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He abandonado todos los servicios de Google dos semanas, del buscador a todas sus apps Android: esto es lo que más eché de menos

He estado dos semanas sin utilizar ningún producto de Google. La idea inicial era probar si podía vivir sin ellos durante una semana, pero al final han sido prácticamente dos semanas alejado de YouTube, Gmail, el buscador y demás productos de Google. Y lo cierto es que no ha sido fácil. Aquí os cuento cómo han sido los preparativos, qué he tenido que dejar atrás y dónde he tenido más dificultades para adaptarme con las alternativas.

Antes de empezar a contaros mi experiencia, debo avisaros que he cometido un par de excepciones durante estas dos semanas. Varias situaciones donde por motivos de peso he acabado optando por la opción tradicional en manos de Google. Unas excepciones que luego reflejaré y me han servido para darme cuenta cómo estamos ligados a los servicios de Google durante nuestro día a día.

Hay muchos motivos por los que podríamos querer abandonar los productos de Google, pero sin duda garantizar nuestra privacidad está entre los más importantes. Muchas son las noticias que hemos tenido que dar en esta dirección, desde los datos expuestos de Google+ sin informar a los usuarios hasta problemas con Chrome. La cantidad de información que Google tiene sobre nosotros es enorme y por ello hemos querido comprobar hasta qué punto podemos encontrar otros servicios donde gestionar estos datos de manera eficiente.

Qué usaba antes

Mi equipo tecnológico habitual tiene bastante relación con Google. Mi móvil personal es un Google Pixel 2 XL, tengo Android TV en el comedor y ya me había acostumbrado a hablarle al Google Home Mini. Pero para poder hacer esta prueba durante las dos últimas semanas he utilizado otras opciones. Como más adelante explicaré, me he cambiado de móvil y he tenido que guardar algunos gadgets en el cajón.

Eso es por la parte del hardware, que como podréis anticipar ha sido la más sencilla. Utilizar un Pixel tiene como efectos secundarios que casi todos los servicios que utilizaba eran los de Google. Desde Drive para la nube, Google Docs para escribir y Google Fotos para guardar todas mis imágenes. Estoy seguro que no soy el único en utilizar estos populares servicios.

Lo más cómodo de Google es su ecosistema creado. Al final todas sus aplicaciones se sincronizan y de un lado podemos pasar a otro. En mi caso además he facilitado durante años a Google todo tipo de datos personales, desde mi casa, mis amigos, mis productos, todas mis fotos, mi agenda personal... como usuario intensivo de sus productos, Google lo sabe todo de mí. Pero al menos he conseguido que durante un par de semanas haya bastantes datos a los que no tienen acceso.

Pasos previos: descargar toda la información de Google

La prueba estaba planeada para hacerla a mediados de septiembre, sin embargo la preparación duró más de lo que pensaba. Cuando me propusieron el tema pensé; "A partir del lunes utilizas otro móvil y te abres cuenta en lo que haga falta." Inocente de mí.

Antes de ponerme manos a la obra exporté mis contraseñas de Google Chrome y realicé una copia de seguridad con todos mis datos de Google. Con Google Takeout es muy sencillo, ya que únicamente debemos acceder a la configuración, elegir todos los archivos y darle a descargar. El resultado es un archivo zip enorme que desgraciadamente nos será difícil reutilizarlo para trasladar estos datos de golpe a otros servicios.

Una vez realizada la recomendada copia de seguridad, procedí a eliminar los servicios de Google del Macbook. Este punto fue sencillo, ya que excepto Google Chrome no tenía ninguna aplicación de la marca instalada.

Después del portátil, tocaba el móvil. El Google Pixel 2 XL se ha quedado en casa y para el día a día he utilizado un Redmi Note 4X que tenía. ¿Por qué ese? Básicamente porque era el único con el que podía trastear a fondo. El objetivo ha sido librarse también de Android y para ello he tenido que rootear el móvil de Xiaomi. En este punto ya empezaron los problemas, instalar una ROM personalizada no es tan inmediato como recordaba y pese a apostar por una alternativa reconocida tuvo que ser al tercer intento cuando todo funcionó bien. Una vez configurado el móvil de fábrica, tocó empezar a instalar las aplicaciones fuera de Google.

