El último televisor de Sony que hemos tenido la oportunidad de analizar ha sido el modelo ZF9, que pertenece a la familia MASTER Series de esta marca. Pasó por nuestro laboratorio hace algunas semanas y nos ayudó a identificar con claridad la madurez que ha alcanzando la electrónica responsable de llevar los paneles LCD al límite de sus capacidades. De hecho, actualmente el ZF9 es el televisor con panel LCD y resolución 4K UHD más avanzado de Sony.
El modelo XG95 al que dedicamos este análisis es la evolución natural del XF90 que analizamos a fondo el año pasado y que tan buen sabor de boca nos dejó, lo que lo coloca solo un paso por debajo del ZF9, que es, sobre el papel, un poco más avanzado, y también un poco más caro. Lo interesante es que el XG95 ha heredado muchas de las tecnologías ideadas por los ingenieros de Sony para su «hermano mayor», por lo que parece querer gritar a los cuatro vientos que es el modelo de esta marca con el equilibrio coste/prestaciones más atractivo. ¿Os animáis a descubrir con nosotros si es o no así?
Sony XG95: especificaciones técnicas
El panel LCD utilizado por Sony en este televisor es de tipo VA, una tecnología que se caracteriza por ofrecer un contraste nativo muy alto, un tiempo de respuesta comedido, y también por apenas adolecer de fugas de luz. Sin embargo, también tiene un «talón de Aquiles»: sus ángulos de visualización son claramente más reducidos que los que nos ofrecen los televisores con panel OLED y LCD IPS. Esto ha provocado que los fabricantes que, como Sony, apuestan por los paneles VA se vean obligados a poner a punto tecnologías capaces de mejorar sus ángulos de visualización. Este televisor incorpora la solución X-Wide Angle, que persigue este objetivo, así que un poco más adelante comprobaremos qué tal funciona.
De la retroiluminación del panel LCD se encarga una matriz de diodos LED de tipo FALD (Full Array Local Dimming) que, a diferencia de la retroiluminación periférica, está colocada detrás del panel y no en los márgenes de este. La retroiluminación FALD o mediante LED Directo (son dos formas diferentes de describir la misma tecnología) es más compleja que la retroiluminación periférica, pero también es mucho más precisa porque permite controlar la atenuación de la luz en aquellas zonas del panel en las que es necesario hacerlo. Y esto tiene un impacto muy positivo en el contraste y el nivel de detalle que es posible recuperar en las zonas oscuras.
Este televisor es compatible con los estándares Dolby Vision, HDR10 y HLG, pero no con HDR10+. Y es una lástima porque «entender» todas las normas permitiría a los usuarios despreocuparse de la forma en que está implementada esta tecnología en sus contenidos
Otra característica muy interesante de este televisor si nos adentramos en el mundo del HDR es que es compatible con los estándares HDR10, HLG y Dolby Vision, pero no con HDR10+. El hecho de que sea capaz de reproducir contenidos Dolby Vision refleja que puede manejar metadatos dinámicos, por lo que es una pena que no pueda lidiar con contenido HDR10+, que también utiliza este tipo de metadatos. Los de carácter dinámico indican al televisor cómo debe iluminar cada secuencia en tiempo real y no solo al principio de la reproducción, como hacen los metadatos estáticos.
Por el momento hay mucho más contenido Dolby Vision que HDR10+, pero siempre es una buena idea «entender» el mayor abanico posible de estándares HDR para que los usuarios no tengamos que preocuparnos por la forma en que está implementada esta tecnología en cada una de las películas y videojuegos que nos apetece disfrutar.
Otro detalle interesante de este televisor en el que merece la pena que nos detengamos: del procesado de las imágenes se encarga un chip X1 Ultimate, que actualmente es el procesador de imagen más avanzado que tiene Sony. De hecho, es el mismo que esta marca utiliza en sus modelos OLED más sofisticados, y también en su nuevo televisor LCD LED con panel 8K, lo que a priori no pinta nada mal. Un poco más adelante, en la sección que dedicaremos a la calidad de imagen de este televisor, veremos qué tal rinde este chip al actuar sobre parámetros tan importantes como son el color o la extracción de detalle de las imágenes.
