Huawei Mate Xs, primeras impresiones: la firme apuesta por la pantalla única plegable, mejorando la bisagra y buscando la máxima productividad

Cuando ha pasado un año con más ruido que nueces para el Huawei Mate X la marca ha presentado una segunda versión del mismo. Un nuevo dispositivo plegable que conserva muchas características del previo, pero lo más importante es que éste sí lo hemos podido probar y os traemos las primeras impresiones del Huawei Mate Xs.

Se trata de un producto diseñado para ejercer de móvil o tablet según convenga, de modo que para un uso u otro lo pleguemos o despleguemos. El fabricante ha hablado de nuevos materiales, una bisagra actualizada y funciones de software adaptadas a el que aún resulta un llamativo y novedoso factor forma. Os contamos qué tal con él.

Sacando más partido a un diseño que nos suena

Un dispositivo que valga por dos con una única pantalla que valga por dos o tres. El Huawei Mate Xs se parece en algo más que el nombre a su predecesor, con un factor forma y diseño idénticos.

De hecho, según la información de la marca, se han mantenido dimensiones y peso del primer dispositivo, integrando una pantalla plegable con la misma diagonal y resolución. La idea sigue siendo la inicial: tener una gran pantalla, de 8 pulgadas de diagonal (desplegada), que al plegarse dé dos más pequeñas, aunque como posteriormente veremos no son igual de funcionales (al menos de momento).

La idea sigue siendo la inicial: tener una gran pantalla, de 8 pulgadas de diagonal, que al plegarse dé dos más pequeñas

Es un dispositivo que como móvil es bastante grande y voluminoso, teniendo en cuenta que el ancho es considerable y que el peso se corresponde en realidad al de un tablet de 8 pulgadas. Más o menos es como coger dos móviles delgados a la vez, como un sándwich apretado, y no recuerda tanto al Samsung Galaxy Fold plegado al ser las mitades bastante más anchas.

El módulo de cámaras sigue estando a un lado, actuando de grip o superficie de agarre cuando lo tenemos en modo tablet (como el lateral de una cámara de fotos). La disposición de las cámaras se mantiene, estando las tres (o cuatro, contando el sensor ToF) repartidas en vertical, pero añadiendo un botón físico para abrir el terminal a modo de resorte.

La cubierta de la trasera es mate, en contraposición a los bordes acabados en brillo. No cambian tampoco los botones físicos, incluyendo el lector de huellas a modo de botón de encendido/bloqueo, colocándose el USB tipo C en uno de los extremos del módulo de cámaras.

La disposición y ubicación de estos botones físicos es adecuada, sobre todo teniendo en cuenta su uso plegado. No hemos podido probar la eficacia del lector de huellas, pero “caía bien” a la altura de nuestro pulgar, y en modo tablet se alcanzaba bien con el índice.

En este primer contacto parece estar bien construido, sin dar la impresión de que es endeble. La sensación a primera vista del nuevo diseño de la bisagra es que tiene menos hendiduras que el anterior, con una especie de tapa y no los eslabones que quedaron en el primer Mate X. Habrá que ver si a la larga esto funciona mejor, sobre todo de cara a que no entre polvo (un claro enemigo de estos mecanismos), ya que por ahora es pronto para asegurar nada a este nivel.

Sí podemos decir que es una bisagra que opone bastante resistencia a la apertura, quizás por ser nuevos y/o en pro de maximizar la durabilidad. En la demo algunos terminales costaban más de abrir que en otros y se oía un sonido similar a otros modelos plegables como el Motorola Razr, aunque esto no tiene por qué significar nada más allá de lo que nos pueda importar a nivel personal.

Un dispositivo plegable aún no da mucha confianza a priori (aquí influye la novedad de estos dispositivos y la falta de costumbre) y con éste nos ha pasado igual en un primer momento, pero lo cierto es que la bisagra se ha abierto y cerrado siempre bien en todo momento, sin quedar torcido o no encajar bien. Y digamos que hemos hecho un test de pliegue todo lo que humanamente hemos podido.

Plegado no resulta incómodo pese a lo grueso que queda con el doble de borde que en formato tablet, ya que es un agarre que favorece el uso de una mano como puntero y la otra como soporte y las curvaturas ayudan a que sea cómodo. Abierto no dista mucho de la sensación al sostener un tablet de 8 pulgadas, y en todo caso ayuda que tampoco resbale.

Quizás la solución del botón evite que tras abrir y cerrarlo miles de veces la bisagra pueda ceder, pero no es el sistema más rápido para pasar de un formato a otro. La ubicación puede facilitar además que ensuciemos las cámaras con nuestros dedos, pero lo que sí parece es que el cierre es firme y seguro, y al ser un botón sin relieve y bien integrado parece bastante difícil que pueda pulsarse por accidente teniendo el dispositivo en un bolso o bolsillo.

Una pantalla que se porta bien y un software al que aún le falta jugo que sacar

La pantalla mantiene resolución y el resto de parámetros con respecto a la primera que vimos en un Huawei plegable y lo que se ha mejorado según la marca es el material. Esto es quizás lo que menos podamos percibir en una toma de contacto, sobre todo teniendo en cuenta que los terminales iban con un plástico protector, así que por ahora no podemos hablar del tacto definitivo de este nueva pantalla pero sí de otros aspectos.

