Con el evento Samsung Unpacked a punto de celebrarse uno no diría que Xiaomi ha elegido el mejor momento para una presentación de nueva ROM y nuevos dispositivos, pero parece que el fabricante chino no le teme a nada ni a nadie. De hecho puede que haya elegido la fecha y el momento precisamente con vistas a ensombrecer el lanzamiento de nuevos terminales de su gran competidor.
No creemos que lo logre del todo, pero desde luego si algo ha conseguido es invitar a la reflexión. La llegada del Xiaomi Redmi Note 2 es todo un golpe de efecto para una industria que parecía cada vez más dividida en dos grandes segmentos: la gama baja, y la gama alta (o súper alta). Ya hablábamos hace tiempo de la probable desaparición de una gama media que se encuentra en tierra de nadie, pero es que este dispositivo de Xiaomi parece demostrar que estamos ante el nacimiento de una nueva gama de dispositivos móviles: la gama supermedia.
La gama baja no es lo que era
En realidad la transición hacia el escenario actual lleva tiempo produciéndose. Los primeros dispositivos de la familia Nexus demostraron esa vocación por ofrecer terminales con una relación precio/prestaciones competitiva. Sin embargo fueron los fabricantes locales chinos los que aprovecharon los recursos del gigante asiático para ofrecer dispositivos engañosos: tenían especificaciones de gama alta, pero sus precios eran de gama media.
El crecimiento de Xiaomi, OnePlus, Oppo, Meizu y otros similares se ha gestado gracias a esa ajustadísima relación precio/prestaciones que hace que los usuarios puedan disfrutar de unas especificaciones hardware dignas de un terminal de gama alta a un coste mucho más reducido. Los costes operativos eran mucho más reducidos -nada de tiendas físicas, marketing de guerrilla, el boca a boca y las redes sociales como protagonistas- y eso permitió que estos fabricantes fueran ganando terreno a los grandes de la industria.
Eso hizo que también los dispositivos móviles de gama baja, defenestrados y dirigidos a los países emergentes, se transformaran. El Nokia Lumia 520 demostró cómo un dispositivo modesto podía ofrecer una experiencia de usuario de lo más decente, y pronto le saldrían competidores. A los fabricantes chinos les habían salido competidores muy duros, y aunque en algunos casos las iniciativas estaban orientados a esos mercados emergentes, pronto nos dimos cuenta de que esos dispositivos también tenían sentido en mercados desarrollados.
Los Motorola Moto G y sus constantes evoluciones -la última de las cuales, menos sorprendente, deja claro lo que puede hacer un móvil de menos de 200 euros- han sido referentes en esa transformación de la gama baja. De hecho uno no sabe ya bien a qué nos referimos con gama baja. ¿Lo decidimos en base al precio (<200 euros parece el criterio universalmente aceptado)? ¿O en base a las especificaciones? Nosotros preferimos el primer criterio porque como se ha demostrado en los últimos tiempos, lo que un móvil de menos de 200 euros puede hacer ahora y lo que podía hacer antes son cosas muy distintas. Pero mucho.
OnePlus, el único defensor de las gamas medias "puras"
Esa evolución de los mercados ha hecho que la mayoría de los fabricantes se centren en dispositivos que están por debajo de los 200 euros y en aquellos que superan los 400 o 450 euros. Ese margen intermedio solo lo aprovechan unos pocos fabricantes con propuestas que en muchos casos son un quiero y no puedo.
La propia Microsoft presentaba en septiembre de 2014 su Lumia 830, que quería convertirse en el representante de una gama media que no parece haber cuajado. Diez meses después de su lanzamiento Microsoft parece que ya está preparando el abandono de la fabricación de estos modelos, que se han visto ensombrecidos por el lanzamiento en marzo de este año de unos mucho más atractivos Lumia 640 y sobre todo 640 XL que precisamente rondan esa barrera psicológica de los 200 euros de precio.