Cambiemos de tercio. Un apartado crítico en el que los televisores que están llegando al mercado este año no acaban de sentirse cómodos es la conectividad. Y es que la transición a HDMI 2.1 está siendo más lenta y farragosa de lo deseable. Las cuatro entradas HDMI de este televisor son compatibles con la norma 2.0 Full Bandwidth de este estándar, lo que significa que cualquiera de ellas puede recibir señales 1080p y 4K UHD a 60 Hz con codificación de color 4:4:4, que es la que nos ofrece la calidad más alta.
Sin embargo, ninguna de las entradas HDMI es compatible con la norma 2.1, lo que impide a este televisor recibir señales 2160p con una cadencia de 120 Hz, aunque sí admite señales 1080p a 120 Hz. Los usuarios que solo van a utilizarlo para ver películas no tienen por qué preocuparse, pero los que tienen la intención de usarlo con videojuegos y tienen un PC con una tarjeta gráfica de última hornada, o bien prevén hacerse con alguna de las consolas de nueva generación que previsiblemente llegarán en 2020, sí (las recientes declaraciones de Mark Cerny parecen apuntar que la sucesora de PlayStation 4 aterrizará el año que viene). No cabe ninguna duda acerca de que HDMI 2.1 estará en las próximas consolas, y sería estupendo que los televisores que están llegando al mercado este año, sobre todo si son de gama alta, cuenten con esta interfaz. Además, no es mucho pedir porque la mayor parte de los modelos OLED y LCD LED que ha lanzado LG en 2019 ya tiene HDMI 2.1. Y si LG puede sus competidores también deberían ofrecernos esta tecnología.
La innovación que Sony sí ha implementado en este modelo es eARC (enhanced Audio Return Channel). Y, sin duda, es una buena noticia. Esta tecnología nos permite utilizar la toma HDMI 3 (tiene que ser esta y no las otras) para enviar a un receptor de A/V o una barra de sonido el audio codificado en Dolby TrueHD, DTS-HD Master Audio, Dolby Atmos o DTS:X que nos ofrecen los contenidos de algunas plataformas de vídeo bajo demanda, como Netflix o Rakuten. Lo interesante es que esta tecnología utiliza para extraer el sonido de alta resolución del televisor el mismo cable HDMI que usamos para introducir los contenidos desde una fuente de vídeo externa, ahorrándonos un cable y superando las limitaciones que impone la salida de audio digital en formato óptico (EIAJ/TosLink) que suelen incorporar los televisores.
SONY KD-75XG9505 | Características |
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PANEL | LCD de tipo VA (10 bits) con retroiluminación LED Directo/FALD (Full Array Local Dimming) y atenuación local |
TAMAÑO | 75 pulgadas |
RESOLUCIÓN | 4K UHD (3.840 x 2.160 puntos) |
HDR | HDR10, HLG y Dolby Vision |
PROCESADOR DE IMÁGENES | X1 Ultimate |
MEJORA DEL DETALLE | 4K X-Reality PRO / Dual database processing / Object-based Super Resolution |
MEJORA DEL COLOR | Tecnología TRILUMINOS (nanocristales) / Super Bit Mapping 4K HDR / Tecnología Live Colour |
MEJORA DEL CONTRASTE | Object-based HDR remaster / X-tended Dynamic Range PRO |
SEÑALES DE ENTRADA ADMITIDAS | 4.096 x 2.160p (24, 50, 60 Hz), 3.840 x 2.160p (24, 25, 30, 50, 60 Hz), 1.080p (30, 50, 60, 100, 120 Hz), 1.080/24p, 1.080i (50, 60 Hz), 720p (30, 50, 60 Hz), 720/24p, 576p, 480p |
MODOS DE IMAGEN | Vívido, Estándar, Cine, Juegos, Gráficos, Fotografía, Personalizado, Dolby Vision Bright, Dolby Vision Dark y calibración para Netflix |
COMPATIBILIDAD HEVC | Sí (hasta 3.840 x 2.160/60p 10 bits) |
SISTEMA OPERATIVO | Android Oreo 8.0 |
ALMACENAMIENTO INTERNO | 16 GB |
SINTONIZADORES | 2 x DVB-T/T2 / 1 x analógico |
WIFI | 802.11ac |
BLUETOOTH | 4.2 |
CONECTIVIDAD CON SMARTPHONE | Chromecast integrado Video & TV SideView (iOS/Android) |
CONECTIVIDAD | 4 x HDMI 2.0 Full Bandwidth con HDCP 2.3, 1 x vídeo compuesto, 3 x USB, 1 x salida digital óptica, 1 x salida para auriculares, 1 x RJ-45, 1 x RF, 2 x IF |
SONIDO | 2 x tweeters, 2 x altavoces de gama completa / 10 + 10 vatios |
PROCESADO DE AUDIO | Dolby Digital, Dolby Digital Plus, Dolby AC-4 y DTS Digital Surround |
ETIQUETA ENERGÉTICA | Clase B |
DIMENSIONES CON SOPORTE | 167,4 x 103,6 x 37,6 cm |
PESO CON SOPORTE | 37,2 kg |
PRECIO | 3.369,90 euros |
Diseño y acabado: su continuismo refleja que ya apenas hay margen para innovar
Con los televisores de última hornada está pasando algo muy parecido a lo que sucede en el mundo de los smartphones desde hace tiempo. Que los marcos hayan adelgazado hasta tener un grosor mínimo es una buena noticia, pero la otra cara de la moneda es que los teléfonos móviles, y ahora los televisores, se parecen cada vez más. Incluso aunque sean de distintos fabricantes. De hecho, es relativamente fácil confundirlos si no te fijas en el logotipo que revela cuál es su marca.
