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Nubia Alpha, análisis: mitad teléfono, mitad reloj y posiblemente el dispositivo más extraño de 2019

Diferenciarse y arriesgar o no abandonar el status quo y apostar por el caballo ganador de las modas. Parece que ante esta batalla hay fabricantes que se permiten coger una maza y romper los moldes con algo extremadamente llamativo y distinto, y es lo que creemos que quería Nubia con su producto estrella del MWC 2019 tras realizar el análisis del Nubia Alpha.

La compañía lo definió como un “teléfono wearable”, pero spoiler alert: no lo es. Os contamos con todo el detalle posible la experiencia con este dispositivo de difícil descripción y clasificación.

Ficha técnica del Nubia Alpha

Nubia Alpha
Dimensiones y peso ––
Pantalla Pantalla flexible de 4,01" OLED (960 x 192 px / 244 ppp)
Procesador Qualcomm Snapdragon Wear 2100
RAM 1 GB
Almacenamiento 8 GB
Sistema operativo Android modificado
Cámara 5 MP, 82º de ángulo, f/2.2
Batería 500 mAh
Sensores Acelerómetro, giroscopio
Materiales Construido con acero inoxidable. Disponible en negro o bañado en oro de 18K
Conectividad Wi-Fi, Bluetooth, versión con eSIM
Otros Carga inalámbrica y carga rápida, resistente al agua, resistente al agua
Precio 449 euros y 549 euros

Diseño: una pantalla que da la vuelta a la muñeca

El Nubia Alpha encaja perfectamente en la estética de prototipo arriesgado. Una sensación que ya nos dio en el Mobile World Congress en su stand y que se nos ha repetido ahora que lo hemos llevado días en nuestra muñeca.

No se siente como un smartwatch o una pulsera cuantificadora. Personalmente, el reloj más grande que he llevado es el Garmin Forerunner 235 y al lado del Nubia Alpha me parece incluso pequeño, ni que hablar de la diferencia de sensaciones con relojes más compactos como el Samsung Galaxy Watch o el Watch Active, aún más contenido y cómodo.

Además de enorme (la sensación es similar a la de llevar una pulsera metálica ancha o algo así como una muñequera romana) es pesado, y no hablamos de lo que a veces queda como sensación pasajera. Lo vamos a notar sobre todo en la conducción o a la hora de hacer deporte, momento en el cual además percibiremos que no, esa correa con eslabones metálicos quizás no es la mejor solución para un dispositivo de pulsera así de tosco que está pensado para monitorizar un buen surtido de actividades deportivas.

Consta de lo que sería la esfera, en la que está toda la electrónica, la pantalla, los sensores y la pequeña cámara que integra. El marco de la pantalla se engrosa precisamente por esto, por integrar la cámara y un sensor cada uno a un lado, y en el borde que sigue a esa cámara integrada se encuentran los dos botones físicos. Éstos en la línea de la estética del reloj: grandes y llamativos, con una apariencia incluso vintage y totalmente distinto a los botones físicos que solemos ver en los smartwatch contemporáneos.

La correa, como hemos dicho, es metálica y se compone de eslabones que podremos quitar o añadir según nuestra muñeca. Acaba en un cierre que abre o cierra con facilidad al pulsar los botones pertinentes, permaneciendo bien cerrado siempre y permitiendo que nos lo podamos quitar rápida y cómodamente cuando queramos.

El reloj viene con bastantes eslabones como para que quepa en una muñeca ancha. Si en nuestro caso nos queda grande, siempre podremos quitarle hasta cuatro de cada lado (veremos que hay un botón que se desliza para poder desmontarlos).

Una vez lo tenemos ajustado veremos que además ya va detectando las pulsaciones al hacer ya un contacto correcto con la muñeca. Lo ideal es que no nos quede apretado, pero tampoco muy suelto al ser tan pesado (para que no oscile de lado a lado acabando siendo molesto).