La pantalla logra defenderse a nivel de detalle, contraste y colores, tanto cerrada como abierta

Sí podemos apuntar que, aunque no tenga una resolución competitiva con las máximas que vemos en los móviles actuales, logra defenderse a nivel de detalle, contraste y color, tanto plegada como abierta. Bastante saturada de fábrica, podemos intentar arreglarlo con los ajustes de pantalla, entre los cuales podemos elegir un modo de color y ajustar la temperatura a nuestro gusto.

Pese a ese protector, la sensibilidad táctil era correcta. Eso sí, con el terminal plegado es bastante incómodo teclear y que se mantenga la sensibilidad del tap cerca del pliegue, debido a que queda una curvatura considerable (es más o menos media circunferencia, una curva más acentuada que en terminales como el Huawei P30 Pro).

Hablando de la experiencia plegándolo y desplegándolo, el software está preparado para que esta acción ocurra con el terminal activo y detecta el paso de un formato a otro, de modo que no se interrumpen las tareas activas ni hay toque accidentales. Lo que no podemos hacer es pasar de una pantalla secundaria a otra (cuando está plegado), de modo que la mitad que está en el lado del módulo de las cámaras sólo será activa para hacernos selfies. Que, todo sea dicho, es la única manera de hacernos autofotos dado que no hay cámara frontal insertada en la pantalla frontal, de ahí que no veamos ni notch, ni agujero ni nada por el estilo con la pantalla desplegada.

Habrá que esperar a que vayan llegando todas las novedades de EMUI para este formato, pero de momento hemos podido probar las ventanas flotantes y funcionan bien. Al menos por ahora es bastante más limitado que lo que vimos en el Samsung Galaxy Fold, dado que sólo podemos tener una tarea flotante y no podemos redimensionar la ventana siquiera. Lo que sí hemos podido hacer es mantener dos tareas activas, una sobre otra, y trabajar sin que una se cierre.

Por lo demás, el tiempo de prueba era bastante limitado y dado que no estaban conectados no hemos podido probar juegos o realizar pruebas de rendimiento, pero tratando de forzar la máquina lo máximo posible no hemos visto ningún problema que aparente un rendimiento insuficiente. La multitarea se abre correctamente tanto con botones de navegación como con gestos, y la app de cámara también se abre con normalidad.

No ha habido ningún cierre repentino pese a ser software de prueba y tampoco se percibía un aumento de temperatura importante, así que habrá que esperar a ver qué tal aguanta los juegos, pero parece portarse bien a este nivel. También suena fuerte, logrando hacerse oír en un ambiente bastante concurrido sin necesidad de subir el volumen al máximo (y con sonido estéreo).

Conservando también en fotografía

Para probar las cámaras, por cierto, ha habido poco tiempo, pero podemos comentar algunas pinceladas. El modo retrato sigue siendo sólo para personas, teniendo el modo apertura para crear fotos con más bokeh, y como en móviles Huawei previos éste parecía dar muy buen resultado, siendo fácil de usar y con el parámetro de la apertura ajustable.

El cambio de una cámara a otra también se sucede con normalidad y fluidez. En interiores e iluminación bastante contrastada y variable el zoom óptico y el híbrido parecían tener buen resultado y el gran angular no parecía exagerar demasiado la curvatura natural de la lente, pero esto tendremos que probarlo más en detalle.

La composición de las cámaras se ha mantenido tal cual con respecto al Huawei Mate X, con unas características de hardware que parecen cercanas a las que vimos en el Huawei P30 Pro, así que quizás veamos unos resultados similares. Lo que sí hemos visto es un desempeño correcto de la estabilización en el vídeo, con bastante suavidad para realizar zoom.

Lo que no parece haber son toques fantasma cuando se hacen fotografías con el móvil plegado, y esto es muy buena señal ya que en el P30 Pro los había con su pantalla curvada. Eso sí, aunque es bastante agradable y llamativo hacer fotos y grabar vídeo con el Xs abierto en su pantalla de 8 pulgadas, es bastante más incómodo que teniéndolo plegado.

Otro plegable que queremos probar a fondo

El Huawei Mate Xs nos ha parecido una evolución bastante corta con respecto a lo previo, pero da la sensación de que es un producto algo más rematado y que se han querido centrar en los aspectos estructurales y de diseño, actualizando el hardware justo para que sea competitivo en la actualidad, en un presente con más plegables y mucho más 5G en el mercado. El hecho de que las bisagras estuviesen tan duras nos deja más marcada la duda de cara a la durabilidad, de si esa resistencia favorecerá la estabilidad o acabará pasando factura, pero es imposible saber qué pasará tras cientos de miles de aperturas por ahora.

El terminal funciona bien a nivel de sensibilidad táctil y cambios de formato, que es casi lo que más preocupa en un primer momento. El procesador y la RAM parecen estar a la altura y la pantalla, aunque podría haber tenido más resolución, da una buena experiencia.

Que se haya mantenido el diseño no ha de ser algo per se negativo: el primer Huawei Mate X no llegó a comercializarse de manera global y quizás el Xs es la confirmación de que para la casa éste es el mejor factor forma para un dispositivo plegable. La lástima es que no se haya aprovechado para actualizar cámaras, pero puede que haya sido una manera de contener el precio casi como el del pasado modelo.

El pliegue al medio de la pantalla principal se nota tal cual ocurría con el Fold con el dispositivo abierto, pero más allá de la sensación al tacto no supone ninguna interrupción en las tareas. Lo que sí se podría mejorar es el software adaptado para poder incrementar la productividad con respecto a un dispositivo corriente, así que habrá que ver si esto cambia si tenemos oportunidad de probarlo algo más maduro.

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