Ante esta situación buena parte de los fabricantes de televisores apuesta por diferenciarse introduciendo un diseño reconocible en los pies o la peana del televisor, aunque a veces ni así es fácil identificarlo si lo ves desde lejos y no puedes leer el logotipo de la marca. No obstante, esto es más una curiosidad que un problema. El televisor que estamos analizando es casi calcado desde el punto de vista del diseño a los modelos de la familia XF90 de la propia Sony, y también muy parecido al ZF9 del que hemos hablado en los primeros párrafos del artículo. En cualquier caso, sus marcos son finos y poco intrusivos. Y los pies son bastante estilizados, aunque lo realmente importante es que dan al panel la estabilidad que requiere.
El acabado de este televisor está en consonancia con el que podemos esperar que nos ofrezca un modelo de gama alta. Tanto el marco como los pies son de aluminio y están bien mecanizados. Dos fotografías más abajo veremos que el panel trasero es de plástico, pero Sony ha utilizado un policarbonato de buena calidad que apenas se calienta después de utilizar el televisor durante varias horas de forma ininterrumpida, así que en lo que concierne a este apartado no tengo nada que objetar. Solo un apunte más: personalmente prefiero que el televisor sea más grueso si con ello conseguimos que el panel y la electrónica se refrigeren mejor. Este modelo tiene un grosor de 7,3 cm, y durante nuestras pruebas no ha dado ningún síntoma de inestabilidad a pesar de haberlo tenido encendido y sometido a un estrés importante durante casi diez horas consecutivas.
Una tendencia por la que tanto Sony como otras marcas están apostando en sus últimas dos generaciones de televisores consiste en ofrecer a los usuarios la máxima sencillez posible durante la instalación de los pies o la peana que da estabilidad al dispositivo. Y es algo que se agradece. En esta fotografía podéis intuir lo fácil que es instalar los dos pies de este modelo. De hecho, cada uno de ellos requiere solo dos tornillos de tipo estrella. Y listo. En un par de minutos tendremos los pies instalados y nuestro televisor preparado para que lo coloquemos en vertical y empecemos a utilizarlo.
Además de utilizando el mando a distancia, también podemos interactuar con este televisor usando Google Assistant. El micrófono que se encarga de recoger nuestra voz está instalado en el mando a distancia, y la interacción con el televisor es muy similar a la que nos ofrece cualquier smartphone relativamente moderno con Android. Podemos cambiar de canal, lanzar apps, subir y bajar el volumen, seleccionar una fuente de vídeo, etc. Funciona bien, pero las tareas que requieren la pulsación de una sola tecla del mando a distancia sigo prefiriendo llevarlas a cabo utilizando el propio mando porque me parece más rápido. El mando a distancia que Sony nos propone con este televisor no es lujoso, pero no desentona. Eso sí, no habría sido mala idea que incorporase accesos directos a más apps además de Netflix, como YouTube o Amazon Prime Video, entre otras.
