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Cómo la SoundBlaster cambió el audio en el PC para siempre

Durante mucho tiempo solo oíamos pitidos. Los sonidos que salían de nuestros ordenadores de 8 bits y aquellos primeros PCs lo dejaban casi todo a la imaginación, pero poco a poco la industria se fue dando cuenta de que el audio era realmente importante. Y entonces llegó Sound Blaster y lo cambió todo.

Esta familia de tarjetas de sonido se convirtió en el estándar de facto para la industria del PC, y durante años dominaron un mercado que acabó dejándolas casi totalmente de lado.

De los pitidos a la magia de 'Paula'

A los fabricantes de PCs no les importaba demasiado el sonido. No al menos durante una buena época en la que los pitidos dominaron nuestra vida. Incluso limitados micro-ordenadores de 8 bits como el Spectrum o el C64 (el mejor de todos ellos, que para eso fue el que tuvo quien suscribe esto) comenzaron a demostrar el juego que podía dar una buena melodía.

El IBM PCjr quiso acercar la informática a un público menos empresarial, y lo hizo con una apuesta algo más ambiciosa en el ámbito del sonido. Por cierto: también cuenta con uno de los teclados más curiosos de la historia de IBM que además se conectaba ¡por infrarrojos! al equipo. El equipo fue un fracaso estrepitoso.

De hecho incluso con aquellos chips de sonido tan limitados, aquellos ordenadores dieron lugar a los legendarios chiptunes, esas melodías electrónicas sintetizadas para máquinas de 8 bits que, ojo, siguen estando muy de moda hoy en día.

IBM comenzó a darse cuenta de por dónde podrían ir los tiros e hizo un pequeño esfuerzo antes de dejar de decir adiós a su PC. El lanzamiento del PCjr de 1984 sorprendió por la presencia del chip Texas Instruments SN76489, que acabó siendo usado también en la Sega Master System y la Genesis y que le daba a estos equipos una capacidad sorprendente en este ámbito. Una capacidad que eso sí, se vio condenada por su limitada compatibilidad con software para el PC o su reducida potencia, que hacía que muchos juegos de la época no pudieran funcionar bien en el PCjr.

Aquel fracaso hizo que los ordenadores personales que conquistaron el mundo estuvieran durante años lastrados en el terreno del audio. Aquí la primera revolución clara la mostraron dos máquinas. En primer lugar el Atari ST, con su chip 'Pokey' que convirtió a esta máquina en una alternativa fantástica para productores musicales que podían disfrutar de su puerto MIDI para la composición.

En segundo, el aún más fantástico Amiga 500 (¿adivináis quién tuvo uno de estos?), que fue todo un prodigio por muchas cosas pero también por su uso de chips dedicados, uno de los cuales, llamado 'Paula' se encargaba de ofrecer soporte de audio de cuatro canales y convirtió al Amiga en cara visible de esa revolución "multimedia" que vivió la informática de finales de los 80 y principios de los 90.

Y entonces llegó 1989, y de la nada pareció surgir una empresa de Singapur llamada Creative Technology. Y todo cambió para el audio en PCs.

Nace la marca Sound Blaster

Como indicaban en el fantástico repaso histórico a estas tarjetas en Tedium, Creative Technology no fue la primera en tratar de lograr ofrecer a los usuarios de PC una calidad mucho más notable en materia de sonido.

De hecho en 1987 una empresa canadiense llamada AdLib comenzó a ofrecer productos basados en las ranuras de expansión ISA. Su tarjeta de sonido contaba con un chip YM3812 FM de Yamaha que permitía crear música sintetizada de buena calidad, pero tenía una limitación importante: no contaba con soporte para la modulación PCM que se susaba por ejemplo para la reproducción de CDs de audio.

Precisamente la propuesta de Creative Technology se basó en mejorar aquel mismo producto de AdLib, cuyo chip Yamaha no tenían ni mucho menos en exclusiva. Lo que hicieron en la empresa singapurense fue precisamente lanzar al mercado una tarjeta que se diferenciaba de la de su competidor en que sí contaba con soporte PCM completo.

En aquellos tiempos los controladores de dispositivo solían dar más de un quebradero de cabeza a los usuarios de Windows.

Eso se unió a otros factores decisivos. Los costes de fabricación eran mucho menores para Creative Technology en Singapur que para AdLib en Canadá, pero es que además en Creative llegaron a acuerdos con varios desarrolladores de videojuegos para garantizar que soportarían la Sound Blaster.

Sus ingenieros proporcionaron controladores de dispositivo a todas esas empresas y desarrolladores, pero además añadieron un puerto de juegos para joysticks, algo que le dio a los jugadores otra razón poderosa para elegir estas tarjetas. La familia Sound Blaster destrozó a la competencia, y acabó dominando el mercado durante más de una década.

La democratización del sonido acabó con Sound Blaster

Creative Technology en realidad acabaría siendo mucho más conocida por Creative Labs, su marca en Estados Unidos y otros países. Aquel imperio del sonido para PCs mantuvo su relevancia durante muchos años en los que las nuevas versiones de sus tarjetas de sonido se sucedieron sin parar.

Sin embargo aquello acabaría con los problemas de soporte que provocaría Microsoft Windows 95, el sistema operativo que cambió el modelo de soporte hardware y que eliminó la importancia que tenía para los usuarios de Windows la compatibilidad con las Sound Blaster.

Eso se unió al factor decisivo: los fabricantes de placas base lanzaron todo tipo de productos con chips de audio integrados, algo que hacía innecesario adquirir tarjetas independientes para un apartado que ya cumplía suficientemente bien en la mayoría de PCs.

Eso convirtió a Creative Labs en una empresa con productos dirigidos a un mercado más reducido: el de los jugadores y aficionados al mundo del sonido que buscaban prestaciones especiales en estas tarjetas de sonido. Productos como las Sound Blaster Live!, las Audigy o las X-Fi acabaron estando orientadas a un nicho que seguía siendo fiel a esos productos y que se había desmarcado del usuario final, que se conformaba con los chips integrados.

Creative Labs (o Creative Technology) sigue operando con productos relacionados con el sonido con su marca Sound Blaster. En 2017 lanzaron su Sound BlasterX AE-5, por ejemplo, y también han apostado por el segmento de los "audiófilos televisivos" con una barra de sonido como la https://us.creative.com/soniccarrier/ que apareció con un precio desorbitado de casi 6.000 dólares.

Mucho ha cambiado desde luego con las Sound Blaster, pero estas tarjetas se han convertido ya en parte de la historia de la tecnología. Si queréis profundizar más en este tema, quizás queráis disfrutar del documental 'Beep: A Documentary History of Game Sound' o comprar el libro 'https://www.xataka.com.co/redirect?url=https%3A%2F%2Fwww.amazon.com%2FSound-Blaster-Official-Book-Disk%2Fdp%2F0078819075' en el que se narra con todo lujo de detalles la historia de esta familia de tarjetas de sonido.

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