Respecto a otros productos como el Google Home Mini o la tele, ha sido tan sencillo como directamente guardarlos o no utilizar la función de 'Smart TV'. Tampoco he utilizado en este tiempo el Chromebook ni la tablet Android. Sí he recuperado mi Sony RX100, una cámara compacta que había ido perdiendo protagonismo frente al Pixel.

Una vez tuve el móvil listo, el siguiente paso fue instalar en el ordenador las mismas aplicaciones alternativas que en el smartphone. Con esto logré configurar un ecosistema alejado de Google más o menos estable. Un conjunto de herramientas suficiente cómodo para poder trabajar y hacer el mismo tipo de tareas que antes.

Qué servicios he utilizado para sustituir a Google

A la hora de elegir las alternativas a los servicios de Google he apostado por no caer en un único ecosistema rival. No tiene sentido sustituir Google por Microsoft, Apple, Facebook o Amazon y caer de nuevo en los brazos de otra multinacional. Aunque sí es cierto que en algunos casos la alternativa a Google la hemos encontrado en alguna de ellas. También hemos apostado por seguir trabajando en la nube. Las alternativas en local son más seguras, pero necesitan normalmente de dispositivos extra y son diferentes a lo que representa Google. La intención ha sido ver hasta qué punto podemos lograr algo similar a lo que nos ofrece la compañía de Mountain View, pero sin caer en sus brazos.

Otra característica que he valorado es la sencillez de uso. Una de las ventajas de los productos de Google es que son fáciles de utilizar, por lo que estas alternativas tenían que estar a la altura. Y finalmente a ser posible he optado por herramientas open source, con un código visible y donde la privacidad y la seguridad sean aspectos a valorar de la aplicación.

Este es el listado de alternativas a Google que he utilizado en cada uno de los distintos ámbitos. Programas donde en la mayoría de casos ya era usuario esporádico y este tiempo me ha servido para reencontrarme con muchos de ellos.

Navegador: de Chrome a Mozilla

Empezamos por el cambio más sencillo pero a la vez más importante. Chrome era mi navegador habitual, pero afortunadamente tenemos una alternativa muy sólida con Mozilla Firefox. También estuve probando Opera durante unos días, pero al final he optado por Mozilla debido a su diseño, la velocidad de carga y la sincronización entre varios dispositivos.

Mozilla es un navegador perfectamente válido para sustituir a Chrome. De hecho, desde que he tenido el autocompletado suficiente nutrido de enlaces y contraseñas no he echado en falta el producto de Google. Eso sí, mientras que en el escritorio Mozilla funciona a la perfección, a su versión para móviles todavía le falta velocidad para alcanzar a Chrome.

Buscador: de Google Search a DuckDuck Go y Bing

Google empezó siendo un buscador y esta sigue siendo una de sus funciones principales. De entre todas las alternativas, en primer lugar elegí Duck Duck Go. Un buscador que bloquea la publicidad y promete no rastrearnos.

Sin embargo fue uno de los apartados donde eché más de menos a Google. En mi día a día utilizo Google para buscar enlaces relevantes, noticias y todo tipo de información. En internet hay de todo, pero hay que saber encontrarlo. Lamentablemente las respuestas de Duck Duck Go nunca se ajustaban a lo que necesitaba. Enlaces antiguos, sin calidad o imágenes no oficiales. Cuando en Google me lleva una palabra encontrar aquello que necesito, aquí tenía que hacer dos o tres búsquedas.

La mala experiencia con Duck Duck Go me llevó a probar Bing. El buscador de Microsoft sí incorpora noticias de medios y periódicos y normalmente los resultados se parecen más a los de Google. También en diseño es más parecido, aunque este último es un aspecto que no es tan relevante. No quiero olvidarme del buscador de Twitter. Es increíble la cantidad de información que se puede encontrar ahí y en muchos temas he conseguido detalles, sobre todo de última hora, que habría tardado muchísimo en tener a través de otros buscadores.

