Galaxy S9, estas son las razones por las que se hace duro gastar 900 euros cuando el S8 está por 580

Aquí los tenemos: los nuevos Samsung Galaxy S9 y S9+ llegan para conquistar la gama alta Android, y lo hacen con una apuesta en la que las mejoras iterativas son absolutas protagonistas.

No encontramos revoluciones en unos smartphones que desde luego tienen opciones prometedoras, y eso es lo que nos hace preguntarnos si realmente tiene sentido invertir de 850 a 950 euros en estos terminales cuando sus predecesores están actualmente a precios que parten de los 577 euros.

Pequeñas mejoras para un gran incremento de precio

No ha hecho mucha falta que Samsung presentase su Galaxy S9 en sociedad en el Mobile World Congress: las numerosas filtraciones que se han producido durante los últimos días y semanas nos han ido descubriendo todos sus secretos.

Aún así por fin hemos podido confirmar todas esas características con las que Samsung quiere convencer a los usuarios de que están ante el teléfono que deberían comprar para tener lo mejor de lo mejor en 2018.

El problema es, como suele ser habitual, que puede que no tengamos necesidad de contar con lo mejor de lo mejor de 2018. Puede que lo mejor de lo mejor de 2017 nos sirva igualmente.

Es lo que ocurre al comparar a los S9 y S9+ con sus predecesores, los S8 y S8+. Es evidente que la evolución es patente en algunos apartados, y a las obvias actualizaciones en procesador se le suman otras como las de su nuevo sistema de sonido estéreo —lástima que el altavoz inferior no esté en el frontal, sino en ese borde inferior—.

También es cierto que esos nuevos procesadores dan la opción de hacer algunas cosas que antes era más difícil hacer. La cámara superlenta y un más que probable postprocesado más potente de las imágenes tomadas por la cámara de estos móviles están entre esas ventajas, desde luego, pero una vez más la diferencia de precio hace pensar si eso es suficiente para hacernos pagar esa diferencia de dinero con respecto a los S8/S8+.

Tampoco notaremos nada exteriormente: ambas familias comparten un diseño prácticamente idéntico, pero es cierto que en los S9 por fin nos encontramos con un sensor de huella dactilar mejor colocado ergonómicamente. Ya no está situado a un lado de la/s cámara/s, sino debajo de ella/s. Si crees que no vas a poder aguantar el sensor de los S8/S8+, la opción está ahí, desde luego, y es un alivio que por fin Samsung haya reaccionado en este apartado.

Oportunidades perdidas

Es curioso ver cómo Samsung sigue apostando por Bixby, un asistente que sigue disponiendo de su propio botón dedicado. La empresa surcoreana no se rinde y añade algunas mejoras prácticas a su asistente, que ahora promete informarnos de las calorías de una comida o ayudarnos a traducir textos allí donde vayamos gracias a la realidad aumentada (algo que Google Assistant ya ofrece desde hace bastante en conjunción con el conocido Google Lens).

El nuevo Bixby desde luego no parece una excusa para apostar por estos móviles de Samsung, como tampoco lo parecen los AR Emoji, esa discutible respuesta a los Animoji de Apple. La peligrosa costumbre de copiarlo todo le puede salir rana a Samsung aquí, y aunque es pronto para decidir si los AR Emoji tienen futuro, las primeras impresiones no han dejado una sensación de que esto pudiera ser una opción demasiado llamativa o funcionalmente potente.

También vemos cómo la empresa surcoreana quiere aprovechar el tirón del reconocimiento facial con su Inteligent Scan, una tecnología que sin poder llegar a la solución dedicada (con más hardware por medio) de Face ID desde luego es interesante como alternativa o complemento a la identificación por huella dactilar en los Galaxy S9/S9+. Es difícil defender el precio de este dispositivo basándonos en esta opción cuando los OnePlus 5T tienen un sistema estupendo y su precio es muy inferior.

