aplique el desenfoque por software. Un modo sólo apto para personas y que se activará cuando detecte un rostro o varios, incluso en movimiento.

Si queremos realizar fotos con desenfoque artificial (y a medida) tendremos que ir a otro viejo conocido, el modo apertura, que Huawei mantiene convenientemente para esos desenfoques de cualquier elemento. Su aplicación es la que veíamos hasta ahora, con un regulador para la apertura por software que abarca desde el f/0.9 hasta f/16.

También está el modo noche, cuya interfaz se mantiene con respecto a lo que vimos desde su inserción en el P20 Pro (con dos accesos para modificar la velocidad de obturación y/o la ISO), y el modo Pro, con los ajustes para disparar manualmente. Eso sí, lo que aún está por corregir es el bug en la previsualización al variar la apertura, por el cual no veremos cambios aunque ajustemos un tiempo de exposición de varios segundos o décimas.

La aplicación va bien, es fluida y lo único reseñable es que no resulta práctica la aplicación del HDR ni es personalizable en cuanto a las pestañas, además de algún cierre muy puntual. Pero en todo caso es sencillo aprender el flujo de trabajo una vez hemos investigado un poco, y es muy fácil cambiar de angular o hacer zoom al tener accesos directos (si configuramos el disparo a 10 megapíxeles).

Cámaras traseras

Hay bastante cambio a nivel de hardware como hemos podido ver, pero la fotografía no son sólo piezas y el procesado es el tamiz por el que al final pasa todo y predetermina lo obtenido. Y la del Huawei P30 Pro nos recuerda bastante a la del P20 Pro, aunque con algunas mejoras.

En planos generales con buena luz tenemos colores realistas, quizás con la saturación algo baja en algunas condiciones, pero nada que no pueda arreglarse con una ligera edición a posteriori (por ejemplo, con la misma app del sistema). El punto débil vuelve a ser el detalle: con luz abundante no lo defiende mal y en primeros planos obtiene buen resultado, pero los fondos están a bastante distancia de los rivales que mejor se desenvuelven ahí.

Foto en modo automático.

Ahora veremos algunos ejemplos de la acción de la inteligencia artificial, que cambios hay, pero en relación a lo que comentamos de la saturación es mejor no optar al plus que sigue dando la detección de escenas automática de la IA ni de los modos de color que ofrece la app en su pantalla principal. Escenas como “cielo azul” o “flores” van a suponer un resultado sobresaturado, y como decíamos es mejor tirar de edición ligera a posteriori si buscamos un resultado natural, también para añadir ese poco de contraste que podemos echar en falta en situaciones de luz media o sombras.

El HDR nos da alegrías y penas, casi más de lo segundo. En resumen compensará en pocas ocasiones, y más aún teniendo en cuenta lo que ya hemos comentado en relación a su implementación en la app, que sigue siendo incómoda y poco intuitiva, y tampoco hemos notado cambios dejando activado el botón de la IA.

En días nublados es más agresivo con los contornos, escena en la que no compensará salvo que queramos salvar el elemento en plano principal en un contraluz (ya que suele quedar subexpuesto o casi completamente negro en la fotografía en general). Puede ayudar a salvar esos cielos que de otro modo pueden salir quemados, pero suele ser a costa de un resultado muy artificial al quedar los bordes y contornos demasiado acentuados.

El HDR en interiores mejora ligeramente el disparo en automático en baja luz, dando ese mayor rango dinámico esperado y compensando mejor luces y sombras. De noche puede sacar algo menos de ruido que el automático en puntuales ocasiones equilibrando brillos y sombras, aunque lo habitual es que tire con mayor ISO y que, por tanto, haya una cantidad abundante de ruido (en ocasiones es hasta el doble del valor de ISO del disparo en automático).

El modo automático de noche flojea bastante a nivel de detalle y ruido, ahí hay trabajo por hacer incluso bajando la ISO con el modo Pro. Pero aquí nos podemos sacar de la manga un modo Noche que sigue “inventándose” la luz a base de largas exposiciones sin temblores gracias a la estabilización por IA.

