El iPhone nunca deja indiferente, para algunos es siempre el mejor terminal de cada año mientras que para otros una opción sobrevalorada. Durante treinta días he estado usando el iPhone XS Max, en su configuración más cara, y soy incapaz de posicionarme en uno u otro bando.
Porque desde el iPhone original y hasta el iPhone 6 he usado los teléfonos de Apple como terminal principal. Y ahora mismo, tras probar varios terminales Android como el Huawei P10 estoy usando un Oneplus 5T como dispositivo principal. Pero vayamos por partes y al final os cuento mi opinión sobre el iPhone XS Max.
Diseño: un smartphone contundente
El iPhone XS Max parte de la misma base de diseño vista en el iPhone X. Lo cual puede no gustar a quienes quieren una renovación constante en diseño pero hay que ser coherentes, a estas alturas es muy complicado seguir sacando punta a un producto que en esencia es sólo un rectángulo. Y menos ahora donde los frontales todo pantalla disminuyen aún más las opciones.
El iPhone XS Max es un teléfono contundente. Lo noté el primer día que lo tuve en la mano, durante los treinta siguientes y más aún cuando he vuelto a mi smartphone habitual. Por construcción, materiales y ensamblado no se le pueden poner pegas. Al menos no hasta que llegamos a las dimensiones y peso, especialmente a ese último apartado.
El tema dimensiones es muy personal. Yo admito que me gusta mucho más el XS a secas pero acostumbrado a otro terminales Android de similar diagonal no me resulta problemático. Lo que sí me ha molestado más ha sido el peso. Te adaptas pero cuando lo usas o llevas en el bolsillo del pantalón puede llegar a ser algo incómodo.
Y eso que lo he usado sin funda, porque con ella sentía que tamaño y peso aumentaban demasiado. Claro que para no aumentarlos me arriesgaba a que por una caída o golpe fortuito pudiese llegar a sufrir un daño peor. Lo cual con el precio que tiene el terminal sería un problema.
Son los inconvenientes del cristal como material de construcción. El peso y esa fragilidad, dos detalles que me incomodan más allá del problema huellas. Aunque también tiene ventajas como la carga inalámbrica.
De todos modos, si aceptamos el uso de funda, si el peso no nos preocupa y sus dimensiones nos cuadran -con el beneficio de una pantalla con mayor diagonal- el iPhone XS Max en temas de diseño un terminal muy premium y capaz de justificar en parte el precio de venta que tiene.
Rendimiento a otro nivel
Lo de Apple y sus procesadores es otra historia. Su capacidad de fabricar procesadores con un rendimiento tan alto es para aplaudir. Y ojo, el A12 Bionic ya no es el más potente, ese título lo sustenta el nuevo A12X Bionic del iPad Pro. Pero con el A12 es muy complicado encontrar smartphone más potente que este iPhone en términos generales.
Pero la pregunta es, ¿realmente se aprecia en el día a día? Tengo que decir que sí pero en situaciones muy concretas. Con juegos cuyos gráficos son exigentes, en apps que aplican efectos en tiempo real o en tareas como la exportación de vídeo despunta. La sensación de poderío es abrumadora y eso gusta.
No obstante en las tareas habituales del día a día admito que no he sentido una experiencia de uso exageradamente superior respecto a terminales como el Huawei Mate 20 Pro, Pixel 3 o incluso algunas propuestas de gama media -ojo que esto hay que matizarlo-.
En aplicaciones como Twitter, Instagram, VSCO, Lightroom… el rendimiento es muy bueno pero no he sentido una gran diferencia con cómo funciona en terminales Android con procesador Snapdragon 845, Kirin 980 o incluso alguno de gama media con el 660 o 760.
Lo que afecta es la optimización que los desarrolladores son capaces de hacer para mejorar el rendimiento o añadir funciones exclusivas gracias al sistema operativo. Pero por lo general la gran ventaja de este Apple A12 es que es una inversión de futuro. Eso y que está más preparado para usos de realidad aumentada y ese extra de poder de cálculo que se aprovecha en temas de inteligencia artificial (recordemos su motor neuronal) que agilizan tareas como la detección de rostros a través de Face ID.
En este apartado de FaceID y la mayor potencia de cálculo del motor neuronal incluido en el Apple A12 hacen que el sistema de reconocimiento facial sea más rápido y efectivo de lo que ya era en el iPhone X. Lo cual es importante. También para otras tareas de IA que se ejecutan en local aunque como ocurre con otros es un apartado difícil de apreciar por el usuario.
