Todos los años la misma broma. Este sí. Este toca. Este va a ser el año de Linux en el escritorio. Eso nunca se cumple, claro: Linux sigue siendo un sistema operativo con una cuota de mercado marginal entre los usuarios finales, y son macOS y sobre todo Windows los que dominan este ámbito de forma clara.
Será difícil que Linux conquiste el escritorio algún día, pero eso no importa tanto si tenemos en cuenta que aunque 2019 no ha sido el año de Linux en el escritorio, ésta sí ha sido probablemente la década en la que el Open Source lo conquistó todo. Lo usas a diario aunque no lo sepas, y esa conquista silenciosa ha convertido esta filosofía software en una de las grandes ganadoras de la tecnología en los últimos años.
De tu móvil a los servidores en los que haces tus compras navideñas
Puede que sea extraño, pero es mucho más difícil contestar a la pregunta de "¿quién no usa Open Source?" que "¿quién lo usa?". La razón es que este tipo de software es ya componente crucial de virtualmente todos los dispositivos y servicios que usamos en nuestro día a día.
Tenemos el mejor ejemplo en Android, la plataforma móvil desarrollada por Google cuya base, AOSP (el propio nombre, Android Open Source Project, deja claro esa relevancia), es un proyecto Open Source. Google ha ido separando esa base de componentes propietarios clave como sus servicios o aplicaciones, pero en muchos de ellos también hay parte integral del software Open Source.
Buena parte de los servicios que usamos a diario -si es que no son todos- también aprovechan proyectos Open Source en sus sistemas. En Netflix ya confesaban en 2015 cómo la evolución del Open Source en su plataforma había sido brutal y ya entonces hacían uso de hasta 50 proyectos de este tipo.
Facebook y Twitter, dos de las redes sociales más importantes del mundo, también aprovechan diversos proyectos y disponen de sus propias secciones de software Open Source que comparten con el resto del mundo a través por ejemplo de GitHub donde tanto la una como la otra tienen decenas de repositorios disponibles. Google no quiere ser menos, claro.
Amazon, absoluto protagonista del comercio electrónico, también hace buen uso de ese software Open Source, aunque como muchas otras la forma en que aprovecha estos proyectos es para algunos discutible. En The New York Times contaban cómo había "copiado" el software búsquedas y análisis de la citada Elastic -que por cierto, la demandó-. Uno de los responsables del proyecto de Amazon defendía los argumentos de Amazon, y presumía además de todas las alianzas que había firmado con distintas empresas del segmento Open Source.
Yo compro, tú compras, él compra
Las adquisiciones que se han producido en los últimos años también muestran esa realidad. Grandes gigantes tecnológicos se han lanzado a la compra de empresas que llevaban años apostando por el Open Source.
Ocurrió en octubre de 2018 cuando IBM compró Red Hat por la friolera de 34.000 millones de dólares, pero es que poco antes Microsoft había hecho otra inversión realmente sorprendente al comprar GitHub por 7.500 millones de dólares.
Esas operaciones se han ido repitiendo de forma frecuente. Salesforce compró MuleSoft por 6.500 millones de dólares, y la empresa holandesa Elastic -competidora de Google en plataformas de búsqueda-salió a bolsa de forma triunfal aunque en los últimos tiempos su valoración ha caído de forma sensible.
MongoDB ha sido otra otra de las sensaciones de los últimos años en el ámbito de las bases de datos NoSQL, y lo mismo ha ocurrido con empresas que desde sus inicios han aprovechado la filosofía Open Source para sus particulares conquistas en nichos de mercado como los servidores web -con Nginx a la cabeza, adquirido hace unos meses por F5 Networks- o la virtualización -con empresas con VMware que tienen una fuerte participación de Dell/EMC-.
Muchas otras son probablemente desconocidas pero están ganando terreno en el segmento en diversos campos. Cloudera, Alfresco, Talend, SugarCRM, Confluent, DataBricks, Chef, Bitnami Docker o la española Carto son algunos de los muchos ejemplos de compañías que se han hecho un hueco importante sobre todo en soluciones empresariales que acaban teniendo impacto en esos servicios de los que hablábamos a diario.
Las grandes tecnológicas ahora "regalan" código
La otra gran tendencia de los últimos años consiste en esa apuesta que las grandes tecnológicas han hecho por el Open Source: muchas de ellas han publicado diversos proyectos, aplicaciones y servicios bajo algún tipo de licencia de este tipo.
Esa apuesta no es desinteresada, por supuesto: las empresas que realizan estos movimientos tratan de atraer así a la comunidad de desarrolladores para que ayuden a mejorar el proyecto y lo viralicen, pero además hay un componente claro de refuerzo positivo de la marca cuando ésta apuesta por el Open Source. Facebook está intentando redimirse con esta vía, por ejemplo.
Es una estrategia que no obstante está siendo beneficiosa para industria y usuarios: muchos de estos proyectos siguen ciertamente "tutelados" por las empresas que los crearon, pero acceder al código del software era algo impensable por ejemplo para empresas como Microsoft, que durante años fue némesis del Open Source y que en esta década lo ha abrazado de forma sorprendente tras el nombramiento de Satya Nadella como CEO de la firma de Redmond.
Hay muchas pruebas de ese cambio de actitud por parte de Microsoft. Su plataforma en la nube, Azure, es un claro ejemplo de ello, pero también lo es un proyecto más de "andar por casa" como Windows Terminal, la nueva consola de Microsoft cuyo código, sorpresa, también está en GitHub.
Otras muchas, como decimos, tratan de ganar reputación y atractivo entre la comunidad de desarrolladores en todo tipo de campos. uno de los más destacados en los últimos tiempos es el de la inteligencia artificial, y allí tanto Google con Tensorflow como Facebook con su PyTorch son claros referentes en este panorama.
Ha sido una década por tanto crucial para el Open Source: esta filosofía software que aboga por compartir el código, reutilizarlo y modificarlo para hacerlo mejor que nunca ha permeado de una forma asombrosa, y a estas alturas esa idea se ha convertido en una de las grandes ganadoras del mundo tecnológico en los últimos diez años. Quién lo hubiera dicho.
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