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Samsung Gear Sport, análisis: apostar por el deporte (¡y la natación!) es todo un acierto

Los relojes inteligentes están pasando por una etapa difícil, y aquella promesa original de plantear una nueva revolución en el segmento de los wearables se ha visto comprometida por una realidad que ha hecho que los esfuerzos y las opciones se reduzcan.

La mayoría de los fabricantes han querido redirigir estos dispositivos al apartado de la monitorización de la actividad física, y el Samsung Gear Sport es un ejemplo perfecto de ello. Hemos convivido con este smartwatch durante unos días y si una cosa ha quedado patente es que centrar la atención en el deporte y la actividad física es un verdadero acierto. Que eso sea suficiente para justificar la compra es otra cosa.

Especificaciones técnicas: algunas ausencias relevantes

Nos encontramos con un reloj que es ligeramente más pequeño que el Samsung Gear S3 que analizamos hace un año, y esa disminución afecta tanto al tamaño de pantalla como a las dimensiones y peso del Gear Sport.

Samsung Gear Sport, especificaciones técnicas
Dimensiones físicas 42,9 x 44,6 x 11,6 mm y 50 gramos
Pantalla 1,2 pulgadas circular Super AMOLED. Protección Gorilla Glass 3
Resolución 360 x 360 píxeles, 278 ppp
Procesador Dual-core a 1 GHz
RAM 768 MB
Memoria 4 GB (no ampliable microSD)
Versión software Tizen OS 3.0
Extras Certificación IP68 (5 ATM / 50 m), micrófono
Conectividad 802.11n Wifi, Bluetooth 4.2, NFC, GPS
Sensores Acelerómetro, giroscopio, ritmo cardíaco, luz ambiental, barómetro
Batería 300 0mAh
Precio 299 euros

Esa reducción de dimensiones y peso (es algo más delgado, pero aquí no hay milagros) tiene una consecuencia directa: contamos con una batería de menor capacidad (300 mAh frente a los 380 mAh del Gear S3), aunque por lo demás contamos con varias de las prestaciones hardware del S3 en cuanto a sensores y con algunas mejoras marginales por ejemplo en la protección de la pantalla (ahora es Gorilla Glass 3) o en la versión Bluetooth 4.2 soportada.

Lo que no tenemos en el Gear Sport, y puede que sea relevante para muchos usuarios, es altavoz. Sí disponemos de micrófono integrado para poder dictar comandos de voz mediante S Voice, pero la ausencia de ese altavoz limita las opciones a la hora por ejemplo de contestar llamadas directamente sin sacar el móvil —del que sigue habiendo mucha dependencia— del bolsillo.

También perdemos otro apartado no tan clave, el de la capacidad MST (Magnetic Secure Transmission). Eso significa que podremos hacer pagos móviles con el reloj a través de Samsung Pay pero solo a través de NFC, una opción que afortunadamente está muy extendida.

Por lo demás estamos ante un heredero al que sobre todo, como veremos, se le ha reforzado la resistencia al agua —soporta una presión de 5ATM o profundidades de 50 m— lo que lo dirige especialmente a aquellos que practiquen la natación, apartado estrella del dispositivo. No hay cambios en el procesador o memoria integradas, pero sí en la nueva versión de Tizen, la 3.0, que sigue avanzando poco a poco en diversos ámbitos.

Si el diseño funciona, no lo toques

La característica definitoria de los últimos relojes inteligentes de Samsung había sido el anillo giratorio que rodea a la pantalla táctil y que permite controlar parte de la interfaz de forma sencilla.

Esa ingeniosa mejora se mantiene en el Gear Sport, que por lo demás adopta el mismo formato de sus antecesores y de la mayoría de sus competidores: un diseño redondo en el que la esfera es comedida (1,2 pulgadas frente a las 1,3 pulgadas de su antecesor, el Gear S3) y que también hace que el conjunto sea más compacto y ligero.

Eso hace que efectivamente este reloj eminentemente deportivo sea relativamente compacto y no resulte tan "enorme" para muñecas más pequeñas, algo que lo acerca tanto al público masculino como al femenino. En ese diseño destaca el uso de correas estándar de 20 mm, y aunque hay modelos en cuero nosotros probamos el Gear Sport con una atractiva correa azul de plástico y silicona.

Un detalle curioso aquí: Samsung proporciona dos correas, una más larga y otra más corta, algo que desde luego es todo un acierto para que cualquier usuario pueda aprovechar la que mejor le siente.

El diseño hereda también la posición de los dos botones en el lateral derecho de la esfera, que permiten volver hacia atrás o acceder a la pantalla de inicio del reloj.

No hay más elementos destacables del diseño frontal, pero en la parte posterior es donde encontramos el sensor de ritmo cardíaco, y oculto en su interior está tanto todo el hardware propio del funcionamiento del smartwatch como el sistema de carga por inducción.