Fotografía en modo automático.

¿Cómo actúa este modo? Reduciendo la ISO con respecto al disparo automático, de modo que se obtiene mucho menos ruido y más exposición al aumentar el tiempo de obturación. Siempre será más adecuado para escenas poco iluminadas, pudiendo afinar el resultado bajando la ISO y reduciendo tiempo de exposición si vemos que nos queda demasiado expuesto.

El Modo noche resultará ventajoso frente al HDR al sacar menos ruido y no resaltar los contornos, sacando más detalle que el modo automático (aunque con esa sobreexposición que aunque no es del todo desacertada no es realista). Comentar además que ambos se disparan siempre a 10 megapíxeles, con lo que tendremos fotos más pequeñas que a 40 megapíxeles.

Con respecto al modo Pro, obtiene más detalle con luz abundante a costa de resaltar contornos, pero a igual ISO el ruido es más o menos el mismo. Con baja luz, el modo Noche obtiene menos ruido incluso con más ISO (y un resultado mucho más iluminado por el tiempo de exposición). Al final es, en resumen, elegir entre naturalidad y penumbra (modo Pro) y artificialidad y contornos (modo Noche), con el matiz de que en el segundo caso el usuario no necesita hacer nada.

Pero algunas de las principales novedades las encontramos en el cambio de lentes (aunque ahora seguiremos con los modos, que haberlos, haylos). El año pasado el protagonista era el zoom óptico 3x y este año lo llevan algo más allá, con el zoom óptico 5x (e híbrido 10x).

Fotografía realizada con el zoom 5x.

El resultado es muy bueno con luz abundante. Ideal para acercar objetos a unos tres metros sin movernos del sitio y capturarlos bastante bien (sin milagros en baja luz), incluso en movimiento, aunque probablemente el resultado sería aún mejor si se trabajase algo más el procesado.

El zoom 10x no da mal resultado, pero en comparación la calidad es inferior y compensará pocas veces apurar tanto según la iluminación. Al final, **obtendremos los mejores resultados entre 3 y 5 aumentos **y con cuanta más luz, mejor, aunque en interiores y en situaciones oscuras se defiende bastante bien.

En lo referente al ultra gran angular, es algo que se hereda en cierto modo de la triple cámara del Mate 20 Pro y permite ampliar el ángulo con un sólo toque o bien deslizando, estando activo también en video incluso a 4K. El resultado en cuanto a color y contraste no dista mucho del disparo con la lente de angular estándar, aunque aquí tendremos una marcada distorsión en los bordes (aunque bastnte bien corregida).

Fotografía en ultra gran angular.

¿Y el modo retrato? Pues sólo nos servirá para seres humanos, como hemos dicho, y no es tan intuitivo y eficaz como otros pese al TOF (posiblemente por el procesado y/o el software). Si el software no reconoce una cara de persona no será posible activarlo, teniendo que recurrir al modo apertura, aunque hay bastantes diferencias entre uno y otro.

La aplicación del modo retrato sigue siendo algo rebuscada y poco práctica si lo comparamos con la mayoría ya existentes antes de que éste se diferenciase en Hauwei. Hemos de ir a la pestaña y seleccionar uno de los efectos, porque si no lo hacemos no habrá bokeh más allá del que dispone la lente de manera natural.

El problema está en que el desenfoque que aplican estos efectos es, en muchos casos, demasiado exagerado e incluso histriónico. No hay término medio entre el efecto “Cabina fotográfica” (el más suave) y “Discos” (uno de los más exagerados), y el recorte empeora cuanto más exagerado es el bokeh, sin posibilidad de regularlo como ocurre en el Modo apertura.

El resultado se aleja, por tanto, de una fotografía natural. La piel queda algo lavada y el recorte tiene mucho margen de mejora, si bien hay que decir a su favor que puede detectar más de un rostro y aplicar el desenfoque tras ambos individuos y aplicarlo incluso con elementos en movimiento (ciclistas, niños en pleno juego, etc.).