Nube: de Google Fotos y Drive a Dropbox y Telegram

Las alternativas de Google Drive son bastante conocidas. Aquí tenemos múltiples opciones como Dropbox, MEGA, Amazon Drive, OneDrive o MediaFire. Durante un tiempo estuve probando OneDrive de Microsoft con muy buenos resultados y también tengo algunos archivos dispersos en Amazon Drive después de probar una tablet Fire. Pero para estas semanas quise ser tradicional y volver a Dropbox, donde tengo 36GB gratuitos. Una cantidad superior a los 15GB oficiales de Drive pero muy inferior a los 120GB que tenía gratis en el servicio de Google por enlazar productos. Al final, la diferencia no ha sido una cuestión de espacio sino de sincronización entre dispositivos.

Cuando hablo de sincronización me refiero sobre todo a las fotos, ya que Dropbox funciona perfectamente en todo tipo de plataformas. Carrousel cerró y el guardado automático que tenía con Google Fotos no lo he podido disfrutar. Para guardar las fotos he utilizado una mezcla entre la galería del móvil, álbumes privados en Flickr y Telegram para enviar rápidamente fotos de un sitio a otro. Una solución que me ha funcionado y he logrado encontrar una cierta estabilidad, pero me ha faltado ese punto de inmediatez que ofrece Google con Fotos.

Justo después de realizar esta experiencia, Flickr ha anunciado que limitará el número de imágenes. Aquí os dejamos con otras alternativas.

Otro servicio que he utilizado y valorado durante estas dos semanas ha sido WeTransfer. Normalmente utilizaba la carpeta compartida de Drive para enviar archivos grandes a otras personas, pero con WeTransfer tengo una alternativa sólida y además bastante utilizado por el resto de mi círculo.

Correo: de Gmail a Yahoo

Tener mi correo profesional en Gmail ha sido un problema porque he tenido que volver ahí para contestar algunos mails importantes. No ha sido así siempre, ya que a varias personas simplemente les repliqué desde mi otra cuenta. La transición a Yahoo ha sido sencilla. Mi primera cuenta de correo de hecho fue ahí y la tenía abandonada desde hace años. Simplemente fue recuperar la contraseña que había olvidado y configurar que todos los correos de Gmail me llegasen también a Yahoo. Dicho esto, este reenvío no es del todo fiable y provocó algunas confusiones y llamadas. No es un servicio que me transmita mucha confianza pero sigue funcionando.

Ofimática y notas: de Docs a Office y Simplenote

Google tiene una cantidad enorme de servicios relacionados con la productividad. Google Docs, Sheets, Calendar, Keep, Translate... la buena noticia es que hay alternativas muy potentes para todas, salvo quizás para Google Calendar. Tenía la totalidad de la agenda allí y me ha supuesto un problema dejar de utilizarla.

La solución ha sido por una parte centrarme en la aplicación de calendario de Mac OS y por otro lado utilizar Simple Calendar en el móvil. La agenda la exporté con el enlace de iCal y los datos se guardan en Dropbox. Una solución pero que nunca me ha transmitido la suficiente estabilidad como para pensar que iba a aguantar mucho. El tema del calendario está muy ligado a los distintos ecosistemas y o bien abrazamos a una marca concreta o las alternativas que he probado no son suficiente sólidas.

Para idiomas he redescubierto Wordreference y el traductor de Cambridge. Para las notas me he enamorado de SimpleNote, de los creadores de WordPress. Soy usuario habitual de Evernote pero su modelo de negocio tan agresivo me ha hecho buscar otras alternativas.

Finalmente para los temas de ofimática he utilizado las herramientas de Mac OS en el portátil y WPS Office en el móvil. Eso sí, como comentaré luego, el trabajo colaborativo ha sido un punto conflictivo.