Tras unos días es posible acostumbrarse a llevarlo hasta cierto punto, pero no dejará de ser algo incómodo para según qué momentos, como la práctica de deporte. Algo que desgranaremos a continuación porque no deja de ser irónico, dado que en el software encontraremos opciones para monitorizar múltiples actividades como hemos descrito antes.

Pantalla: no más pulgadas son siempre mejor

La principal característica del dispositivo es la pantalla, dado que trata de un panel flexible en curva que ocupa más o menos media muñeca (es decir, un ángulo de unos 180 grados), y no se limita a las pocas pulgadas que puede tener un smartwatch convencional. En concreto es una pantalla flexible OLED de 4,01 pulgadas.

Ahora está muy de moda lo de los OLED flexibles funcionales, aunque llevamos viendo anticipos desde hace años. Y de hecho, al sensación al colocarnos este aparato en la muñeca fue muy: “oh, llevo una Samsung Gear Fit de 2014”, salvando las distancias, claro.

Pero más allá de déjà vu y sensaciones subjetivas, mejor hablar de cómo se ve. La resolución es de 960 x 192 píxeles, con una densidad de 244 píxeles por pulgadas, que no es poco teniendo en cuenta que el Samsung Galaxy Watch tiene 360 x 360 píxeles (aunque eso sí, con una densidad mayor), y aunque esa densidad llega a ser algo baja los elementos se aprecian bien en general.

La sensibilidad táctil es aceptable (no le vendría mal un poco más), funcionando el software a base de taps y swipes... Y gestos en el aire. Esto lo pudimos probar ya en las primeras impresiones, y al hablar del sistema ahondaremos en cuál han sido nuestras sensaciones con esto y qué hemos hecho tras unos días con el dispositivo.

Hablar de la pantalla, de hecho, nos lleva a hilar ya con otros aspectos como esta interacción, el software o la interfaz del mismo, pero en este caso más pantalla no siempre es mejor. Resulta relativamente útil para mostrar los distintos menús en forma de tira, pero la visualización de otros contenidos es más bien incómoda, como el interminable texto de términos y condiciones de uso que has de “leer” sí o sí para poner en marcha el dispositivo.

Otro aspecto a mejorar es el ajuste del brillo: a parte de no tener uno automático, lo cual se agradece mucho para no tener que ir cambiándolo en cada situación, sólo ofrece tres posibles posiciones. Al final alguna acaba encajando más que otra en el momento, pero actualmente resulta un poco anacrónico no disponer de un sencillo ajuste como éste cuando se trata de un dispositivo con sensores de proximidad y movimiento.

Software e interacción: puedes tocarlo o no

Quizás uno de los primeros escollos que nos encontremos a la hora de usar el Nubia Alpha sea el emparejamiento con un móvil, lo cual es absolutamente necesario. Hay que tener el mismo preparado con la app Nubia Alpha instalada, pero quizás eso no baste.

Lo hemos probado en varios teléfonos Android, ya que no es compatible con iOS, y en algunos casos sí hemos logrado que se enlace sin problemas (OPPO, LG y OnePlus), pero con un smartphone Huawei no ha sido posible que funcione. Así que es posible que haya alguna incompatibilidad con determinados modelos o marcas.

El Alpha nos mostrará un código QR que tendrá que ser escaneado con el terminal a enlazar desde la propia app Nubia Wear. Salvo alguna de esas incompatibilidades que hemos comentado, la lectura es rápida y queda establecido el vínculo, de modo que en el Nubia Alpha aparecen los (interminables) términos y condiciones y en el smartphone podemos ir completando algunos datos personales como el peso, la altura y la fecha de nacimiento, así como tener que aceptar hasta siete permisos de acceso.

En el teléfono quizás quede una notificación permanente de conexión con el dispositivo de muñeca (dependerá de la capa de software), siempre y cuando demos permiso a la app para emitirlas. Una vez hecho el enlace en el Nubia Alpha ya podremos ver las notificaciones que llegan al smartphone de las apps que queramos, así como pasar datos de un dispositivo a otro (como imágenes del reloj al teléfono o música del teléfono al reloj).

Las notificaciones: pueden no llegar, si lo hacen es por duplicado y no puede hacerse nada más allá de consultarla. Una fantasía para quien busca no tener que mirar el smartphone.