Como en otros muchos relojes del mercado contamos con una pequeña base de carga por inducción que permite recargar la batería. El adaptador incluido de hecho está unido a un cable con conector Micro USB (de momento no parece haber prisa por dar el salto a USB-C en este campo) y cuenta con una salida de 5V y 0,7A.

Si la interfaz y el software funcionan, no la toques tampoco

Puede que la propuesta inicial de Tizen de conquistar el mercado de los smartphones no tuviera éxito, pero lo que está claro es que este pequeño sistema operativo ha sabido adaptarse muy bien al segmento de los wearables.

Eso es lo que demuestra Tizen 3.0, que es una iteración algo más refinada de una plataforma ya realmente solvente en estos dispositivos. A una fantástica interfaz de usuario se le une ese control con el anillo exterior, que podemos ir girando en el sentido horario o antihorario para ir navegando por las distintas pantallas de cada sección de la interfaz.

En la pantalla de inicio por ejemplo ese giro nos lleva sobre todo (al menos en la configuración por defecto) a información de la actividad física: según giremos el anillo nos encontraremos con Kcal quemadas, pasos realizados, pisos subidos, pulsaciones por minuto, minutos corriendo al día, o una pantalla en la que podremos seleccionar iniciar rápidamente entre cuatro actividades físicas distintas: carrera, paseo, bicicleta o natación.

Esos "escritorios" se pueden configurar a nuestro gusto para añadir o quitar nuevas informaciones que queramos tener accesibles rápidamente. Entre las opciones disponibles están por ejemplo calendario, alarma, control de reproducción en Spotify, altímetro y barómetro, atajos a aplicaciones, o diversas informaciones de Samsung Health.

La gestión de las notificaciones también está disponible a través del anillo giratorio, que esta vez tendremos que girar en sentido contrario a las agujas del reloj, mientras que si deslizamos el dedo desde fuera hacia abajo accederemos a los accesos rápidos al modo avión, la configuración del brillo, el modo ahorro de energía o el acceso rápido a los ajustes, entre otros.

El acceso a las aplicaciones se realiza pulsando el botón lateral inferior, a partir de lo cual podremos ir eligiendo la aplicación que deseamos abrir. Tenemos acceso también a la tienda de aplicaciones —su catálogo es claramente más reducido que el de Android Wear o watchOS—, que incluso cuenta con un sencillo mecanismo de búsqueda en el que un teclado virtual en pantalla nos permite escribir como lo hacíamos en los antiguos móviles con teclado numérico físico. El sistema funciona sorprendentemente bien aunque en una pantalla de estas dimensiones obviamente escribir sea un pequeño reto.

En Tizen 3.0, que debuta en este dispositivo, encontramos además novedades llamativas que dejan claro la buena evolución de la plataforma. Como revelaba Samsung en el lanzamiento de esta nueva versión, hay muchas novedades que también desgranaban en Phone Arena.

Así, contamos con un modo "solo reloj" que desactiva todas las funciones adicionales y permite ahorrar batería de una forma notable, pero también se ha mejorado la monitorización del ritmo cardiaco, la conexión a dispositivos IoT mediante Samsung Connect, el control de las Gear VR o incluso el control de presentaciones PPT con una aplicación adicional que conecta el reloj a nuestro portátil, por ejemplo. Crear nuevos contactos y citas de calendario es también posible desde esta versión, y la gestión de los diseños de esfera (watchfaces) es también más sencilla y potente.

Todas estas mejoras hacen que efectivamente la interfaz, que ya era buena, haya mejorado con novedades que potencian lo que ya había y ofrecen características que pueden ser muy útiles en diversos escenarios. A estas alturas está claro que Samsung está puliendo una plataforma ciertamente madura, y el resultado es destacable. Es difícil ponerle peros a Tizen, sobre todo cuando como decimos ese anillo giratorio que es el marco de pantalla funciona tan bien como sistema de control adicional para esas opciones.

Ahora ya puedes nadar con el Gear Sport

El Gear S3 ya demostró la vocación de Samsung por orientar los pasos de sus relojes inteligentes al ámbito de la cuantificación de la actividad física y los deportes, y con el Gear Sport esa vocación se ve ampliada con el soporte de un deporte muy llamativo: la natación.

Tuve la oportunidad de probar el soporte de dicha actividad ya que practico la natación todas las semanas, y debo decir que el resultado fue satisfactorio. El Gear Sport cuenta con una aplicación específica llamada Speedo On que se encarga de monitorizar y registrar esas sesiones de entrenamiento para recolectar diversos datos sobre las sesiones.