Vídeo: de Youtube a Twitter e Instagram

Lo reconozco. Ha sido imposible para mí estar dos semanas sin ver YouTube. Pero sí puedo aseguraros que vi menos de cinco vídeos en ese tiempo. Afortunadamente, los creadores de contenido se han dado cuenta que pueden llevar su carisma a otras plataformas. De hecho, ha llegado a un punto que sigo casi más a ciertos Youtubers por Twitter o Instagram Stories antes que por su propio canal. Un contenido extra al que no daba mucha relevancia pero me ha servido como excusa para seguir informado, ver los gags más graciosos y en general no necesitar conectarme tanto a YouTube para ver ese tráiler o ese vídeo que me habían recomendado.

Mapas: de Maps a OpenStreetMaps y Foursquare

Google Maps es un servicio brutal, no solo tenemos una herramienta rápida para saber dónde estamos o cómo llegar, también para descubrir sitios cercanos e incluso tener un historial con nuestra ubicación. Durante estos días he utilizado OpenStreetMaps en la web, pero el cuadro de búsqueda es mucho más difícil de utilizar. No entiende bien las palabras, no encuentra lugares por el nombre y hay que ser mucho más preciso para dar con el lugar que necesitamos. Y claro, hay veces que no sabemos dónde hay que ir. Otra alternativa ha sido Here WeGo, algo mejor pero también varios peldaños por debajo de la opción de Google.

En el móvil aposté por OsmAnd, una aplicación de navegación que también funciona offline y va genial. También quise probar Citymapper, sin embargo al utilizar los mapas de Google no me funcionó. Al final opté por Foursquare, una red social de recomendación de sitios donde ir que sigue teniendo mucha vida y aporta un plus incluso a Google Maps.

Sistema operativo: de Android y la Play Store a LineageOS

Estar dos semanas sin Google también implica estar dos semanas sin Android. Más en mi caso, que soy poseedor de un Pixel 2 XL. No dispongo de iPhone, pero tampoco me habría servido para conocer si existen alternativas más allá de otros sistemas operativos dominados por una única empresa.

Entre los sistemas para móvil libres que existen opté por LineageOS, un fork de Android abierto y sin ningún servicio de Google preinstalado. Los diseños no son tan bonitos y no tenemos acceso a ciertas optimizaciones de Android, pero el rendimiento es excelente y el nivel de personalización es muy alto. Al principio se quedaba corto, pero si el móvil elegido hubiera sido tan potente como el Pixel, no habríamos perdido mucho por el camino.

Uno de los principales cambios de abandonar Google es dejar atrás la Play Store. Ninguna otra tienda de aplicaciones para Android se le acerca. Entre las opciones probamos F-Droid, centrada en apps open source, Amazon AppStore y Aptoide. Queríamos trabajar únicamente con la primera pero no era práctico. En Aptoide sí hemos encontrado todas las aplicaciones que necesitábamos, desde Telegram, Slack, Yahoo, así como todos los servicios anteriormente nombrados. Su diseño es mucho más sencillo, no tenemos los últimos juegos y las aplicaciones más pequeñas no están, pero es un ejemplo perfectamente válido de alternativa. Y más lo será a partir de ahora teniendo en cuenta que han ganado su juicio contra Google.

Cómo fue el paso: problemas y más problemas

Cambiar por completo todas las aplicaciones no es tarea fácil. Los editores de Xataka estamos acostumbrados a cambiar de móvil constantemente y ya tenemos bastante automatizado el pasar de un sitio a otro. Pero este paso a un ecosistema sin Google ha estado plagado de problemas.

En primer lugar la instalación de la ROM me dio fallos. Después configurar el móvil no es inmediato, ya que al no tener Google Play mi historial de apps habituales desapareció. Algunas aplicaciones que pensaba utilizar como alternativa me di cuenta que tampoco funcionaban ya que dependían de APIs de Google. En los primeros días ya vi que muchas tareas y creencias que tenía interiorizadas no iba a poder aplicarlas.

