Es una de las startups más conocidas en todo el mundo, y a pesar de sus problemas legales en diversos países -y en ciudades como Madrid-, Uber sigue creciendo en actividad otros muchos. La ambición de esta empresa parece ilimitada, y si hasta hace poco parecía que los taxis eran el único segmento del transporte al que querían ofrecer una alternativa, ahora queda claro que el transporte público también podría verse afectado por los coches de Uber.
Es lo que se desvela tras la aparición de las llamadas "Smart Routes" una nueva característica de la aplicación móvil de Uber que permite que cualquier usuario pueda aprovechar un trayecto ya en marcha y lo comparta con el viajero inicial. La idea es atractiva para rentabilizar aún más el servicio, y plantea una amenaza real no ya a los taxis, sino al sector del transporte público que podría no ser tan atractivo para ciertos usuarios.
Uber cada vez más como alternativa, pero no para todo ni para todos
La característica, afirman en Uber, está ya disponible en San Francisco y "aumenta la eficiencia del tiempo invertido en carretera por parte tanto de los conductores como de los pasajeros, ahorrándoles dinero a ambos". La idea no es nueva y ya ha sido explorada por otras startups como Loup o Chariot en esa ciudad, pero la popularidad de Uber podría hacer que esa parte de su negocio creciera de forma notable en los próximos meses.
Eso ha planteado el debate sobre la validez de Uber no solo como alternativa a los taxis tradicionales, sino también al segmento del transporte público. ¿Es posible, teniendo el coste de Uber y de los viajes en metro o autobús?
Es lo que precisamente han analizado en FiveThirtyEight, donde han analizado el tipo de uso de taxis y coches de Uber que se realiza en Nueva York y también han tenido en cuenta el coste de poseer un coche en esa ciudad y el de usar el transporte público.
El estudio es interesante pero las conclusiones son en realidad las esperadas: el coste de propiedad de un vehículo hace pensar cada vez más a los usuarios si les convendría olvidarse del coche particular e invertir ese dinero en transporte privado y público como el que ofrecen estas alternativas. Uber es una opción viable, nos dicen, si se usa de forma ocasional y siempre y cuando tengamos unos ingresos de cierto nivel.
¿Tiene sentido tener coche?
En ese análisis tienen además muy encuenta la cercanía de acceso a la red de transporte público en Nueva York, y sorprende comprobar que incluso en áreas con buena cobertura los usuarios sí aprovechan la alternativa de Uber. Aquí el factor esencial no es lógicamente que haya una parada de autobús o de metro cerca, sino el nivel de ingresos del usuario.
Si alguien se lo puede permitir, la opción de usar Uber en uno de cada cinco trayectos y el transporte público en 4 de cada cinco puede competir con el coste que tiene poseer un vehículo y utilizarlo a diario.
En esa ecuación es en la que parece especialmente interesante el servicio UberPool que permite compartir esos trayectos ya iniciados con usuarios a los que su destino les "coja de paso". El coste del viaje en Uber se reduciría entonces, y ahí el público objetivo de este servicio se ampliaría.
Si Uber logra avanzar en ese terreno quizás los conductores habituales se planteen esa alternativa que el transporte público parece no haber solventado. ¿Sacrificarías tu coche para sustituirlo por ese tipo de alternativa? A priori parece una opción interesante, pero hay otras variables en juego. Veremos si esa ambición logra transformar un segmento que está en verdadera ebullición.
Vía | 538
En Xataka | Un día con un conductor de Uber
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