Éste no es un retrato excelente, pero teniendo en cuenta la velocidad en la que se movía el sujeto y que pudo enfocar y aplicar el modo aún así está bastante bien.

Por su parte, el Modo apertura no discrimina según de qué se trate el objeto principal y aplica el desenfoque a lo que se puntea con el dedo o se autoenfoca directamente. El recorte y el desenfoque dependerán de qué apertura seleccionemos en el tradicional regulador y de los contornos del objeto, así como del contraste con el fondo.

Fotografía con el modo apertura en F/2.0.

Cuanto más forcemos la apertura artificial, más exagerado será el resultado y peor el recorte. Si tiramos de f/1.4 o más incluso podremos encontrar un halo en los contornos del fondo desenfocado, y de noche normalmente no funcionará salvo que haya bastante luz.

¿Y qué pasa con la ayuda de la inteligencia artificial? Lo que hemos observado es que está bastante mejor implementada y que la identificación de escenas funciona mejor en cuanto al procesado en cada caso, dado que no es una sobresaturación obligada (no en todos los casos).

Al activar el botón de AI veremos que busca el tipo de escena posible entre los registrados, si bien al haber tantos puede estar “confusa” en ocasiones y no aplicar el que nos gustaría (se confunde bastante entre “Supermacro” y “Comida”). Eso sí, cuando hemos notado que aplica algún efecto se trata de saturación (ocurre sobre todo en modo “Flores”, “Comida” y “Cielo azul”), tal y como comentábamos antes.

Los otros modos son los que hemos estado viendo en la app de Huawei desde hace años, quizás de uso más puntual. Uno de los que activa automáticamente la AI es el Modo supermacro, el cual es interesante porque permite reducir al máximo la distancia focal, incluso más que con el modo manual con el enfoque para macro.

Fotografía con el modo supermacro.

Frontal

En terreno fácil, escena bien iluminada y sin contraluces, la cámara frontal del P30 Pro tiene un buen resultado. Salva bien el detalle en el primer plano y tanto el color, como la exposición como el contraste son correctos, si bien los fondos salen algo distorsionados cuando están muy alejados del primer plano.

La nitidez empieza a perderse con luz media (interiores o en exteriores de día a la sombra). Aquí empieza a fallar el enfoque automático dando como resultado una especie de neblina que es, en realidad, un ligero desenfoque.

En interiores con iluminación media el balance de blancos tiende a quedar frío y solemos obtener imágenes con saturación ligeramente baja. En este caso la inteligencia artificial apenas varía el resultado y tendremos que editar a posteriori si la fotografía no nos convence a nivel de color, aunque lo que pasa en esta situación (y que tiene menos apaño) es que hay bastante ruido y la falta de nitidez crece.

De noche tendremos menos detalle, aunque sobre lo esperado, con una buena colorimetría. Quizás donde más sufre esta cámara es en los contraluces, ahí nos da un resultado por debajo de las expectativas con fotos demasiado contrastadas y faltas de nitidez.

Podemos probar con el HDR, aunque en general subexpone y apenas aumenta el rango dinámico. Donde no nos servirá mucho es a la hora de rescatar cielos quemados, donde no veremos un gran cambio (teniendo en cuenta que en ocasiones el modo automático no los quema).

El modo retrato básicamente depende del efecto que elijamos, como hemos explicado en la cámara trasera. Lo que tendremos que tener en cuenta (sobre todo si es algo que no nos agrada) es que, aunque no activemos el modo belleza, vendrá configurado con un nivel 3 de suavidad del rostro por defecto (de hecho, siempre que activemos la cámara frontal se nos abrirá el modo retrato aunque deseemos una fotografía normal).