Otro problema con el cambio fue la recuperación de las copias de seguridad y el pasar los archivos a otros servicios. Un caso claro es el del correo. Aquí activé la sincronización hacia Yahoo pero esta me dio muchos problemas. Además está el hecho de tener que avisar al resto de personas que no se preocupen si reciben una respuesta desde otra cuenta. En caso de querer hacer una transición definitiva, una decisión más acertada habría sido utilizar un servidor de correo propio y alguna aplicación como ProtonMail.

El principal problema fue configurar el correo y convencer a mis conocidos que utilizasen herramientas alternativas a Google para pasarme información. Algo que no siempre fue posible.

Algunas aplicaciones como CityMapper necesitan acceso a las APIs de Google para poder funcionar.

Pero sin duda la mayor traba de no utilizar Google es que no puedes obligar al resto de personas que tampoco lo utilicen. Y el caso está en que muchos de los servicios de la compañía son para trabajar colaborativamente. Es el caso de Google Drive para pasar archivos, Google Docs para documentos de trabajo y hasta Google Forms, que nos sirve para votar en los Premios Xataka. Para utilizar estos servicios necesitamos tener una cuenta de Google.

No hay una solución fácil. Puedes convencerles de utilizar otras alternativas, pero en grupos grandes o en el trabajo es casi imposible cambiar lo que ya funciona bien. De hecho, este pequeño experimento casi me cuesta el puesto de trabajo. No es del todo cierto (¡nada más faltaría!), pero sí hice trabajar más a mi jefa de manera innecesaria para que me enviase mediante Wetransfer unas imágenes que perfectamente podría haber abierto con Google Fotos. Afortunadamente la reacción fue positiva, muestra que el resto de personas sí están dispuestas a adaptarse al software específico que tengamos. Al menos de manera puntual.

Qué he echado de menos y qué alternativas son suficientemente buenas

La tienda de aplicaciones Aptoide tiene una gran colección de apps, pero su diseño es mucho más sencillo que el de la Play Store y la selección es más limitada.

Al volver la vista atrás intento repasar qué es lo que he echado de menos y lo primero que me viene a la mente es YouTube. Y eso que en varios momentos de aburrimiento y tentado desde Twitter sí he abierto un par de vídeos. Aun así la plataforma de vídeo sigue siendo importantísima para la mayoría de usuarios. Seguimos a personas, tenemos vídeos divertidos, tráilers oficiales y una cantidad enorme de contenido. Instagram cada vez tiene más tirón, pero YouTube es hoy por hoy imprescindible.

YouTube, el buscador, Maps y poder registrarse en todas partes rápidamente. Lo que más he echado de menos ha sido la sencillez e inmediatez del ecosistema de Google.

Otro aspecto que he echado muchísimo de menos es la agilidad que me ofrece el buscador de Google. Los que trabajamos en medios online estamos todo el día buscando datos y sin Google esta labor se hace muy complicada. Sí es verdad que existen alternativas pero durante estos días he trabajado mucho más lento solo por no aprovechar los algoritmos de búsqueda de Google.

Utilizar servicios con pocos usuarios tiene como problema añadido que te encuentras con problemas de compatibilidad. Además estas alternativas casi siempre han resultado ser una copia limitada de la aplicación de Google. Me ha faltado encontrar aplicaciones que realmente me den un plus respecto a lo que ya tenía con Google. Todas tienen sus ajustes curiosos por aquí y por allá, pero pocas ofrecen algo adicional que me invite a seguir utilizándolas durante más tiempo.

DuckDuck Go y Bing son buscadores útiles para buscar enlaces ocasionales, pero el de Google sigue teniendo una búsqueda mucho más precisa y rápida.

He perdido en inmediatez y comodidad. Por ejemplo, el registro inmediato con Google en aplicaciones y páginas web. Aunque se agradece que la mayoría ofrezca una segunda opción como Facebook Login. También me he visto invirtiendo varios minutos en conseguir encontrar la mejor combinación para llegar a un sitio, cuando con Google Maps habría sido cuestión de segundos.