La información que se recolecta es la distancia que hemos nadado en cada entrenamiento, la duración del mismo, o el célebre SWOLF ("Swim Golf"). Este último es un índice popular entre los nadadores en el que se suman el número de brazadas por largo y el tiempo por largo. Por ejemplo, en una piscina de 25 metros nadarla en 30 segundos con 20 brazadas daría una puntuación de 50. Cuanto menor es esa puntuación, mayor es la eficiencia.

Aquí me encontré no obstante con una medición confusa, porque aunque efectivamente rondo los 25-30 segundos por largo de 25 metros, mi ritmo normal es de 18 brazadas por largo, lo que debería arrojar un WOLF de unos 48 puntos, y no de los 25 que indica el reloj. Quizás el Gear Sport mida "pares" de brazadas y no brazadas individuales, lo que haría que esa puntuación bajase a unos 34-36 puntos, aún así lejos de los 25 que indicaba.

En esas sesiones de natación también se estiman las kcal consumidas o el ritmo a los 100 m, además del ritmo cardiaco durante el entrenamiento. Algunas de esas mediciones son como decimos confusas, y otras difíciles de validar, sobre todo cuando los sensores de ritmo cardiaco de muñeca son menos precisos que los que se colocan en el pecho. Eso si contamos además con que la propia natación hace que el agua haga probablemente mucho más difícil que ese sensor pueda medir con una precisión realmente notable.

La conclusión es que como sucede con otras actividades físicas, este tipo de dispositivos pueden efectivamente registrar bien ciertos aspectos pero es difícil que recolecten o incluso estimen bien otros. El Gear Sport acertó de pleno con la distancia o la duración del entrenamiento —es posible especificar la longitud del largo de la piscina en la que entrenamos, desde luego— pero tenemos nuestras dudas sobre los resultados con la puntuación SWOL o el tiempo por largo.

De hecho los 1:11 a los 100m que marcaba en mi caso son demasiado reducidos —eso es casi ritmo de competición profesional—, mi ritmo se va fácilmente a los dos minutos porque desde luego en mi caso los entrenamientos están dirigidos más a distancia que a velocidad. Aún así las métricas son interesantes y tener un registro de esos entrenamientos nos permite hacer seguimiento de esa actividad si así lo deseamos.

Para el resto de actividades físicas soporadas (carrera, paseo, bicicleta) la integración del GPS nos libera de tener que llevar el móvil a esas sesiones (también en natación, claro) y los distintos sensores permiten que el registro de los datos sea más completo y preciso incluso que en la actividad de natación.

La monitorización del sueño está incluida, aunque mucho más llamativa es la nueva característica de recuento de calorías que permite ir registrando cuántas ingerimos aproximadamente desde el propio reloj. Nosotros mismos podemos ir añadiendo la cantidad aproximada de calorías ingeridas en desayuno, almuerzo y cena, lo cual nos permitirá ir equilibrando esa ingesta con la quema de calorías que realicemos con nuestra actividad física.

El apartado está muy orientado a quienes saben más o menos cuánto consumen al día, y desde luego en ese caso puede ser una ayuda interesante para mantener un equilibrio entre nuestra forma de alimentarnos y la de realizar ejercicio.

Tenemos además esas alertas que nos animan a levantarnos de la silla cada cierto tiempo o el establecimiento de objetivos para que cada día andemos cierto número de pasos o subamos cierto número de pisos, algo ya tradicional en estos dispositivos y que sin duda sigue siendo buena idea para reducir nuestro sedentarismo. Aquí nuevamente el foco de Samsung en estas actividades deportivas le da mucho sentido a este reloj inteligente que desde luego aporta opciones llamativas para los que practican estos deportes.

El día a día con el Gear Sport cuando no necesitas que sea 'sport'

Esa monitorización de la actividad física es sin duda lo más interesante del nuevo reloj inteligente de Samsung, pero obviamente la mayor parte del tiempo que usemos el reloj lo haremos con una faceta más sedentaria y en la que el trabajo conjunto con nuestro smartphone resultará imprescindible.

Como en anteriores modelos, el Gear Sport es compatible con dispositivos Android e iOS, algo que evita la obligatoriedad de usarlo con móviles de Samsung. En mis pruebas lo emparejé con mi Xiaomi Mi 6, un proceso algo farragoso no por el emparejamiento en sí, sino por los requisitos de la aplicación Samsung Gear, que para poder usarse con todas sus prestaciones nos pide permisos para todo lo imaginable. No solo eso: es necesario instalar servicios y utilidades auxiliares para dejarlo todo preparado.

Una vez completado el proceso, la aplicación móvil nos da la opción de controlar todo lo que también se puede controlar desde el propio Gear Sport, pero lógicamente con una interfaz que facilita todo un poco. Además es desde allí desde donde veremos más información aún o podremos realizar operaciones adicionales como transferir archivos de música a la memoria del teléfono, que es de 4 GB y que por tanto permite configurar una lista de reproducción decente para nuestras salidas a hacer ejercicio.