Funciona de cara y de medio perfil (no de perfil completo en todas las ocasiones), con un recorte que tiene margen de mejora. El desenfoque es bastante artificial, repitiéndose lo que veíamos en los efectos de la cámara trasera, y en ocasiones hay algo de halo en los contornos del fondo.

A contraluz el modo retrato salta; al final, la ventaja de que sea tan agresivo es que no pone pegas según la situación lumínica o el posible bajo contraste con el fondo. Aunque la aplicación de los efectos (insistimos: necesarios para que el modo funcione) es demasiado exagerada en la mayoría de los casos y fuerza demasiado el resultado, con un recorte drástico.

Vídeo

En el vídeo nos hemos encontrado un poco de todo, teniendo en cuenta que la versatilidad en cuanto a angulares y zoom también la encontramos en esta función. El cambio de lente y de angular se hace de la misma manera, con los botones directos o el deslizador que se abre si hacemos swipe, aunque tendremos que ir con mucho cuidado si queremos hacer un zoom para que no salga con temblores.

Lo que nos encontramos de día y a plena luz son tomas sobresaturadas con un rango dinámico algo bajo, sea 4K o 1080p (de ahí que mejor no recurrir a los modos de aumento de viveza de color). Buen resultado del zoom salvo de noche, donde evidentemente la pérdida de nitidez y el ruido son más acusados.

La captura de audio se produce de manera correcta salvo que haya viento. En ese caso son condiciones más exigentes y puede que tengamos algún golpe o distorsión.

Las tomas son estables y fluidas, eliminando los temblores que provocan la grabaciones en movimiento y los cambios de plano y sin que quede un resultado forzado

Buen trabajo a nivel de estabilización, sea cual sea el entorno y las condiciones de grabación. Las tomas son estables y fluidas, eliminando los temblores que provocan la grabaciones en movimiento y los cambios de plano y sin que quede un resultado forzado.

La cámara lenta puede capturarse de manera automática o manual en cuanto a la detección de movimiento, porque en todo caso serán clips cortos. Si seleccionamos automático, se empezará a grabar en cuanto el software detecte movimiento siendo bastante eficaz, y si preferimos que la captura empiece cuando queremos nosotros entonces la opción conveniente será la manual.

El zoom y el gran angular tienen buen resultado con luz abundante, teniendo en cuenta que siempre habrá algo de subexposición si estamos en un ambiente con luz media-baja o de noche al cambiar de angular o de lente. De noche será cuando peor rinda, siendo menos conveniente aquí tirar del zoom óptico y mucho menos del híbrido al haber mucho ruido e incluso virajes al magenta.

La cámara frontal no peca de esa sobresaturación cuando se trata de exteriores con luz abundante y el nivel de detalle es correcto si se mantienen condiciones poco exigentes. Empieza a haber ruido en interiores y de noche, sin sorpresas pero tampoco sin sobresalir con respecto a capturas a 1080p de otras frontales.

Autonomía: lo que gusta es la media, lo que enamora es la carga rápida

Comentábamos en el apartado de diseño que se trata de un terminal grueso, y probablemente tenga culpa de ello el albergar una batería de 4.200 miliamperios/hora. La misma capacidad que el Huawei Mate 20 Pro, el cual sin embargo es algo más voluminoso.

Siendo ésta una de las mejoras con respecto al Huawei P20 Pro, aquí esperábamos ver una ligera mejora con respecto a éste (si bien el consumo no depende enteramente de esta característica, como solemos recordar). Pero al final la autonomía media obtenida es bastante similar, con promedios de algo más de una jornada alternando usos intensivos y menos exigentes (y medias entre las 22 horas y las 26), aunque con más horas de pantalla.

En la práctica, con una carga tenemos suficiente para salir de casa tranquilos sin pensar en cargadores o baterías externas

En la práctica, con una carga tenemos suficiente para salir de casa tranquilos sin pensar en cargadores o baterías externas, incluso si vamos a realizar sesiones prolongadas de fotografía o vamos a estar mucho tiempo jugando o con reproducción multimedia. Podemos además tirar de las opciones de software, con dos modos de ahorro de batería y la posibilidad de establecer un tema oscuro para la interfaz (aunque esto último apenas se nota en cuanto al consumo de batería).