No obstante, en resumen, por rendimiento el iPhone XS Max está en lo más alto del sector. Un terminal con el que no vamos a tener problemas en el corto y medio plazo. Otra cosa es si en el futuro la RAM sea algo que se quede corto a pesar de cómo gestiona iOS la memoria.
De iOS a Android y viceversa
Probar un iPhone es sinónimo de probar iOS. El sistema de Apple es, al igual que con ocurre con los Mac y macOS, el principal atractivo y motivo de elección de muchos usuarios. A mí iOS siempre me gustó más, con sus limitaciones incluso, porque me siento más cómodo en el día a día. Pero ya no es motivo principal a la hora de elegir dispositivo.
Cada sistema tiene sus cosas buena y malas, yo durante este mes eché en falta opciones y formas de hacer las cosas en Android que me resultan más rápidas y sencillas que con iOS. Pero tras cuatro semanas dejar iOS para volver a Android también hace que eches cosas en falta, especialmente AirDrop y otras que potencian la integración entre iOS y macOS.
No obstante, lo mejor de iOS siguen siendo las apps exclusivas y ese esfuerzo de los desarrolladores por optimizar sus propuestas o incluir funciones que tardan más en llegar a Android. Pero durante este mes de uso me queda claro que todo se reduce a una cuestión de preferencias y adaptación. Si eres capaz de aceptar las carencias y abrazar las bondades de cada sistema disfrutarás de cualquiera de ellas.
Si iOS es un motivo de peso en tu elección de smartphone has de saber que aquí, en este iPhone XS Max, es cómo más se disfruta por toda esa potencia que ofrece el dispositivo con el chip Apple A12. Aún así, igual habría que preguntarse si compensa pagar más por iOS. Yo respondo a esa pregunta al final.
La experiencia multimedia
Cuando la pantalla de tu smartphone se ve mejor que tu televisor podemos decir que tenemos un problema. Y eso es lo que me ha ocurrido. Es cierto que el televisor que tengo en casa, a pesar de ser 4K, no es un modelo gama alta como muchos de los analizados aquí (Sony AF9, LG OLED C8 o Samsung QF9 entre otros) . Pero salvando las distancias por cómo se disfruta el contenido en una pantalla grande frente a una de apenas 6 pulgadas, lo del panel del iPhone XS Max es muy llamativo.
Los paneles OLED usados por Apple están a un gran nivel y ver todo tipo de contenidos es muy gratificante. Con material HDR especialmente hay momentos en los que admito preferir verlo en el iPhone antes que en el televisor. Pero no sólo para consumir contenido me parece una gran pantalla, también para generar contenido como fotos o vídeo.
Cuando editas fotos en el iPhone XS Max tienes la seguridad de que vas a poder hacer correcciones de color, aplicar efectos o modificar aspectos de la imagen de forma bastante fiel a la realidad. También es una buena pantalla para ver contenido que haces en un Mac o PC y tener una referencia con la que valorar la edición.
Es una pantalla espectacular en todos los sentidos, desde contraste hasta brillo, ángulos de visión o color. Y aunque no sea la mejor -si no lo es está muy cerca- eso es lo de menos a estos niveles. A este panel te acostumbras rápido. Tanto que cuando luego ves pantallas de gamas inferiores aprecias más sus virtudes y detalles como el True Tone.
Claro que si la imagen es importante el sonido también. Y aquí nuevamente está a un gran nivel. Los altavoces suenan muy bien, ahí no tengo pegas pero si con el tema jack de auriculares.
Acepto y me gusta la idea de Apple o de cualquier otra compañía hacia un mundo sin cables, al menos con los mínimos posibles y con un conector común como el USB C a través del cual podamos conectar todo lo que queramos. Pero sigo sin entender que en un producto de este valor no incluyan el adaptador Lightning a jack de 3,5mm.
Como usuario de auriculares con cable, que pasa mucho tiempo editando, cuando he querido aprovechar mis Audio Technica o incluso los propios EarPods para escuchar algo en el iPhone me molestaba la idea de no poder hacerlo si antes no pasaba por caja y pagaba los nueve euros que cuesta.
Autonomía: punto clave
En un smartphone o cualquier otro dispositivo móvil la batería siempre es algo clave. En el iPhone XS Max durante este mes de uso no he tenido grandes problemas. La eficiencia y optimización energética del Apple A12 es notable y aguanta muy bien las jornadas de uso. Hay que exprimirlo para llegar justos al final del día o necesitar una carga a mitad de la tarde.
Sólo al grabar vídeo de forma intensiva durante mucho tiempo, hacemos fotos de forma continuada o jugando a títulos exigentes es cuando notamos un descenso de batería más rápido. Y ahí habrá que pasar por el enchufe o bien aprovechar la carga inalámbrica.