Interfaz y calibración: esta es la experiencia que nos propone este televisor
El sistema operativo instalado por Sony en este televisor es Android TV 8.0 (Oreo), que es el mismo con el que cuenta el más ambicioso modelo ZF9 que pasó por nuestro banco de pruebas hace varias semanas. Estos dos televisores no comparten únicamente el sistema operativo; también tienen el mismo SoC de MediaTek. Y esta es una buena noticia porque cuando probé el modelo ZF9 me sorprendió la agilidad con la que este chip nos permite movernos a través de la interfaz. Hasta ese momento todos los televisores con Android TV que había probado se comportaban en algunos momentos de una forma pesada y torpe. Pero el ZF9 no. Y este XG95 tampoco.
El desplazamiento a través de la interfaz y el inicio de las apps en el televisor que estamos revisando son ágiles. Y esto tiene un impacto positivo en nuestra experiencia como usuarios. Sin embargo, sigo pensando que Android TV tiene un margen de mejora muy importante si nos ceñimos al diseño de la interfaz. A la parte puramente estética. Aquí prevalece el gusto de cada uno, por lo que es probable que muchos usuarios se sientan cómodos con el diseño actual de Android TV, pero, en mi opinión, está un paso por detrás de Tizen, que es el sistema operativo que Samsung integra en sus televisores. Para mí sería una noticia estupenda que Google ponga a punto en las próximas revisiones una interfaz más estilizada.
Por otro lado, la calibración que nos encontramos nada más extraerlo de su embalaje está muy afinada. Tanto que, honestamente, si hubiese comprado este televisor para mi propia casa podría haberlo utilizado sin apenas tocarla. Lo que sí me parece importante es ajustar el nivel de brillo a las condiciones ambientales de la habitación en la que lo hemos instalado, y también desactivar o personalizar al gusto de cada uno el algoritmo de mejora del movimiento. Más allá de esto la calibración predefinida de fábrica está tan bien ajustada que si queremos mejorarla será necesario contar con herramientas profesionales. Y esta es, sin duda, una noticia estupenda.
Un apunte interesante: al igual que los modelos de la familia MASTER Series de Sony, este televisor incorpora un modo de calibración adaptado específicamente al contenido de Netflix. Este modo solo entra en acción cuando utilizamos la app de esta plataforma de vídeo bajo demanda, y pretende ofrecernos unas imágenes con un acabado muy cercano al ideado por los creadores de las películas en la fase de postproducción. No sabría deciros si realmente cumple su objetivo y consigue reproducir los contenidos con este nivel de fidelidad porque no conozco la intención original de los creadores, pero me ha sorprendido su calidad de imagen global. De hecho, en muchos momentos la calidad de las imágenes me parece equiparable a la que nos ofrecen los contenidos distribuidos en Blu-ray 4K Ultra HD. Y esto es mucho decir.
Calidad de imagen y sonido: al acecho de la colorimetría que nos propone OLED
Para poner a prueba la calidad de imagen de este televisor recurrí a mi batería de tests habitual. Utilicé contenidos en formato físico muy cuidados, como las películas 'El renacido', 'La llegada' o 'Blade Runner 2049', entre otras, todas ellas en Blu-ray 4K Ultra HD y Blu-ray Disc; así como contenidos de Netflix, YouTube y DVD. Si tuviese que identificar la característica de este televisor que más me ha impresionado elegiría sin dudarlo un instante su colorimetría. Las fotografías que ilustran este análisis difícilmente podrán hacer justicia a la forma en que este televisor reproduce el color. Aun así, os sugiero que echéis un vistazo a la galería de imágenes que tenéis un poco más arriba para que podáis intuir su rendimiento, que se acerca mucho al del modelo ZF9 en este terreno.
Los colores son vibrantes y saturados, pero no pecan de irreales. Y este sutil equilibro no es fácil de conseguir. Tanto es así que, en mi opinión, la ventaja que los televisores OLED sacaban hasta la generación pasada a los modelos con panel LCD en este terreno prácticamente se ha extinguido si nos ceñimos a lo que nos ofrecen televisores LCD como el ZF9 de Sony, el Q9FN de Samsung o este mismo modelo. Y aquí no cabe duda de que el mérito se lo reparten la tecnología de nanocristales y el procesado de la imagen implementados por estas marcas. La reproducción del color que nos ofrecen los televisores LCD de gama alta hoy aventaja con mucha claridad a la que nos proponían los modelos equivalentes hace dos o tres generaciones.