La autonomía es muy buena, con esa media de entre 8 y 9 horas de pantalla, pero la carga del móvil con el adaptador que incluye de serie es lo que logra destacar. De 0 al 100% con el móvil apagado se tarda una hora y seis minutos en lograr la carga completa, con lo cual tenemos el smartphone completamente cargado en ese tiempo o bien en torno al 71% en media hora.

De este modo, a la batería del P30 Pro se le puede sacar bastante partido sin depender de enchufes o dispositivos de carga. No hemos visto cifras que demuestren claramente una gran mejora con respecto a lo previo, pero en la práctica una carga da para aguantar más de una jornada de uso y es una delicia tener el móvil al 100% de batería en algo más de una hora. A eso, chapeau.

Sonido: buscando la discreción en la salida del audio

Decíamos que la pantalla era más protagonista que nunca en las primeras impresiones de este móvil y lo podemos reafirmar también por un cambio con respecto al sonido que sale del terminal: se ha añadido un sistema de sonido con un altavoz integrado en la pantalla para sustituir al auricular, de modo que no hay hendiduras sobre la cámara. Además, está el altavoz principal en el borde inferior, al lado del USB tipo C.

Así, el sonido por altavoz tiene una calidad más que aceptable, nítido y permitiendo que subamos a volúmenes muy altos sin que haya un empobrecimiento acusado de la calidad. De hecho, sobrepasa los 112 decibelios en la salida de sonido por la rendija del altavoz, lo cual se traduce en que podemos usarlo tranquilamente como centro multimedia para una habitación.

Subir hasta el máximo de volumen, no obstante, siempre implicará una menor calidad con respecto a la que obtenemos si nos quedamos en torno al 85% del volumen máximo o menos, pero en todo caso la experiencia es buena sea cual sea el tipo de contenido que estamos oyendo. Por tanto, hay una buena compensación de las salidas de audio y el P30 Pro resulta un buen centro multimedia.

Como decíamos, éste no dispone de jack de 3,5 milímetros, pero junto al smartphone se entregan además de auriculares con esta conexión un adaptador de USB a jack. De este modo, si preferimos este tipo de audición y no disponemos de auriculares USB o inalámbricos no tendremos que adquirir nada más para seguir igual.

E hilando con esto, por supuesto la audición siempre es mejor si recurrimos a auriculares y este caso no es una excepción. Tanto con los que vienen en el pack como con otros no sólo tendremos el plus que implica el aislamiento mínimo y que el audio vaya más directo a nuestro canal auditivo, sino que además en el P30 Pro implica que podamos ajustar un poco más la experiencia a nuestro gusto.

Al conectar los auriculares se activará el interruptor del Dolby Atmos, encendido por defecto para la salida por altavoz y bloqueado si no enchufamos unos auriculares, de modo que podremos optar por el ecualizador y el resto de ajustes extra. Hay tres modos distintos con configuraciones preestablecidas a tenor del contenido, pudiendo elegir entre el inteligente, película o música, el cual a su vez dispone de cuatro modos de ecualización.

El modo Película da más volumen y potencia los bajos, siendo un sonido con más reverberación y más envolvente, pero se pierde algo de nitidez con respecto a otros modos. Quizás más conveniente para series, películas y podcasts que para música.

El modo Música dispone de cuatro opciones de ecualización:

  • Ecualizador inteligente: la opción más equilibrada y que queda tal cual activamos el Modo Música. Muy similar al Modo Inteligente, que teóricamente se adapta según el tipo de audio que estemos reproduciendo.
  • Ecualizador potente: da más volumen, manteniendo algo mejor la nitidez que con el Modo Película.
  • Ecualizador abierto: sonido más envolvente pero con algo menos de nitidez. Con un poco más de reverberación, dando un toque de umplugged cuando escuchamos música.
  • Ecualizador enfocado: máxima nitidez, hasta un punto que suena más artificial y con menos color y rango dinámico. Poco profundo y sin envolvencia.