Una vez establecida la vinculación, ya podemos ir viendo qué nos ofrece el Nubia Alpha a nivel de software. La navegación por el sistema se produce con swipes horizontales, encontrando los siguientes menús diferenciados por colores:

  • De la pantalla de inicio hacia la izquierda: ajustes del sistema (degradado azul-violeta)
  • De la pantalla de inicio hacia la derecha: utilidades básicas como la galería, llamada, cámara y mensajes (verde).
  • Del anterior hacia la derecha: apps para actividad física, entre las cuales vemos caminata, carrera, ritmo cardiaco, app de salud, actividad genérica (naranja).
  • Del anterior hacia la derecha: otras utilidades, entre las cuales figuran la brújula, agenda, cronómetro, Marquee (ahora hablaremos de ella), alarmas, música, tiempo, buscar el teléfono y cuenta atrás (lila).

Si vamos a la derecha pasaremos al menú de sistema (naranja) y a la pantalla de inicio, de modo que al final es una serie de menús cíclicos en dirección perpendicular a la del scroll vertical para navegar en cada uno de ellos. De este modo, y con la ayuda indispensable del botón de activar pantalla/volver al menú de inicio (arriba) y el de cerrar (abajo), así como con los gestos táctiles y/o aéreos, podremos acceder a todas las partes del sistema. Pero mejor hablemos de él en detalle.

Familiarizarse con los distintos menús es bastante sencillo, ya que más o menos corresponden a una utilidad o temática. Aunque eso sí, vale la pena hacer una vuelta de reconocimiento primero porque los subapartados en sí no son los habituales, ni en la parte más genérica de sistema ni en las utilidades básicas o las de actividad física.

En la pantalla de inicio tenemos todo lo que veríamos en la de un smartphone, pero desplegado y con accesos directos limitados. Los toggles habituales para conectividad y redes forman parte de manera permanente de este espacio, pudiendo activarlos o desactivarlos, o bien establecer el grado de brillo deseado entre los tres disponibles.

La pantalla de inicio, los toggles, una notificación abierta y uno de los menús (ajuste de pantalla).

Alguno no se entiende a la primera, sobre todo los relativos a funciones propias del dispositivo que no encontramos en los móviles (de hecho, algunas aún no nos quedan claras). Los accesos rápidos que encontramos en la parte de abajo, seguido al reloj, se basan en las apps que hemos usado en último lugar.

Por cierto, para desbloquear el Nubia Alpha tendremos que recurrir al botón superior o bien al movimiento de muñeca habitual para ver la hora: no hay desbloqueo o activación por toque a la pantalla, ni tampoco vale acercar la mano por el sensor de movimiento. Al menos los sensores son bastante sensibles a este movimiento y normalmente con él podremos ver ya la pantalla de inicio, pero no vendría nada mal esa activación por tap que tienen dispositivos mucho más sencillos, como las pulseras Fitbit.

Sobre personalización hay bastante pocas opciones: cambiar la esfera (entre las que vemos en el menú, nada de tienda donde descargar más), el nivel de brillo y de contraste. No podremos cambiar el tono de llamada, los colores o el tamaño de los elementos en pantalla.

El día a día con un smartwatch con pretensiones de smartphone

Tras explicar el contenido y el funcionamiento del Nubia Alpha lo que nos importa es una sola cuestión, más aún en un dispositivo de tan peculiar descripción: ¿qué podemos hacer con el Nubia Alpha?

Podemos recibir las notificaciones de nuestro smartphone Android (si éste es compatible). Eso sí, las recibiremos por duplicado (una con el icono de la app y otra con un icono genérico de Android) y no podremos hacer nada más allá de visualizarla.

Algunos de los apartados de la app en el smartphone.

Además, si por lo que sea se desenlaza el smartphone y hay que volver a conectarlo, podremos primero intentarlo con el vínculo Bluetooth previamente hecho. Esto debería funcionar, pero si no es así y recurrimos al “Rematch” que encontramos en ajustes con el QR habrá que volver a insertar nuestros datos personales en el smartphone, como si no lo hubiésemos hecho antes.