En lo que concierne a la profundidad de los negros y el nivel de detalle en zonas oscuras este televisor juega en la misma liga que el modelo del año pasado, el XF90. Aquel televisor rendía de maravilla, y este también. Sus negros son muy profundos, aunque no tanto como en los modelos OLED, y el detalle que consigue recuperar en las zonas en sombra es muy alto. Es una delicia comprobar cuánta información es capaz de extraer en las secuencias nocturnas de 'El caballero oscuro'. Además, da a las imágenes un acabado muy cinematográfico que gustará mucho a los cinéfilos.
Otra virtud de este televisor es su alta capacidad de entrega de brillo. La documentación que Sony incluye junto a este modelo no refleja este dato, pero estoy seguro de que es notablemente superior a los 1.000 nits exigidos por la norma HDR10. El HDR que es capaz de reproducir, por ejemplo, durante la segunda secuencia de 'El renacido', cuando los protagonistas van caminando por la zona inundada, es espectacular. En este contexto, además, la atenuación local de la retroiluminación cumple con holgura porque no satura excesivamente las zonas más iluminadas de las imágenes, lo que permite al televisor recuperar mucho detalle en altas luces.
En los primeros párrafos de este análisis mencioné que el panel LCD de este modelo es de tipo VA, y esta tecnología tiene una carencia: sus ángulos de visualización suelen ser relativamente reducidos. Para corregir esta desventaja frente a los televisores OLED y LCD IPS, Sony ha dotado a los modelos de 75 y 85 pulgadas de la familia XG95 (aunque no a los de 55 y 65 pulgadas) de la tecnología X-Wide Angle. ¿Y funciona? Sí, y lo hace razonablemente bien. Esto es posible gracias a una capa adicional adosada al panel que modifica la manera en que se dispersa la luz sin degradar el color una vez que esta lo atraviesa. En la práctica lo interesante es que podemos observar este televisor desde una posición muy escorada, y, aun así, seguir disfrutando una calidad de imagen muy alta.
En lo que se refiere a la calidad de imagen solo hay un apartado en el que, en mi opinión, este televisor tiene margen de mejora: los reflejos. No es nada dramático, pero cuando hay una fuente de luz intensa en la habitación en la que estamos usándolo es relativamente fácil apreciar reflejos en la pantalla. Eso sí, afortunadamente son tenues y es probable que los aficionados que no son tan tiquismiquis como yo no los noten. Aun así, para evitar que aparezcan estos reflejos y obtener el contraste subjetivo más satisfactorio lo único que tenemos que hacer es reducir la luz ambiental. En estas circunstancias la calidad de imagen global de este televisor es sobresaliente.
Resulta curioso comprobar cómo los fabricantes de televisores consiguen mejorar generación tras generación la calidad de imagen de sus productos mientras el sonido parece estancado. Sortear las barreras que impone el recinto del propio televisor no es fácil y explica en gran medida por qué el sonido no ha evolucionado al mismo ritmo al que lo han hecho las imágenes. Aun así, Sony ha introducido en este modelo una nueva tecnología de audio que tiene un objetivo bastante ambicioso: ofrecernos la sensación de que el sonido procede del centro de la pantalla. Como los diálogos que escuchamos en el cine.
Para lograr este efecto la tecnología Acoustic Multi-Audio recurre a cuatro altavoces frontales alojados en la parte superior e inferior del televisor, y también a dos tweeters colocados en la parte trasera del chasis. Y funciona. Esta topología realmente nos ofrece la sensación de que el sonido procede del centro de la pantalla. Las frecuencias medias y los agudos son convincentes, pero los graves siguen sin tener la pegada que exige la banda sonora de algunas películas. La mejor experiencia sonora la obtendremos, una vez más, con una buena barra de sonido o un equipo multicanal, pero esto no debe empañar el mérito del audio de este televisor, que está sensiblemente más logrado que el de muchos otros modelos de su mismo segmento.
Este televisor se siente tan cómodo con los juegos como con el cine
Todas las conclusiones a las que hemos llegado en lo que se refiere a la calidad de imagen durante la reproducción de películas son perfectamente válidas con videojuegos. Sin embargo, hay otros factores que también tienen un impacto profundo en nuestra experiencia con los juegos, como son la latencia de entrada o el tiempo de respuesta. Para comprobar qué tal rinde este televisor cuando se enfrenta a títulos de última hornada lo conectamos a nuestra Xbox One X y lanzamos algunos de los juegos que mejor conocemos, como 'Forza Horizon 4' o 'Halo 5: Guardians', entre otros.
