Solo hay que darse un paseo por nuestra tienda aplicaciones favoritas para ver que una inmensa cantidad de aplicaciones que nos prometen de todo: desde aprender idiomas, mejorar la dieta o hacer más ejercicio. Hay tantas que, más allá de su popularidad, es muy difícil saber cual es más efectiva para ayudarnos a conseguir nuestros objetivos (y salir de las rutinas de nuestro día). Si es que alguna lo es.
Por eso, un grupo de investigadores de la Universidad de Stanford está estudiando hasta qué punto las apps pueden ayudarnos a cambiar nuestro comportamiento y que sistemas son mejores. En su último artículo nos dan algunas claves para orientarnos en la selvapp digital.
¿Qué le pides a una app? ¿Seguro que es lo mejor?
Para poner aprueba las distintas estrategias de las apps más populares, los investigadores, dirigidos por la profesora Abby C. King, crearon tres aplicaciones para ayudar a hacer más ejercicio. Las tres apps hacían los mismo (medían la actividad física con un acelorómetro) pero presentaban la información de forma diferente y dejaban usarla para cosas distintas. La app "analítica", por ejemplo, se centraba en la automonitorización y la autocuantificación; la app "afectiva" estaba centrada en el juego y utilizaba la gamificación para generar compromiso. Mientras que, por último, la aplicación "social" permitía a los usuarios compararse con otros y dar feedback al resto de los participantes.
Las aplicaciones más eficaces son aquellas que se centran en las relaciones sociales frente a la cuantificación y el juego
Seleccionaron a 95 participantes de más de 44 años que tenían hábitos sedentarios y que nunca habían usado este tipo de aplicaciones para hacer ejercicio. Durante ocho semanas los monitorizaron y descubrieron que la aplicación con mejores resultados era la aplicación "social", muy por delante de las otras dos.
En realidad, esto no es una sorpresa. Pese a las limitaciones de la investigación (el pequeño número de participantes y el escaso tiempo de monitorización), sus resultados coinciden con la evidencia de la que disponemos: que los lazos sociales son clave para el cambio de hábitos.
Esta línea de investigación aporta un poco de luz a un mundo, el de las aplicaciones, cada vez más complejo. Y da un toque de atención a esa gran mayoría de aplicaciones motivacionales que ignoran todos lo que la ciencia lleva años descubriendo sobre como cambiar nuestros hábitos y conseguir nuestros objetivos.