Para aquellos que prefieran ajustar el sonido a su gusto y controlen, también está el ecualizador estándar con todos los controles para configurarlo manualmente. En nuestro caso hemos dejado activado el Dolby con el Modo Inteligente, que ha resultado ser la opción con más claridad y más equilibrada (sin el Dolby la calidad es muy inferior).

Huawei P30 Pro, la opinión de Xataka

Vivimos una época interesantísima en fotografía móvil: la miniaturización y los avances técnicos van de la mano de la confluencia de satisfacer las necesidades de conformistas y exigentes, y el resultado son cámaras válidas para hacer el trabajo de una cámara avanzada en muchas ocasiones. Y puede que tras un boom del “y yo más” en cuanto a número de cámaras traseras esto mismo esté anidando y estableciéndose con más sentido.

En Huawei hemos visto una curiosa evolución: fueron de los primeros en apostar por la doble cámara, pero mientras que LG lo hacía por la vía del gran angular y Apple tiraba por el teleobjetivo (y allá estuvo el HTC One M8, buscando el análisis de profundidad ya por 2014) ellos lo hicieron por el monocromo. Eso ya queda en el recuerdo (y en uno de los modos de la app), consolidándose la apuesta por el zoom óptico y el gran angular que vimos en su predecesor más inmediato y estamos viendo en muchos otros smartphones de las gamas media y alta.

El zoom 5x coloca alto el nivel a la competencia a este respecto y han sabido conjugar bien las tendencias actuales en fotografía móvil

Por ello, el sabor que nos deja este Huawei P30 Pro tras días de uso intensivo es que es un smartphone muy versátil a nivel de fotografía, satisfactorio en cuanto a autonomía y muy bien acabado. Bien es cierto que vemos algo de margen de mejora en el procesado y sobre todo a nivel de detalle, pero el zoom 5x coloca alto el nivel a la competencia a este respecto y han sabido conjugar bien las tendencias actuales en fotografía móvil.

EMUI sigue marcando las pautas de interacción y estética en el software y podrá gustar más o menos, pero se mueve bien en esta combinación de hardware y con unas pinceladas de apaños vía actualización puede brillar un poco más. Quizás incluso ayudar a que esa autonomía que ya nos satisface pueda ser aún mejor.

Así, una vez más el más potente de los buques insignia de Huawei en la primera remesa del año da sentido a su apellido, con una construcción de calidad, componentes que rinden muy bien y con todas esas posibilidades fotográficas, aunque con ese zoom tan protagonista también nos dice en cierto modo que no siempre cuanto más, mejor. Todo siempre bajo las riendas de una app de cámara poco personalizable y que puede mejorar a nivel de navegación y estabilidad, pero respaldada por ofrecer el guardado en RAW, la visualización completa y cómoda de los metadatos en la galería propia y un cambio de lentes y angulares muy sencillo.

9.3

Diseño9,75
Pantalla9
Rendimiento9,5
Cámara9,25
Software8,50
Autonomía9,50

A favor

  • El diseño y construcción ya eran buenos, pero han ido un paso más allá al integrar el sensor de huellas en el frontal y les ha salido muy bien.
  • La versatilidad de las cámaras permite tener una manera relativamente sencilla al usuario para obtener muchos tipos de fotografía, y el zoom óptico 5x es una delicia con buena luz.
  • La autonomía es satisfactoria, pero lo que conquista es esa carga rapidísima.

En contra

  • Es pesado y grueso (con motivos, pero lo es).
  • El detalle en la fotografía sigue siendo el punto débil de este apartado, y aunque es una apuesta interesante puede que esto le haga perder el trono de este año.
  • El reconocimiento facial es algo menos eficiente de lo que esperábamos.

El terminal ha sido cedido para la prueba por parte de Huawei. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas.

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