Y de nuevo llegaban las confusiones. Por prestaciones estos últimos dispositivos podrían entrar claramente para muchos en la gama media, pero sus precios los orientaban a una gama baja. Lo mismo podría decirse de la gama media, que si centramos de nuevo en los precios -lo sé, lo sé, hay otros factores en cuenta, pero haced la concesión- tendría hoy en día muy pocos representantes realmente destacables.
Uno de los pocos dignos de mención -uno de los pocos dispositivos de gama media que valdría la pena comprar hoy en día- es sin duda el OnePlus 2. Su antecesor, el OnePlus One, sigue siendo un telefonazo (es mi móvil personal), así que podría entrar también en esa gama media que lo es por precio y que también lo es en prestaciones, ofreciendo algunas opciones que habitualmente solo encontramos en la gama alta.
Y eso es lo que nos lleva a los albores de un nuevo segmento. Uno que al menos permite clarificar la evolución del mercado.
Bienvenidos a la gama supermedia
En realidad el término no es nuevo: los primeros en utilizarlo han sido los responsables de MediaTek, que desde hace más de un año vienen presentando procesadores y SoCs que quieren potenciar esa nueva generación de dispositivos de gama supermedia. O lo que es lo mismo: un paso por encima de la gama baja, pero sin llegar a la gama media en precio.
En realidad quizás habría que utilizar el término "submedia", pero claro, ese apelativo tiene connotaciones negativas. Quizás habría que usar en lugar de ese apelativo otro igualmente válido, "gama superbaja", pero es que los dispositivos de esa gama tienen más similitudes con la gama media que con la baja. De nuevo toca hacer concesiones: quedémonos por tanto con ese nombre y demos la bienvenida a la gama supermedia.
En esta gama estarían precisamente los dispositivos que bajan de los 200 euros (algunos superan ligeramente ese precio), mientras que la gama baja quedaría ahora transformada y evolucionaría hacia unos precios que podemos establecer por debajo de los 100 o 120 euros. Pero es esa franja tan interesante de los 120 a los 200 (y poco) euros la que nos interesa, porque en ella se están produciendo lanzamientos sorprendentes.
El Xiaomi Redmi Note 2 es un perfecto ejemplo de lo que nos espera allí, pero también estaría en esa división el Motorola Moto G. Tanto en un caso como en otro -como ocurre con los Lumia 640/XL y otros muchos contendientes- nos encontramos ante móviles que van sobrados para la inmensa mayoría de la población. Estos móviles de batalla son ya mucho más que eso. Sacan fotos más que decentes, tienen rendimientos notables, cuentan con diseños destacables -vale, aquí surge la eterna discusión sobre los materiales-, y con sistemas operativos que pueden dar todo lo que tienen en ellos.
Son tan válidos, son ya tan decentes, que uno se pregunta qué sentido tienen los dispositivos de gama alta. Pagar 600 euros o más por un dispositivo de última generación parece para muchos -y me incluyo- cada vez más un capricho. Aunque obviamente hay elementos destacables (las cámaras suelen ser especialmente diferenciales) muchos de los elementos de los gama alta no tardan demasiado en llegar al resto de gamas.
Es probable que temas como el sensor de huella dactilar o la carga rápida (USB-C con USB 3.1 Gen 2 al rescate) se popularicen y "democraticen" muy pronto en móviles de gama media y supermedia, así que el aspecto subjetivo del diseño y las cámaras serán principales reclamos de venta para esos dispositivos de coste elevado. Que seguirán siendo desaprovechados por parte de sus usuarios tanto como lo son ahora. Salvo en el -insisto- tema de la cámara, todo ese rendimiento, prestaciones y potencia suelen ser excesivos para los usuarios. No para todos, desde luego; hay usuarios intensivos que exprimen esas posibilidades y le sacan el jugo a esas opciones.
Pero para los demás, lo tengo claro: la gama supermedia promete.
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