También podemos utilizarlo como letrero luminoso. ¿Quieres enviar un mensaje con tu reloj, a modo de luminoso de LEDs, Emojis incluidos? Aprovecha, en la app Nubia Alpha ve a “Recubrimiento de borde” y escribe un texto, y luego ve a la app Marquee (el icono “Hi”) en el Nubia Alpha para verla cual protector de pantalla de Windows XP.

Quizás lo para lo que parece estar más preparado a nivel de apps propias es cuantificar alguna actividad física. Cierto es que el número de pasos recorridos durante el día es más o menos acertado (al menos es similar al de otros dispositivos como el Samsung Galaxy Watch Active, la Fitbit Charge 3 o las apps de recuento de los smartphones), pero no ocurre lo mismo con el recuento de kilómetros en carrera, quedando bastante por debajo (unas dos millas en para un recorrido de 5 kilómetros, porque tampoco se pueden cambiar las unidades).

Teniendo en cuenta que cuenta bien los pasos del día, es posible que se trate de algún error de software o alguna interferencia entre el GPS y esta app. Lo que también se para de vez en cuando es el recuento de pulsaciones por minuto, aunque quizás lo que nos suponga algo más de implicación en la experiencia es que no podemos ver las notificaciones si no paramos la actividad, como ocurre en algunas pulseras cuantificadoras (pero normalmente no en smartwatches).

Ah, no hemos de olvidar que el dispositivo tiene cámara. Podemos hacer fotografías y grabar vídeos, pero además de una perspectiva poco agradecida la calidad es muy baja, por muchos efectos que se le puedan aplicar a las fotos.

¿Y los gestos aéreos? Bueno, funcionan más o menos de manera adecuada y pueden servir para hacer scroll o hacer el gesto de swipe a un lado u otro sin tener que tocar la pantalla. Pero ocurre un poco como con el LG G8s ThinQ: al final hemos de tocarla sí o sí, por ejemplo para entrar a algún apartado de los menús.

Es muy vistoso esto (palabra de editora de Xataka: la gente se me quedaba mirando). Pero no resulta práctico del todo, además de que el lag que encontramos en las transiciones de los menús es quizás más notable al recurrir a esta interacción.

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Nubia Alpha, la opinión de Xataka

La impresión que nos queda tras haber probado bien el Nubia Alpha es que no parece haber hueco o nicho entre smartphones y wearables, y que por mucho que las pantallas se puedan curvar la comodidad tiene un límite y algo tan tosco no puede ser nunca un compañero ideal para el deporte, por muy resistente al agua que sea.

Es demasiado pesado para que nos olvidemos de él durante el día (y durante la noche, ahí sí que es inolvidable) como ocurre con dispositivos más livianos y discretos. Especialmente trabajando cara el teclado o usando trackpads, puede llegar a ser molesto y ni siquiera llega a compensar el que nos muestre las notificaciones.

Además de que es macizo y grueso, el motor de vibración es demasiado basto. No hay tampoco manera de regular esto, como sí hay distintos niveles de brillo, el cual debería tener opción de ajuste automático.

Normalmente en un wearable buscamos el complemento perfecto de un smartphone, a veces casi que sea algo independiente. Pero con el Nubia Alpha sentimos que esto queda lejos, tanto por una independencia que no percibimos como por no ser el compañero efectivo que solemos tener con otros smartwatches.

El manejo por gestos aéreos es muy llamativo y en cierto modo moderno. Pero se quitan las ganas de navegar por el sistema con el lag que presenta, intolerable en un wearable avanzado de 2019 que además tiene pretensiones de smartphone.

El gym debería contar un poco más así.

Nubia quizás ha podido demostrar que puede crear productos distintos y que maneja tecnologías actuales, pero el Nubia Alpha nos sabe eso, a versión “alpha”, ni siquiera a “beta”, y mucho menos a definitiva.

El dispositivo ha sido cedido para el análisis por Nubia. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas.

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