Otra de las oportunidades perdidas (al menos un poco) la vemos en el nuevo formato del accesorio para Samsung DeX, que nos tienta con la idea de la convergencia: convertir tu smartphone en un PC sigue siendo posible, pero ya lo era en el S8/S8+.

La diferencia en este caso es la de reutilizar el móvil como un touchpad gracias al nuevo Dex Pad, algo curioso pero que se nos queda corto como mejora. ¿Dónde está el anunciado soporte Linux? ¿Dónde el mejor soporte de aplicaciones Android para aprovechar esta función a toda máquina? Los S8/S8+, por cierto, serán compatibles con el DeX Pad mediante una actualización de software.

Samsung también se ha quedado a medias en las mejoras relativas al sonido. A la espera de que la versión con el Snapdragon 845 nos permita ese audio multiroom nativo que tan prometedor parece, la firma ha tenido el acierto de mantener el minijack y de integrar un altavoz estéreo.

La lástima es no solo la de la posición y orientación del altavoz inferior, sino el hecho de que no parece que haya habido cambios significativos en el DAC de audio. En nuestra reciente y ambiciosa comparativa sobre calidad de audio en smartphones de gama alta veíamos como el Galaxy Note 8 se quedaba en un simple "equilibrado". Un móvil que quiera ser referente en todo debe tener en cuenta este apartado, y una vez más Samsung parece no apostar tanto como podría por esta faceta.

Por no hablar de que una vez más seguimos sin radio FM, claro, aunque un reciente acuerdo entre la firma y los desarrolladores de NextRadio podría dar un respiro en este sentido... en Estados Unidos y Canadá, parece.

La excusa de la cámara

Si hay una característica por la que probablemente podría tener sentido apostar por el S9 o el S9+ sería desde luego el apartado fotográfico.

Aquí la táctica de dejar al modelo "base" sin cámara dual lamentablemente —ejem, Apple, ejem— nos recuerda a una práctica discutible en la que ese modelo "base" (en este caso, el S9 normal) casi parece el hermano pobre del S9+ con su cámara dual.

Afortunadamente eso se alivia cuando nos damos cuenta de que la característica más llamativa de estos dispositivos, la apertura variable, está disponible en ambos. Es pronto para decidir si esa nueva característica marcará una diferencia fundamental con respecto a los S8/S8+, pero lo cierto es que la cámara de estos dispositivos ya rayaba a un nivel altísimo.

¿Valen esas mejoras 300 euros?

El precio de lanzamiento del Galaxy S9 es de 849 euros, y ahora mismo podemos encontrar un Galaxy S8 por 577 euros. Son casi 300 euros de diferencia, y la pregunta, claro, es si las mejoras del S9 frente al S8 (o del S9+ frente al S8+) son verdaderamente merecedoras de esa inversión.

La respuesta, claro, depende de cada usuario. La evolución del modelo existe, pero es difícil no sentirse un poco decepcionados ante el que se supone es el máximo representante de la gama alta de móviles basados en Android.

De hecho todo lo expuesto deja claro que tanto el S8 como el S8+ siguen siendo muy buenas propuestas que tienen poco que envidiarle a sus sucesores. De hecho con los precios con los que pueden encontrarse ahora mismo, resulta difícil no pensárselo dos veces si uno tiene que renovar un móvil de hace un par de años.

Si tenéis un S7 o un S7 Edge, por ejemplo, tendréis ante vosotros una difícil decisión si queréis seguir apostando por esa familia de dispositivos. Los S9/S9+ son sin duda excelentes terminales, pero sus diferencias con respecto a los S8/S8+ quizás no valgan esos 300 euros que por ejemplo existen entre los dos modelos analizados.

Afortunadamente lo mejor de todo esto es que tenemos ambas opciones, pero una vez más los ciclos de renovación de los smartphones nos vuelven a dar la sensación de que los móviles de gama alta son especialmente atractivos cuando aparecen sus sucesores. Qué ironía.

En Xataka Móvil | Samsung Galaxy S9 y S9 Plus en cinco claves: cámara dual, Intelligent Scan y el primer Galaxy con 256GB

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