Una carga que para mí siempre ha sido de conveniencia y perfecta para salir siempre de casa con el mayor porcentaje de batería posible mientras tenemos el teléfono sin usar sobre la mesa. Lo único, que necesitaremos cargadores inalámbricos aunque viendo los precios de propuestas como las de IKEA o similares que tienen un buen precio no es un gran problema.
Pero nuevamente aquí viene otro punto que no me gustó: el cargador de serie. El mismo cargador que venía con el iPhone de 2007 y ese se traduce en una carga muy lenta. Si quieres carga rápida en el iPhone XS Max, algo posible, has de pasar por caja y adquirir el cargador con más vatios de potencia. Un gasto extra que considero no debería hacer el usuario teniendo en cuenta el precio del dispositivo.
Y vale, con este cargador la batería sufre menos pero comparado con la experiencia con los sistemas de carga rápida implementados en otros smartphones ese supuesto mayor desgaste no debería ser un problema real.
Una de las experiencias fotográficas más completas
El iPhone dejó de tener la mejor cámara del mercado hace ya algunas generaciones. Esto es un problema si consideramos el precio, aunque no sólo la cámara afecta al valor de venta. Aunque para mí lo mejor durante este mes ha sido la experiencia general que ofrece. Y en ese sentido la del iPhone XS Max es de las más completas.
Por cómo expone, interpreta los colores, por el nuevo modo Smart HDR, el modo retrato, su zoom 2X o el mayor rango dinámico -al que se le saca especial partido en la grabación de vídeo- me ha gustado mucho usar sus cámaras durante este mes.
Como digo no creo que sea la mejor. Si nos ponemos a compararla con la del Mate 20 Pro, Pixel 3, Galaxy S9… resulta complicado dictaminar cual es la mejor. Como ocurre con el sistema, la valoración depende mucho de los gustos y preferencias de cada uno. A mí me convence la imagen que captura.
Me parecen imágenes muy naturales, con unos colores bastante fieles y aunque sean poco “importantes” a nivel de saturación es algo que siempre puedes solucionar en edición mientras que al contrario no. Si no te gusta ese trabajo posterior pues igual no.
Aunque donde más flojea es el fotos nocturnas. Es capaz de lograr buenos resultados pero es que la competencia lo está haciendo tan bien que se hace más evidente que perdieron esa posición privilegiada que tenían. Si quieres cámaras muy capaces para fotos con poca luz el Pixel 3 o Mate 20 Pro me parecen mejores opciones.
Con el iPhone XS Max lo que he tenido durante este mes es una cámara capaz de comportarse muy bien en la mayoría de situaciones, con un listado de aplicaciones disponibles que potencian todo aquello que la app de cámara oficial no permite y con unas capacidades de vídeo que en mi caso marcan diferencias. Sí, no es la mejor cámara pero por experiencia y en conjunto sigue siendo de las más completas y eso no es poco.
30 días después con el iPhone XS Max
Después de treinta días con el iPhone XS Max mi experiencia se podría resumir en: me convence como usuario pero no como cliente. Es un gran dispositivo, por todo lo que ofrece y también por su elevado precio. iOS y su forma de hacer las cosas me gustan, las apps disponibles, la integración con macOS, su rendimiento, cámaras,… todo eso hace que como usuario me atraiga y den ganas de tener uno.
El problema viene cuando miro como cliente y lo primero que se me viene a la mente es el precio. El iPhone ya no es para muchos el mejor terminal, el que tiene la mejor pantalla, las mejores cámaras, audio, sistema de carga o autonomía. Incluso teniendo el mejor rendimiento tampoco es una gran diferencia frente a lo que otras propuestas ofrecen.
Por tanto, ¿qué hace que te decidas por él antes que por otro? Pues iOS y el que esté en la primera posición de tu lista de prioridades. O que simplemente gastar lo que cuesta no sea un problema. Pero si iOS no es imprescindible para ti igual es hora de mirar otras propuestas.
Para mí el iPhone ya no es una prioridad, he probado y sigo probando terminales que me ofrecen mucho y cuestan menos. Con esto no digo que el iPhone no valga lo que cuesta (desde 1149 euros) pero, puestos a invertir tal cantidad de dinero, tengo otras prioridades o gadgets que en mi día a día me aportarían más. Aún así, si tú decides a apostar por él creo que ya habrás visto que te llevas un gran producto. Un smartphone que te entregará una de las mejores experiencias de uso y que disfrutarás.