Sí he encontrado muchas alternativas que me han facilitado mucho el trabajo durante estas semanas. De hecho, me ha servido para reencontrarme con algunos servicios excelentes que había dejado atrás. Dropbox es un sistema en la nube que funciona genial salvo por la sincronización de las fotos. Mozilla Firefox es uno de los mejores navegadores, sin nada que envidiar a Chrome. Y no me olvido de los programas de Microsoft y OneNote para ofimática y notas o apps de Apple como la de calendario.

Estamos acostumbrados a utilizar Google Maps, pero existen grandes alternativas como OsmAnd basados en los datos de OpenSteetMaps.

Más allá de las alternativas directas, fuera de Google tenemos decenas de programas muy sólidos. En mi opinión, en comunicación WhatsApp, Slack o Telegram son mucho mejores que Hangouts. En edición de imagen VSCO o Photoshop son también superiores a Snapseed. Y en música, Spotify sigue siendo el rival a batir.

Google dispone de un ecosistema muy amplio de servicios, pero si no fuera porque todos están sincronizados difícilmente utilizaríamos muchos de ellos. Desde el momento que rompemos con una de estas puertas de entrada a nuestros datos, el resto viene solo.

Vivir sin Google es posible, pero hay que ir abandonándolo progresivamente

¿Podría dejar de vivir sin Google? En mi caso la respuesta es no. Pese a pasar prácticamente dos semanas sin utilizar sus servicios, en mi mente siempre ha estado presente que acabaría volviendo. ¿Por qué? Básicamente porque la mayoría de alternativas no me convencen lo suficiente. Sí es verdad que he encontrado algunos programas que voy a acabar utilizando de manera permanente, pero en otros tenía la sensación que tenía que aguantar porque era mi tarea, pero la experiencia nunca fue tan fluida.

Me he reencontrado con Firefox y Dropbox. También he pasado más tiempo en Foursquare y Evernote. Y he vuelto a rememorar mis tiempos con el móvil rooteado. Google parecía la opción por defecto constante pero lo cierto es que sí hay vida más allá.

Lo único que requiere tiempo de configuración, periodo de adaptación y en algunos casos perderemos también funcionalidades. A cambio ganamos el simple hecho de desligarse de un gigante como Google. La privacidad es un aspecto primordial, más en una época que se mueven millones de datos. Sin embargo, tenemos la sensación que para protegernos no sirve con irnos a alternativas fuera de las grandes compañías.

Los programas open source suelen priorizar mucho la privacidad, pero la experiencia está muy lejos de la que tenemos con los programas más comerciales. Salvo honrosas excepciones, si nos gusta una alternativa de Google lo más probable es que no la encontremos en los repositorios de software libre. Al menos yo no me he topado con ninguna.

Abandonar a Google definitivamente requiere bastante tiempo: para configurar bien las alternativas, sincronizarlas y olvidarse de lo tentador que resulta tener todos tus datos al alcance de un clic. Y aún así siempre habrá algún contenido o alguien que te incite directamente a utilizar sus servicios.

Mi consejo si queréis abandonar definitivamente Google es que lo hagáis poco a poco. En primer lugar podéis hacer como he hecho yo durante este tiempo y empezar a utilizar software alternativo. El siguiente paso sería nutrir de datos este ecosistema alternativo con nuestras fotos, favoritos y demás datos que queramos tener a mano. A no ser que queráis tenerlo en local y contéis con dispositivos externos, con lo que todo será bastante más sencillo.

Por el camino tendremos problemas de sincronización, sobre todo con el correo y algunos registros, pero finalmente iréis dejando atrás la mayoría de servicios de Google. Al final, salvo contenido específico como YouTube o las herramientas colaborativas que utilizan tus círculos, ninguno de los servicios de Google es indispensable. Google, al igual que otras grandes compañías, simplemente quiere convertirse en tu opción más cómoda.

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