De hecho la aplicación Spotify está especialmente cuidada para Tizen, y permite (si somos usuarios Premium del servicio) también descargar listas de reproducción directamente al Gear Sport (y no al teléfono) para escucharlas offline cuando queramos, una opción llamativa para estos dispositivos.

En cuestión de notificaciones el dispositivo se comporta sin sorpresas, y por ejemplo los mensajes de WhatsApp permiten como en otros smartwatch ser respondidos tanto con respuestas preconfiguradas como con mensajes dictados por voz que el software transcribe a texto, por ejemplo. Las notificaciones de otras aplicaciones provocan el mismo efecto que con otros relojes inteligentes: sacamos menos el teléfono del bolsillo, lo cual es una pequeña victoria sobre el smartphone. Hay aplicaciones como Flipboard que aunque son llamativas no parecen precisamente adecuadas para una pantalla de estas dimensiones, aunque el recorrido por los titulares no es mala idea.

El soporte de S Voice es igualmente destacable por comportarse sin sorpresas, y aquí como sucede con Siri, Google Now o Google Assistant en nuestros smartphones o smartwatches la dificultad está en acostumbrarse a usarlo y "hablar con el reloj" con el lenguaje propio de estos asistentes, algo que si nos falta costumbre nos costará un poco. El avance del reconocimiento de voz es notable, pero el trabajo con el lenguaje natural, nuestra forma de hablar cotidiana, hace que existan ciertas barreras a la hora de aprovechar esta faceta.

En temas de batería nos encontramos con una autonomía que lógicamente depende de si usamos ciertas opciones de forma intensiva o no. Con un uso normal y alguna sesión de deporte es muy probable que el reloj aguante desde luego un día y puede que hasta dos. La carga mediante la cuna, eso sí, no es especialmente rápida, y a pesar de tratarse de una batería de tan solo 300 mAh el suministro que proporciona el cargador hace que el proceso se alargue a un par de horas.

Samsung Gear Sport: la opinión y nota de Xataka

Los pocos lanzamientos que estamos viendo en el segmento de los relojes inteligentes favorecen la llegada de un Gear Sport que desde luego acierta con su enfoque a la monitorización de la actividad física, pero como sucede en otros casos, recomendar su compra es complicado.

Lo es en primer lugar por que el Gear S3 es un producto más completo, sobre todo por la integración del altavoz o incluso del modelo con conectividad LTE para independizarlo del teléfono. En segundo, por el hecho de que la característica más destacable del Gear Sport, su soporte de sesiones de natación y ese seguimiento específico para esta actividad puede atraer tan solo a los practicantes de esta disciplina.

En realidad el Gear Sport se puede usar en muchos más ámbitos, pero es que lo mismo se puede decir de muchos otros relojes inteligentes que hay en el mercado y que ofrecen propuestas competitivas. La poca evolución en materia hardware hace que el software sea especialmente importante en este ámbito.

Es ahí donde Tizen 3.0 desde luego da un paso al frente, aunque no ocurre lo mismo con un catálogo de aplicaciones más corto en cuanto a soluciones de calidad —las citadas de Spotify o Speedo son la excepción— que compiten con dos plataformas que sobre todo en el caso de watchOS es especialmente potente. La existencia de relojes deportivos "puros" y de una alternativa también preparada para natación como el Apple Watch Series 2/3 hacen que aquí Samsung se enfrente a un mercado que sin estar lleno de alternativas sí ofrece las suficientes para plantear muchas dudas.

De hecho nuestra sensación con el reloj es que salvo por el apartado del soporte de la natación —interesante, pero no especialmente diferencial— el Gear Sport se enfrenta a las mismas dudas que el resto de dispositivos en este segmento: pueden ser interesantes complementos de nuestro smartphone, pero de momento es difícil que vayan más allá, y gastar 300 euros en un complemento, aun cuando ofrezca estas prestaciones, no es fácil salvo que efectivamente no tengas un interés especial en esa monitorización de la actividad física.

8,25




Diseño8,5
Pantalla8,5
Software7,5
Autonomía8,5
Interfaz8,0

A favor

  • El anillo giratorio sigue siendo estupendo para controlar la interfaz
  • La monitorización de la natación es muy bienvenida para este tipo de deportistas
  • Tizen sigue avanzando a buen ritmo
  • El enfoque a la monitorización de la actividad física es sin duda un acierto

En contra

  • Carga lenta aun con esa batería de 300 mAh
  • Ciertos datos de la monitorización de actividad pueden no ser demasiado precisos
  • El catálogo software es peor que el de otras plataformas
  • No disponer de altavoz es una lástima

El reloj ha sido cedido para la prueba por Samsung. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas

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