La experiencia que nos ofrece es estupenda siempre y cuando, eso sí, nos acordemos de activar previamente el modo juego. Al hacerlo se desactiva la mayor parte del procesado de las imágenes, lo que permite reducir sensiblemente la latencia de entrada, que es el tiempo que transcurre desde que llevamos a cabo una acción con el mando de la consola hasta que tiene efecto en la pantalla. En Rtings.com han medido una latencia de entrada media que se mueve en la órbita de los 20 ms tanto a 1080p y 60 Hz como a 4K UHD y 60 Hz. Y es un valor muy bueno porque es lo suficientemente reducido para que la latencia no tenga un impacto negativo en nuestra experiencia.
El otro factor crítico cuando utilizamos el televisor con videojuegos es el tiempo de respuesta, pero en este terreno los paneles LCD de tipo VA juegan con ventaja frente a los de tipo IPS, que tienen un tiempo de respuesta mayor. En Rtings.com han medido este parámetro con bastante precisión y lo han colocado en la órbita de los 10 ms, que es un valor muy bueno para tratarse de un panel de tipo LCD, así que ni la latencia de entrada ni el tiempo de respuesta representan un problema. Sí, como os he adelantado desde el título de esta sección del análisis, este televisor se siente muy cómodo con los videojuegos.
Sony XG95: la opinión y nota de Xataka
La baza más contundente con la que cuenta este televisor es, sin lugar a dudas, su calidad de imagen global. Y entre todos los ingredientes que la hacen posible en mi opinión merece la pena destacar la forma en que reproduce el color, que es realmente impactante. Además, también tiene unos negros que, aunque no son tan profundos como los de los televisores OLED, son realmente intensos. Y su capacidad de entrega de brillo combinada con la retroiluminación FALD le permite reproducir los contenidos HDR con una precisión sobresaliente.
Otro punto importante a su favor es lo bien que se lleva con los videojuegos gracias a su reducida latencia de entrada y mínimo tiempo de respuesta. Y es que ante todo este es un televisor todoterreno que satisfará por igual a quien lo quiere usar para ver películas y a quien lo utilizará sobre todo para disfrutar sus videojuegos favoritos. Además, viene minuciosamente calibrado de fábrica, por lo que su rendimiento nada más sacarlo de la caja es estupendo. Los usuarios que no se sienten cómodos toqueteando los ajustes pueden estar tranquilos porque les ofrecerá una calidad de imagen muy alta sin necesidad de que manipulen nada.
Como acabamos de ver, este modelo tiene bazas importantes, pero también tiene margen de mejora. La ausencia de entradas HDMI compatibles con la norma 2.1 le impide recibir señales 4K UHD a 120 Hz, una capacidad interesante en el ámbito de los videojuegos para los usuarios que prevén utilizarlo con la siguiente generación de consolas. Además, no es compatible con contenidos HDR10+, aunque sí con HDR10 y Dolby Vision. Y, por último, a Android TV le vendría de maravilla un «lavado de cara» estético, aunque esta mejora depende de Google y no tanto de Sony. En cualquier caso, mi valoración global es muy positiva porque su gran calidad de imagen pesa más que los apartados en los que puede mejorar. Merece la pena tenerlo en cuenta siempre y cuando su precio encaje en nuestro presupuesto.
8,7
A favor
- La precisión y la riqueza con las que reproduce el color
- Es capaz de recuperar mucha información en las zonas oscuras
- Su capacidad de entrega de brillo luce con los contenidos HDR
- Su tiempo de respuesta y su latencia de entrada son bajos
- Viene minuciosamente calibrado de fábrica
En contra
- No es compatible con el estándar HDR10+
- Ninguna de las entradas HDMI es compatible con la norma 2.1
- Android TV sigue teniendo margen de mejora y refinamiento desde un punto de vista estético
Este televisor ha sido cedido para la prueba por parte de Sony. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas.
Sony KD-75XG9505 - Televisor 75" 4K Ultra HD HDR Full Array LED con Android TV (X-Motion Clarity, 4K HDR Processor X1 Extreme, Pantalla TRILUMINOS, X-tended Dynamic Range Pro, Wi-Fi), Negro
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